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CAPÍTULO 31

Narra Andrew

—¿Me vas a decir a dónde vamos?— Me pregunta Ainhoa girando en el asiento para mirarme.

—Es una sorpresa, amor —respondo, con una sonrisa en los labios, sin dejar de prestar atención a la carretera.

Hace un puchero adorable que me derrite el corazón. —Dimeeee,  Andrew bonito.

No puedo evitar soltar una risa ante su expresión tan encantadora. —No, amor, es una sorpresa.

El semáforo en rojo nos detiene, y Ainhoa se acerca a mí, con ojos que me recuerdan al gato con botas. Con ternura, acarició su suave mejilla con mi pulgar.

—No me pongas esa carita, amor.

Ella me lanza una mirada de reojo y hace una mueca divertida.

—No seas impaciente, mi amor. Estamos a punto de llegar, solo faltan cinco minutos más. —Le prometo con una sonrisa, consciente de que su curiosidad solo aumenta y que mi sorpresa la hará muy feliz.

Ainhoa suspira y recuesta la cabeza en el asiento. La mirada curiosa persiste en sus ojos mientras intenta adivinar el destino. Por unos minutos, el coche avanza en silencio, y puedo sentir la tensión de su entusiasmo en el aire. Finalmente, llegamos al lugar y aparco el coche.

—Hemos llegado, amor. —Sonrío y apagó el motor.

Miro a mi alrededor y juntó las cejas.

—¿Al mirador?

Me bajo del auto y caminó al lado del copiloto para abrir su puerta.

—Ya verás amor, te gustara créeme. —Dice al estirar su mano para ayudarme a bajar.

La ayudó a bajar del auto y caminamos tomados de la mano hacia el maletero bajo la atenta mirada curiosa de Ainhoa. Saco de la maleta una pequeña mochila y una cobija.

Nos acomodamos en el suelo, me siento detrás de ella y pegó su espalda a mi pecho rodeándola.

Desde el mirador se ve un cielo hermoso, completamente estrellado y hacia abajo la ciudad perfectamente iluminada.

—Quiero saber.... Anda dime —me pida girando su rostro para mirarme.

—Espera solo cinco minutos más —Miro mi reloj.

—Que hermosa se ve la ciudad, desde aquí.

—Mira el cielo —susurro con suavidad en su oído.

Ainhoa me mira sin comprender nada, mira al cielo y una sonrisa aparece en su rostro que lo ilumina por completo cuando la primera estrella fugaz pasó en ese instante, y Ainhoa cierra los ojos, un gesto que me hizo sonreír. Sabía que esta sorpresa la llenaría de emoción.

—¿Eres de esas personas que piden un deseo al ver una estrella fugaz? —pregunto en un susurro, observando cómo sus labios se mueven.

Ainhoa puso su dedo sobre mis labios para que guardara silencio y cierra nuevamente los ojos, completamente concentrada en ese momento especial. Durante los próximos minutos, seguimos observando el espectáculo celestial. Cada nueva estrella fugaz que cruza el cielo nos llena de asombro y emoción, y es como si el universo mismo se alineará para regalarnos este momento único.

—Espero que tengas muchos deseos por pedir. —Dije repartiendo besos en su cuello.

—Tú también tienes que pedir tus propios deseos. —Me dice sin dejar de mirar el espectáculo que está ocurriendo sobre el cielo.

—No creo que una estrella fugaz, me pueda conceder un deseo.

Me mira sin dejar de sonreír. —Funciona, créeme. Tienes que desearlo con todo tu corazón para que se haga realidad.... La fe es lo que le da vida a los deseos.

—¡Vaya! que profundo. —Beso su mejilla.

Aprovecho el momento para observarla detenidamente. Su cabello cae sobre sus hombros en ondas suaves, y su rostro se ilumina con el resplandor del espectáculo en el cielo.

—¿Cómo supiste que esta noche habría una lluvia de estrellas? Tenía muchas ganas de venir, pero a mis amigos no les gusta mucho la astronomía. —Me mira sonriendo.

—Sin querer, te escuché hablar con Miranda y le contabas que hoy habría una lluvia de estrellas. —Nuevamente sonrío, incapaz de resistirme a la luz que emana de ella—. Sabía que te gustaría ver esto.

Sus ojos brillan con una pasión que parece ilimitada, y su sonrisa es como un faro en la noche.

