Capítulo 10
"El amor no puedes ocultarlo
Cuando existe, ni puedes
Fingirlo cuando no existe"
Nunca he sido buena para hacer amigos, casi siempre todas mis amistades fueron presentadas por Eli. Siempre solía decirme a mí misma que la gente que se me acercaba era con la que yo hablaría, de resto, prefería quedarme sola hasta cuando los demás me hablaran primero, con excepción de una sola persona, aunque lastimosamente él ya no está aquí para que pueda confirmarlo, y claro, Tatum, pero esa es otra historia.
—Yo, a los demonios ¿y tú? —pregunté tomando impulso con los pies para seguir columpiándome bajo la atenta mirada de aquél niño bajito de ojos grises.
—No.
—También a los espejos por la noche ¿y tú? —volví a preguntar pero él volvió a negar con la cabeza, yo suspiré frustrada e insistí.
—¿A las arañas?
—No —volvió a repetir el chico soltando una risita.
—No te creo Alec, debe haber algo que te dé miedo, ¿acaso no somos amigos? Puedes confiar en mí —rodé los ojos y el chico se puso de pie, dejó el columpio moviéndose y luego me tomó de la mano e hizo que ambos camináramos hasta el tobogán. Yo me arrojé primero y antes de que pudiera volver a rodarme por aquel tobogán azul con él mirando todos mis movimientos lo escuché hablar y hasta el día de hoy sus palabras se repiten en mi cabeza cada vez que recuerdo a ese niño rubio con el que pude compartir cierta parte de mi niñez.
—Mi único miedo es quedarme solo.
Después de 4 paradas aproximadamente, Eli se bajó del vehículo sin mirarme en ningún momento aparte de la vez de aquél fogoso y absurdo beso que le robé al chico que acababa de conocer. Después de que nos separamos él me miró asombrado y separó un poco los labios para hablar, no se lo permití, clavé los ojos en el suelo mientras apretaba el par de audífonos blancos con fuerza contra mis orejas.
Finalmente nos bajamos y yo fui la que prácticamente se levantó de un salto de su lugar y salió precipitada por la puerta de atrás de este, Liam se me adelantó y yo lo seguí sin tener intenciones para alcanzarlo, después de todo, él era el que me estaba llevando a su casa. Finalmente suspiré después de un par de minutos caminando detrás del chico rubio, lo alcancé, lo miré con toda la vergüenza que es capaz de tener una persona después de cometer una babosada como la que acababa de cometer y luego dije:
—Lo siento mucho Liam, perdóname por favor y trata de olvidar la estupidez que cometí en el interior de ese vehículo. No sé porque lo hice, a veces simplemente tengo impulsos que no comprendo y termino poniendo a las personas a mi alrededor en situaciones incómodas como en la que acabo de ponerte —me golpeé la frente con las dos manos y luego mis ojos se clavaron en mis zapatos avanzando hacia adelante por ese vecindario de casas adosadas—. Me siento terrible, perdóname enserio por eso.
El chico a mi lado soltó una risa y se encogió de hombros sin dejar de reír.
—Bueno... —empezó diciendo y yo lo miré tratando de no parecer intimidada y avergonzada como era que realmente estaba— debo admitir que no es la primera vez que me pasa algo como esto, no eres la primera chica que pone sus labios sobre los míos sólo para darle celos a alguien más; es lo único que diré.
—¿Enserio? —pregunté entre sorprendida y avergonzada. Lo había usado para salir de esa escabrosa situación y él lo sabía, pero por alguna razón desconocida él no parecía molesto, todo lo contrario, parecía estar divirtiéndose con todo lo que acababa de suceder.
—También puedo fingir que soy gay por si quieres que espante a alguien de tu lista de pretendientes —sonrió levantando una ceja antes de soltar una sonora carcajada—. Enserio Declan, no importa, además, besas extremadamente bien —hizo un gesto uniendo su dedo pulgar y el índice a la altura del rostro justo por delante de sus labios. Como un chef que acaba de probar algo delicioso de uno de sus cocineros y le da el visto bueno con tal gesto.
Ambos nos miramos y empezamos a reír como dementes a la mitad de la calle bajo la mirada de varios transeúntes que pasaban y nos miraban como si estuviéramos borrachos por lo fuerte que estábamos riendo.
—Definitivamente no sé de donde saliste, no entiendo cómo has podido soportar todo ese mal rato sin haber procedido a mandarme al carajo por usarte como lo hice —hablé y él nuevamente se encogió de hombros.
—Por lo menos prométeme que la próxima vez que hagas eso vas a avisarme con antelación, podría jurar que hice una cara de auténtico imbécil en ese autobús y la mitad de las personas no creyeron ese beso, o pensaron que era gay —volví a reír sin dejar de caminar por esa calle, nos detuvimos para que pasaran dos carros en una avenida que debíamos cruzar y luego seguimos avanzando—. Ahora, ¿vas a decirme quién era él?
