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CAPÍTULO 5

AINHOA

Un nuevo lunes llega y la alarma de mi celular comienza a sonar con su maravilloso sonido estridente (noten la ironía). Con cierta resistencia, me levanto de la cama y me dirijo directamente al baño para ducharme. Si no lo hago en este momento o me demoro tan solo 10 segundos más en levantarme, mis hermanos me ganaran el baño, como ocurrió hace unos días atrás y como consecuencia volveré a llegar tarde a clases.

Abro el grifo y mientras espero a que el agua alcance la temperatura adecuada, comienzo a repasar mentalmente las clases que tengo en este día. Primero, Matemáticas; y luego; Historia Cultural. Tres largas horas de cada una, lo cual realmente convierte los lunes en una verdadera tortura.

Con un suspiro, me sumerjo bajo el agua caliente, dejando que el calor y las gotas resbalen sobre mi cuerpo. El baño matutino es mi momento para despertarme completamente y prepararme mentalmente para enfrentar el día. Aunque me cuesta salir de mi cómoda cama, sé que tengo que aprovechar al máximo cada hora si quiero rendir bien en mis estudios.

Termino la ducha envuelta en una toalla reviso el clima.

—Genial, lloverá todo el día.

No es que no me guste la lluvia, al contrario la amo, me encanta el olor a lluvia y su sonido, pero mi auto está en el taller y cuando el día está así el transporte público es más lento de lo normal. Tomo mi ropa y apresuro en terminar de arreglarme.

Bajo las escaleras y encuentro a mi madre en la cocina, preparando el desayuno para todos.

—Buenos días, cariño —me saluda con una sonrisa mientras coloca una taza de café frente a mí.

—Buenos días, mamá —respondo, agradecida por la taza humeante—. Gracias por el café, lo necesito más que nunca en los lunes.

Ella ríe comprensivamente. —Lo sé, los lunes siempre son difíciles, pero pronto te acostumbras al ritmo.

Tomo un sorbo del café caliente y siento cómo mi cuerpo se reconforta. —¿Tienes guardia hoy?

Mi madre siempre sabe cómo hacerme sentir mejor, incluso en los días más agotadores.

—Si, cariño —Responde mientras termina de servir su café se dirige a mi.

Mientras termino de desayunar, escucho bajar a Mark seguido por Nathan.

—Buenos días, hermanita hermosa —me saluda con una sonrisa burlona mientras me quita mi tostada.

—Buenos días, hermano mayor engreído —respondo, jugando junto a él. —Si fueras tan amable de devolverme mi tostada te lo agradecería.

El muy asqueroso lame completamente mi tostada y luego me la devuelve con una sonrisa angelical.

—Aquí tienes, hermanita hermosa.

—Eres un asqueroso Mark.

Nathan simplemente ríe mientras se sirve sus cereales con leche.

—Tú me pediste que te devolviera tu tostada.

—Pero no con tu ADN asqueroso.

—Técnicamente tenemos el mismo ADN, cerebro. —Dice mientras golpea mi frente.

Mamá se da vuelta y nos observa con el ceño fruncido. —Dejen de discutir por favor, es muy temprano y no quiero aguantarlos ya de sobra tengo con mis internos.

Le saco la lengua a Mark.

Mark me muestra el dedo del medio.

Y nuestra pelea continua con gestos.

—¿Pueden dejar de pelearse? —intervine Nate con una sonrisa pícara—. Son como niños pequeños.

Ambos nos giramos hacia él, y Mark suelta una carcajada. —Tienes razón, Nathan. Tu hermana mayor se comporta como una niña llorona.

—¡Ey, cállate! —protesto, pero no pude evitar reír también.

Nathan se une a la risa contagiosa de Mark y pronto los tres estamos riendo en medio de la cocina. Mi madre nos mira con cariño, feliz de ver que, a pesar de nuestras diferencias, siempre encontramos la forma de divertirnos juntos.

