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CAPÍTULO 26

Narra Ainhoa

Miró a Nate, y sin hacer ningún gesto, ambos nos ponemos de pie y caminamos hasta el patio trasero, dejando a Mark para hablar en privado con nuestros padres. La conexión que compartimos los tres es increíble; a pesar de que peleamos el noventa por ciento del tiempo, cuando realmente nos necesitamos, nunca fallamos. Es un lazo especial que solo nosotros como hermanos podemos entender.

En el tranquilo patio trasero, Nate y yo nos sentamos en las sillas de jardín, compartiendo una mirada cómplice mientras esperamos a que Mark tuviera su conversación con nuestros padres.

—¿Qué crees que esté pasando, Ainhoa? —preguntó, rompiendo el silencio.

Sé lo que Mark está hablando con mis padres, él aún no les cuenta que Gemma está embarazada.

Hice una mueca —No lo sé, esperemos a que nos cuente él.

—Así que Ander... debo confesarte, enana... —comienza Nate con una sonrisa juguetona.

Ruedo los ojos. —Ya empezamos con lo de enana.

—Pero si lo eres, acéptalo. Las cosas no cambiarán y no crecerás más.

Le levanto el dedo medio en respuesta. —Te odio, eres insoportable.

Nate rie. —Está en los genes, tú eres igual. No entiendo cómo Andrew te soporta.

—Ni intindi cimi indriw ti sipirti —repito burlándome. —Lo mismo podría decir de tu novia, ¿o crees que no he oído hablar con ella?

Y así, como siempre, comenzamos una discusión que es parte de nuestra dinámica familiar. Aunque nos peleamos y nos burlamos el uno del otro, al final del día, somos una familia unida que se apoya en los momentos importantes.

Mark regresa al patio trasero con una expresión seria en el rostro. Suspira y se sienta junto a nosotros, su rostro es serio y me está dando miedo la reacción de mis padres.

—¿Qué pasa, hermano? —preguntó Nate.

Mark suspiró, —Gemma está embarazada.

Nate abre los ojos con sorpresa, sus ojos brillaron ante la idea de ser tío.

—Y debía contarles a los papás que van a ser abuelos. La cosa es que ellos se lo tomaron bien, muy bien. Los que no se lo tomaron bien fueron los padres de Gemma y le quitaron toda la ayuda económica.

Hago una mueca —Pero no entiendo, Gemma está por terminar la universidad al igual que tú. No vive con ellos como para que la echen de la casa.

—El departamento en el que vive lo pagan sus padres y le dijeron que no iban a seguir pagando el departamento.

Hago una mueca y lo abrazo —¿Hay una buena noticia? No todo puede ser malas noticias, ¿verdad?.

Nate me miro y hablo —Seremos tíos. Tendremos un mini Mark o mini Gemma recorriendo nuestros pasillos.

—Espero que sea Mini Gemma, porque Mark es degradable.

Mark sonrió y me empujó levemente, para luego fundirnos en un abrazo.

—¿Qué dijeron nuestros padres? —Nate hace la pregunta que tanto queremos preguntar.

Mark sonríe y siento alivio —Al principio se sorprendieron, pero luego no dieron más de la felicidad. Se vieron entusiasmados con la noticia de un nieto. —Tomo aire —me dijeron que soy lo suficientemente mayor para hacerme cargo de mis responsabilidades, y como estoy a semanas de terminar la universidad, nos mudaremos juntos. Mamá nos recomendó que viviéramos aquí por unos meses hasta que encontremos un departamento. Y ambos un trabajo.

—Igual te queda poco de universidad. —dice Nate encogiéndose de hombros.

—Si, este es mi último mes y luego viene el examen final que me da mi título. —sonríe —Y en el lugar donde estoy haciendo mis prácticas quieren que me quede.

Sonríe orgulloso —crecen tan rápido —dije fingiendo exageradamente dramatismo. —Enano no crezcas.

Mark y Nate se miran y luego comienzan a reír.

—A ti no te sale.

—Además tienes que llamar a enano o enana a alguien más pequeño que tú. Pero de porte no de edad tarada —dice Mark golpeando suavemente mi frente con su dedo índice.

—Espero que el pingüino que se está formando se parezca en todo sentido a Gemma.

—Eso espero, porque si de mi saca tus genes me pegó un tiro.

—Te imaginas dos como ella —me apuntó Nate.

—Una mini Ainhoa seria re tierna, encantadora, angelical, hermosa. La niña Perfecta. —Sonrió— Ojalá se parezca a mí.

Ambos me miran mal —Creo que hablamos de dos Ainhoa's completamente distintas.

—Te imaginas dos Ainhoa como ella, igual de insoportable, odiosa, chillona, peleadora y enana. —dice Mark.

—Hermano, no seamos tan malos igual tiene lo suyo. Cuando quiere es cariñosa, amable y simpática.

Me cruzo de brazos mientras ambos hablan de mí como si no estuviera. Porqué los hermanos son así.

Escucho las risas de mis padres quienes están mirándonos desde los ventanales que dan al patio.

—Por ahora solo nos conformamos con un mini Mark. —Dice mamá.

Días después...

Me despierto con una sensación extraña. Un dolor de cabeza punzante, dolor de garganta, náuseas y pesadez en todo el cuerpo me invaden. Trato de levantarme de la cama, pero mi cuerpo no responde como debería. La fiebre me abruma y me duele cada parte de mi ser. Al mirarme en el espejo del baño, veo mi rostro pálido, ojeras profundas y los ojos vidriosos. A pesar de mi malestar, me ducho y me maquillo con esfuerzo para disimularlo.

Elijo unos pantalones negros de rayas blancas verticales muy finas y una camiseta blanca ajustada que introduzco dentro de mis pantalones. Completo el conjunto con zapatillas blancas y dejo mi cabello suelto.

En la universidad, me dirijo directamente a mi aula donde me encuentro con Margot esperándome en la puerta.

—¿Estás bien? —me preguntó Margot cuando me acerco a ella.

—Sí, solo es un leve dolor de cabeza, probablemente los nervios del examen —miento.

Dos horas después, me encuentro sentada en mi pupitre intentando resolver el examen, pero todo me da vueltas. Las náuseas me asaltan y no puedo controlarlas. Miro mi examen a medio hacer y sin tener claro si mis respuestas están correctas, me levanto tomando  mis cosas bajo la antena mirada confusa de Margot.

Camino hacia la mesa del profesor y le entrego mi examen y me dirijo rápidamente al baño para aliviar mi malestar. Luego de lavar mi rostro y mis dientes, camino hacia la cafetería en busca de un té.

Afortunadamente, es mi última clase del día. Mi celular vibra y sonrío cuando veo su nombre iluminando mi pantalla.

Sexy y atractivo Dios Griego:
Hermosa, paso por ti. Estaré allí en cinco minutos.

Sonreí al leer su mensaje, sintiéndome un poco mejor.

Ainhoa:
Te espero afuera 🧡

Termino mi té y recojo mi mochila para dirigirme hacia la salida del campus, donde Andrew, como siempre, está apoyado en su auto esperándome.

—Hola, amor —dice mientras me da un breve beso en mis labios y me rodea con sus brazos—. ¿Cómo estás?

Andrew me abraza con ternura, y su aroma, una mezcla sutil de su perfume y su propia esencia, inunda mis fosas nasales, envolviéndome por completo. Siento como si todo el estrés y la enfermedad que me han acosado durante toda la mañana se disuelven en el aire. Su abrazo es como un refugio cálido y reconfortante. Cierro los ojos por un instante y me permitió sumergirme en ese abrazo fuerte y duro, absorbiendo la seguridad y el consuelo que emana de él.

—Bien, ¿y tú?

—Todo bien... ¿Qué te parece si almorzamos y luego vamos a un parque? —propone mientras abre la puerta para mí.

—Claros vamos —respondo mientras subo al auto.

—Hola... —escucho una voz dentro del auto y me giro rápidamente, asustada para ver quien habla.

—Ho-hola —saludo confundida.

—Espero que no te importe, la llevaré a su casa y luego saldremos a almorzar —me explica Andrew mientras pone en marcha el auto—. Abrocha tu cinturón.

Ruedo los ojos y obedezco. —Ah, está bien —dije, aunque no muy convencida.

—Tendré que compensarte de alguna manera —dice la chica con tono coqueto.