—Un chico que me gusta, confórmate con sólo saber eso —hablé jugando con mi cabello para disimular los nervios al hablar.
El chico rubio asintió con la cabeza y frunció levemente el entrecejo. Me dio la impresión de que mi confesión le molestó un poco, pero probablemente estoy sugestionando todo, como siempre.
Cuando llegamos a su casa, su madre y su padre me recibieron con una sonrisa. La señora Maverick fue muy amable conmigo y el padre de Liam trató de ser lo más cordial y caballeroso posible, finalmente y después de un delicioso vaso con jugo de naranja, subimos a la terraza de Liam, dijo que habían un par de mesas al aire libre donde podíamos estudiar disfrutando de la sombra o del sol.
Asentí con la cabeza y ambos subimos tres tramos de escaleras hasta una bonita terraza al aire libre con dos bonitas mesas blancas con sillas de cojín mullido, caminé hasta una de ellas y me senté, luego saqué las copias del informe que tenía que traducir y mi cuaderno de latín; le mostré las copias apenas Liam se hubo sentado a mi lado y él empezó a revisarlas bajo mi atenta mirada.
Mi celular sonó y yo lo desbloqueé, tenía tres mensajes nuevos en WhatsApp, uno de Tatum, otro de la Señora Aimee donde probablemente me preguntaba cuándo iba a ser nuestra próxima sesión después de haber cancelado las dos últimas citas que me dio. La primera por el cuento de la mudanza de Eli, y la de hoy por tener que presentar aquella tarea de latín con Liam, aunque también tenía un último mensaje de un número desconocido que no tenía foto, lo miré extrañada y luego lo abrí y lo leí:
Número desconocido.
Ten cuidado con lo que haces,
nada es lo que parece.
A veces las personas no
son lo que dicen ser...
Recibido a las 16:05
No confíes en nadie...
Recibido a las 16:21
Fruncí el ceño de inmediato, era la primera vez en toda mi vida que recibía un mensaje de ese tipo. Tal vez algún chistoso de mi clase sacó mi número de mi expediente de la universidad y quiso hacerme esta bromita de mal gusto, eliminé la conversación y guardé el celular en el bolsillo nuevamente.
—¿Todo bien? —preguntó Liam y yo asentí con la cabeza y apagué los datos de mi celular.
Ojalá y hubiera sido una simple bromita, es lo único en lo que podía pensar y pedir ahora.
...oOo...
Definitivamente me hubiera gustado no haberme subido a ese jodido vehículo, no debí haber corrido a alcanzarlo; aunque a decir verdad no lo hubiera hecho si Norma no me hubiera mandando un mensaje pidiendo con urgencia que me presentara a la empresa de su padre lo antes posible. Soy un cabrón, pero eso nunca va a quitarme lo responsable, además ese trabajo es el que ahora va a darme de comer, no me queda de otra.
Sigo sin entender de dónde demonios salió ese chico, nunca lo había visto en la universidad pero por alguna razón que desconozco su rostro me resulta familiar de algún lado, pero no entiendo de dónde carajos lo distingo. Nunca olvido una cara, pero en este momento al parecer mi cerebro me está jugando una mala pasada.
Tampoco entiendo por qué Declan lo besó hace un momento, nunca lo había visto con ella y eso me cabrea; está yendo a algún sitio con un chico que apenas conoce y aparte también es capaz de que lo besa. Como si los besos fueran para andar dándolos por ahí, esa mujer es amante de meterse en problemas, definitivamente ama meterse en problemas y confiar en cualquier persona que se le aparece.
Lo que me jode es que no pude ir detrás de ellos para saber a dónde iban, tuve que bajarme quien sabe cuántas paradas antes porque Norma está como loca mandándome cientos de mensajes al móvil. "Ya voy carajo" quise responderle, pero no podía hacerlo, se supone que tenemos "algo" y no debo ser malo con ella.
—Eli, gracias al cielo, creí que no ibas a llegar nunca —habló ella luego de haberse acercado hasta mí dejando un casto beso en mis labios al que ni siquiera correspondí. Tengo la jodida cabeza en otro planeta, en esa chica de ojos azules para ser sincero.
¡Maldición! ni siquiera estando lejos me puedo sacar a mi hermana de la cabeza.
Subí el ascensor hasta el último piso dónde el padre de Norma y presidente de Matty Enterprises Holdings tiene su despacho. Todo es una fantasía arquitectónica de más de 15 pisos de altura, hecho de acero en su totalidad y de vidrio en un discreto tono grisáceo en las puertas y ventanas acristaladas, una enorme oficina le sirve como despacho al gran e intimidante hombre de casi 50 años encargado de todo esto. Toco la puerta y el mencionado me hace pasar mientras mis ojos se abren con sorpresa viendo el increíble panorama, es un lugar exageradamente grande. Hay ventanales panorámicos que adelante tienen una mesa de madera oscura que hace juego con una mesa pequeña junto a un sofá en forma de L. Todo lo demás es blanco a excepción de los seis cuadros de la pared que forman un mosaico. Aparte de los cuadros el resto del despacho es frío, limpio y aséptico.
—Gracias por venir muchacho —habló el imponente Calvin Matty mirándome con una leve sonrisa en los labios. Me sorprende que siendo dueño de tan importante pedazo del mundo no sienta desdén o mire por encima del hombro a los que son inferiores a él.
Cuando Norma me lo presentó creí que sería un auténtico maniático del control tipo Christian Grey, pero hombre, hasta sus oficinas se parecen; me equivoqué, aunque a decir verdad yo no estaba por completo en mis condiciones humanas normales ese día; acababa de acostarme con su hija, estaba física y emocionalmente cansado. Aunque para ser sincero ya me hacía falta un polvo y más cuando el día anterior había estado tan jodidamente estresado por esa enorme sesión de pensar en el maldito beso que me había dado con Declan la noche antes.
—Necesito actualizar un par de datos tuyos ya que empezaste a trabajar hace un par de días, no quiero tener problemas legales a largo plazo —siguió hablando el hombre de cabello negro sacando un pequeño folder con las letras "Ficha técnica por empleado" grabadas en letras doradas.
Asentí con la cabeza completamente ido, acababa de recordar esa noche y ya sentía que iba a desmoronarme entre la culpa y la tensión sexual que acababa de dejarme recordar ese beso con la que se supone es mi hermana.
Y lo que más me jode es que si una parte del raciocinio no hubiera regresado en pleno beso, había hecho mía a esa chica con arrebatadores ojos celestes, aun completamente alcoholizada como estaba.
La necrofilia no es lo mío, pero es que esa mujer me tiene como un jodido y hormonal crío. Como todas esas veces que ella se había atrevido a cambiarse con la puerta abierta en cada ocasión que tenía oportunidad de hacerlo.
Varias mañanas y tardes fueron las que sentía que literalmente iba a desmoronar esa enorme barrera que había puesto entre nosotros, es mi jodida hermana, ya mi cerebro debería saberlo, pero por alguna maldita razón que no conozco este se empeña en recordarme de una manera u otra pequeñeces como su olor, el cabello sedoso y ese cuerpo bien formado que tiene pero del que al parecer no está ni enterada. O tal vez sí, me encantaría leerle los pensamientos pero lastimosamente no puedo.
Ese día en ese bar, ¡maldición! Estaba apetecible, definitivamente apetecible con esa reducida minifalda y ese top blanco tan reducido que trató de cubrir con esa chaqueta de cuero, como si no supiera lo excitante que me resultan esa clase de prendas en el cuerpo femenino.
¡Joder, contrólate Elías!
Con justa razón el muy cabrón de Vito quería aprovecharse de su embriaguez, a veces siento que esa mujer va a matarme un día de estos, definitivamente siento que quiere matarme. Cuando éramos adolescentes y apenas estaba descubriendo dónde estaba mi lugar en la reproducción humana y para qué funcionaba eso colgándome entre las piernas solía pensar que la forma tan extraña en la que sentía que su cuerpo me atraía cuando dejaba esa maldita puerta abierta con sólo un tramo de escaleras separándonos simplemente pasaba porque estaba empezando a desarrollarse y para mí el cuerpo de una mujer era territorio nuevo que ya empezaba a llamarme por un simple impulso carnal.
Pero cuando me acosté por primera vez con una chica y cuando todo lo placentero terminaba, una pequeña parte que no entendía me resultaba aburrida, como si una mujer bien formada como era en ese caso Lizzie, la chica más deseada de mi clase y con quien tuve la oportunidad de perder la virginidad no había llenado mis expectativas. Era como si a pesar de tener un cuerpo hermoso, todo hubiera sido algo sin mucha importancia o sentido.
Con Declan las cosas siempre fueron diferentes, siempre han sido diferentes, es como si algo más que el hecho de tener un cuerpo atractivo me atrajera como panal a la miel; y ese día en casa, cuando aun siendo una niña se había atrevido a besarme nunca llegué a sentir aquella explosión tan intensa que me llenó por completo ese entonces, aun en "la edad de la inocencia" sus labios habían incitado a pecar. Y ese domingo que finalmente pude comprobar por cuenta propia lo que sería probarla mientras ella me besaba con todo ese ardor y deseo contenido, por poco y no consigo detenerme.
Soy un auténtico cabrón, me había atrevido a probarla aun cuando algo más que la sangre nos une y en vez de arrepentirme me había sentido de alguna manera dichoso y lleno porque una especie de deseo contenido hace tanto tiempo había detonado ese día.
Yo tampoco entiendo ni entenderé nunca porque le seguí el beso y porque ella en primer lugar se atrevió a dármelo, y lo que tampoco entenderé es porqué, a pesar de todo, sigo deseando volver a besarla; aun cuando tengo lo suficientemente claro que cuando eso pase, probablemente esta vez no me detenga.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro