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El mundo en sus brazos

Advertencia: sexo explícito.

—¿Cuándo se mudó la señora Ahn a la Villa?

Ambos se hallaban sentados en la hierba, uno junto al otro, apoyados en el costado contrario. JongIn le había puesto su abrigo blanco sobre los hombros y lo había atado con dedos diestros y atentos, sin dejar de besarle las mejillas y la frente, luego, al sentirse satisfecho por verlo cubierto y protegido del frío sutil, lo tomó de la mano y dejó que su mejilla reposara sobre su coronilla. Mientras tanto, KyungSoo disfrutó de la calidez del pecho de JongIn y se mantuvo haciendo dibujos abstractos sobre la palma endurecida del alto.

JongIn subió su mano desocupada y rodeó sus hombros con suavidad, aferrándose a él como si temiera que KyungSoo desapareciera en cuestión de un parpadeo. Se acurrucó apretadamente contra su cuerpo y de esta manera le aseguró que se mantendría en el mismo sitio, que no tenía planeado irse nuevamente.

—Madre no vive aquí, solo le he pedido que cuide un poco el lugar mientras yo no estoy. También la dejo quedarse por temporadas, cuando extraña demasiado las flores en invierno o cuando necesita un tiempo a solas con WheeIn.

—Hmm, bueno, ciertamente ha hecho un buen trabajo. No has venido aquí ni una vez desde que nos reencontramos y aún así todo está en perfecto estado. ¿De dónde salió el lago y la magia?

—El lago lo mandé a hacer unos años después de que te fuiste —KyungSoo no pasó por alto la tensión en la voz de JongIn al formar las últimas palabras. Como respuesta, apretó más la unión en sus manos y se acurrucó en su pecho—. Fue algo bueno, me permitía distraerme y era el lugar favorito de JongSoo en aquel entonces; la magia llegó antes, cuando la guerra acabó. Los Dioses Celestiales de la Naturaleza creyeron que sería un buen regalo después de mi participación activa en la guerra. Lo demás surgió con el tiempo. A pesar de que no pertenecemos al mundo humano, las construcciones son igual de frágiles y necesitan reparaciones. Así se modificó la Villa y quedó de esta manera.

JongIn le acarició la extensión de su brazo, su nuca y su cabello con parsimoniosa diligencia y atención. El toque fue reconfortante, lo llenó de calidez y le arrancó un suave suspiro maravillado.

—JongSoo... ¿Te dio problemas? —preguntó débilmente y JongIn dejó un beso en su coronilla—.

—¿Cómo podría? Él fue lo único que me mantuvo con vida cuando te fuiste. Creo que fui yo quien le dio muchos problemas.

KyungSoo se alejó un poco para poder mirarlo y, como era de esperarse, había una sombra opaca y fría en los ojos normalmente cálidos de JongIn. Le acarició la mejilla dulcemente y alzó el rostro para besar con cuidado sus labios, como si temiera romperlo en medio de su consuelo. JongIn dejó escapar un suspiro y cuando sus bocas se separaron volvieron a abrazarse, esta vez con más fuerza, como si necesitaran anclarse entre ellos para poder superar los duros recuerdos.

—Ya lo había dicho antes, pero reitero mis palabras ahora también: hiciste un buen trabajo con ellos. Lo hiciste muy bien y me haces sentir orgulloso, JongIn. Por otro lado, no puedo decir que yo haya sido un padre excepcional en ese entonces. Él se merecía algo mejor.

—¿Qué podrías haberle ofrecido en tus circunstancias? Que él pudiera sobrevivir, que pudieras mantenerlo con vida a pesar de todo y me hayas dicho donde encontrarlo... KyungSoo, eso limpia cualquier posible error que hayas podido cometer. Fuiste un gran padre para nuestro hijo.

Fue inevitable, sus orejas cayeron a cada lado de su rostro y sus colas no se resistieron por más tiempo, brillando antes de aparecer bajo su túnica externa, tan pomposas, bonitas y cuidadas como su propio cabello. JongIn, notando su estado de ánimo en decadencia, lo tomó en sus brazos y lo sentó en su regazo; de esta manera podría abrazarlo más profundamente y KyungSoo podría hallarse mucho más cómodo en su pecho, abarcando todo el espacio que JongIn tenía para ofrecer y disfrutando de la seguridad de ser encerrado entre sus fuertes brazos. Cerró los ojos con su rostro reposando en su pectoral y sus manos descansaron a cada lado del mismo, abiertas y sintiendo el calor y el acelerado ritmo del corazón de JongIn.

Fue un momento de consuelo mutuo que ambos habían necesitado por mucho tiempo, por lo que el silencio lo abarcó todo y las caricias, los besos y los apretones aumentaron. Sintiéndose un poco más seguro, KyungSoo volvió a hablar después de un tiempo.

—En ese entonces, cuando fui capturado y... Todo lo demás, no había un solo día en el que no pensara en ti y, cuando me di cuenta de que estaba embarazado, en lo mucho que quería que nuestro bebé sobreviviera, que pudiera vivir aunque fuera un deseo egoísta. Quería que lo conocieras, quería que fuéramos una familia. Sin embargo, ¿cómo era posible? Teníamos un destino tan horrible y tan desesperanzador. ¿Cómo podía este bebé nacer y crecer felizmente con sus padres? Era tan tonto, pero no podía desbaratarlo, no podía deshacerme de él porque era lo único que podía tener de ti, de ambos, y lo amaba tanto.

