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CAPÍTULO 24

Narra Ainhoa

1 mes después

Podríamos ir a la playa propone Derek.

—Si, el día está increíble Apoya Margot.

Conversando sobre nuestra tarde en la playa, al estar ya ser las últimas semanas de clases, antes de cerrar el curso, aunque aún debemos asistir a ciertas clases que son las mínimas, porque no falta el profesor que es maldito y hace exámenes o trabajos hasta el último día de clases.

—¿Preguntaron si el piloto puede?

—Se que sale hoy a las tres, y podría pasarse. —conteste.

—Si es que no sale con Vivían.... Aunque Camille también anda desaparecida. —habló Dereck.

—El hospital la estará consumiendo —dije restando importancia a sus palabras.

—Si el hospital —añade Rafa con ironía.

—¿Y sabes quien más desapareció desde que fuimos a esa discoteca y se reconcilió con su principle?

Sonrió mirando a Dereck  —No, ¿quién?

—Se hace la desentendida —ríe Rafa.

—No diré quien es pero la apuntare disimuladamente —Dice Margot apuntándome.

Todos le prestamos atención a mi celular cuando comienza a vibrar e iluminando la pantalla con el nombre de quien me está llamando.

Siento tres pares de ojos sobre mi y Margot comienza a reír.

—Sexy y atractivo Dios Griego —Lee en voz alta Rafa.

—¿Desde cuando a ti te llaman dioses del Olimpo? —preguntó Derek

—Desde que conoció y está uno. —dice Margot con una sonrisa pícara.

Para ser sincera me he acostumbre a ver ese nombre cada que nos llamamos o mensajeamos, porque sí. Hemos pasado mucho tiempo juntas estas últimas semanas.

Me encojo de hombros ignorando sus miradas y tomo el celular para contestar.

—Hola...— Saludo.

—Hola bonita, ¿qué harás esta tarde?

Miro a mis amigos —Iré con mis amigos a la playa. ¿Por qué?

—Quería invitarte igual a la playa o a un parque....

Hago un leve puchero, me gusta su idea de pasar la tarde con él, miro a mis amigos y sonrió, ya hice planes con ellos y por mucho que quisiera ir con Andrew, no cambiaré los planes que ya hice con ellos. —Ya hice planes con mis amigos. Lo siento —hice una mueca.

Derek me miró y susurró —Si quieres salir con él, anda amiga. No te preocupes por nosotros. —todos asintieron.

Les sonreí agradecida, somos una gran familia que nosotros escogimos porque nos entendemos de maravilla, a veces no necesitamos ni hablarnos para entendernos, tenemos una especie de telepatía con la que nos comunicamos. Son de esos amigos que te ayudan a esconder un cuerpo si lo necesitas y además te ayudan a buscar a alguien más para hacerlo ver culpable.

Rafa me hace gestos con sus manos para que acepte —Me encantaría pasar la tarde contigo, pero hice planes con mis amigos y yo a ellos no los cambio, por ningún hombre.

Los chicos me miran con una sonrisa, todos más de alguna vez hemos hecho lo mismo, no dejamos de lado los planes que ya hicimos por querer salir con alguna chica o chico que nos guste. Para nosotros es tan normal hacerlo que no nos parece extraño, sentimos y creemos que todas las amistades asi deberian ser, ¿o no?

—No te preocupes bonita, nos podemos  ver mañana.

—Si quieres después puedo pasar a tu departamento—Hablo rápido sin medir mis palabras.

Los chicos asienten a modo de aprobación a esas palabras.

—Bueno... si quieres... no es ... necesario....

Ellos se miran, niegan y me dan la espalda. Aún no logro controlar mis nervios completamente con él.

Andrew ríe suave —... Me parece perfecto. Nos vemos, el jefe me llama y no creo que quiera escucharme mientras hablo con su hija y se entere que después estaremos en mi departamento solos.

Tragó con dificultad y mi boca se seca. —Ehh.. no. Nos vemos.

*****

Llegamos hasta la playa y la brisa marina acaricia mis mejillas mientras caminamos hasta la orilla. El sol pinta destellos dorados sobre las olas que rompen suavemente en la arena.  Dejamos nuestras toallas y cosas sobre la arena.