—Bueno, bueno, suficiente diversión por hoy. Ainhoa, ¿quieres que te lleve a la universidad? —preguntó Mark, dirigiéndose al baño para cepillar sus dientes.

Asiento con gratitud. —Sí, por favor. Agradezco la oferta, ya que mi auto sigue en el taller.

—Espero que estés lista pronto, no recuerdo cuando me contrataron de chofer de la enana. —Dice Mark revolviendo mi cabello mientras se pone de pie. —Date prisa que llego tarde.

Ruedo los ojos.

—Nathan, ¿estás listo?— Pregunta mamá dejando la loza que ensuciamos en el lavavajillas.

—Si Má —Gritó desde el baño lavándose los dientes.

—Enana apúrate por favor. —Grita Mark desde la puerta.

—Deja que me lave los dientes. —Refunfuño.

—Me voy —Dice en tono juguetón.

Salgo del baño corriendo y tomo mi mochila. —Eres insoportable.

—Pero así me amas.

—No me queda de otra, eres mi familia y si no lo hago ya me habrían desheredado.

—Vamos, sube que llegamos tarde.

𓃭

La clase de historia de la cultura era la última que me toca por soportar, estoy cansada. El aula está repleta de estudiantes apáticos, y el profesor parece estar más interesado en su monótono discurso que en captar la atención de sus alumnos. Suspiro mirando el reloj, contando los minutos para que finalmente llegue el momento de abandonar la sala. Me quedan dos horas con cuarenta y cinco minutos para terminar las clases del día de hoy.

El tema del día era la antigua civilización egipcia, pero las palabras del profesor se mezclan en un murmullo incomprensible para ella. Su mente divaga, pensando en lo emocionante que había sido su aventura universitaria, pero también ansiando el merecido descanso que tendría tras tantos años de estudio.

Intento mantenerme despierta, tomando algunas notas para aparentar interés, pero el aburrimiento es abrumador. Cada segundo parece una eternidad. Por fin, el profesor después de tres horas da por finalizada la clase y anota unos capítulos que debemos traer leídos para la próxima clase.

Salgo al campus bajo la lluvia torrencial que no parece amainar. A lo lejos, diviso una figura que me resulta familiar, y como si mi cuerpo actuara por inercia, empiezo a caminar hacia él. Andrew está ahí, apoyado en uno de los pilares de cemento bajo techo cubriéndose de la lluvia, con las manos en los bolsillos y una expresión seria en el rostro mientras me observa acercándome.

Hay un grupo de chicas comiéndoselo con los ojos mientras intentan llamar su atención. A medida que me aproximo, siento que mi sistema nervioso se descontrola aún más. 

—¿Qué haces aquí? —pregunto cuando finalmente estoy frente a él.

—Vine a buscarte —responde con naturalidad.

Frunzo el ceño —¿Por qué?

—Tu padre me pidió el favor. Me dijo que estaba lloviendo y que tu auto está en el taller. Como tenía que pasar a dejar unos documentos que me dio, cerca de tu universidad, me preguntó si podía llevarte después.

—¿Eres el chico de los mandados además de ser aprendiz? —me burlo.

Andrew mantiene su expresión imperturbable —Si no te apetece que te lleve, no hay problema. Tengo mi propio auto, no necesito hacer viajes gratis —dice con indiferencia y se voltea para alejarse en dirección a su auto.

—No, espera Andrew... —lo llamo y camino hacia él.

Él se detiene y se gira para mirarme y en su rostro tiene una sonrisa arrogante.

Bufo —Agradezco mucho que hayas venido a buscarme.

Andrew solo asiente y me espera para caminar juntos hacia su auto. Cuando llegamos al auto, Andrew abre la puerta para que yo entre. Me siento, sintiéndome agradecida.

Su auto huele a él, inspiro profundamente y dejo que ese delicioso aroma inunde mis fosas nasales.

Con un semblante neutro, Andrew se sienta al volante, enciende la radio, arrancando el motor. La lluvia sigue cayendo, pero dentro del auto, hay una calma y una conexión especial que me hace sentir menos nerviosa.

—¿Te pagan por trabajar en el buffet? —Pregunto con curiosidad.

Andrew despega la vista de la carretera unos segundos para mirarme —Si.

Estuve a punto de abrir la boca para continuar la charla, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Aparto la vista de la ventana para mirar de reojo su perfil, y luego rápidamente vuelvo la mirada al frente.

Mi mente está trabajando a toda velocidad, intentando encontrar un tema de conversación para llenar el incómodo silencio. Normalmente nunca paro de hablar, pero justo hoy, en este preciso momento, mi cerebro decidió tomar un descanso y no ayudar en absoluto.

Mis dedos empiezan a repiquetear sobre mis rodillas, siento su mirada en mi perfil pero no me atrevo a mirarlo a los ojos. Estamos aquí, solos.

Estamos solos.

—Sería un día perfecto para dejarme plantada en medio de la carretera y luego hacer desaparecer mi cuerpo, todo muy a lo película de misterio. El día está perfecto para cometer un crimen.

¿Qué demonios acabo de decir? En serio, estas palabras no salieron de mi boca.

Andrew me miro y su rostro es de confusión.

Dios...Dios...Dios pensara que soy una psicópata demente.

Intento recuperar la compostura —Yo... eh... ¡Dios! —Mis manos cubren mi rostro por la vergüenza que siento.

—No te preocupes, hoy no tengo ganas de hacer desaparecer cuerpos.

Su risa resuena en el aire y el sonido me hace sentir como si tuviera mariposas revoloteando en el estómago. La tensión entre nosotros es palpable.

«En serio, ahora estoy perdida. No tengo ni idea de qué decir. ¿Cómo pudo mi cerebro hacerme decir algo tan absurdo?

¡Ah, claro! Porque el guapo e intrigante Andrew está a mi lado y mi cerebro decidió tomar unas vacaciones precisamente en este momento. ¡Genial! Ahora estoy aquí, pareciendo una completa tonta frente a él. ¿Qué más podría salir mal?»

Si existe algún ser supremo escuchándome en este momento, le ruego que me haga desaparecer de la faz de la Tierra. ¿En serio tenía que hacerme quedar como una psicópata?

Mis mejillas arden como si fueran a prenderse en llamas. Intento sonreír, pero estoy segura de que parece más un espasmo facial que una sonrisa.

Siento como la temperatura de mi cuerpo comienza a descender, quizás mi alma está abandonando mi cuerpo, porque le doy vergüenza ajena.

Aclaro mi garganta y mi voz sale casi en un susurro.

—¿Podrías subirle a la calefacción? —Pido abrazándome a mí misma.

—No.

Giro mi cabeza como tal exorcista y lo miro sorprendida.

—¿Po-por qué?

—Tengo calor.

—Pero tengo frío.

Andrew se detiene en un semáforo y se voltea para buscar algo en los asientos traseros. Me lanza una sudadera —Toma, si tienes frío, ponte esto.

Parpadeo sorprendida —No me pondré tú sudadera, no te cuesta nada prender la calefacción. —Dije exasperada.

Niega con la cabeza y me mira de reojo.

—¿Al menos puedo cambiar la canción o subirle el volumen?

Vuelve a negar.

—Mi auto, mis reglas.

Bufo —Entonces para el auto, prefiero irme caminado.

—Llegarás toda mojada a tu casa. —Se acerca unos centímetros a mi y me habla casi en un susurro— Me encantaría verte mojada.

¡Dios! ¿Qué acaba de decir? Mis mejillas están en llamas y no puedo pensar con claridad.

—Eres un asqueroso. —Me cruzo de brazos.

—¿Aún quieres bajarte y mojarte?

Lo miro con incredulidad. ¿Está jugando conmigo o qué?

Finalmente llegamos a mi casa y desabrocho mi cinturón con rapidez. Necesito salir de este auto y no verle más la cara.

—Gracias por... traerme —Le hablo con un tono cortante.

No espero a que respondiera, solo veo su sonrisa egocéntrica y salgo del auto. Camino con rapidez hacia la puerta de mi casa, buscando frenéticamente mis llaves. Estoy helada. Una vez que encuentro las llaves, las introduzco apresuradamente en la cerradura y entro en un santiamén. Cierro la puerta y, a los dos segundos, el timbre suena. Mi papá asoma la cabeza desde su despacho para saludar, pero cuando me giro para abrir la puerta. Él está al otro lado de la puerta. Lo miro con disgusto y él me lanza una sonrisa angelical.

—Hola psicópata.

—¿Qué haces aquí?

—Recuerda que trabajo con tu padre.

Fuerzo una sonrisa y le hago un gesto para que entre. Mientras entra, susurra en mi oído —Deberías cambiarte estás muy mojada y no fui yo quien lo provocó.

Se dirige directamente al despacho de mi padre, quien lo recibe con una sonrisa.

—Idiota. —Murmure.

Subo rápidamente a mi habitación, en algo tenía razón, tenía mi ropa mojada y no lo había provocado él.

—Pero qué estupidez estoy pensando.

Tomo una ducha caliente para quitarme las gotas de lluvia y luego me cambio de ropa. Cuando bajo a la cocina para comer algo, me preparo una taza de té negro y me siento en la isla para resolver algunos ejercicios de matemáticas.

Andrew entra en la cocina y agarra un vaso. Sigo cada uno de sus movimientos con la mirada.

—Solo falta que tengas tu propia habitación aquí —murmuro.

Siento como se acerca a mí por la espalda y se inclina para susurrar cerca de mi oído. —Preferiría compartir la habitación contigo.

—¿Qué dijiste?

—Que también me gustaría un té negro.

Entrecierro los ojos no muy segura de sus palabras —en la tetera hay té recién hecho. —Dije sin mirarlo intentando concentrarme en mis ejercicios.

—Gracias. —Dice sirviéndose su té y desapareciendo por donde vino. — Ah, y por cierto —vuelve a asomarse—, el ejercicio ocho está mal.

—¿Qué? No puede estar mal, me llevó treinta minutos.

Se encoge de hombros —Bueno, si quieres fallar entonces no te diré que está malo.

Contigo no quiero fallar, quiero follar.

Lo miro mientras se acerca y se coloca a mi lado. Siento su presencia y su aroma envolverme, provocando un cortocircuito en mi sistema nervioso.

No sobreviviré si tengo que seguir viéndote.

—Mira aquí —sus dedos rozaron los míos mientras quita mi lápiz y empieza a explicar mi error.

Trato de concentrarme en el problema frente a mí, pero su cercanía y su presencia dominan mi mente. Las palabras que dice se desvanecen en el aire, porque la tensión entre nosotros es casi palpable.

Andrew sigue ahí, al lado mío, explicando con paciencia lo que había hecho mal en el ejercicio. Pero yo apenas puedo procesar sus palabras. Sus ojos, intensos y el movimiento de sus labios no dejan de distraerme. ¿Cómo se sentirá besarlos?

—Ainhoa, ¿estás ahí? —escucho su voz, como si viniera de lejos.

Parpadeo rápidamente, intentando enfocar mi atención en lo que dice. Trago saliva y asiento, aunque no estoy segura de haber comprendido realmente.

—¿Entendiste por qué está mal?

Miro el papel de nuevo, sin entender nada, mis ojos habían estado fijos en sus labios.

—S-sí, creo que sí. G-gracias.

Con el corazón latiendo rápidamente, vuelvo a mis ejercicios. Trato de centrarme, pero cada tanto mis pensamientos se desvían hacia él. ¿Por qué me afecta tanto? ¿Por qué no puedo pensar con claridad cuando está cerca?

𓃭

Holaaa!!!

Espero que les este gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.

¿Qué les parece el capítulo?

No olviden dejar su voto o un comentario.

Se los agradeceria muchísimo 🫶🏻

Gracias por leer, un abrazo 🧡

Actualizaciones: Lunes - Jueves y Sábado por medio

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