»Al inicio no sabían realmente qué hacer conmigo, me mantuvieron encerrado sin ver la luz del sol ni comer o beber nada, así que tuve que mantener vivo a JongSoo con las pocas reservas de energía que me quedaban. Después, alguien descubrió quién era y uno de los guardias pensó que la mayor mancha y el mayor sufrimiento para un inmortal era desprestigiar y humillar a su alma gemela, así que eso fue lo que hicieron conmigo —JongIn apretó aún más su abrazo ya fuerte, hundió su nariz en su cuello y exhaló un aliento tembloroso. KyungSoo rodeó su espalda y empujó su mejilla contra su pecho—. Aunque era doloroso y un completo infierno, decidí que tomaría provecho de esto y consumí grandes cantidades de energía en cada nuevo encuentro. Así pude recuperarme lentamente y mantener a salvo al bebé a pesar de los golpes y las condiciones deplorables en las que vivía. Finalmente, pude escapar cuando fui lo suficientemente fuerte; tenía cinco meses de embarazo, era difícil correr y ocultarse, pero reuní toda mi energía, me transformé y salté al bosque. Corrí más de lo que nunca lo había hecho hasta que pude reunirme con JiHyun y el grupo que había rescatado antes.

»Ellos fueron como una segunda familia para mí. Me habían buscado durante todo ese tiempo a pesar del riesgo que significaba exponerse; se sentían culpables porque sabían que me atraparon mientras buscaba alimento para todos y por ello no pudieron rendirse ni flaquear. Había una médica en el grupo; cuando me encontraron en el Bosque del Sur, ella me atendió de inmediato y me ayudó a cuidarme durante el tiempo que me quedaba de embarazo; aún así, JongSoo nació prematuramente. Él había pasado demasiadas cosas y la energía espiritual no había sido suficiente como para retenerlo más tiempo. Fue un proceso tan largo y tan preocupante, y, aún así, él fue lo suficientemente fuerte y pudo soportar la gran tarea de nacer sano, un poco delgado y demasiado pequeño, pero tan obstinado y valiente. Estuve tan aliviado, tan feliz y orgulloso.

—Lo siento, lo siento mucho, Soo. Tuviste que soportar tanto, tuviste que afrontar tantas cosas solo... Tenía que haber estado contigo y ayudarte a llevar la carga, cuidarte y protegerte.

KyungSoo ladeó un poco el rostro y besó su pecho, subió sus manos hasta sus hombros y se aferró a ellos. Él era tan bueno, JongIn tenía un corazón tan frágil y hermoso.

—No podrías haberlo sabido, ¿cómo estarías ahí entonces? No tienes la culpa de las cosas que ocurrieron, no tenías poder sobre estas situaciones. 

—Aún así, yo...

—JongIn, mírame —ordenó, y fue tan contundente y tan firme como lo había sido en el pasado—.

JongIn se envaró de inmediato, la espalda muy recta y sus ojos observándolo con fijeza, cristalinos y culpables. KyungSoo le acunó el rostro, acarició todas sus facciones y secó la humedad de sus pestañas con los pulgares.

—No tienes la culpa de esto, ¿me escuchas? No eres el culpable de las cosas que pasaron; el culpable de toda esa mierda fue el emperador desquiciado que teníamos por gobernante, nadie más. Tú fuiste siempre tan bueno y paciente conmigo, me cuidaste tanto y me diste todo lo que podría haber deseado: me enseñaste a amar, me enseñaste a persistir y ser fuerte, fuiste mi primer hombre, me diste un hijo, acabaste con la soledad en mi vida y me diste la felicidad que pensé que no podría tener nunca. ¿Cómo puedo culparte entonces, cómo puedo desear que las cosas sean de una forma distinta? Fui feliz, me sentí completo y satisfecho con mi primera vida. Conocerte era todo lo que necesitaba para poder vivir plenamente.

De nuevo, los bordes de sus ojos se llenaron y enrojecieron. KyungSoo se echó hacia adelante y le besó las lágrimas que fueron cayendo sobre sus mejillas, luego su frente y, finalmente, un pequeño toque sobre sus labios. Luego de una ronda dulce de besos, KyungSoo lo miró de nuevo y afirmó con solemnidad y determinación:

—No importa si no me crees ahora, yo me encargaré de decírtelo todos los días hasta que lo hagas. Te lo prometo.

JongIn deslizó su mano entre sus hebras, acunando su nuca con sus dedos bien abiertos para abarcar todo el espacio; lo miró por un largo tiempo tan profunda y fijamente a los ojos, que KyungSoo no podía desacelerar su corazón o los tumbos de su zorro. Luego, cuando pareció satisfecho con su imagen y la fiereza en su temple y determinación, JongIn agachó su rostro y volvió a abrazarlo, su cabeza descansando sobre su pecho mientras KyungSoo lo abrazaba prontamente por el cuello.

—Yo no puedo prometerte demasiado —susurró contra su túnica y KyungSoo descansó su barbilla sobre su coronilla—, sin embargo, puedo jurarte que a pesar de mi debilidad y mis errores, te he amado, te amo y te amaré para siempre.

Sintiendo sus mejillas ardiendo contra la brisa fresca, KyungSoo sonrió y lo acunó con más fuerza, apretándolo contra su cuerpo.

—También lo hago, JongIn. En mi vida anterior y en esta, te amo sin reservas. Ahora podemos crecer juntos, hacerlo mejor. Esta vez podemos dar todo de nosotros sin dudas ni temor, así que seamos una buena familia y démosle más amor a nuestros hijos, también más fortaleza y valentía. Estamos juntos de nuevo, así que podemos darnos ese lujo.

JongIn sintió alivio y tranquilidad al oírlo, KyungSoo pudo saberlo por la suave exhalación y el movimiento que hizo su túnica contra sus labios. Él amplió su sonrisa, tornándola algo dulce, algo tierno al descubrirlo y cerró los ojos mientras se entregaba al momento, a su calidez, entrando nuevamente en su hogar.

