CAPÍTULO 25
Narra Ainhoa
Hago una mueca, mi corazón late desbocado, y finalmente habló con determinación. —Quiero que seas sincero conmigo. Quiero todo. Tú me dijiste que yo no estoy para relaciones a medias. —Tomo aire y busco la valentía que necesito para decir las siguientes palabras que salen sola de mis labios. —Me das todo o ponemos fin a esto.
La habitación queda en un silencio denso mientras espero su respuesta. Andrew me queda mirando cómo si estuviera analizando mis palabras y buscando las palabras correctas.
—No quiero relaciones a medias, — continué. —Necesito...
De repente, Andrew se levanta de la silla y se sienta a mi lado en la cama, interrumpiendo —Ainhoa.... No deberías conformarte con menos. Mereces todo y más. Mereces que te bajen la luna.
Sus palabras resuenan en mi corazón como un eco de mis propios deseos más profundos, pero también me llenan de temor. No quiero volver a sentirme rechazada como aquella noche en la carretera, cuando creí que lo había perdido para siempre.
Una lágrima baja por mi mejilla y él con su pulgar la limpia con delicadeza.
—Tú me gustas, y mucho—, confesó —Me divierto contigo, eres una persona asombrosa, llena de alegría y felicidad. Me siento completo estando a tu lado. Quiero estar contigo, quiero que esto funcione, que funcionemos juntos.
Andrew toma con suavidad mi mentón y lo eleva, para que nuestros ojos se encuentren en un instante mágico, donde el deseo y la esperanza se entrelazan en un vínculo más fuerte que cualquier obstáculo.
—Ainhoa.... Hace unos días lo vengo pensando, y quizás este no sea el lugar más romántico, pero... —suspiró —¿Aceptas ser la razón detrás de mi sonrisa?
—¿La razón de tú sonrisa? —lo miro con curiosidad.
Asiente con la cabeza —Sí.
—¿Es tu nueva forma de pedir que sea tú novia? —pregunto con una sonrisa tímida.
—¿Es un sí?
Mi corazón late con fuerza mientras Andrew. Las palabras que acaba de pronunciar han iluminado mi rostro con una sonrisa sincera y emocionada. Siento mariposas revoloteando en mi estómago, como si estuviera flotando en una nube de felicidad.
Rodeo mis brazos en su cuello, lanzándome sobre él.
—Asumiré que es un si, y si es un no. Bastante extraña tu forma de rechazarme—dice con una sonrisa.
—Claro que es un sí.
Me abraza con más fuerza por la cintura y luego se recuesta sobre la cama conmigo en sus brazos.
—Quería pedírtelo en un lugar un poco más romántico, pero las circunstancias de la vida encontraron que este era el momento idóneo.
—Para mí estuvo perfecto —Le sonrió y beso sus labios. —¿Te quedarás conmigo?
—Quiero seguir vivo y con trabajo —dice con gracia.
—Mis padres salieron y llegaran tarde, al igual que mis hermanos, y podemos poner alarma temprano para que nadie se de cuenta que dormiste aquí.
Me quedo mirando unos segundos, como si estuviera analizando la situación.
—Está bien, me quedaré contigo —susurra Andrew mientras su aliento caliente roza mi piel y besa con ternura mi frente.
Nos recostamos en mi cama, me acomodo en su pecho mientras decidimos qué serie ver en la televisión. La comodidad de su abrazo y su cálida mano que acaricia mi espalda crean un ambiente íntimo y lujurioso mientras disfrutamos de Friends.
Después de varios capítulos, Andrew se acerca lentamente, rozando su nariz con la mía. Nuestros labios se atraen en un juego sensual y provocativo, como si estuviera explorando territorios desconocidos. La pasión crece a medida que nuestras bocas se acercan y se rozan, desatando sonrisas cómplices. Su pulgar acaricia mi labio inferior y sigue un recorrido atrevido por mi cuello, descendiendo entre mis pechos. Mi garganta se seca mientras su mano se desliza alrededor de mi cuello, inclinando mi cabeza hacia atrás antes de apoderarse de mis labios en un beso ardiente. Este beso es diferente, intenso pero pausado, de esos que despiertan un anhelo irrefrenable. Su mano sigue acariciando mi cuello, lo cual me resulta extremadamente sexy, provocando que mi excitación y deseo se disparen de manera vertiginosa. Mi respiración se torna errática, y él continúa besándome apasionadamente. Su beso es tan ardiente que siento que llegaré al éxtasis en cualquier momento. Un jadeo se escapa de mis labios cuando su lengua se entrelaza con la mía en un juego de pasión desbordante.