Mientras la noche avanza y las estrellas fugaces se hacen más frecuentes, el tiempo parece detenerse, y estoy agradecido por cada momento que compartimos juntos. Ainhoa descansa su cabeza en mi hombro, y no deja de observar a las estrellas fugaces que cruzan e iluminan el cielo nocturno.  El viento juega con su cabellos, y la tenue luz de las estrellas refleja en sus ojos, dándole un brillo etéreo. No puedo evitar perderme en su mirada, en la profundidad de su alma que parece conectarse con el universo en esta noche especial.

Ainhoa se acurruca un poco más en mi regazo, y yo la abrazo con cariño. Mientras contemplo su rostro iluminado por la luz de las estrellas, sé que este momento quedará grabado en mi memoria para siempre. La magia de esta noche, su risa, sus deseos y su amor, son tesoros que guardaré con cuidado en el rincón más profundo de mi corazón.

Ainhoa —murmuro, y su nombre sale de mis labios con un susurro cargado de emoción.

Levanta la cabeza y me mira, sus ojos brillan con la luz de las estrellas y la emoción que siente. Nuestros ojos se encuentran, y en ese instante, sé que estoy jodidamente enamorado de ella. Mi corazón late con fuerza, y la necesidad de expresar lo que siento se apodera de mí.

Ella inclina la cabeza, esperando mis palabras, su mano se desliza suavemente por mi mejilla.

—No sé cuándo sucedió, pero estoy profundamente enamorado de ti. —Lo digo en voz alta, mis ojos nunca se apartan de los suyos. La emoción se refleja en su mirada, y su sonrisa se ensancha.

Ella no responde con palabras, porque no es necesario. Su beso es la respuesta a mis sentimientos, y en ese dulce contacto, confirmamos el amor que hemos descubierto en esta noche mágica. Lentamente, nuestros labios se encuentran en un beso cargado de pasión y deseo, sellando el amor que hemos descubierto en esta noche mágica. Nuestros cuerpos se atraen con intensidad, y la brisa nocturna acaricia nuestra piel, haciendo que cada caricia sea más electrizante.

Nuestras manos exploran con avidez, deslizándose por la curva de la espalda y los hombros, sintiendo el calor de la piel bajo la yema de los dedos. Ainhoa gime suavemente en respuesta a mis caricias, y sé que estamos en este momento juntos, compartiendo la pasión y la conexión que hemos encontrado bajo la lluvia de estrellas.

Mi boca desciende por su cuello, besando y lamiendo su piel suave y fragante. Ainhoa susurra mi nombre, y el sonido de su voz es como música para mis oídos. Mis labios exploran cada rincón, y no puedo resistirme a probarla con avidez.

Con delicadeza, la recuesto sobre la manta que nos cobija, y mi cuerpo se acomoda sobre el suyo. Nuestros besos se vuelven más ardientes, más hambrientos, y sé que no puedo esperar más. Mis manos exploran la curva de sus caderas, deslizándose hacia su muslo, acariciando su piel de manera íntima. Ainhoa se arquea bajo mis caricias, sus dedos se enredan en mi cabello, y nuestras miradas se encuentran con lujuria. Cada roce, cada beso, nos acerca más al abismo del deseo compartido.

La noche sigue siendo testigo de nuestro amor apasionado, y mientras la lluvia de estrellas continúa danzando sobre nosotros, nosotros nos perdemos en la profundidad de nuestra pasión. Nuestros cuerpos se unen en un éxtasis que nos envuelve, y el universo parece desvanecerse en comparación con la pasión que compartimos.

El placer se apodera de nosotros, y cada gemido, cada suspiro, se convierte en una sinfonía de deseo. No hay palabras, solo el lenguaje de nuestros cuerpos, que hablan con la pasión que hemos encontrado en esta noche mágica.

El viento susurra a nuestro alrededor, la luna nos observa en silencio, y las estrellas siguen su danza en el cielo. Pero en este rincón del universo, somos el centro del mundo, dos amantes que se han encontrado bajo la lluvia de estrellas y que han descubierto un amor apasionado y eterno.

Cuando finalmente alcanzamos el clímax, nuestros cuerpos se relajan, y nos quedamos abrazados en la manta, perdidos en el éxtasis que hemos compartido. La noche continúa su avance, y el amor que hemos encontrado bajo la lluvia de estrellas brilla con fuerza en el rincón más profundo de nuestros corazones. Ainhoa y yo nos perdemos en ese instante suspendido en el tiempo, abrazados, compartiendo nuestras emociones y esperanzas bajo la inmensidad del universo.

Finalmente, la última estrella fugaz se desvanece en el horizonte, pero la calidez del momento perdura en nuestras almas. Ainhoa levanta la cabeza de mi hombro y me mira con una sonrisa radiante.

—Gracias por traerme aquí, Andrew. Ha sido una noche increíble. —Sus palabras son como música para mis oídos, y mi corazón late con alegría.

—No hay nada que desee más que hacerte feliz, Ainhoa. —Le respondo con una ternura sincera.

*****

Me encuentro en mi departamento, inmerso en la revisión de algunos documentos legales relacionados a un caso en el que estoy trabajando, mientras espero a que Ainhoa llegue. Nuestros planes son simples, pasar la tarde juntos, ver alguna película, acompañarla al centro comercial a comprar algunas cosas que le faltaban antes de entrar a clases, y luego cenaremos. En un instante mi vibró, y la notificación de un mensaje de Ainhoa apareció en la pantalla.

Mi hermosa Ainhoa❤️:
Voy un poco retrasada 😖
Lo siento, la ecografía se retrasó

Ander:
No te preocupes amor 😉😘

Dejó el celular a un lado y continuó mi trabajo, tomando notas y centrando mi atención en los detalles del caso. El timbre suena y me pongo de pie para abrirle la puerta a Ainhoa. Camino hacia la puerta para abrirle a Ainhoa. Sin embargo, la sorpresa me dejó paralizado. No es Ainhoa quien está al otro lado de la puerta, sino Ashley. Mis cejas se fruncieron en confusión.

—Ashley, ¿Qué haces acá? —pregunto con el ceño fruncido.

Ella me mira con una sonrisa y me da un beso en la mejilla antes de entrar. Su presencia repentina me desconcierta.

—Me encantaría decirte que vengo a seducirte, pero no es el caso esta vez, mi amor. —Su voz suena melosa y su mirada parece ocultar algo más.

Me limpio la mejilla con el hombro y Ashley me observa con una expresión triste.

—No te dije que pasaras. ¿Qué es lo que quieres, Ashley?

—Ander, amor, vine porque creo que olvidé una chaqueta aquí, y la necesito. Cuando vine a recoger mis cosas, podría haberse quedado sin querer.

Ella se acerca más, su rostro a escasos centímetros del mío, y retrocedo instintivamente cuando veo sus intenciones de besarme.

—No me llames amor. —Le respondo con frialdad—. Y no se te quedó nada. Ahora, vete, por favor —hago un ademán hacia la puerta abierta.

Ella se vuelve a acercar, pero retrocedo.

—Por favor, déjame revisar rápidamente. No me demoraré, amor.

—Rápido, si te demoras te sacaré yo. —dije frío.

—Claro amor, lo haré rápido.

Respiro hondo y trato de mantener la calma mientras ella se dispone a buscar su chaqueta.

—No me llames amor. —Reitero fríamente.

Ashley sube las escaleras rápidamente, y yo cierro la puerta, apoyándome en ella, esperando a que Ashley se vaya. Tomo mi celular y respondo a un mensaje de Ray. Sin embargo, Ashley interrumpe mis pensamientos al acercarse a mí.

—No estaba, amor. —dice con un puchero.

—Te dije que no estaba. Ahora, te puedes ir, por favor. Estoy ocupado. —Apuntó hacia la puerta.

Ella bufó, pero sigue acercándose a mí.

—Pero ahora que estamos aquí... —Apoya sus manos en mi pecho, pero yo me alejo de ella—. Podríamos hacer algo para recordar viejos tiempos.

—No. Ahora, vete. —Mi voz es firme y fría.

Ashley suspira.

—Está bien, pero cuando quieras recordar viejos tiempos, tienes mi número.

Ashley se da media vuelta y camina hacia la salida. Cuando abre la puerta, al otro lado está Ainhoa. Ella permanece en silencio, alternando su mirada entre Ashley y yo, su mirada reflejando una mezcla de emociones. Puedo sentir cómo la tensión en la habitación aumenta a medida que ella procesa la situación. Sus ojos finalmente se posan en los míos, y veo la confusión y la herida en su mirada.

Llevo mis manos a mi cabello con frustración y hablo.

—Ainhoa, amor. Por el amor que le tienes a tu familia. Por favor no malinterpretes las cosas. Te juro por mi sobrina que no es lo que tu crees. —hablo con desesperación porque se que es lo que podría estar pensando, yo habría pensado igual si me topara con esta escena.


Holaaa!!!

Aquí les dejo la actualización correspondiente al día lunes. Espero que les guste el capítulo y la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.

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Gracias por leer, un abrazo  🧡

Actualizaciones: Lunes - Jueves.

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