—Sí, eso suena muy bien. Suena realmente muy bien.

⋆.ೃ࿔*:・

Volvieron a casa cuando el atardecer comenzaba a llenar el cielo de naranjas y rojos suaves. KyungSoo había sido escoltado de la misma forma que las parejas nobles y amorosas suelen hacerlo, con él tomando el brazo que JongIn había dispuesto para él. No se separaron cuando llegaron a las puertas de la mansión, tampoco lo hicieron cuando HyeJin los recibió en la entrada nuevamente.

KyungSoo la miró por mucho tiempo esta vez, sonrió y deslizó su mano de su agarre para poder tomar las pequeñas y suaves manos de la mujer. Entonces ella lo miró y sus ojos brillaron con reconocimiento, una sonrisa temblorosa apoderándose de sus labios.

—Madre, cumplí mi promesa. Traje a JongIn de vuelta sano y salvo.

Un sollozo abandonó su boca y HyeJin no dudó en echar sus brazos a su alrededor, abrazándolo fuerte y calurosamente mientras las lágrimas corrían con alivio por sus tersas mejillas. KyungSoo no tardó en devolverle el abrazo, sostener amablemente su espalda y recibir los agradecimientos débiles y el afecto de la mayor.

Atraídos por el ruido, JongSoo, SooBin y WheeIn se apresuraron para ver qué ocurría; fue bastante sorprendente para ellos encontrar esta imagen conmovedora a mitad de camino, pero luego de algunos segundos de sorpresa inicial, la compresión brilló en el rostro de WheeIn y una sonrisa suave surcó su boca.

—Ya veo... Era hora.

JongSoo miró a su segunda abuela y de inmediato devolvió su observación hacia ellos, sus ojos ampliados y la esperanza bailando en sus rasgos tan suaves, tan parecidos al propio KyungSoo en su juventud. HyeJin se alejó entonces, cuando sintió que se había liberado de una carga insoportable y duradera, y le dio paso al mayor de sus nietos, que se había acercado a ambos con cautela. KyungSoo miró a JongSoo con una sonrisa paternal, le acarició el cabello un poco desordenado, luego deslizó su mano sobre su mejilla y se puso de puntillas para besar su frente.

—Mi cachorro ha sido un niño bueno. Papá está muy orgulloso de ti.

Y eso había sido suficiente para que JongSoo se echara a su regazo, llorando como un pequeño niño que necesitaba ser consolado por su padre. KyungSoo no pudo reprimir las lágrimas esta vez, pensando en todo lo que su hijo había tenido que soportar estos últimos meses, teniéndolo tan cerca y a la vez tan lejos, queriendo llamarlo "papá" y no poder hacerlo... Su corazón había dolido intensamente y sostuvo a su pequeño con fuerza, como él había querido que ocurriera todo este tiempo.

—T-te extrañé tanto, papá, no te vayas de nuevo, no nos dejes otra vez —pidió de forma estrangulada y aparatosa debido a los fuertes sollozos y los jadeos cortos. KyungSoo le acarició el cabello en medio de su abrazo y apretó sus ojos para impedir que más lágrimas salieran al mundo—.

—También te extrañé, lo hice todo este tiempo, cariño. Lamento haberte dejado, lo siento; prometo quedarme esta vez. No iré a ninguna parte nunca más.

—¿JongSoo lo llamó papá? ¿Yo le puedo decir también?

KyungSoo miró a SooBin por encima del hombro de JongSoo y asintió afectuosamente. SooBin dio un salto en respuesta, soltó la mano de WheeIn y corrió hacia ellos para sumarse al abrazo con entusiasmo y energía.

—¡Ya no maestro Soo, ahora papá, bienvenido!

KyungSoo rió libremente al escucharlo y lo rodeó con uno de sus brazos mientras el otro aún mantenía cerca a JongSoo. SooBin juntó sus mejillas, sus brazos rodeando su cuello y sonrió de forma brillante y feliz. JongIn no tardó demasiado en unirse al abrazo familiar. Con sus largos brazos los rodeó a todos, fundiéndolos y uniéndolos apretadamente como si se tratasen de un capullo cálido y amoroso.

KyungSoo no podía estar más agradecido y satisfecho en ese momento.

Antes, en su primera vida, no tenía nada. La guerra le había arrebatado a sus padres y tuvo que criarse y formarse a través de las duras experiencias; sufrió por mucho tiempo, la soledad carcomía su alma y la oscuridad era algo recurrente. Murió sin reconocimientos, salvando al amor de su vida, dejando a su pequeño hijo de poco más de un año atrás y sintiendo el corazón pesado. En esta vida, KyungSoo tuvo sus padres de vuelta y la guerra había acabado, sin embargo, su corazón continuaba vacío y su mundo era, en muchas partes, profundamente gris.

Ahora KyungSoo tenía a su familia entre sus brazos, estaban completos nuevamente, unidos a través del tiempo por un hilo irrompible. Su hijo había crecido hermoso e inteligente, su amor aún lo adoraba tanto como al inicio y ahora tenía una pequeña adición que cuidar y proteger. Lo tenía todo después de no tener nada, y el conocimiento lo hizo llorar y apretar a todos sus seres queridos contra sí mismo.

Un poco más allá, alejados y abrazados, SeungSoo y MinSun observaron a su pequeño mientras era sostenido por su propia familia. El tiempo había pasado y él había crecido, había unido las piezas del rompecabezas inconcluso en su mente y había dado el paso definitivo que lo conduciría por el camino correcto.

Ellos también se habían ido una vez, tercamente regresaron y lo tuvieron de vuelta como su hijo para darle la vida que nunca pudieron ofrecerle la primera vez. Ahora él mismo había regresado a la vida de su compañero y de sus hijos y, como ellos, les daría todo lo que les debía en su debido momento. 

Era reconfortante porque, como había ocurrido con ambos, sabían que esta vez ninguno se iría y tendría lo que debió haber sido la primera vez.

⋆.ೃ࿔*:・

Había llegado la noche en la Villa Ahn.

Luego de compartir en familia durante la cena y las primeras horas de la noche, todos se dirigieron a sus habitaciones para descansar y preparase para la llegada del día, cuando dejarían ir las linternas en el río y disfrutarían del festival de otoño.

KyungSoo se había ido a su habitación con el corazón ligero y la felicidad burbujeando intensamente en su pecho. Luego se había detenido en seco, porque no entendía qué hacía ahí.

Se despidió de JongIn con un beso prolongado en el pasillo y un par de lágrimas pendiendo en sus pestañas, habían dicho adiós con sonrisas brillantes y se habían encerrado en sus respectivas alcobas. Ahora, apoyado en la puerta, KyungSoo no sabía por qué se encontraba allí.

A pesar de su propio deseo de darse la vuelta en sus pasos e ir directo a los brazos de su inmortal, KyungSoo resistió y se dirigió a la bañera, la llenó con ayuda de la magia y agregó aceites perfumados que persistirían sobre su piel. Se lavó con determinada conciencia, puliendo cada rincón de su cuerpo, suavizando el lienzo en blanco que lo cubría, llenándolo todo con un olor agradable. Salió brillante y revitalizado del agua y se secó suavemente para no lastimar su piel. Finalmente, se cubrió con una sola capa de tela exterior anudada débilmente en su cintura y abandonó el espacio para dirigirse a la habitación silenciosa de JongIn.

En ese momento agradeció que esta zona de la casa solo estuviera provista con estas dos alcobas, de lo contrario, KyungSoo se habría sentido avergonzado de la idea de ser pillado por alguien mientras estaba cubierto precariamente por una sola capa de ropa.

Una vez frente a la puerta deseada, KyungSoo cerró los ojos y tomó una inspiración profunda por un par de segundos, luego, inundado en valor, la deslizó silenciosamente y dio un paso firme al frente. JongIn se encontraba acostado en la cama, vistiendo su ropa interior para dormir y cubierto por una manta mullida; no se mostraba especialmente perturbado por la interrupción a su hora de sueño, sin embargo, KyungSoo escuchó su exhalación pesada y extendida cuando lo vio medio desnudo a algunos metros de distancia.

No dijeron nada, no era necesario.

KyungSoo llevó sus manos al nudo en su cintura con el corazón retumbando en sus oídos y la determinación y el deseo zumbando en su torrente sanguíneo con cada vez más fuerza; deshizo el torpe agarre de la tela y abrió la túnica, luego, lentamente, la dejó deslizarse por sus hombros hasta que cayó amontonada detrás de sus pies. Fue entonces, cuando se encontró completamente desnudo y bajo la mirada fija de JongIn, que se sintió liberado.

Su cuerpo no era el mismo de antes. Cuando había hecho el amor con JongIn en su primera vida, KyungSoo estaba en plena rehabilitación, sus músculos débilmente trabajados, su delgadez extrema y una capa de fragilidad cubriéndolo. No era una imagen muy hermosa, a pesar de ser un zorro y poseer belleza naturalmente. Ahora, sin embargo, estaba lleno de juventud y tenía el beneficio de vivir una vida pacífica. Su piel era saludable en su palidez, su cintura estrecha, sus muslos y trasero firmes y generosos. No tenía músculos ni abdominales, porque era difícil poseerlos en su naturaleza, pero era delgado, tenía un abdomen hermoso y sus brazos estaban estilizados. Tenía todo para ofrecer en este momento, tenía todo lo que KyungSoo no pudo darle la primera vez. Era reconfortante.

Caminó en silencio hacia la cama; la tensión fue palpable en la habitación, algo corpóreo que los rodeaba e instaba a continuar. JongIn alejó la manta, apoyó la espalda en la cabecera y aguardó pacientemente, sus oscuros ojos recorriéndolo completamente, desde su cabello recogido hasta sus pies descalzos. Una vez estuvieron lo suficientemente cerca, KyungSoo se subió a la cama sin perder el contacto visual y se sentó a horcajadas en el regazo de JongIn.

Las manos del moreno se movieron hacia su espalda y la acariciaron por completo, desde sus omóplatos hasta la cintura baja, sintiendo la piel suave y aspirando profundamente su aroma. KyungSoo desanudó la camisa de su ropa interior y la abrió para él, la retiró de los hombros anchos y fuertes y la dejó caer en el suelo; entonces JongIn lo apegó a su pecho descubierto, entrando en contacto con su piel desnuda directamente, y al unísono se movieron para besarse acaloradamente.

KyungSoo suspiró en su boca mientras su lengua se deslizaba sobre la de JongIn, probándolo nuevamente, moviéndose en su cavidad como si fuera el dueño absoluto de todo su cuerpo y su ser. Se apretó contra él, caderas contra caderas, pecho contra pecho, abrazándolo por el cuello, recorriendo su nuca y los músculos definidos de su espalda.

—Te extrañé —susurró JongIn contra sus labios, sus manos apretando su piel, dejando huellas que difícilmente se borrarían. Más que impresas en su cuerpo, lo estaban en su alma—.

KyungSoo volvió a besarlo en respuesta y JongIn lo aceptó y lo tomó todo de él.

Gimió en su oído cuando su erección palpitante rozó la de JongIn aún vestida y se movió en su contra, meciéndose sobre su cuerpo mientras era besado y sostenido por un par de manos grandes, cálidas y seguras. JongIn se deshizo de la cinta que mantenía sujeto su cabello y lo soltó por completo, sus hebras fluyeron a cada lado de su rostro y cubrieron su espalda, una cascada negra y brillante que contrastaba hermosamente contra su piel lechosa.

JongIn apartó las puntas del mismo y, cuando estuvo libre de la cortina oscura que lo cubría, sujetó su trasero sin interrupciones, estrujándolo y acariciándolo mientras imponía el ritmo sobre sus caderas y lo empujaba contra él en cada nuevo arrebato.

El sonido húmedo de sus lenguas combinó muy bien con sus jadeos y gemidos de placer, con el roce de la tela contra la piel desnuda y sensible y las sábanas bajo sus cuerpos. JongIn gruñó contra su boca cuando KyungSoo succionó su labio inferior, dejándolo rojo, húmedo e hinchado, y lo tomó por las nalgas con firmeza antes de darles la vuelta y dejarlo sobre su espalda en la cama con él entre sus piernas. KyungSoo lo abrazó con las cuatro extremidades de inmediato y suspiró cuando el peso agradable de JongIn cayó sobre él.

Sus pezones erectos y sensibles se friccionaron contra la piel canela y suave del menor, ocasionalmente rozándose con los nudos de JongIn en medio del vaivén de sus caderas. KyungSoo cerró los ojos y sujetó la cabeza de JongIn mientras éste se movía por su cuello, besándolo, adorándolo, llegando a sus clavículas y su garganta para lamer sus lunares y marcar su piel caliente, bebiendo su placer desde sus pezones duros y sensibles, mojándolo con su lengua, jugueteando con sus dientes, tirando y succionando.

Su aliento caliente contra su cuerpo erizó el vello ridículo y pálido que crecía en sus brazos, provocó un hormigueo delicioso en su rostro y los dedos de sus pies se curvaron. JongIn dejó un beso con la boca abierta en el hueso de su cadera, lamió un lunar mediano ahí alojado y succionó una marca en su pelvis. Sus manos, mientras tanto, se habían encargado de acariciar la generosidad de sus muslos, explorar sus glúteos, reconocer sus pantorrillas; subieron por sus costados y sus dedos pellizcaron sus pezones. La espalda de KyungSoo se arqueó y su aliento se deshizo, y la boca de JongIn había llegado a su pene y lo había besado y lamido con parsimonia y diligencia y, joder, era tan bueno, tan bueno. KyungSoo estaba tocando las estrellas con la punta de los dedos.

—Eres tan hermoso, mi amor. Te he echado de menos —susurró JongIn contra su piel, sobre su sexo palpitante, ardiente y mojado—.

KyungSoo gimió al sentirse halagado, complacido y bien atendido. Acarició el cabello de JongIn y tembló contra la cama cuando la enorme palma del menor cubrió su pene, llenándolo de calor, presionando lo suficientemente fuerte como para sentir un golpe de placer directamente de sus entrañas.

—J-JongIn... También... También te extrañé.

—Hmm. ¿Te gusta esto, cariño? —preguntó mientras abría sus dedos y rodeaba su eje con el índice y medio, el resto de su mano descansando en la base, cubriendo sus testículos. Los dígitos se apretaron, presionaron y friccionaron contra él y KyungSoo jadeó con fuerza y se sacudió en la cama—.

Era algo extraño y nuevo. El calor abrasador sobre sus bolas y la tibieza del ambiente en su extensión, los dedos curioseando en su vaina endurecida y húmeda, explorando sus venas hinchadas, esparciendo su humedad. No era algo que KyungSoo había sentido antes, pero fue lo suficientemente bueno como para provocar un asentimiento.

—Sí, sí, mi amor, se siente muy bien.

JongIn lamió una franja gruesa y larga en su pene, subiendo a la punta llorosa, rodeando la cabeza con sus labios y succionando para tener su sabor en el paladar. KyungSoo gritó y apretó los ojos bien cerrados mientras su espalda se arqueaba y sus piernas se apretaban alrededor de las caderas de JongIn.

—Tan dulce.

Entonces todo su mundo giró repentinamente cuando JongIn lo tomó de la cintura, desanudó sus piernas a su alrededor y le dio la vuelta en la cama, dejando su pecho reposando sobre las sábanas mientras su trasero quedaba en el aire, bien abierto, mojado y expuesto únicamente para la mirada caliente de su compañero. Mirándolo de reojo mientras jadeaba pesadamente, KyungSoo fue testigo del momento exacto en el que JongIn se había quitado los pantalones interiores y los había arrojado lejos de ahí. Su cabello aún estaba bien sujeto y su mirada estaba oscurecida por el placer y el cariño profundo, lujurioso y suave, apasionado y dulce; era una vista impresionante, caliente y hermosa.

Inesperadamente, el desbordamiento de sensaciones y sentimientos trajo consigo la aparición de sus orejas y una única cola. Era algo que nunca había ocurrido en su vida anterior mientras hicieron el amor, pero KyungSoo no se sorprendió demasiado de que esta vez resultara diferente. Ahora no vivía presionado, estaba extremadamente feliz, no había peso o preocupaciones en su corazón; su espíritu era completamente libre y, por ende, era capaz de desplegarse como debería haber ocurrido.

Sorprendido, JongIn lo miró con atención, recorriendo sus orejas peludas y grandes en punta y la cola esponjosa, negra y mullida. KyungSoo se sonrojó con vergüenza debido a la situación tan repentina y sus labios se apretaron, sin embargo, JongIn simplemente se alineó detrás de él, dejó caer su pecho sobre su espalda y besó ambas orejas amorosamente. KyungSoo gimió y alzó más las caderas, su trasero húmedo golpeando el pene caliente y duro contra su nalga.

—JongIn.

Motivado por su reacción, JongIn volvió a arrodillarse detrás de él, se inclinó un poco y besó una de sus pálidas y gordas mejillas y esparció su mancha por la línea divisoria entre sus nalgas, mojando sus testículos y la cara interna de sus muslos en el camino. KyungSoo gimió con los ojos cerrados y apretó la sábana debajo de su cuerpo, escuchando como JongIn bombeaba su pene por un momento hasta que su mano húmeda y llena de preseminal también ensució sus muslos, justo sobre su propia humedad.

Era desastroso, sin embargo, su cuerpo se había llenado de su olor íntimo y el de JongIn, se habían combinado y descansaba sobre su piel. No podía evitar sentirse emocinado y satisfecho con el resultado.

De pronto, las manos de JongIn fueron a los laterales de sus piernas y las obligaron a cerrarse un poco. KyungSoo captó la intensión y colaboró de inmediato, sin embargo, distinto a lo que había creído inicialmente, JongIn no se deslizó en su entrada ni friccionó su pene sobre la humedad goteante de su trasero, en cambio, guió su pene hacia sus muslos y lo encerró entre ellos, se acostó sobre su espalda con una mano rodeando su cintura para mantenerlo perfectamente en su contra, completamente juntos mientras la otra rodeaba su pene y comenzaba a bombearlo a un ritmo completamente placentero.

—¡Aah! ¡JongIn! —exclamó sin aliento cuando JongIn inició las falsas penetraciones entre sus muslos y le besaba y lamía sus orejas sensibles sin ningún tipo de misericordia—.

JongIn fue determinado; mantenía su palma en su pene para darle placer, sus labios se movían en el pelo suave y el cartílago de sus orejas, los dientes mordiendo ocasionalmente de forma suave y provocadora y su pene se friccionaba rápidamente entre sus muslos resbaladizos y temblorosos. KyungSoo era un desastre para este punto, jadeando y gimiendo, sollozando con los ojos cerrados por el placer, sudando y temblando con fuerza. Su mancha salía a borbotones de su entrada, su pene estaba imposiblemente húmedo adelante, JongIn embestía su sexo caliente, grueso y palpitante entre sus piernas, sus testículos golpeando la carne de sus femorales, siendo montado y atendido tan bien, enloquecido por las manos del hombre que amaba con todo su corazón. KyungSoo no podía hacer nada más que entregarse al placer, al deseo y la lujuria, envolver su cola en el muslo de JongIn y mover su cuerpo en contra del de su amor con cada nuevo golpe y empuje.

Al final, fue demasiado para soportarlo.

KyungSoo no pudo detenerse y se liberó ruidosa y fuertemente en la mano de JongIn, gritando su nombre mientras temblaba furiosamente contra su pecho. 

Sollozando y retorciéndose ante la hipersensibilidad que había dejado atrás su orgasmo, KyungSoo sintió como JongIn detenía sus embates y aflojaba su agarre, recostándolo de nuevo sobre la cama con especial cuidado y cariño. Sin importarle su propia desesperación por correrse, JongIn le dio la vuelta para poder mirarlo de frente, secó sus lágrimas con sus labios y retiró el flequillo adherido a su frente sudada con movimientos suaves y gentiles. Le permitió algunos minutos de descanso para tratar de reponerse, distrayéndolo con besos y caricias dulces, dejándose abrazar y recostar sobre su cuerpo cuando KyungSoo anheló nuevamente el contacto de su piel sobre la suya.

—¿Estás bien? —preguntó en un susurro mientras acariciaba su rostro caliente con la punta de su nariz—.

KyungSoo, que acariciaba sus brazos y sus hombros, sonrió y buscó su boca para besarlo ligeramente.

—Lo estoy. Sin embargo, tú...

—Shh, estaré bien. Quiero complacerte y mimarte. Yo puedo esperar un poco más.

Su corazón dio un vuelco profundo, su mirada se clavó en los ojos como el café, brillantes, preciosos y honestos, y sus manos sostuvieron este hermoso rostro con suavidad y reverencia. Le acarició los pómulos y las mejillas, el borde de sus labios, su mentón y sus cejas, la nariz corta y la mandíbula fuerte y elegante, y KyungSoo supo que era realmente afortunado por tener a este hombre para él.

—Te amo tanto, tanto —dijo sin aliento, completamente cautivado y sin dejar de mirarlo ni de sentirse flotando entre nubes—.

Besó su frente con adoración profunda y luego su mejilla, su nariz y finalmente sus labios, enzarzándolos juntos y moviéndolos con suavidad. JongIn correspondió de inmediato, abrazándolo por los hombros mientras se dejaba caer descuidadamente sobre su cuerpo y deslizaba lentamente su lengua dentro de su boca. En medio del baile de sus labios, KyungSoo rodeó los omóplatos de JongIn y les dio la vuelta en la cama; JongIn no se inmutó por las posiciones invertidas y, en cambio, volvió a unir sus bocas y lo abrazó fuertemente sobre él.

Fue su turno de desplegar su conocimiento y sus instintos y se dedicó a adorar el cuerpo de su pareja, de besar cada rincón de piel hermosamente bronceada y proporcionarle placer. Su cola se movió suavemente por los laterales de sus muslos, acariciándolo y deleitándolo con la suavidad de su pelaje. Reverenció cada músculo definido, cada hueso elegantemente sobresaliente, cada torrente de sangre; besó, lamió y succionó todo un recorrido que partía desde su garganta masculina hasta su vientre bajo, fascinado por su olor, por su suavidad y firmeza, por la elegancia preciosa de su figura larga y trabajada.

KyungSoo lo miró con ojos brillantes mientras dejaba su mejilla descansando sobre su pene duro y palpitante, manchando su piel con su humedad desbordante y obteniendo una fuente de olor pura de su sexo. JongIn gimió sensualmente su gusto y placer por el movimiento desvergonzado y su cuerpo tembló cuando deslizó su mejilla de arriba hacia abajo por su extensión, friccionándolo contra su rostro suavemente, luego ladeó su cara y sacó la lengua para lamer la extensión endurecida, se lo llevó a la boca con agilidad y suspiró largamente mientras lo saboreaba sobre su lengua.

Impulsado por el jadeo pesado de su compañero, KyungSoo lo tomó por las caderas y las alzó hacia su rostro, permitiéndole embestir su boca llena de la forma que mejor le pareciera, y JongIn lo hizo. No fue rápido ni desenfrenado, de hecho, fue bastante atento y cuidadoso para no lastimarlo ni provocarle náuseas, y saberse bien cuidado y protegido de esta manera hizo que KyungSoo se sintiera extremadamente excitado, pero también fuertemente amado.

KyungSoo lo tuvo en su boca por un tiempo, atendió sus testículos y lo lamió y succionó con placer, sin embargo, cuando JongIn se encontró rozando los bordes de su orgasmo, lo tomó del cabello y lo alejó suavemente, luego lo arrojó nuevamente sobre su cuerpo y lo besó profundamente sin importarle tener su sabor en su lengua.

—JongIn... ¿Por qué? —preguntó, totalmente arruinado y desarmado por su beso, por su cuerpo, por él mismo y JongIn le besó la mejilla y bajó sus manos hasta su trasero, tanteó su entrada y adentró un dedo en su cavidad con suma facilidad—.

—Quiero correrme en ti. Te he extrañado, KyungSoo, por favor.

KyungSoo arqueó la espalda contra su mano y suspiró cuando dos dedos entraron en su interior. Sus labios temblaron con la llegada del tercer dedo y la boca de JongIn rodeó el lóbulo de su oreja humana.

—Por favor.

—Sí, sí, JongIn. Lléname, córrete en mí. Lo quiero tanto.

JongIn gruñó su agradecimiento y lo sentó sobre su miembro. KyungSoo se movió con rapidez, tomó el pene de JongIn con una mano segura y lo guió directamente a su entrada palpitante y dilatada. Él se deslizó en su interior con suavidad ininterrumpida y se asentó profundamente en su interior sin problemas ni ningún tipo de dolor.

KyungSoo cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello, apretando la piel del pecho de JongIn bajo sus manos. Relucía en medio de su placer y su deseo, JongIn no pudo mantenerse al margen ante tan deslumbrante y provocadora imagen. Se sentó en un movimiento rápido y lo abrazó contra él, lo besó profundamente y apretó sus glúteos abusados mientras embestía su mojado canal y era envuelto por las paredes cálidas y flexibles de su interior.

Se movieron y embistieron de esta manera, fácilmente encontrando un ritmo placentero para ambos mientras sus cuerpos juntos se presionaban y rozaban con cada nueva subida y bajada profunda.

—Así, mi amor. Lo haces tan bien, eres tan hermoso —susurró JongIn contra sus labios y KyungSoo rió agitadamente, con sus caderas ondeando intensamente—.

—¿Cuándo te volviste tan hablador?

JongIn sonrió contra sus labios y le pellizcó los pezones. KyungSoo gimió, bajo y ronco, y rodeó su cuello con sus brazos.

—He crecido.

KyungSoo se acercó a su cuello, lamió el lateral del mismo, tomó el lóbulo de su oreja en su boca y lo succionó dulcemente. JongIn suspiró y su miembro creció un poco más en su interior. Un sonrisa divertida partió sus labios y no pudo evitar susurrar en su oído:

—Puedo notarlo.

JongIn gruñó bajo y ronco y volvieron a rodar en la cama, tomando su lugar entre sus piernas para hundirse intensamente en él. KyungSoo soltó un fuerte gemido como respuesta y posteriormente se dejó besar con la fuerza de un huracán. JongIn tomó sus manos y las juntó con las suyas, entrelazando sus dedos y aferrándose a ellas mientras embestía una y otra vez, dentro, tan dentro de él que KyungSoo tenía problemas para respirar y pensar con coherencia.

Abrazó sus caderas con sus muslos y apretó su entrada con fuerza al rotar sus caderas. JongIn gimió y en represalia mordió su oreja de zorro derecha, desarmándolo de inmediato y dejándolo a su merced. Pronto sintió los labios de su pareja en su mejilla, besando la mancha de preseminal que había dejado sobre ella; KyungSoo ronroneó y giró el rostro para besarlo nuevamente, abrazando el calor y la suavidad de sus labios, la dominancia de su lengua y sus sabores combinados.

Esta vez el encuentro no duró demasiado. JongIn había estado en el borde desde hace un tiempo y su cuerpo no podía soportar mucho más antes de liberarse, por ello KyungSoo se alejó de sus labios de felpa y le sonrió con agotamiento, sin molestarse por el sudor que surcaba su cuerpo o el hecho de tener una erección considerablemente dolorosa sin ser atendida.

—Vamos, cariño, córrete.

JongIn se mordió el labio inferior, echó su cabeza atrás con deleite al sentir el nuevo apretón poderoso de sus paredes y se dejó ir profundamente en él, llenando su interior con su espesura caliente y generosa.

—¡KyungSoo!

Se soltó del agarre en sus manos y lo abrazó prontamente con fuerza, permitiendo que su peso cayera por completo sobre él. El contacto fue tan bueno, tan caliente y placentero, que, sin darse cuenta, su miembro palpitó duramente por última vez y terminó por correrse sorprendentemente entre sus abdómenes juntos.

Recuperar el aliento fue un trabajo duro, pero hecho en equipo. Se obsequiaron besos dulces y amorosos en los labios, en el rostro y los cuellos y gargantas, se sonrieron cariñosamente y se acariciaron con ternura. Finalmente, una vez pasada la bruma del orgasmo, JongIn sostuvo a KyungSoo por los hombros y rodó para poder acostarse de costado sin salir de su interior. KyungSoo gimió ante el movimiento, pero se acurrucó apretadamente en su pecho mientras recibía toques suaves y reconfortantes en su espalda, cintura y glúteos.

—Ah, realmente estoy muy feliz —dijo KyungSoo contra su pectoral y JongIn peinó amablemente su cabello húmedo y desordenado. Besó su hombro reanudó las caricias sobre su piel—.

—También lo estoy —respondió JongIn sobre su coronilla—. Temí por un momento que no vendrías esta noche.

KyungSoo rió contra su piel y su mano se movió para pasearse lentamente por el costado de JongIn.

—¿Querías hacer el amor conmigo?

—Sí, pero más que eso, quería tenerte aquí conmigo.

Por supuesto, su corazón dio un salto y sus mejillas se llenaron de color ante sus palabras. KyungSoo suspiró y su cola se enroscó en la pierna de JongIn.

—Tan dulce. Mi querido inmortal acabará conmigo.

—Solo quiero hacerte feliz y amarte lo mejor posible.

Sonrió tontamente y apretó su muslo alrededor de su cadera.

—Hum. También quiero eso —luego de un par de minutos en silencio, donde solo se dedicaron a acariciarse y besarse lentamente, KyungSoo suspiró y le preguntó con suavidad:—. ¿JongIn? ¿Sabes qué ocurrió con JiHyun y su hijo, BinSu?

JongIn tarareó afirmativamente y KyungSoo gimió cuando su dedo se deslizó en la línea de sus nalgas, acariciando también los bordes hinchados y húmedos de su entrada todavía llena. Lo pellizcó como venganza y JongIn rió antes de dejar un beso en su mejilla. No retiró su dedo luego de eso.

—Ellos están bien. La señorita JiHyun contrajo nupcias con un buen hombre, tuvo un segundo hijo y, además, trabaja para Madam Li en su posada. BinSu creció muy bien, es un joven fuerte, muy listo y la ayuda cuando ella lo necesita. Le escribo de vez en cuando, también a Madam Li. Podemos visitarlos cuando pase el invierno.

Con el corazón ligero ante las buenas noticias, KyungSoo sonrió y de relajó nuevamente en su abrazo.

—Sí, eso me gustaría. ¿Sobre Madam Li y su familia?

—SooJung se casará con mi prima lejana, Amber, en verano. Han estado juntas por algunos años y decidieron continuar con el matrimonio. Jessica, por otro lado, se convirtió en madre recientemente luego de casarse con un soldado dragón hace dos años (él solo obtuvo la bendición de Madam Li luego de tener un combate con ella y determinar de esta manera si era un buen y digno yerno o no). Madam Li reconstruyó sus posadas exitosamente y vive tan feliz con su esposo como siempre.

—Oh... Realmente todos han estado bien. Gracias por mantener el contacto con ellos por mí.

JongIn se alejó un poco para poder mirarlo a la cara y le acarició la mejilla, limpiando un poco de la suciedad anterior al convocar una pequeña cantidad de agua gracias a la magia.

—No tienes que agradecerme. Habría sido imposible no comunicarme con ellos cuando significaron tanto para ti y fueron tan amables conmigo. ¿Tienes deseos de bañarte?

KyungSoo realmente debería decir que sí, después de todo, estaba pegajoso de pies a cabeza y resultaba ser verdaderamente incómodo, además, todo olía de esa forma particular que quedaba atrás al culminar un encuentro íntimo y tenían que ventilar la habitación, sin embargo, él también había extrañado profundamente a JongIn y lo que menos deseaba en ese momento era alejarse de él y renunciar al calor de su cuerpo desnudo. Además, estaba este otro tema que no tardó en exponer.

—Si nos movemos ahora, todo saldrá de mi interior y eso no sería conveniente.

JongIn detuvo sus caricias al escucharlo y sus ojos se movieron para encontrarlo de inmediato. Sus rasgos se torcieron con confusión y pronto se iluminó el brillo de una ilusión oculta en sus irises oscuras. KyungSoo sonrió y besó dulcemente su barbilla.

—¿Te refieres a...?

—Humjum. Cachorros. Soy partidario de la idea de tener una gran familia, así que tendrás que trabajar duro a partir de ahora, cielo.

JongIn continuó mirándolo fijamente por un tiempo más, suspiró de forma extendida y luego sonrió, inclinándose para besarlo en la boca nuevamente. KyungSoo lo recibió de buena gana, con su brazo rodeando su cintura mientras sus labios se movían lentamente contra los de JongIn. Se alejaron no mucho después con un chasquido juguetón y JongIn juntó sus frentes amorosamente.

—Gracias por volver a mí, KyungSoo. Muchas gracias.

Como toda respuesta, KyungSoo sonrió y lo abrazó más fuerte.

Él también estaba agradecido con el destino y los dioses por permitirle regresar.

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