Andrew se sitúa sobre mi cuerpo con suavidad, y nuestras manos se exploran ansiosamente. Sus dedos trazan un camino de deseo sobre mi piel, dejando una estela de sensaciones incendiarias a su paso.
Mi corazón late al compás de nuestros besos, y nuestras lenguas se entrelazan en un baile apasionado. Sus labios, hambrientos de mi sabor, recorren mi cuello, y sus dientes rozan mi piel, provocando un gemido ahogado en lo profundo de mi garganta.
Con un movimiento rápido me sitúa sobre él, quedando a horcajadas sobre su regazo, sintiendo su bulto sobre mi intimidad. Me agarra del culo y lo presiona contra su ya abultado bulto, lo que hace que suelte un gemido. Mis dedos juegan con su cabello, bajo mis besos por el borde de su mandíbula, mi destino es claro el lóbulo de su oreja, una vez que llegó a él dejando un camino de besos que van desde su boca, pasando por el borde de su mandíbula marcada, y llegó hasta el lóbulo de su oreja, comenzando a jugar con él, lo chupo, lo lamo y lo muerdo, provocando leves gruñidos que salen de su boca. Su boca va en mi cuello, mordiendo y succionando, probablemente dejando alguna marca pero en estos momentos es lo que menos me importa.
Mis manos encuentran el borde de su camiseta y, con una lentitud provocandora que aumenta la tensión entre ambos, comienzo a subirla, mis yemas acarician cada centímetro de su piel que va quedando expuesta. Desciendo mis besos por su cuello, recorriendo sus pectorales con mis labios y acariciándolos con mis manos. Sus manos acarician distintos puntos de mi cuerpo con audacia, una acaricia y aprieta mi pecho sobre mi vestido, mientras que la otra desciende por mis piernas desnudas.
—Me vuelves completamente loco—. Susurro sobre mis labios, sus palabras se derriten sobre mis labios mientras desliza mi vestido hacia arriba, dejando mi piel expuesta solamente en ropa interior.
Andrew me mira con ojos ardientes, su deseo palpable en el aire, mientras mis labios encuentran los suyos en un beso apasionado y hambriento. La ropa que nos separa se convierte en un obstáculo que deseamos eliminar.
A este punto, nuestros gemidos se escapan con mayor frecuencia y volumen. Andrew cambia de posición, colocándose sobre mí, y mis manos recorren su espalda con urgencia. Andrew se dedica a repartir besos por todo mi cuerpo, sus labios ardientes recorren mi piel con una pasión incontenible. Se detiene por un momento justo por debajo de mi ombligo y admira mi cuerpo, su mirada ardiente quema mi piel y yo muerdo mi labio inferior cuando sus dedos alcanzan el borde de mis bragas, mi piel se estremece de anticipación.
—Esto me está estorbando. —Murmura sin dejar de mirarme.
Mi garganta se seca y, jadeando, respondo, llena de deseo —No es problema mío.
Sus dedos se deslizan junto con la fina tela de mis bragas con firmeza y delicadeza. Sus ojos siguen clavados en los míos, creando una conexión ardiente que nos consume.
Un gemido alto escapa de mis labios cuando dos de sus dedos se deslizaron entre mis pliegues y comienzan a masajear suavemente mi clítoris. Se acerca a mis labios con urgencia, besando mi boca con pasión, intentando ahogar los gemidos, con poco éxito.
Sus dedos se mueven en un ritmo seductor, explorando cada recoveco de mi intimidad con una destreza que me hace arquear la espalda y perder el aliento. La pasión que fluye entre nosotros es un fuego incontrolable que nos consume, y cada caricia intensifica la ardiente conexión que compartimos. Mi cuerpo responde a sus toques con ansias desenfrenadas, y las olas de placer me envuelven, llevándome al borde del abismo de la lujuria.