Hace un calor horrible hoy, ya estamos en verano y están muy  altas las temperaturas.

Derek se saca su camiseta y la tira sobre su toalla, y entre saltitos se quita sus zapatillas.

Comienzo a quitar mi vestido y Margot me sigue para quedar ambas en trajes de baño. Ella con un bonito traje de una pieza muy elegante.

—¿Supongo que vienes conmigo? —Me preguntó Derek directamente a penas ve que comienzo a quitarme mi vestido.

—Obvio —Dije al terminar de sacar mi vestido. Quedando en un bonito traje de baño negro de dos piezas.

—¡Auuuh! — aulla Derek y luego Rafa lo. Siguió.

Con Margot nos miramos sorprendidas, y bajamos la cabeza negando avergonzadas mientras las personas que están disfrutando de la bella tarde se giran al mismo segundo a mirarnos. Los chicos estallaron en risas y nosotras escondemos nuestros rostros avergonzados.

—Los odiamos —Dijimos con Margot al unísono.

—Nos aman. —Dice Derek jalando de mi brazo para ir al agua.

Rafa y Margot se quedan en la arena, observándonos con una sonrisa. A Margot no le gusta el agua, ella prefiere quedarse mil veces en la arena tomando sol.

Riendo, me dejo llevar por Derek hacia el agua. El sol abrasa mi piel mientras mis pies se hunden en la arena que está muy caliente, mientras corremos al agua.

—¡Ah! Derek me quemó. La arena está muy caliente. —Me quejo.

—Aguanta, ya estamos por llegar.

Cuando finalmente llegamos al agua, siento cómo las primeras gotas saladas mojan mis pies. Es un alivio bienvenido después de haber quemado mis pies con la arena caliente.

Derek y yo nos sumergimos juntos en el mar nadando y disfrutamos del agua.

—¡Vaya día para estar en la playa! —grito sobre el sonido de las olas, sintiéndome libre y en paz.

Derek sonrió y nada hacia mí. El sol se refleja en su piel bronceada y sus ojos brillan con alegría.

—¡Definitivamente! No hay nada como el verano.

Rafa se une a nosotros, y juntos pasamos un buen rato dentro del agua. Reímos, jugamos y nos dejamos llevar por la corriente.

Después de estar un buen rato en el agua, decido salir y recostarme en mi toalla a tomar sol junto a Margot.

—Camille envió un mensaje avisando que no puede venir porque está en el hospital y Damián acaba de llamar y dijo que viene en camino con Vivían y los chicos. —Me mira con una sonrisa y gesto coqueto.

—Ah... —dije restándole importancia mientras me acomodo sobre mi vientre en la toalla quedando con el sol a mi espalda.

Margot me empuja —Te haces la desinteresada y sabes perfectamente que chico que especial  viene.

Sonrío —No. Es que para ser sincera. Me desagrada la presencia de él. —dije con un gesto de desagrado.

Margot suelta una carcajada —Dilo pero enfrente de él. Vamos a ver si puedes decirlo tan calmada y desinteresada como ahora.

Levantó una ceja y la miró de lado —¿Es un reto?

—Veinte dólares a que no puedes decírselo a la cara y que él te crea obviamente. —Dice estirando su mano.

Aprieto su mano —trato.

En eso que nosotras cerramos nuestro trato, aparece Rafa y Derek. Ambos se acercan a nosotras, pero más a Margot porque ella está seca y mueven sus cabellos y le salpican gotitas de agua.

—¡No me mojen! —exclama Margot.

—¿Qué hacían? —preguntó luego Derek secándose.

—Cerramos un trato —dice Margot.

Rafa nos mira curioso —¿Qué clase de trato? Y ¿por qué?

Margot me mira y sonríe con maldad —Viene Damián en camino con Vivían y los chicos. Y a nuestra amiga de acá —me apunta—  dice desinteresadamente que le desagrada la presencia de Andrew —Imita mi voz y los chicos sueltan una carcajada fuerte y ganándose una mirada de odio mía. —Apostamos veinte dólares. Debe decirle a Andrew que su presencia le desagrada y él debe creerle.

Ambos chicos se miran y dicen al unísono —Entró.

—Yo te apoyo amiga, puede decir que él no te interesa y miles de mentiras más, pero cuando hablas con él o estás con él. Créeme que demuestras lo contrario, y hoy no tengo ganas de perder veinte dólares —dice Derek negando.

Lo miro sorprendida apostó contra mi, maldito estúpido, miro a Rafa con esperanza.

—Lo siento amiga, te amo, eres una gran persona pero Andrew no te va a creer, ni tú te lo crees. —responde riendo.

—Bien —Los miro seria.

En eso llega Damián y más atrás vienen los chicos y Derek me mira con maldad.

—¿Por qué tienes rostros de traviesos?, ¿Qué hicieron? —preguntó Damián a Derek cuando llega a nuestro lado.

Le cuentan rápidamente sobre la apuesta y él también entró apostando contra mí.

—No entiendo porque son mis amigos. —dije cruzándome de brazos.

—Acaso a esta playa llegaron las hermosas sirenas —Nos dice Ray llegando a nuestro lado con un tono coqueto.

Todos reímos y mis ojos se fijan en quien viene más atrás hablando por celular. Llega hasta mi lado, mirándome de pies a cabeza y me sonríe. Después que todos se acomodan, comienzan a sacarse la ropa y quedar en trajes de baño.

Mi vista se fija en Andrew mientras él se saca la camiseta. Dejando a la vista lentamente sus torso desnudo mostrando a mi y el mundo sus abdominales marcadisimos una perfecta y rica tableta de chocolate. Muerdo mi labio inferior y mi respiración se acelera. Todo esto lo vi extremadamente lento. Termina de quitarse su camiseta y mueve su cabeza desordenando su cabello logrando que se vea más sexy de lo que ya es.

Margot me da un codazo —Reacciona.

—¿Qué?

Derek y Damián comienzan a reír y me hacen gestos con la cabeza para que le diga a Andrew.

Se sienta a mi lado, quedando nuestras cabezas a la misma altura, yo había cambiado mi posición y ahora me encuentro apoyada en mis brazos con las piernas estiradas sobre la toalla.

¿Por qué acepté la apuesta?, yo puedo. Él no provoca ningún efecto en mi.

A quien quiero engañar, provoca todo en mi.

Me mira con esa sonrisa.

Miro a Margot rápidamente y me asiente con la cabeza. Malditos los odio.

Tomó aire y habló lentamente para controlar mi respiración y mi pulso —A-andrew —mierda empezamos mal.

Él me mira con esa sonrisa.

«Pero qué sonrisa». Habla mi subconsciente.

Focus Focus, Ainhoa. Pensé.

Sí, yo puedo.

«Paguemos esa apuesta, si ya perdimos. Nunca vamos a ganar». Habla mi subconsciente dándose por vencida.

—Andrew —hable con firmeza ignorando mi lucha interna, y sonrío para mis adentro. —tengo que decirte algo.

—¿Dime, Ainhoa?

Noo.. mi nombre no, utiliza esa táctica cuando quiere descolocarme, sabe lo que provoca en mí cuando mi nombre sale de sus hermosos y perfectos labios.

Focus... Focus.

El ambiente está expectante, y todos nos miran atentos, sus amigos con curiosidad miran a los míos y mis amigos me miran a mi.

Lo miro a los ojos y pongo mi rostro serio —Tú presencia me —hice una pausa y hable lento —desagrada.

Andrew ríe suave y toma mis mejillas —Si claro, —dice y me da un beso fugaz en los labios y se va al agua seguido de Ray. Mis amigos comienzan a reír.

—Ander se ve feliz. —Me dice Vivían sonriendo.

Me muerdo mi mejilla internamente mientras siento un cosquilleo en mi vientre y Vivían continúa hablando.

—Desde que está contigo es otra persona, es el Ander que era antes de conocer a Ashley.

Andrew vuelve corriendo del agua hacia mi dirección.

—¿Vendrías conmigo al agua? —pregunta estirando su mano amablemente.

—Claro —respondo tomando la mano de Andrew.

Andrew me toma por la cintura y me sube a su hombro. —Es para que no te quemes, la arena está caliente.

Me quedé de cabeza y escuchó las risas de Vivían y Margot que están mirándonos sonrientes.

—Se ven lindo juntos —Le dice Vivían a Margot y ella asiente.

—Que considerado —muerde mi muslo —¿Y eso que fue?

—Es la paga por llevarte en mis hombros.

Suelto una carcajada y llegamos hasta el agua.

*****

Andrew abre la puerta de su departamento y se hace a un lado para que pueda entrar.

—Siéntete como en tú casa —me dice y me besa la punta de la nariz.

Sonrió y caminamos hasta el balcón, la vista que tiene este departamento es realmente increíble.

—No puedo creer que hayas perdido esa apuesta —dice acercándose a mi.

Me encojo de hombros con una sonrisa, en el fondo de mi corazón sabía que iba a perder esa apuesta, está super claro que tiene un efecto en mi.

—Había que intentarlo. Además tú no provocas nada en mi...

—Si tú lo dices.

Me da un corto beso en los labios y entramos a su sala, caminamos en dirección a la escalera.

—¿Quieres ducharte?, yo iré a ducharme —apuntando hacia el segundo piso.

Lo quedó mirando sorprendida, solo yo pensé que me invitó a ducharme con él, o realmente ya todo lo que me dice lo tomo en doble sentido.

—T-tu y...

Me interrumpe —Bueno, si quieres ducharte conmigo yo no tengo ningún problema. Pero me refería a tú primero y yo después.

Mis mejillas comienzan a encenderse y asiento. —Me encantaría pero no traje ropa de cambio.

—No te preocupes —dice comenzando a subir las escaleras y yo lo sigo —puedo prestarte algo de ropa, no sería la primera vez.

Subimos hasta su habitación y él entra  a su armario a buscar ropa para mi.

—Toma —me dice entregando una camiseta y un pantalón corto.

—Gracias. —sonreí.

—Antes de entrar a ducharme pediré delivery para que  cenemos.

—Pero, ¿podríamos cocinar? —Dije con una sonrisa.

—¿Sabes cocinar? —Me preguntó con una sonrisa y una ceja enarcada.

Hice una mueca —Un poco, la cocina no es lo mío.

—Mejor pedimos delivery, no quiero que incendies mi cocina ni mi casa.

Bufé —Está bien... como tú lo digas.

Andrew desaparece de su habitación dándome un poco de privacidad, entró a su baño y todo huele a él. No es primera vez que ocupó su baño y sus cosas, pero cada vez me siento con más confianza y no se notan tanto mis nervios, creo que he aprendido a controlarlo un poco... creo.

Salgo del baño con la ropa que Andrew me prestó, inhale profundamente mientras cierro los ojos, su camiseta huele a él.

Bajo las escaleras hacia la cocina y empiezo a explorar los armarios en busca de los vasos. Mientras estoy de espaldas, estirándome para alcanzar un vaso en lo alto, no puedo evitar expresar mi frustración en voz alta.

—¿Por qué tiene los vasos tan arriba?, ¿Será que a las personas altas les encanta presumir de su estatura, dejando todo inalcanzable para aquellos como yo, que apenas llegamos a 1.65 metros? Uno siente que se parte en dos —dije con sarcasmo.

Entonces, siento sus manos en mi cintura, me tenso y su cuerpo se aproxima al mío mientras susurra en mi oído.

—Colocó los vasos en lo alto porque cuando te estiras, mi camiseta se alza y me ofreces una vista maravillosa de tu culo y bragas. —Trago saliva, sintiendo cómo mi pulso se acelera.

Un cosquilleo recorre mi piel al escuchar sus palabras sensuales, y dejó de estirarme para que la camiseta me cubriera un poco más. Con una mano, corre mi cabello, mientras su aliento choca con mi cuello.

Con la punta de su nariz recorre la curva de mi cuello, atravesando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

—Quiero besarte y hacerte mía— susurra sobre mi piel.

—¿Qué te detiene? —respondo, en un susurro.

Me giró con una urgencia avasalladora que robó un jadeo de mis labios, y nuestros deseosos labios se fundieron en un beso cargado de pasión e intensidad. Una corriente eléctrica de lujuria recorre mi cuerpo, y mis manos se aferraron a su cuello, ansiosas por sentir su ardor y proximidad embriagadora. Las manos de Andrew se aventuraron por mi cintura, descendiendo con una tentadora lentitud hasta llegar a mi culo, donde me aprieta con determinación y deseo, con un éxtasis que está a punto de desatarse.

Nuestros labios se separan solo el tiempo necesario para que nuestros pulmones se llenen de aire, y en ese instante, sus ojos oscuros me devoran con lujuria. Sus labios trazan un camino de besos ardientes por mi cuello, dejando un rastro de fuego y deseo a su paso. Cada beso es como una chispa que enciende la pasión, y mis manos exploran su espalda, deslizándose con urgencia sobre sus músculos tensos, mientras sus dedos acarician mi piel.

Andrew me tomó con firmeza, y mis piernas se enroscan alrededor de su cintura en un gesto desesperado de deseo. Nos movimos con una pasión frenética hacia uno de los sillones, donde el calor de nuestros cuerpos se intensifica. Nuestros labios se devoran con ansias, mientras sus manos expertas recorren mi piel, enviando corrientes de placer por todo mi ser.

Sus manos continúan explorando cada centímetro de mi piel, como si quisiera grabar en su memoria cada curva y recoveco de mi cuerpo. Cada caricia, cada contacto, aviva las llamas del deseo que nos consume, y nuestros cuerpos se mueven con una urgencia desbordante.

Andrew me envuelve con un abrazo más intenso, y siento su prominente bulto bajo de mí, arrancándome un gemido cargado de mis labios. Nuestros labios se fusionan con una avidez insaciable, nuestros besos encienden una llama voraz de necesidad desenfrenada Andrew responde con igual pasión, aferrando mi cintura con una determinación como si quisiera fundirse conmigo en un abrazo eterno. Nuestra piel se adhiere, nuestros cuerpos se entrelazan, y cada sensación se multiplica en una espiral de éxtasis desenfrenado.

Las manos de Andrew trazan un camino tentador hacia el borde de mi camiseta, explorando. Sus dedos acarician mi piel que queda expuesta con una lentitud que aumenta mi deseo, quedando en ropa ropa interior, me mira con ojos hambrientos y yo muerdo mi labio inferior. Sus manos se deslizan por mi piel, desencadenando una corriente eléctrica de deseo que nos envuelve por completo.

Muevo mis caderas en círculos lentos y sensuales, provocando una fricción deliciosa que hace que ambos soltemos gemidos de placer que se mezclan en el aire.

Sus labios encontraron mi cuello, mordisqueando y besándolo con pasión que me hace arquear la espalda. Mis manos se deslizan por su espalda, sintiendo la tensión de sus músculos hasta llegar al borde de su camiseta la que comienzo a levantar suavemente rozando la yema de mis dedos con su piel expuesta y caliente.

Las manos de Andrew, se deslizan por mi espalda con una lentitud  seductora por mi espalda, siguiendo la línea de mi columna vertebral hasta llegar al borde de mis bragas, donde se detienen por un instante. Con un toque firme y decidido, sus dedos se deslizan lentamente por el borde de mis bragas.

Cierro los ojos, entregándome por completo a sus caricias mientras su mano se desliza bajo la tela de encaje, explorando con determinación. Una sensación de electricidad recorre mi cuerpo, y mis labios liberan gemidos de placer mientras mis caderas se elevan en respuesta a su atrevida exploración. Sus dedos, con un movimiento delicado y firme, acarician mi centro, enviando una oleada de placer a través de todo mi ser. Gimo en respuesta, mis caderas se mueven al ritmo de sus caricias, buscando esa conexión profunda y eléctrica que está provocando.

Mis manos abandonan su espalda y se aventuran hacia abajo, encontrando el botón de su pantalón, ansiosa por liberar su bulto que amenaza con romper su pantalón. Nuestros cuerpos se mueven en perfecta armonía, cada movimiento, cada gemido, nos acerca más al punto de éxtasis compartido.

El timbre suena de repente, rompiendo el hechizo de pasión en el que estamos atrapados. Ambos nos miramos con frustración y nuestro deseo aún ardiente en nuestros ojos.

Andrew suspiró profundamente y me miró con pesar. —Debe ser el delivery —dice con voz ronca, acariciando mi mejilla con ternura.

Asiento con pesar, a regañadientes separándome de él. Ambos nos levantamos del sillón, tratando de recuperar nuestra compostura. Tomó la camiseta y me la  coloco  al igual que él. Se dirige  hacia la puerta. El timbre sonó nuevamente, más insistente esta vez.

—No puedes abrir la puerta así —le advierto.

Andrew me miró con curiosidad. —¿Así cómo?

Bajé la vista hacia su bulto y me encamino hacia la puerta para abrirla.

Cuando pasó a su lado, él tomó mi brazo delicadamente y señaló mi atuendo. —Tú tampoco puedes abrir así —me indica, mirándome de arriba abajo—. No querrás que el repartidor vea lo que es mío.

Enarco  una ceja. —¿Lo que es tuyo?

Él asiente con una sonrisa y se dirige hacia la puerta.

—Sí, lo que es mío —dice, dándome una nalgada.

No tengo tiempo de responder, ya que abre la puerta para recibir la comida, pero sus palabras me sorprenden.

—Ashley, ¿Qué haces acá? —preguntó Andrew con tono de sorpresa.

¿Ashely? ¿por qué está ella aquí?

Mi mente comienza a divagar en busca de respuestas, mientras intento disimular mi desconcierto. ¿Habrá regresado para intentar recuperar a Andrew? ¿O tal vez solo quiere mantener una amistad cordial?

«No seas estúpida Ainhoa, ¿mantener una amistad cordial?».  Hablo mi subconsciente.

—Vine para hablar y pasar tiempo juntos —dijo Ashley, coqueteando.

Andrew me mira y yo me quedo sin saber qué decir ni cómo actuar, completamente sorprendida.

—Ashley, no tiene nada que hacer aquí. Andate.

Ashley entra en la casa como si fuese suya.

—Ah —me mira con desprecio—. Estás con ella y lleva puesta mi camiseta favorita.

Miro mi atuendo y estiró la camiseta para cubrir un poco más mis piernas. Me siento como si un frío intenso hubiera invadido el ambiente, congelando todo a mi alrededor. Su mirada despectiva me atraviesa como un cuchillo afilado, y en ese momento, el mundo parece detenerse. Un sentimiento de incomodidad y vulnerabilidad se apodera de mí.

—Creo que... —gesticuló hacia las escaleras—. Creo que subiré a cambiarme.

—Andrew, cariño, ¿no le has dicho que esa es mi camiseta favorita y que te encantaba que la lleve puesta cuando me hacías grit....

Mi mundo se detiene en ese momento, y me detengo en el tercer escalón para mirar a ambos. Ashley luce una sonrisa maliciosa. Un nudo se forma en mi garganta, y sus palabras resuenan en mi mente sin cesar.

—¡Basta, Ashley! —interrumpe Andrew—. Ainhoa, eso no es cierto. —me dice y su voz refleja desesperación.

—Amor, no le mientas. Dile que no me has olvidado y que por eso lleva puesta esa camiseta.  —Sus ojos me miran de arriba abajo intensamente, desafiandome.

Mis palabras se quedan atrapadas en mi garganta mientras una mezcla de emociones se apodera de mí. Sin decir nada, terminó de subir las escaleras a toda prisa y entró en la habitación de Andrew. El nudo en mi garganta se hace más apretado con cada paso que doy. Comienzo a cambiar mi ropa con manos temblorosas y recojo apresuradamente mis pertenencias. No deseo tener nada más que ver con él, ni con su novia, exnovia. Lo que sea que fuera.

Bajo las escaleras a toda prisa, decidida a irme a casa. En la sala, ellos están discutiendo.

Pongo la mano sobre la manilla de la puerta y Ashley se giro hacia mí y me lanza provocaciones: —Ya te vas, cariño. Haces bien; una niña como tú no está a mi altura. ¿Qué te hace pensar que no te engañará a ti? Si me engañó a mí después de dos años, ¿por qué crees que no hará lo mismo contigo? ¿Qué te hace pensar que eres diferente?

Respiro profundamente, luchando por contener mis emociones y negándome a caer en su retorcido juego. Una sensación de confusión se apodera de mí en ese momento. Las palabras de Ashley resuenan en mi mente, como una advertencia que se aferra a mis pensamientos. En parte, tiene razón, y eso solo aumenta mi inseguridad y la incertidumbre que se cierne sobre mi relación con Andrew.

La duda se infiltra en mi corazón. El temor de que, si había engañado a su exnovia, podría repetir la misma traición conmigo. Siento un agudo nudo en el estómago, como si estuviera atrapada en un torbellino de emociones que amenaza con arrastrarme.

El dilema entre seguir mi corazón o protegerme a mí misma se convirtió nuevamente en una lucha interna intensa, y las lágrimas que amenazan con brotar se quedan en mis ojos, reflejando todo lo qué pasa por mi mente.

—Ainhoa, yo te llevo... espérame. —miró a Ashley. —por favor vete. No tienes porque venir aquí a decir mentiras.

Niego con la cabeza y respondo. —No te preocupes, puedo irme sola. Quédate aquí con ella y no me busques.

Mi corazón late con una intensidad que parece querer salir de mi pecho, y las lágrimas amenazan con brotar de mis ojos en cualquier momento.

Treinta minutos después, llegó a mi casa. Todo está en silencio y las luces apagadas. Cierro la puerta detrás de mí, sintiendo la pesadez de lo que acaba de suceder. Subo  a mi habitación y me dejo caer en mi cama, el colchón parece querer absorberme.

Reviso mi celular y encuentro varios mensajes de mis amigos, seis llamadas perdidas de Andrew y diez mensajes suyos, todos pidiéndome que le contestara y que hablemos.

Los simios y las princesas 🐒👸🏻

Damián:
Debemos organizar otra salida así

Margot:
Si! Ahora que estaremos de vacaciones y antes que Ainhoa salga del país

Derek:
Hablando de Ainhoa ¿Qué tal esa tarde en el departamento con el sexy y estúpido Dios griego? 😏

Camille:
🔥🔥😏

Ainhoa:
No pasó nada.

Rafa:
Mmmmhhh... le fue mal, llegó frustrada. Cuando pone puntos al final de sus mensajes es porque está furiosa

Margot:
¿Qué pasó?

Derek:
Te dejo con las ganas

Damián:
Jajajajaja no seas así Derek😂😂

Ainhoa:
Llego Ashley y empezó a decir muchas cosas.

Damián:
¿Quedaste con las ganas? 🤔

Comienzo a contarles todo lo que había sucedido y las palabras de Ashley. Justo en ese momento, el timbre suena con insistencia. Bajo apresurada para abrir la puerta y averiguar quién está tocando el timbre de esa manera.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto sorprendida.

—Tenemos que hablar.

Niego con la cabeza —No tenemos nada de qué hablar, te pedí que no me buscaras —intentó cerrar la puerta, pero él la bloquea con el pie.

—Esto se siente como un déjà vu —dice con una sonrisa.

Le devuelvo  la sonrisa.

—Te hice sonreír, me gané el derecho a ser escuchado.

—Está bien, hablemos —me hago a un lado para que pase.

Cierro la puerta y comienzo a subir las escaleras hasta mi habitación.

—¿Vas a venir? —preguntó girando mi cuerpo levemente cuando siento que no me está siguiendo.

—Pensé que hablaríamos en la sala.

—¿El gran Andrew Miller tiene miedo de subir a mi habitación? —Sonrió burlonamente.

Él carraspea. —No, Ainhoa Alexandra Campbell Salazar, no tengo miedo de subir y estar a solas en tu habitación.

Abro los ojos con sorpresa. —¿Te aprendiste mi nombre completo?

Sube varios escalones hasta quedar a mi altura —Aprendo lo que realmente me importa, como tu nombre completo, que tus flores favoritas son las peonías, que tu color favorito es el azul, tu canción favorita es Style de Taylor Swift, amas los gatos y que cuando eras pequeña querías tener una ardilla como mascota.

Por un momento, me quedo sin palabras ante su conocimiento detallado sobre mí. Andrew había demostrado una atención meticulosa que me dejó perpleja. Sus palabras me hicieron sentir una sensación extraña pero agradable. Mientras mantengo la mirada fija en él, una sonrisa se forma en mis labios.

—Es increíble lo que recuerdas —comentó, sin poder dejar de mirarlo.

Él correspondió a mi sonrisa con una mirada cálida. —Algunas cosas son fáciles de recordar y aprender, Ainhoa.

La distancia que nos separaba pareció disolverse en ese instante, y por un breve momento, el mundo exterior se desvaneció. Es como si el tiempo se hubiera detenido, permitiéndonos volver a encontrarnos de una manera que nunca habíamos imaginado.

Carraspeo —Vamos, sigamos subiendo.

Me doy media vuelta y emprendo mi camino hasta mi habitación seguida de él.  Entramos a mi habitación y me siento sobre mi cama.

—¿Por que tú habitación está tan fría?— preguntó al entrar.

—Porque odio el calor, y agradezco a Willis Haviland Carrier por haber inventado el hermoso aparato llamado aire acondicionado.

Una risa suave escapa de sus labios, mientras observa discretamente mi habitación.

—Me gusta tú habitación, es muy tú. —dice mirando una de las paredes de mi habitación en la que tengo una cascada de fotos de todos mis momentos favoritos.

—¿Muy yo? — pregunto curiosa.

—Si, es muy femenina y ordenada, sus colores son suaves y huele a mi aroma favorito, huele a  ti —dice sin dejar de mirar las fotografías.

Tomó una profunda bocanada de aire y habló con determinación. —¿Venías a hablar o no?

Andrew se giró y se sienta en la silla de mi escritorio, clavando sus ojos en los míos.

—Siento mucho lo qué pasó con Ashley. Todo lo que dijo es mentira.

Enarco una ceja, pero permanezco en silencio dejándolo hablar.

—Se que te hizo sentir muy incómoda y a mi también. Me siento muy mal por lo qué pasó y todo lo que dijo— continuó.

—Pero tiene razón en un punto. La engañaste a ella, y ¿quien dice que no harás lo mismo conmigo?— Replicó con cierta preocupación en mi voz.

—Te lo digo yo. No pasará lo mismo—, asegura con firmeza.

Suspiro —No sé qué tipo de relación tenemos. No estamos oficialmente juntos, pero tampoco puedo afirmar que si estamos en algo o simplemente no tenemos nada, porque dejaste en claro que no deseas una relación formal aún , y yo lo acepte. Acepte vivir esto sin presiones, pero es difícil cuando tu exnovia no deja de rondar y decir cosas malintencionadas.

Frustrado y sin encontrar una respuesta sencilla, Andrew pasa una mano por su cabello. Sus movimientos reflejan la tensión en la habitación —¿Qué es lo que deseas?

¿Qué es lo que quiero? Es broma lo que me acaba de preguntar.

Lo mire mal —¿Qué es lo que quiero?

Él asiente. —Sí, ¿qué es lo que quieres?

Quizás mis propias palabras y mis deseos reales nos terminan alejando aún más o nos unen más, pero también tengo que ser sincera con lo que siento y quiero; y lo que yo quiero es tener una relación formal con él. Quiero respeto, quiero amor.

Estoy nerviosa, esta conversación puede mejorar o acabar todo y no quiero que esto acabe.

Hago una mueca, mi corazón late desbocado, y finalmente habló con determinación. —Quiero que seas sincero conmigo. Quiero todo. Tú me dijiste que yo no estoy para relaciones a medias. —Tomo aire y busco la valentía que necesito para decir las siguientes palabras que salen sola de mis labios. —Me das todo o ponemos fin a esto.

La habitación queda en un silencio denso mientras espero su respuesta.

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Les dejo las redes sociales de Derek

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Holaaa!!!

Hoy me siento feliz y quise dejarles este regalito.

¿Qué pasará?

¿Pondrán fin a todo o finalmente estarán juntos oficialmente?

Tu apoyo es esencial para mi, así que no olvides comentar y votar 😊

Gracias por leer, un abrazo  🧡

Actualizaciones: Lunes y
Jueves.

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