Mi dolor de cabeza y malestar regresan con fuerza. Siento un nudo en el estómago y miró de reojo a Andrew, quien le sonríe a través del espejo retrovisor como si disfrutara de la situación.

—No te preocupes, está de camino.

—Ya sabes que no me quedaré así. De alguna forma encontraré la manera de agradecerte —dice la chica.

Hago una mueca de desagrado. Escuchar su voz me está irritando los oídos, sintiendo una mezcla de enojo y ganas de vomitar. Andrew detiene el auto en algún lugar desconocido, y la chica se baja.

—Gracias, guapo, por traerme —dice mientras cierra la puerta con un toque de coquetería exagerada.

Enarco una ceja y me vuelvo hacia él, con los brazos cruzados. Mi corazón late más rápido, y una sensación de incomodidad se apodera de mí.

¿Gracias, guapo, por traerme? —repito en tono molesta e imitando su voz—. ¿Quién es esa chica?

—¿Estás celosa? —preguntó con tono juguetón—. Es solo una compañera de universidad con la que estoy haciendo uno de los últimos proyectos. Además, su auto se averió, y no tenía a nadie más para acercarla.

—Conozco esa historia —murmuro —Llévame a casa, no me siento bien. —añado mirando hacia la ventana.

Andrew detiene el auto en un semáforo en rojo, y mi tensión aumenta. —¿No crees que estás actuando como una niña?

—Solo te pido que me lleves a casa, no me siento bien.

—Esto es muy inmaduro de tu parte, te pones celosa por alguien que no me interesa.

Inclinó la cabeza hacia atrás en un gesto de frustración. —Andrew te coqueteo durante todo el camino, y tú le seguiste el juego.

—Es solo una amiga —dice Andrew sin mirarme—. Y no le seguí el juego, solo fui amable.

Estaciona frente a mi casa, y siento que mis emociones están a punto de desbordarse. —Una amiga que te tiene ganas, ¿tendré que compensarte de alguna manera? Por favor, Andrew, apuesto a que ya te la tiraste.

Abro la puerta para bajarme, pero su brazo me detiene, y el nudo en mi estómago se hace más apretado Suelta el aire pesadamente y me mira. —No te bajes, vamos a hablar. Y no me he tirado a nadie. Estoy contigo.

—¡No! No vamos a hablar de nada. No quiero hablar contigo —dije, sintiendo que mis ojos se llenan de lágrimas y una oleada de frustración e impotencia me inunda por completo.

Cierra los ojos como si estuviera buscando tranquilidad interna. —Ainhoa, no actúes así.

—Hablemos después —pido llevando una mano a mi cien para frotarla. —por favor, de verdad que no me siento bien.

—No sé si después voy a poder hablar contigo.

¿Que si me dolió?, claro que me dolió. Mis emociones están hechas un caos, y no sé cómo lidiar mis sentimientos hacia él y mis sensación de querer morirme.

—Entonces no hables. ¿Vale?

Fue lo último que digo antes de cerrar la puerta con un portazo. Y el que haga esto con su auto se enfurece más. Sonrió con maldad cuando escuchó el sonido de su auto desaparecer. Una mezcla de triunfo y tristeza se apodera de mí a medida que la adrenalina de la discusión disminuye. Me recuerdo a mí misma que estoy enferma y que no puedo pedirle que se quede conmigo porque discutimos, y por una estupidez.

Entro a mi casa y me dejo caer en el sillón, bajo la atenta mirada de Miranda que está ordenando la sala.

—Hola Miranda —saludo con la mejilla apoyada sobre el asiento del sofá. —El amor es una mierda.

—Hola mi niña, ¿qué pasó? —me preguntó dejando de lado el cojín acercándose a mi —Ainhoa, estás pálida ¿te encuentras bien?

—N-n-o...— balbuceo mientras me levanto y corro al baño.

Miranda toca mi frente una vez que salgo del baño.

—Mi niña, ve a acostarte estas con temperatura. Debes descansar.

Y sin más palabras le hago caso y subo a mi habitación para acostarme en mi cama tal y como llegue.

—Cariño estás con treinta y ocho grados de temperatura —Dice la doctora Samantha sacando el termómetro de mi boca.

—Ha estado vomitando toda la tarde —Le informa Miranda a mamá. —tampoco ha comido.

Mi mamá hace un gesto —Deberíamos ir al hospital para que te pongan suero —hace un gesto —Además, hay un virus estomacal circulando que coincide con tus síntomas.

Niego con la cabeza. —No, mamá. Actúa como una madre, no como una doctora, por favor. No me lleves al hospital—ruego con un puchero.

—Y por eso, cariño, actuaré como una madre llevándote al hospital. Si actuara como una doctora, te atendería en casa, pero necesitas medicamentos para controlar las náuseas y suero para recuperar el  líquido que has perdido—, explica.

Me cruzo de brazos —No me agrada esto.

—Irás... —se pone de pie.

—No, no quiero ir.

Me mira con el ceño fruncido. —Ainhoa, no te pregunte si querías ir. Ahora levántate. —Me ordena seriamente y se giró hacia Miranda con una sonrisa. —Miranda, ¿puedes encontrarle algo más cómodo para ponerse? Por favor.

Intentó protestar nuevamente, pero las náuseas vuelven  antes de que pueda decir una palabra.

Me cambio por la ropa que Miranda me entrega, agarro mi celular y mis auriculares para escuchar música mientras paso el rato. En realidad, mamá tiene razón; estar en el hospital es más conveniente que estar en casa. Durante el viaje al hospital, tuvimos que detenernos varias veces para que pudiera vomitar.

Estoy recostada en una de las camillas de la sala de urgencias, pero, dado que mamá trabaja en el hospital, me cambiaron a una habitación privada. A veces, tener privilegios es beneficioso.

Kim, una amiga de mamá y médica en el hospital, me está conectando la intravenosa para administrar el  suero.

—Voy a administrar un medicamento para detener los vómitos, ¿de acuerdo?—, me explica.

—¿Voy a morir? —pregunto con una sonrisa. —Doctora, dígame si es grave, no me mienta.

Mi mamá se rie. —Ve demasiado Grey 's Anatomy.

—Te dejaremos descansar y luego volveré  a revisarte —dice  antes de cerrar la puerta.

Miro la hora en mi celular, son las ocho cuarenta de la noche, y aún no he recibido ningún mensaje de Andrew. Intento dormir un poco, pero las náuseas siguen molestándome. Al parecer, el virus estomacal que está rondando, no es grave, pero como suele suceder, afecta a cada persona de manera diferente, y a mí me está afectando bastante mal.

Mi celular vibra, miro mi suero y le queda demasiado líquido aún. Bufo y tomo mi celular.

Sexy y atractivo Dios Griego:
Voy a salir con los chicos, para que no te preocupes por si no te hablo.
Y tranquila, no me follare a ninguna otra.

Ainhoa:
Me importa una mierda lo que hagas.
Y para que veas que no te estaba mintiendo diciéndo que me sentía mal

No era un comportamiento inmaduro,  realmente me sentía muy mal.
Así que no te preocupes, diviértete 🙂.

Andrew no responde a mi último mensaje y eso me deja con una sensación de tristeza. La habitación del hospital es fría y poco acogedora. Quisiera estar en mi casa, cómoda y calientita.

Vuelvo a mirar mi celular, este se ilumina pero es un mensaje de Derek por lo que hago una mueca y lo dejo a un lado.

—Será mejor que duerma un poco, tengo para mucho rato estar aquí. —murmuro sin ganas.

Me acomodo y de un segundo a otro el sueño comienza a invadir mi cuerpo y me termino por dormir.

El crujido de la puerta me despierta, y un aroma que inmediatamente reconoce mi nariz, un aroma que conozco y adoro más que cualquier otro.

—Genial, me subio nuevamente la fiebre y ahora estoy alucinando con el aroma de ese estúpido, idiota, engreído, sexy, Dios griego llamado Andrew Miller—, pienso en voz alta.

—Vaya, no sabía que tenía tantos apodos. ¿Todos los inventaste tú? Me sorprende cuánto me odias. —me dice con humor.

Me giro rápidamente al escuchar su voz, tirando accidentalmente de mi intravenosa y provocándome un dolor punzante.

Andrew tomó asiento a mi lado y me preguntó con preocupación —¿Cómo te sientes ahora? Lo siento mucho.

Lo miró confundida —¿Por qué estás aquí? No te envié la foto con la intención de que vinieras.

Él suspira y responde suavemente —Lo sé, pero quiero estar contigo. Además eres mi novia ¿No?

No puedo evitar sentir una oleada de calor en mis mejillas y asiento con una sonrisa.  —Sí.

Él me toma mi mano con ternura —Entonces, como tu novio, quiero estar aquí cuidándote y dándote los mimos que la hermosa de mi novia merece. 

Un escalofrío recorre mi cuerpo y mi sonrisa se ensancha. —No me voy a morir, por si eso es lo que piensas. Ya me lo dijo la doctora solo es un virus.

Me mira con el ceño fruncido —Mi Amor, ¿Por qué siempre tienes que arruinar los momentos románticos?

Mis mejillas se encienden  y el monitor cardiaco comienza a sonar más fuerte—No lo sé.  —y más me sonrojo cubriendo mi rostro.

Mira disimuladamente el monitor que pitea fuerte y lo ignora como si este no estuviera volviéndose loco por el ritmo en que late mi corazón.—Yo sé la respuesta.

Si yo también sé que la sabes y te acabo de confirmar tu respuesta.

Engreído.

—¿A sí?, ¿y cuál según tú es la respuesta?

—Segura que lo quieres saber —Sonríe mientras él me guiña un ojo.

Asiento —Vamos a ver qué tan equivocado estás.

Él ríe y dice con picardía. —Porque te pongo nerviosa y tú cerebro deja de pensar y comienza a soltar incoherencias que no puedes controlar.

«Ding-ding-ding. Tenemos ganador». Mi subconsciente se  burla.

—Mientes. Tú no provocas esas cosas en mi. Eres un engreído eso es lo que pasa.

Él sonríe ampliamente mirando el monitor cardiaco. —Deberías aprender a mentir mejor. —Descansa. —Añade con voz autoritaria.

Suelto una risa sarcástica. —Voy a descansar porque estoy cansada, no porque tu me lo ordenaste.

—Si mi amor, lo que tú digas. —Me regala una sonrisa y se viene a acomodar a mi lado para acariciar mi cabello.

—Básicamente, te odio, Andrew Miller.

Él replicó con dulzura. —Yo también te quiero, Ainhoa Campbell. —Me da un beso en la frente y me rodea con su brazo mientras acaricia mi cabello y toma su celular.

Andrew acaricia mi cabello, sintiendo una mezcla de emociones en mi interior.

Con un suspiro, le habló en tono de broma —Eres insoportable, pero supongo que no podría pedir un enfermero mejor.

Andrew sonrie y responde en su típico tono juguetón —Eso es lo que siempre he dicho. Soy el mejor en todo.

Ruedo los ojos, pero no pude evitar sonreír.

—¿Qué estás haciendo en tu celular? —pregunto con curiosidad, mientras la incomodidad de la intravenosa me impide conciliar el sueño.

Andrew sonríe con ternura mientras continúa acariciando mi cabello. —Solo le respondo a Ray —me muestra el celular y luego lo bloquea—, pero estoy aquí contigo, así que olvídate del celular. ¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?

—Quitarme esto —levanto mi mano conectada a la intravenosa —y llevarme a casa.

Hace una mueca. —No puedo hacer eso, pero puedo seguir acariciando tu cabello para ayudarte a conciliar el sueño.

Cierro mis ojos y permito que la cálida presencia de Andrew me envuelva por completo. Poco a poco, la incomodidad de la intravenosa se desvanece, y me dejo  llevar hacia el sueño..

Mi sueño nuevamente es interrumpido por las voces de mi mamá y de Kim.

—Cariño, ya puedes irte a casa —dice Kim, con ternura en su voz.

Termino de abrir lentamente los ojos y encuentro a ambas mujeres con sonrisas tiernas en sus rostros, observando la escena en la que Andrew y yo estamos acurrucados, durmiendo juntos.

—Veo que tenemos visitas —Kim miró su reloj—, y las visitas acabaron hace una dos horas y media.

—Esto de tener privilegios —susurró mi mamá, juguetona.

Muevo a Andrew suavemente para que se  despierte.

—Hola, hola Sam —Saluda a mi mamá con una sonrisa adormilada.

—Hola, Andrew. ¿Te molestaría  llevar a Ainhoa a casa? Tengo guardia y Roger está fuera de la ciudad.

—Claro, no hay problema —responde Andrew, mirándome con una sonrisa tierna.

—Yo los dejo —dijo Kim—. Haré el papeleo para que puedas retirarte y recuerda tomar mucha agua, para que no vuelva a subir la fiebre. —añadió, dirigiéndose a Andrew—. Cuídala, no la quiero ver de vuelta en urgencias.

—Así será.

Mi madre se acerca a besar mi frente —Cuídate Ainhoa, y descansa.

Me levanto de la cama con cierta dificultad, sintiendo que mi cuerpo aún duele y mis ojos están pesados. En ese momento, lo único que deseo era volver a dormir.

Llegamos al departamento de Andrew porque en mi casa está Nate con sus amigos, y no quiero interrumpir sus planes. No deseo arruinar la diversión de mi hermano y sus amigos. Andrew se ofreció a quedarse conmigo en mi casa, pero preferí la idea de venir a su departamento. Así, los amigos de Nate no tendrán que irse; no es su culpa que yo esté enferma y tengan que cambiar sus planes; además, me siento cómoda y a gusto en el departamento de Andrew.

—Duerme un poco amor, iré por las medicinas que Sam me paso —Me dice con una mirada tierna en sus ojos.

—Gracias por preocuparte por mí, pero no te vayas —respondo con un puchero.

Andrew me sonrió y luego besó mi mejilla. —Volveré en seguida, las deje en el auto. Ponte cómoda. Además no quiero que la fiebre te suba nuevamente —me dijo, mientras sale de la habitación.

Apenas pude asentir con la cabeza, sintiendo cómo el agotamiento se apodera de mí. Me acomodo en la cama, cubriéndome con las sábanas, y cierro los ojos.

Unos minutos después, Andrew regresa con las medicinas en la mano y me entrega una pastilla junto con un vaso de agua.

—Toma amor, tómate esto—  me dice entregando una pastilla y un vaso de agua. —Me iré a dar una ducha y te hago mimos para que descanses— me dice dándome un beso en la frente.

Cuando Andrew sale de la ducha, vestido con ropa cómoda, se acuesta a mi lado bajo las cobijas y me acurrucó en sus brazos mientras acaricia mi cabello. Mis ojos se vuelven cada vez más pesados, y siento un beso en mi frente mientras me quedo dormida en sus brazos.

Cuando finalmente despierto, después de lo que parecieron algunas horas de sueño, noto que la fiebre ha cedido y mi cuerpo se siente más ligero. Sigo acurrucada en los cálidos brazos de Andrew, quien está concentrado mirando una película en la televisión. La suave luz del televisor ilumina su rostro sereno y relajado, mientras con su mano continúa acariciando mi cabello de manera suave y constante.

Sus ojos, llenos de ternura, se encuentran con los míos y una sonrisa se dibuja en sus labios.

—¿Tienes hambre?  —preguntó con ternura.

Asiento con una sonrisa agradecida.

Andrew sale de la habitación y regresa poco después con una bandeja de comida.

—Te traje algo de pollo a la parrilla con arroz y verduras—, me dice, colocando la bandeja sobre la cama.

Me siento y comienzo a comer. Me siento agradecida por la atención y el cuidado de Andrew.

Después de la cena Andrew se lleva la bandeja a la cocina, y vuelve a acostarse  a mi lado, sosteniendo mi mano.

Andrew se inclina y me besa suavemente mi frente, siento una sensación de alivio al tenerlo de vuelta en mis brazos. Ambos nos quedamos dormidos acurrucados.

𓃭

Holaaa!!!

Espero que les siga gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla .

¿Qué les parece el capítulo?

Tu apoyo es esencial para mi, así que no olvides comentar y votar 😊

Gracias por leer, un abrazo 🧡

Mañana tenemos actualización de Flavors of Desire: - Sabores del Deseo, las y Los dejos a todos invitados a leerla 🧡

Actualizaciones: Lunes - Jueves

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