—N-no pa-pares —, logró articular entre gemidos, mientras mis manos encuentran su miembro, ya endurecido. Comienzo a masajear con destreza, sintiendo sus gruñidos como respuesta.
—Oh Ainhoa—, susurró con la voz ronca.
Se aleja de mis labios y termina de quitar su ropa bajo mi atenta mirada.
—Eres tan hermosa —dice mientras recorre mi cuerpo con sus ojos.
Rompe el envoltorio del preservativo con sus dientes y luego se lo coloca. Se acomoda sobre mí y separó mis piernas para que pueda encajar mejor, besa la punta de mi nariz y luego mis labios mientras se acomoda en mi entrada. Se introduce lentamente en mí y ambos soltamos un gemido al mismo tiempo. Comienza a moverse lentamente al principio, sus besos son igual de pausados, está apoyado sobre sus codos para no cargar todo su peso sobre mi, con una de sus manos acaricia mi rostro con ternura, sin dejar de mirarme. Cierro los ojos cuando acelera y profundiza cada embestida, suelto un gemido. Cambiamos de posición, ahora yo estoy a horcajadas sobre él, lo que me permite llevar el ritmo, sus manos están en mis caderas, lo que facilita los movimientos, mis manos están sobre su pecho e inclinó mi cabeza hacia atrás para disfrutar más. Andrew se incorpora y lleva uno de mis pezones a su boca mientras sus manos están en mi espalda, dándome estabilidad. Lame, chupa y muere uno de mis pezones mientras los movimientos se vuelve más rápidos, aumentando nuestro éxtasis.
Con un gemido gutural, Andrew nos hace girar nuevamente, acomodando su cuerpo sobre el mío. Su mirada es salvaje, sus ojos oscuros llenos de un deseo insaciable. Se inclina hacia adelante y atrapa mis labios en un beso ardiente y hambriento, mientras sus caderas continúan moviéndose con una urgencia desenfrenada. Clavo mis uñas en su espalda, marcando el camino de nuestro frenesí. En ese momento, somos dos amantes perdidos en el éxtasis que nos entregamos mutuamente. Nuestros cuerpos se convierten en un templo de deseo, y no hay nada más en el mundo que nos importe excepto la búsqueda interminable del placer mutuo y absoluto. Sus labios se apoderan de los míos con un beso apasionado y salvaje, sus dientes muerden mi labio, dejando una sensación ardiente en mi boca. Nuestra lujuria se desborda.
Estamos al límite, al borde de una explosión de pasión incontrolable que nos lleva a un lugar sin retorno, pero ninguno de los dos desea detenerse. Nuestros cuerpos, enlazados en una danza ardiente, se mueven en perfecta sincronía, como si fuéramos dos almas destinadas a completarse mutuamente. Y entonces, en un frenesí de deseo compartido, nos sumergimos en el abismo del placer, perdiéndonos en un orgasmo devastador que nos arranca gemidos rudos y salvajes. Nuestros cuerpos tiemblan llenos de éxtasis. Andrew no se detiene, continúa moviéndose con una ferocidad implacable, prolongando el orgasmo hasta límites insospechados. Cada embestida es como un eco de placer que se propaga por todo nuestro ser, manteniéndonos atrapados en el abrazo del éxtasis.
Se deja caer sobre mí y apoya su cabeza sobre mi pecho tratando de recuperar la respiración, después de un rato se recuesta a mi lado y me abraza con fuerza por la cintura acercándome a su cuerpo repartiendo besos por mi espalda desnuda. Nuestros cuerpos desnudos se entrelazaron en un abrazo cálido y reconfortante, y el suave roce de nuestra piel aún ardiente es un recordatorio tangible de la pasión que acabamos de compartir.
Andrew nos cubre con el edredón, y mis ojos comienzan a cerrarse mientras disfruto de las suaves caricias que me está repartiendo por mi espalda.
Despierto sintiendo unos brazos envolver mi cintura. La habitación permanece en penumbra, indicando que el amanecer aún está lejos. La única fuente de luz es la que se filtra tímidamente por las rendijas de las cortinas, proyectando destellos de la vida en la calle. Con cuidado, giro mi cuerpo para observar a Andrew, quien sigue sumido en un sueño sereno. Me quedo allí durante unos minutos, dejando que mi mirada se perdiera en los rasgos de su rostro apacible y sereno.
Sus labios entreabiertos, su respiración constante y su cabello suave cayendo delicadamente sobre su frente me llenan de una sensación de paz y felicidad por tenerlo a mi lado. Mis dedos se deslizan suavemente por su mejilla, explorando la suavidad de su piel. Cada contorno, cada detalle quedó grabado en mi memoria. Mis dedos se detienen en sus labios, tentados por la idea de besarlos, pero optó por resistir la tentación y no perturbar su sueño.
Finalmente, me acurruco nuevamente a su lado, sintiendo el calor de su cuerpo mientras me entrego nuevamente al sueño.
Despierto bruscamente por los golpes en mi puerta y la voz de Mark llamándome.
—¡Enanaaa!... —sus golpes resuenan en la habitación.
—¡Enaaanaaaaa, despierta! —golpea con más fuerza.
Abro los ojos de golpe y a mi lado está Andrew dormido.
—¡La alarma!
—Ainhoa, ¡despierta! —Mark insistie.
—¿Queeee, pesado? ¿Qué? —grito con voz agitada mientras sacudo a Andrew, sintiendo que mi corazón late desbocado en mi pecho, como un tambor estridente que acompaña mi inquietud. Cada pulsación resuena en mis oídos, martillando en mi mente la urgente necesidad de encontrar una forma de sacar a Andrew de casa sin que mis padres o hermanos se den cuenta. La ansiedad fluye por mis venas como un torrente incontenible, mientras mis pensamientos se apresuran como hojas secas llevadas por un viento impredecible.
—Andrew, olvidamos poner la alarma —le dije con angustia—. Tendrás que saltar por la ventana cuando yo salga de la habitación.
—Mamá dice que el desayuno está listo y que no te demores en bajar. —Mark habla desde el otro lado de la puerta.
El sonido de sus pisadas se desvanecen lentamente por el pasillo. Sin embargo, el breve respiro que he logrado fue interrumpido abruptamente cuando, de repente, vuelve a resonar el golpe sordo en la puerta.
—Y papá dice que Andrew también baje a desayunar, que no sea tímido.
Mientras escucho las palabras de mi hermano, una sensación de asombro me invade de pies a cabeza. Mi reacción fue instintiva: me giro lentamente, con los ojos como platos y la boca ligeramente abierta, completamente sorprendida por lo que acabo de escuchar.
—¿Cómo se enteraron? —le pregunto a Andrew mientras le golpeo el brazo—. ¿Viniste en auto y lo estacionaste afuera?
—¡Auch!, Ainhoa eso dolió. Tienes un pésimo despertar. —responde con una sonrisa.
—No estoy de humor para los juegos —le dije con seriedad.
—¿Tan idiota te crees que soy? Vine en la moto y estacione en casa de tus vecinos.
Me levanto de la cama y busco mi ropa. Comenzamos a vestirnos en silencio, preparándonos para enfrentar a mi padre. Bajamos las escaleras en silencio, Andrew está vestido con la misma ropa que llegó anoche y yo llevando puestos unos pantalones cortos deportivos y una camiseta.
—B-buenos días —saludo con nerviosismo.
—Alguien parece estar de buen humor esta mañana —dice Mark riendo.
Miranda le da un golpe en la cabeza para que deje de hacer comentarios tontos.
Mi padre nos miró y saludó como un día normal.
—Buenos días, chicos —dice mientras toma un sorbo de su café—. Tomen asiento. ¿Hija, por qué pareces tan nerviosa?
Miro a mi padre y luego a mis hermanos, quienes apenas pueden contener la risa. Nos sentamos en silencio mientras Miranda comienza a servirnos café. Observó a Andrew, quien parece mantener la calma, a diferencia de mí, que estoy luchando contra los nervios que amenazan con desbordarse.
—¿Cómo te ha ido en el bufete, Andrew? —preguntó mi madre tomando un sorbo de su café.
Andrew, mostrando su mejor sonrisa y aparentando tranquilidad, responde. —Todo marcha bien en el bufete, Sam. Estamos trabajando en un caso interesante que parece estar llegando a un buen punto. —Dice mientras le unta margarina a su tostada.
Mi padre asintió, aparentemente satisfecho con la respuesta.
Mi madre asiente con aprobación, y pude notar un destello de orgullo en sus ojos al escuchar su respuesta. A pesar de estar un poco más relajada, sigo preocupada por la situación y deseando que nadie note nada inusual en mi comportamiento.
Mi padre, sin embargo, sigue observándonos con cierta curiosidad.
—Hija, ¿estás segura de que estás bien? Pareces un poco fuera de lugar esta mañana. —Me habla con una sonrisa burlona.
Tragó saliva nerviosamente antes de responder.
—Sí, papá, estoy bien.
Mis hermanos intercambian miradas disimuladas y se que están ansiosos por hablar. Mark finalmente rompe el silencio, aunque lucha por mantener la seriedad en su voz.
—Bueno, papá, resulta que esta mañana tenemos un invitado inesperado en casa. ¿Por qué no le cuentas a papá sobre tu visita sorpresa, Ainhoa?
Miro a Andrew, tragó saliva y respondo con voz temblorosa.
—Sí, papá, resulta que Andrew.... necesitaba... umm ... .un lugar... eh..... p-para quedarse esta noche. Si para q-quedarse, y .... y-yo le ofrecí mi habitación.
Mi padre nos miró a ambos con una ceja arqueada, aparentemente sin comprender del todo mis palabras. Mi madre, junto con mis hermanos y Miranda, por otro lado, parecen estar a punto de estallar en risas; mientras que Andrew me observaba con extrañeza.
—Así que, ¿Andrew pasó la noche aquí? —preguntó mi padre, mirando a mi madre con una mezcla de diversión en su voz.
Asiento, sintiéndome cada vez más incómoda bajo su mirada. Me estoy hundiendo sola.
—S-sí, papá. Fue una decisión de... de último minuto, y no queríamos molestarte.
Mi madre finalmente no pudo contener su risa y estalla en carcajadas, seguida por Mark, Nate y Miranda. Mi padre sonrió y sacudió la cabeza con diversión.
—Bueno, al menos no tuvieron que esconderlo en el armario. —Dice mi padre mirando a Mark.
Frunzo el ceño, confundida por su comentario.
Esconderlo en el armario... Miro a Mark y abro la boca con sorpresa recordando lo sucedido..
La primera vez que Gemma se quedó en casa, Mark la escondió en el armario. Fue descubierta porque pensó que tenía una araña en el brazo y pegó un grito, solo para darse cuenta de que había sido la ropa que le rozó el brazo.
—Andrew, bienvenido oficialmente a la familia Campbell, donde las sorpresas son parte de la rutina matutina. —Le dice mi padre con una sonrisa.
Mi padre suelta una sonrisa amable mientras mi madre y mis hermanos continúan riendo a carcajadas. La tensión inicial se disipa, y la situación empieza a volverse menos incómoda.
—Tienes prohibido hacerle daño a mi hija; si le haces daño, olvídate de trabajar conmigo. —le advirtió, señalándole con el dedo en un gesto protector.
De reojo veo a Andrew tensarse.
—¡Papá! —exclamó, alarmada por su respuesta, preocupada de que la broma se estuviera yendo de las manos.
Levanta los brazos en señal de paz y añade con diversión: —No lo echaré del bufete. No puedo permitirme perder a un buen abogado como Andrew, pero lo trasladaré al equipo de Hernández.
—Gracias por recibirme de esta manera tan... única —dice Andrew con una sonrisa.
—No te preocupes, Andrew. Después de los años que hemos pasado con estos locos, te acostumbrarás a las sorpresas matutinas —le dijo mi madre con una sonrisa.
—Sí, en esta casa siempre hay algo emocionante sucediendo. Te advertimos que te espera una montaña rusa de experiencias —bromea Miranda. —Sobre todo con la señorita que está sentada a tu lado.
Después de un rato, las risas y las historias familiares que comparten, bueno en realidad mis hermanos comparten detalles vergonzosos de mi. Andrew parece haber recuperado la confianza que ya tenia en mi casa y con mi padre.
Terminamos de desayunar acompañó a Andrew hasta donde está su moto.
—Debo decir que esto supera cualquier expectativa que tenía sobre la reunión familiar —comentó Andrew riendo mientras toma mis mejillas para besarme los labios.
Sus palabras me hacen sonreír mientras siento el cálido contacto de sus labios.
—Me alegra que hayas sobrevivido a la prueba de fuego de la familia —le dije con una risa suave.
Él asiente con una sonrisa sincera. —Tu familia es única, y son maravillosos.
Nos quedamos allí por un momento, disfrutamos del afecto compartido antes de que Andrew finalmente se subiera a su moto.
—Nos vemos después, bonita —dice, ajustando su casco y arrancando su moto.
Con un suave rugido del motor, antes de comenzar a alejarse se levanta la visera y me mira con una sonrisa radiante.
—Más tarde te paso a buscar y hacemos algo. —me recuerda antes de acelerar y desaparecer por la calle.
—Acepto solo si me llevas en la moto, sino no quiero salir contigo.
—Ahora que eres mi novia te pusiste más exigente.
Sonreí —No, solo que te ves más sexy en moto. —me muerdo el labio inferior.
—Entonces, ¿en moto sumo puntos?
—Tal vez. Ya vete, nos vemos más tarde.
Una sonrisa ilumina mi rostro cuando él me guiña un ojo por debajo del casco antes de alejarse en su moto.
Sigo con mi mirada su moto mientras se pierde en la distancia y luego regreso a casa con una sonrisa en el rostro.
—¡Te fue bien afuera! —bromea Mark cuando me ve entrar a la sala, mientras los demás se giraron para mirarme.
Ruedo los ojos. —Gracias por tu discreción.
—Así que tú y mi abogado están juntos —dice mi padre seriamente—. Señorita, —me apuntó—, no distraigas a mi abogado estrella.
Nate comienza a reír.
—Creí que te preocuparías más por mí que por él —comenté mientras tomo asiento en uno de los sofá desocupado.
—Claro que me preocupo por ti, cariño, pero desobedeciste mi regla. Te dije que no puedes tener novio hasta los sesenta años.
—Sí, es cierto —añade Mark.
—Por mucho que nos caiga bien Andrew, no puedes tener novio hasta los sesenta años —agrega Nate.
Miro a mi mamá, que está riendo. —Diles algo a tus hombres.
—Ya basta, Ainhoa es lo suficientemente madura para tomar sus propias decisiones.
Mark empieza a reír, así que le lanzó un cojín a la cabeza.
—¿Madura? ¿Acabas de ver lo que hizo mamá?
Mark y Nate continúan burlándose de mí. Mi mamá, con una mirada cómplice, trató de poner fin a la situación.
—Bueno, en realidad, mamá tiene razón. Soy lo suficientemente madura para tomar mis propias decisiones. —Dije con una sonrisa, tratando de calmar los ánimos.
Mark hace una mueca exagerada de sorpresa. —¡Escuchen todos! Ainhoa acaba de admitir que es madura. Anoten esta fecha en el calendario.
Mis hermanos ríen, mientras mi mamá nos mira con una expresión de reprobación y mi papá los reprende con una mirada seria y yo me rio de ellos.
Mark carraspea —Bueno... bueno —se toca el cabello nervioso. —Necesito hablar con ustedes.
—¿Qué pasa, Mark? —preguntó mamá preocupada.
𓃭
Holaaa!!! ✨
Ya somos 3K 🧡🥳🎊de vistos.
Les quiero dar las gracias a todos ustedes por leer y disfrutar de esta novela 🧡
Espero que les este gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.
¿Qué les parece el capítulo?
¿Qué les gustaría que ocurriera en un futuro?
Tu apoyo es esencial, así que no olvides comentar y votar.
Y para mis chicas, aquí tienen lo que tanto deseaban 🧡
Espero que hayan disfrutado del momento 😏😏
Gracias por leer, un abrazo 🧡
Actualizaciones: Lunes - Jueves.
Millones de gracias nuevamente 🧡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro