Narra Ainhoa

Me encuentro en el baño del departamento de Andrew, observándolo a través del espejo. Está recostado sobre la cama, con su traje aún en parte puesto, la camisa medio abierta. Su presencia exuda un magnetismo inconfundible, y mi mirada se desliza sobre su figura, mordiéndome el labio inferior se ve realmente sexy.

Camino hacia él y me subo a horcajadas sobre su regazo y posa sus manos en mi cintura mirándome con una sonrisa.

—¿Y si me quedo contigo? Podemos ver una película —propongo, dejando que nuestros labios se acerquen. Luego, deslizo mi boca hasta su lóbulo, susurrando —O mejor aún, podríamos disfrutar de algo más... emocionante. —chupo su lóbulo.

El agarre de Andrew en mi cintura se intensifica, y en un solo movimiento, me coloca debajo de su cuerpo, atrapando mis manos por encima de mi cabeza en un gesto dominante. Andrew sostiene mis manos con firmeza por encima de mi cabeza mientras su mirada ardiente penetra en la mía.

—Oh podemos divertirnos ahora y luego vas donde Margot y te diviertes con tus amigos—susurra en mi oído, su voz ronca llena de deseo.

Suelto un jadeo —Pero es mi cumpleaños y quiero pasarlo contigo.

Se inclina para rozar sus labios con los míos y murmura. —Tu cumpleaños es mañana y te prometo que saldremos a desayunar, almorzar o, a cenar. Lo que tu quieras. Y puedes llamarme cuando quieras que vaya por ti. —Roza sus labios en mi cuello —ahora déjame darte un adelanto de tu regalo.

Sus labios ansiosos encuentran los míos en un beso ardiente, mientras nuestras lenguas se enredan en una lucha apasionada, no puedo evitar gemir su nombre entre besos cuando sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo dejando un reguero de fuego a su paso.

Nuestros cuerpos se funden en una danza despojándonos de la ropa que nos separa y dejando al descubierto la pasión que arde entre nosotros. Sus dedos expertos exploran cada centímetro de mi piel, mientras mi respiración se acelera y los gemidos se convierten en un eco de nuestros deseos compartidos.

El calor entre nosotros se intensifica con cada roce y caricia, creando una sinfonía de placer que nos envuelve por completo. Andrew me mira con ojos llenos de deseo mientras sus manos expertas encuentran todos mis puntos sensibles, llevándome al borde de la locura. Mis uñas se clavan suavemente en su espalda, y él responde con un gruñido de satisfacción.

Nuestros cuerpos se mueven al unísono, buscando la máxima conexión y el éxtasis absoluto. Cada movimiento es una expresión de amor y pasión desenfrenada, y nuestros corazones laten al ritmo frenético de nuestro deseo compartido. Finalmente, alcanzamos juntos el punto culminante de nuestro placer, y nuestros cuerpos se convulsionan en un clímax ardiente y explosivo.

—Vaya, si este era un adelanto no se si me aguante para el regalo completo.

Andrew rie.

Me levanto de la cama y busco mi ropa para ir a darme una ducha, debo terminar de arreglarme para salir con mis amigos. Andrew se sienta en la cama y me observa con una sonrisa en su rostro.

—¿A dónde vas?— Me preguntó con una sonrisa en el rostro.

—A ducharme, de nuevo —le respondo, dirigiéndome hacia el baño.

No puedo evitar notar su mirada traviesa mientras se sienta en la cama. Su voz se torna aún más juguetona.

—¿Necesitas ayuda? —pregunta.

Giro hacia él, encontrando su mirada intensa y llena de insinuación.

—Sabes dónde está la ducha —le respondo, y sin más preámbulos, entro al baño, dejando la puerta entreabierta.

****

Estoy con Margot en su casa terminando de poner los vasos y platos sobre la mesita ratona, en eso el timbre suena en el departamento.

—Puedes abrir, por favor.

—Claro. —respondo y me dirijo hacia la puerta.

Al abrir la puerta me encuentro con los chicos sosteniendo cajas de pizza y bebidas.

—Trajimos comida —Dice Rafa con una sonrisa.

—Y tequila—, exclamó Damián, alzando la botella de tequila en el aire.

—Y Maria— dijo Derek, mostrando una sonrisa maliciosa.

Sonrió y me echó hacia un lado para que entraran.

—¿Qué María? —preguntó Margot con tono juguetón acercándose a saludar a los chicos.

—¡Yo también!—, intervino Derek, acercándose y saludándonos con un beso en la mejilla.

Nos acomodamos en la sala dejando —Y, ¿Camille? —pregunte sentándome al lado de Derek.

—Tuvo que llevar a su perro al veterinario porque le tocaba control o algo así dijo, y después vendría. —Responde Rafa dejando las cajas de pizza sobre la mesita.

Comenzamos a conversar mientras escogemos la película que veríamos.

—De terror —propone Derek.

—¡Sí!, vemos Terror en Amityville —Responde Damián.

—¡Nooo! —exclama Margot.

—¿Por qué no? —pregunta Rafa.

—Porque ustedes duermen acompañados, yo duermo y vivo sola.

—Yo no duermo acompañado. —Dice Derek.

—Ni yo —añade Rafa.

—Yo tampoco— dice Damián.

Todos me miran con una sonrisa pícara —yo a veces duermo acompañada... a veces.

—Entonces vemos Terror en Amityville. —Dice Rafa con una sonrisa.

—Yo me quedo contigo si te da tanto miedo —propone Derek con una sonrisa juguetona.

—Si quieren nos vamos ahora —propongo con una ceja enarcada.

—Y así saltamos la película y ustedes se van directo a la acción. —Dice Damián coqueto.

Margot comienza a sonrojarse y se remueve nerviosa mientras que Derek ríe. A Margot antes le gustaba Derek, pero ahora no estoy tan segura, también tengo sospechas de que le atrae Ray por comentarios o preguntas que me ha hecho sobre él en algunas ocasiones.

Derek tomó un trozo de pizza y exclamó: —Chicos, ¡esta pizza es increíble! Deberíamos hacer esto más seguido, una noche de comida y risas.

Rafa asintió mientras saboreaba su trozo de pizza. —Totalmente de acuerdo, amigo. Necesitamos más momentos así, relajados y divertidos.

Margot levantó su copa de refresco y brindó: —Por nuestra amistad duradera y por todos los momentos que hemos compartido juntos.

Levanté mi copa y me uní al brindis. —Salud, chicos. Gracias por estar siempre ahí para mí. Son los mejores amigos que podría pedir.

Entre risas y anécdotas, el tiempo voló y la noche se hizo más y más amena. En ese momento, nos dimos cuenta de cuánto valoramos la amistad que teníamos y cómo nos apoyamos mutuamente en todas las situaciones de la vida. Camille al rato después se unió a nosotros.

—¿Alguna novedad en tu vida amorosa? querida Camille, últimamente andas muy desaparecida.

Camille hizo una mueca divertida y respondió: —Bueno, últimamente he estado concentrada en el hospital y disfrutando de mi libertad. No estoy buscando una relación seria en este momento, aunque conocí a uno de los residentes y es bastante atractivo. —toma un sorbo de su bebida —Hace unos días me invitó a una cita.

La noche pasó volando, vi la hora en mi celular y ya es demasiado tarde, son casi las cuatro treinta de la mañana, le envié un mensaje a Andrew preguntándole si puede venir por mi.

****

Me despierto sintiendo suaves besos y caricias en mi rostro, y al abrir los ojos, me encuentro con los ojos amorosos de Andrew que me sonríen. Su amor llena la habitación y se refleja en su mirada.

—Feliz cumpleaños, mi amor —susurra con ternura, depositando besos ligeros en mi rostro. —¿Cómo dormiste?

Sonrío mientras lo abrazo. —Gracias, y qué bonita forma de despertar.

—No puedo pensar en una forma más especial de comenzar tu día —dice con una sonrisa y me besa con suavidad.

Tomó su rostro entre mis manos y lo acercó a mí. —Hay otras formas igualmente especiales, ¿sabes? —Susurro, dejando un rastro de besos por su mandíbula.

—Parece que alguien despertó con ganas de jugar —me dice deslizando sus dedos bajo mi camiseta, y un estremecimiento de placer recorre mi cuerpo.

Con cada caricia de Andrew, mi cuerpo se enciende y mi piel se eriza. Su toque es gentil pero firme, provocando sensaciones intensas. Sus labios se deslizan por mi cuello, dejando un rastro de besos húmedos y ardientes.

—Estoy ansioso por explorar todas las formas en las que puedo hacerte sentir especial en tu día. —murmura con voz ronca mientras sus manos continúan su ascenso, acariciando mi cuerpo con destreza.

El calor entre nosotros aumenta, y nuestros besos se vuelven más apasionados. Cada roce de sus labios contra los míos enciende la pasión que arde en mi interior. Cada gemido compartido es una melodía íntima que se extiende en la habitación, una sinfonía de deseo.  El placer crece y se intensifica, y cuando llegamos al clímax, lo hacemos juntos en un momento de unión perfecta y éxtasis compartido.

Envueltos en el abrazo cálido de las sábanas, nuestros cuerpos recuperan el aliento mientras nuestras sonrisas se entrelazan. Nos quedamos tumbados juntos, disfrutando de la intimidad compartida y el amor que fluye entre nosotros.

—Venga, vamos a desayunar. —sugiere Andrew con un brillo de emoción en sus ojos. —He preparado una sorpresa para ti.

Nos levantamos de la cama, me entrega una camiseta suya mientras él se viste con un chándal y una camiseta.

Con lo que se ponga este hombre es perfecto.

Bajamos juntos hasta la sala donde había preparado un pequeño desayuno con frutas,  pequeños waffles, un pequeño pastel, todo acompañado por un ramo de mis flores favoritas.

Me giro hacia él con sorpresa y gratitud. —¡Es hermoso! Gracias, mi amor —le agradezco con un abrazo sincero.

—Solo quería que te sintieras especial hoy —dice con un beso tierno en los labios. —Espero que te guste. Lo preparé con cariño.

Nos sentamos juntos, compartiendo momentos de amor y alegría. Tomó el ramo de flores que me ofrece y le dedicó una sonrisa radiante.

Toma el ramo de flores y me lo entrega —Estas son para ti. —Besa tiernamente mi mejilla.

Tomo el ramo de flores entre mis manos, admirando los colores y el aroma que emanan las flores. La ternura en los ojos de Andrew y su gesto cariñoso me hacen sentir especial e importante para él.

—Son hermosas, como tú —me dice.

Disfrutamos del desayuno juntos, mientras hablamos de trivialidades entre risas como siempre. Mis sentimientos se desbordan mientras compartimos historias y risas, reafirmando la conexión que tenemos. Andrew me mira con un brillo en sus ojos que hace que mi corazón late con fuerza. Cada palabra y gesto suyo demuestran su amor, y no puedo evitar sentirme la persona más afortunada del mundo.

𓃭

Holaaa!!! ✨

Espero que les siga gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla .

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