AINHOA
Bajo por las escaleras, anhelando un momento para aplacar mis nervios. Estuve a un suspiro de sentir los labios de Andrew sobre los míos.
—¡Dios mío! ¡Casi beso a Andrew! —susurro para mí, mi corazón retumba en mi pecho.
Revivo cada instante: sus dedos enredándose en mi cabello, su mano acariciando mi mejilla y aquel modo en que sus ojos se posaron sobre mí.
Sus ojos penetrantes parecían tener un poder magnético sobre mí, como si estuvieran buscando algo más profundo en mi interior. Mi respiración se vuelve irregular mientras recuerdo el cálido roce de su mano en mi mejilla, el suave cosquilleo que dejó a su paso y cómo mi piel reaccionó ante su cercanía.
Llego hasta la puerta de la oficina de mi padre, tomo una gran bocanada de aire y golpeó la puerta para entrar.
—Adelante. —Habla desde adentro.
Abro la puerta y lo saludo entrando.
—Hola Papá.
—Hola Cariño, termino de guardar estos documentos y estoy listo. —Dice mientras guarda unos archivos dentro de una caja.
Mi padre comienza a contarme de su día, pero mi mente está en otro lugar, está en la azotea con Andrew y sus cálidos dedos sobre mis mejillas.
—Cariño, ¿estás bien?... Ainhoa, te estoy hablando.
—¿Ah? —pregunto confusa.
—Cariño, te estoy hablando.
Me froto las manos nerviosa, estoy muy distraída.
—Si, si lo siento... estoy pensando en algo.
Toma su chaqueta y camina hacia la puerta, —¿Nos vamos antes que se nos haga tarde?
Asiento con la cabeza y lo sigo.
Caminamos por el pasillo y mi padre se detiene en una de las oficinas.
—¿Aún por aquí, Andrew? —Le preguntó mi padre parándose en el umbral de la puerta de su pequeña oficina.
—Si, estoy terminando de leer el caso.
—Déjalo para mañana. —miró su reloj. —Ya es tarde vete a tu casa a descansar y mañana seguimos.
Observo desde mi lugar lejano a ellos mientras conversan, tomo mi celular y comienzo a responder los mensajes de mis amigos que están hablando de la fiesta de mañana.
Salimos del bufete con mi padre y Andrew, él invitó a Andrew a cenar pero él se negó y algo conversan sin prestarles atención.
Subo al auto de mi padre y comienzo a revisar mis redes sociales mientras él guarda sus cosas en el maletero y se despide de Andrew. Me llega una notificación de Instagram, ingrese a la aplicación y me fijo que Andrew ha comenzado a seguirme, sonrío y lo sigo de vuelta, me quedo mirando su perfil.
—¿Por qué tiene que ser tan guapo? —Susurro.
—¿Qué?, ¿dijiste algo? —preguntó mi padre mientras se sube al auto.
—No, no.
Salimos del estacionamiento y vamos rumbo al centro comercial, el lunes estarán de aniversario y mi padre me pidió que lo acompañara para ayudarle a elegir un regalo para mi madre.
Recorremos varias tiendas en busca del regalo perfecto, entramos a una joyería, comienzo a recorrer la joyería y me quedo mirando la última vitrina.
—¿Te gusta este? —preguntó mostrándome un collar plateado con un adorno azul cielo como el color de sus ojos.
Lo quedo mirando con una sonrisa —Es hermoso.
—¿Crees que le guste?
—¿Gustarle? Le va a encantar.
Mi padre sonríe y va con la vendedora a pagar el collar. Recorremos un par de tiendas, me compre unas zapatillas que me dejaron enamorada y luego volvemos al auto.
—¿La llevarás a cenar ese día? —pregunto mientras me coloco el cinturón de seguridad.
—Si, ya reserve en su restaurante favorito.
Sonrío —Eres tan romántico, espero poder encontrar a un hombre como tú.
Despega la vista de la carretera por unos segundos.
—Espero que no, tus hermanos y yo no aceptaremos a ningún hombre hasta que tengas cincuenta años. —Dice serio.
Comienzo a reír. —Si, si lo que tu digas —murmuro con ironía.
𓃭
Viernes por la noche, mis padres no están. Mamá tiene guardia y el señor Campbell salió de la ciudad por un juicio que tiene el lunes.
—¿Saben lo que se hace cuando tus padres no están? —Preguntó Mark emocionado.
—¿Portarse bien? —Preguntó Nathan confuso.
Lo miro y comenzó a reír.
—Eres una pequeña alma inocente. —Dice Mark.
—¿Fi..es...ta? —Preguntó despacio y en un murmullo.
—Claro que sí— Dice Mark bajando las botellas de alcohol de su auto junto con Luke su mejor amigo.
—Le preguntaste a nuestros padres, no quiero estar castigado de por vida.
Asiento con la cabeza —Si Nathan. Mark les preguntó y ambos estuvieron de acuerdo con tres condiciones: —comienzo a enumerar con los dedos de mis manos— uno: No quemar la casa; dos: Que no llegue la policía; tres: No meter el auto a la piscina y como bonus track. No puedes beber alcohol.
—Nunca debimos haber visto proyecto x cuando ellos estaban en casa.
—Al menos no prohibieron las drogas ni el sexo. —Dice Mark encogiéndose de hombros.
Luke posa sus manos sobre mis hombros, es como dos cabezas más alto que yo. —Adam trae el gnomo.
Comienzo a reír.
—Mientras no llegue el señor con el lanza fuego estará todo bien, porque incumpliríamos la condición uno y dos.
—Igual a mi me da lo mismo su fiesta, me iré a quedar a casa de Christopher, así que cualquier cosa que pase todo será culpa de ustedes dos —Dice apuntándome con el dedo índice.
Comenzamos con los preparativos, cierro las habitaciones con llaves, son universitarios y todos sabemos lo que pasa en las fiestas universitarias.
—¿Por qué cierras las puertas? —Me preguntó Luke en tono burlón.
—No quiero pillar a nadie follando en mi habitación. —Hablo mientras cierro mi habitación con llave.
—Le quitas la diversión a todo, tienes diecinueve años, no sesenta.
Lo miro con mala cara. —Folla en tu casa, pero no vas a venir a ensuciar la mía.
Camino hacia las escaleras seguida de Luke.
—Tendré que pedirle la habitación a tu hermano —Dice bajando las escaleras.
Me detengo en uno de los escalones y me giro para mirarlo —A mi me igual, lo que hagas en la habitación de Mark.
—¿Te pusiste celosa, pequeña?
Lo miro con diversión antes de continuar bajando —¿De ti?, ¿cómo crees? eres como mi hermano.
Lleva sus manos a su corazón con un gesto dramático —Justo donde más me duele, me enviaste directo a la Brotherzone.
Suelto una carcajada —Jamás saldrás de ahí.
Miro la puerta y veo a algunos de los amigos de mi hermano y otros que no conozco saludándose entre ellos. Luke pasa por mi lado y va a saludar a sus amigos y a una chica que recuerdo que se llama Nataly o algo así, solo se que Luke está babeando por ella, me acerco a él y le hablo esperando que nadie escuche.
—Límpiate la baba querido que se te cae y me estas dejando un charco asqueroso en el piso.
Luke comienza a reír negando con su cabeza.
Camino hacia la cocina para terminar de sacar los vasos rojos que compramos para esta noche, cuando entra Sabrina y David, amigos de Mark y Luke.
—Hola —Los saludo con una sonrisa.
Ambos me saludan y me ofrecen su ayuda para terminar de arreglar lo que falta.
—... ¿Vendrán tus amigos? —Preguntó David.
Traducción: ¿Vendra Margot?
—¿Preguntas por mis amigos en general o quieres saber si Margot vendrá?
Sabrina comienza a reír —No sabes disimular para nada.
Salgo de la cocina con Sabrina y David que nos sigue. —Pero, ¿viene?
—Sí, viene todos mis amigos.
𓃭
Estamos en el patio trasero, donde la fiesta está cobrando vida. La música animada llena el aire y hay un bullicio constante de personas que se alternan entre el interior de la casa y el espacio al aire libre. En medio de la energía contagiosa, mis pasos de baile se sincronizan con los de Luke, quien parece estar decidido a arrancarme una sonrisa con sus expresiones juguetonas. Margot y David se mueven con gracia en su propia danza, mientras que Sabrina y Damian parecen hipnotizados por el otro, sus miradas entrelazadas en un lenguaje silencioso pero profundo.
La música fluye por todos los rincones de la casa, creando una atmósfera vibrante que nos envuelve a todos. Fue entonces cuando Luke toma mi mano con suavidad y, con un gesto elegante, eleva su brazo, guiándome en un giro que irradia alegría. Sin embargo, en ese momento, algo captura mi atención de manera imprevista. Al girar, mis ojos se posan en él, y mi aliento se detiene. Una oleada de sorpresa y nerviosismo recorre mi cuerpo al verlo parado allí, emanando un atractivo magnético.
Sus jeans negros y su camiseta blanca le otorgan un aire desenfadado, realzando su innegable atractivo. Sin poder evitarlo, mi boca se seca y mi mirada queda fija en él. La chaqueta de cuero añade un toque de rebeldía que lo hace parecer sacado de una película adolescente. A su lado, Gemma y otros cuatro chicos desconocidos completan la escena, aunque mi atención está fija en él.
Observo cómo se acercan a Mark recibiendo a Gemma con un cálido abrazo por la cintura. Se quedan en el lugar los cinco conversando animadamente, mientras yo sigo incapaz de apartar la mirada de él. Mis pies parecen haberse quedado pegados al suelo, olvidando el ritmo de la música. En ese instante, el mundo a mi alrededor se desvanece, y solo existe él, el chico que irrumpe en mi campo de visión y que ahora ocupa todos mis pensamientos.
—Límpiate la baba querida que se te cae y estás dejando un charco asqueroso en el piso. —Luke susurra cerca de mi oído, soltando una risa juguetona.
Giro hacia él con una mirada de pocos amigos, y, tomando su mano, lo llevo hasta las mesas donde reposan el alcohol junto a los vasos.
—¿Quién es él? —preguntó Luke mientras sirve dos vasos de cerveza.
—Trabaja con mi padre y últimamente se ha vuelto muy amigo de Mark gracias a Gemma. —explico mientras acepto el vaso que me ofrece.
—¿Te gusta ese chico?
Tomo un sorbo de mi bebida y dudo antes de responder —No...
—Vamos, dudaste, y no me engañas. —Tomó un sorbo de su trago —Si no te gustara no lo habrías quedado mirando embobada.
—No lo sé, tal vez sí. —digo, dando otro trago.
—Bueno, te dejo porque él viene hacia acá.
Un cambio repentino en mi respiración acompaño las palabras de Luke. Dejo mi vaso sobre la mesa y agarro su brazo con ambas manos. —Por favor, quédate un poco más. —le ruego en un susurro urgente.
—Lo siento, pero allí está Nataly y me está esperando.
—Por fa.....
—Hola Ainhoa.
Dos simples palabras, son suficientes para que mi sistema nervioso termine por colapsar.
Me giro lentamente, luchando por mantener el control de mi respiración —Ho-hola, Andrew. —logro decir con un tono tartamudeante.
¿Por qué siempre me resulta tan difícil comunicarme con él de manera fluida? ¿Por qué mi voz se enreda en un nudo cada vez que intento hablar cuando estaba cerca?
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Andrew mientras me observa.
—¿Q-qué... es-estás...? —carraspeo, tratando de controlar mis nervios—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Tomo uno de los vasos con tranquilidad.
—No tenemos whisky.
Sus ojos se desvían a un lado, y responde con una sonrisa, que me deja casi sin respiración. —No importa, la cerveza también me parece bien.
Se sirve cerveza en el vaso y lo lleva a sus labios. Observo cada uno de sus movimientos, deseando con todas mis fuerzas ser aquel vaso rojo en ese momento.
—En respuesta a tu pregunta, tu hermano me invitó. —Se aproximó a mí, su voz susurrante—. ¿Te molesta que esté aquí, Ainhoa? O ¿mi presencia te pone nerviosa?
Porque tienes que pronunciar mi nombre de esa manera, tan excitante, tan placentera que solo me hace querer pecar.
Necesito espacio, pero Andrew no se aparta. Inhalo su fragancia, olvidándome de cómo hablar, cómo respirar, cómo simplemente ser una persona normal.
—¿Qué? No logro escucharte.
Él sabe exactamente lo que está haciendo, cómo provocarme y hacerme parecer una tonta frente a él. Las palabras se atoran en mi garganta y anhelo que alguien aparezca y me saque de esta situación.
Mentalmente llamo a Margot o a alguno de mis amigos. Por primera vez en mi vida, la suerte está de mi lado, y observo cómo Margot aparece junto a Derek.
—Ainhoa, te estábamos buscando —interviene Margot, su mirada evaluando a Andrew de arriba abajo—. Soy Margot y él es Derek. Somos sus mejores amigos.
—Hola, soy Andrew y soy amigo de su hermano.
—Así que tú eres el famo... ¡Ay! ¡Eso dolió! —Derek me lanza una mirada molesta.
Le doy un pisotón en el pie para que se calle. Andrew me observa, parece que va a decir algo, pero alguien lo interrumpe.
—Ander amigo, tienes que ....
El chico desconocido se detiene al verme y comienza a hablar con una extraña lentitud, sin concluir su oración.
—Hola, soy Ray.
Le dedico una sonrisa —Hola, soy Ainhoa, y ellos son mis amigos Margot y Derek.
Después de las presentaciones correspondientes, los dos amigos se fueron y yo me quede con los míos.
—Casi la jodes, Dereck —le reprocho molesta.
—¿Y yo qué hice?
—¡Aaaag! es que no eres más tonto, porque no eres más grande. Como que —lo imito—. Entonces tú eres el famoso Andrew..
—Lo siento... no me di cuenta, estoy ebrio.
—¿Por qué mejor no nos seguimos emborrachando y disfrutamos de la fiesta? —Propone Margot.
Ambos asentimos y nos dirigimos en busca de nuestros otros amigos. Como de costumbre, están absortos en algún juego que implica beber sin restricciones. Mis juegos favoritos.
Después de varias rondas de juego, y un poco contenta por el alcohol que recorre mi sistema, finalmente llego a la entrada de mi casa. Camino por el pasillo, mi rumbo está fijo en la cocina, pues la bebida ha avivado mi apetito voraz.
En ese momento alguien sale del baño provocando que choque con un torso duro, levanto mis vista para ver con quien había chocado. Y ahí está, ante mí, el equivalente a un Dios griego.
—Lo siento, no te vi. —me apresuro a decir, algo desconcertada por el encuentro inesperado.
—No te preocupes. —responde él, apoyándose con una despreocupada elegancia en la pared. La tenue iluminación en el interior de la casa añade un misterio irresistible a Andrew, resaltando aún más su atractivo.
—¿Así que soy famoso entre tus amigos?
Mierda mierda mierda.... Se dio cuenta. Matare a ese idiota.
—No sé a qué te refieres —trato de eludir el tema, pretendiendo desentenderme.
Sus ojos clavados en los míos, agrega: —Sabes exactamente a lo que me refiero.
Niego con la cabeza —Creo... creo que tomar cerveza en vez de whisky te está jugando una mala pasada. —Intento sonar lo más calmada posible.
—¿Ahora hablas?, pero cuando estábamos afuera los nervios te estaban delatando. —Dijo, avanzando hacia mí.
Doy un paso atrás, tratando de mantener cierta distancia.
—Tal vez el alcohol te dio esa valentía que no tuviste afuera.
Doy un par de pasos hacia atrás, mientras trago con fuerza. Él da otro paso en mi dirección.
—Tu cercanía no me afecta en absoluto. —Dice casi en un susurro.
—Tu cuerpo habla por sí solo. ¿Probamos mi teoría? —Su propuesta me hizo bajar la mirada. La proximidad me pone nerviosa. Retrocedo un poco más, pero mi espalda encuentra la pared. Andrew coloca sus dedos en mi barbilla y la alzó con suavidad, obligándome a mirarlo.
Su mirada penetrante se fija en mí, como si quisiera grabar cada rasgo, cada pequeña característica en mi rostro. Mis nervios iban en aumento y mis piernas comenzaron a flaquear.
Sentirlo tan cerca y su suave toque no está precisamente ayudando.
Sus ojos descendieron a mis labios, mi corazón late descontroladamente, mi respiración se vuelve más agitada. Sin pensar, entreabro mis labios y paso la lengua por ellos para humedecerlos.
—¿Acaso tengo un bigote o un trozo de lechuga entre los dientes? —Murmuro, llevándome la mano a mi boca en un gesto instintivo.
«¿¡En serio!?», exclama mi subconsciente.
«Acabas de arruinar el momento».
No puedo creerlo, he vuelto a ponerme en una situación embarazosa por mi cuenta. No necesito a Margot para eso, al parecer tengo la capacidad de hacerlo sola ante él.
Él soltó una risa suave.
—No, Ainhoa, no tienes ni bigote ni lechuga entre los dientes...
Lo interrumpo, nerviosa: —Tengo labial, ¿verdad? Debo parecer una prostituta barata con los dientes pintados.
«¡Renunció!», habla mi subconsciente,
«No puedes dejar de ponerte en vergüenza».
«Claramente no necesitas de Margot, tienes un master para hacer o decir cosas vergonzosas»
Estoy avergonzada, solo deseo que la tierra me trague y me escupa en Saturno, muy lejos de este planeta para que nadie logre encontrarme.
Una nueva risa suave escapa de sus labios, esta vez con un toque sexy que encendió mis hormonas.
Sus ojos brillaron y noto destellos verdes y amarillos en medio de su mirada café —De hecho, eres muy hermosa. —Dice, sin apartar su vista de mis labios.
Mi corazón late a un ritmo frenético, a punto de explotar. La tenue luz del lugar parece desvanecerse, y la música se desvanece mientras él se acerca lentamente. Siento su aliento rozar mis labios, cierro los ojos, esperando su beso.
El instante parece alargarse, suspendido en el aire cargado de anticipación. Nuestros alientos se entrelazan en un baile silencioso mientras sus labios se acercan cada vez más a los míos. La tensión entre nosotros es palpable, como una corriente eléctrica que se extiende por cada rincón de la habitación.
𓃭
Holaaa!!! ✨
Espero que les este gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.
¿Qué les parece el capítulo?
No olviden dejar su voto o un comentario.
Se los agradeceria muchísimo 🫶🏻
Gracias por leer, un abrazo 🧡
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