CAPÍTULO 22
Narra Ainhoa
Me siento una completa idiota, que quería, ¿que me dijera que yo le gusto y que quiere estar conmigo? ¿Por qué se entrometería en otra relación cuando ahora puede estar con quien quiera y sin tener que dar explicaciones?
Solo fui la estúpida que lo incentivó a dejar su relación y vivir la vida de soltería.
Me siento sobre una roca que veo y mis lágrimas bajan por mis mejillas. Alguien toca mi hombro y por un momento, tengo la pequeña ilusión de que sea Andrew quien había vuelto por mí, pero al girarme, me doy cuenta de que es Damián e hice una mueca involuntaria.
Entrecerró los ojos —¿Así recibes a tu salvador? —preguntó, colocando una chaqueta sobre mis hombros.
Me pongo de pie —Gracias por venir a buscarme. ¿Cómo supiste dónde estaba?
—Andrew me dijo donde estabas —dijo subiendo a su auto..
Permanezco unos segundos de pie, sorprendida. Sacudo mi cabeza y subo a su auto. Enciende la calefacción y le agradecí el gesto.
—¿Qué pasó entre ustedes? —preguntó, comenzando a conducir.
Encojo mis hombros, tragando el nudo que vuelve a formarse en mi garganta —Terminamos. —Suspiro —Bueno... en realidad no se puede terminar algo que nunca comenzó.
Damián me miró con sorpresa —Pero parecían estar bien juntos.
—Tú mismo lo dijiste, parecían. Eso es en el pasado. Se acabó. Fin. Fui solo un pasatiempo para él. —Dejó escapar un sollozo.
—Ainhoa le gustas.
—No empieces, Damián. Eres mi amigo y no deberías estar defendiéndolo. No importa si estás saliendo con su mejor amiga. —Lo miro furiosa. —Me dejó aquí sola en medio de la nada.
—Ainhoa, no lo hizo... —Se quedó en silencio unos segundos y luego añade —Me llamó y me contó que discutieron y me pidió que viniera por ti, además, me dijo que esp...
—Calla, Damián. No quiero saber nada de él, ni qué hizo ni qué pasó. —Miro la hora en mi celular. —¿Margot está en la discoteca, verdad?
—Si, están con Derek y ...
Se quedó en silencio sin terminar su oración, pero no le doy importancia, saldré de fiesta y me divertiré.
—Pues me voy de fiesta. —Dije mientras bajo del auto, cuando llegamos a mi casa.
—Ainhoa no...
Lo interrumpo. —¿Por qué no puedo salir a divertirme? ¿Por qué debo quedarme llorando por alguien que no siente lo mismo que yo? ¿Por qué tengo que ser yo quien se quede en casa mientras él disfruta de su soltería?
Salí del auto y no permití que Damián hablara. Entro a mi casa y subo corriendo a mi habitación, antes de abrir la puerta de mi habitación, Mark sale de la suya.
—¿A dónde vas? —pregunto.
—A la discoteca con Gemma. ¿Te unes? —responde con una sonrisa.
Asentí con una sonrisa —Sí, ¿me das veinte minutos para arreglarme?
—¡Claro! —responde Mark, con una sonrisa en el rostro. —Te estaré esperando abajo. No tardes demasiado.
Cierro la puerta de mi habitación con suavidad y me paro frente al espejo. Miro mi reflejo por un momento, mis ojos siguen hinchados de llorar. No me importa Andrew, que haga lo que quiera. No caeré nunca más en su juego.
Me miro fijamente al espejo y me apunto a través del reflejo.
—No vas a caer. ¿Me escuchaste? Lo vamos a olvidar y solo quedará en el olvido.
Salgo de la habitación y caminó al baño.
Me di una ducha rápida y me comencé a arreglar para esta noche, rebusque en mi armario y opté por una blusa blanca, una falda de cuero negra con cierre por delante, con medias negras y unos botines con taco. De accesorio solo mi cartera. Me dejo el cabello suelto y trabajo en mis ondas para que queden más definidas y mi maquillaje como siempre suave, aunque esta vez decido agregarle un delineado foxeyes y mis labios color rosa nude.
Bajo las escaleras con rapidez y encuentro a Mark esperándome sentado en la sala viendo televisión. Su sonrisa amistosa me anima un poco más y me recuerda lo bien que lo pasaré esta noche.
—Listo para la diversión, ¿verdad? —preguntó Mark mientras salimos de la casa.
Asentí, determinada a dejar atrás las preocupaciones y los pensamientos tristes, al menos por una noche.
Llegamos a la discoteca y el sonido de la música y las luces vibrantes me envuelven de inmediato. Me permito relajarme, sumergiéndome en la atmósfera de la fiesta. Mark, Gemma y yo nos unimos al grupo de amigos.
Margot me vio y corrió a abrazarme.
—¿No estabas en tu cita con Ander? —Grito y Mark me miró en seguida.
—¿Con Ander? —preguntó mi hermano.
—¿Tú y Ander están juntos? —preguntó Gemma.
Genial, ahora todos comenzarán a hacer preguntas y no quiero que él sea el centro de atención.
—Estaba —respondo a Margot, ignoro a mi hermano y le respondo a Gemma —No. No estamos juntos y nunca lo estaremos.
Camino hasta donde está Derek quien me saluda con una sonrisa y un abrazo. Tomo a Margot de la mano para ir con ella a la barra.
El camarero se acerca a nosotras con una sonrisa de amabilidad. —¿Qué les sirvo, chicas?
—Mmmm... solo necesito algo para prenderme un poco. —respondo con una sonrisa.
—Danos dos chupitos, por favor. —Pide Margot.
El camarero asiente y comienza a preparar los chupitos, mientras observo el movimiento de sus manos como distracción.
—¿Qué pasó con el semidiós? —preguntó Margot.
El camarero deslizó los chupitos hacia nosotras, y lo llevó a mis labios, dejando que el líquido ardiente se deslice por mi garganta. Cierro los ojos un instante, dejando que el sabor amargo me llene la boca, tratando de encontrar un pequeño alivio.
Tengo cero ganas de hablar de Andrew Miller, pero sé que si no le cuento lo que sucedió no dejará de preguntar.
—¿Me puedes dar otro, por favor? —Le pido acercándole el vaso e ignorando la pregunta de Margot.
—Claro, aquí tienes— me entrega el vaso pequeño rellenado..
—Puedes dejar la botella—. Lo miro con mi mejor sonrisa y Margot me mira mal. Me encojo de hombros y hablo —Tengo muchas mariposas y sentimientos que ahogar.
El camarero deja la botella —Por supuesto, aquí tienes la botella— responde mientras deja la botella de tequila sobre la barra. —Ten cuidado, no querrás ahogarte en mariposas y sentimientos—, bromeó.
Sonreí y levanto mi vaso nuevamente, tomando otro sorbo del chupito. Siento cómo el calor se extiende por mi cuerpo, embriagándome lentamente.
—¿Qué pasó con el semidiós? —pregunto nuevamente cerca de mi oído.
—Terminamos.... eso que nunca empezamos. —Dije bebiendo de mi trago.
Las palabras parecen fluir sin filtro contándole a mi amiga todo lo qué pasó.
—¿Vamos a bailar? —pidó a Margot.
Asiente y me tomó del brazo.
—Espera... Déjame pedir un Vodka con redbull.
El camarero me entrega mi vaso y tomó de la mano a Margot nuevamente y vamos hasta la pista de baile, comenzamos a bailar al ritmo de la música, cantando y disfrutando del momento.
La sigo y la música resuena en el lugar. Nos sumergimos en la euforia del momento, dejando de lado los problemas y disfrutando el presente. Margot, Derek, y yo nos mezclamos con la multitud, moviéndonos al ritmo de la música.
Las luces de colores destellan, en mis venas mi sangre se comienza a confundir con el alcohol que corre por mi sistema. Entre risas y risas, nos dejamos llevar por el ritmo, bailando sin preocupaciones. Un chico con el que comencé a bailar me tomó de la mano y me hizo girar, su sonrisa ilumina la noche. Cerca nuestro está Margot y Derek bailando.
Con Margot nos miramos y pegamos nuestras espaldas bailando hasta abajo, mientras levantamos nuestros vasos y reímos:
—....Y уо lа vі, аndа соn dо', lа аmіgа mе mіró
Аl VІР ѕе реgó, сlаrо quе ѕí, сlаrо quе еntró
Ноlа, mi nombre еѕ Аrсángеl, un guѕtо, un рlасеr
Ноу tú tе vа' соn unа lеуеndа quе nо vа а vоlvеr а nacer, nо
Y уа lа vі, аndа соn dо', lа аmіgа mе mіró
Аl VІР ѕе реgó, сlаrо quе ѕí, сlаrо quе еntró....
Giró la cabeza y veo a Andrew acercándose a la mesa donde están mis amigos y los suyos. Nuestros ojos se encuentran por un instante, pero apartó la vista rápidamente, sintiendo un nudo en mi estómago. Me acerco aún más al chico con el que estoy bailando, su mirada intensa no se despega de mí mientras no pierde tiempo en coquetearme. Tomó su cuello con mis manos y lo acerco, para besarlo, pero alguien tira de mi brazo con fuerza, arrancándome del lado del chico y guiándome hacia la salida.
—¡Estoy bailando! ¡Suéltame! —le gritó, intentando liberarme de su agarre.
—Te estoy hablando, suéltame —forcejeé en vano, su agarre en mi brazo se intensificó.
Finalmente llegamos al estacionamiento y, por fin, me liberó con brusquedad.
—¿Qué te pasa, idiota?
—¿Por qué estás bailando con ese idiota, cuando estamos juntos?
Una risa irónica escapó de mis labios —¿Estamos juntos? Si mal no recuerdo tú mismo fuiste el que no quiere etiquetar eso que TENÍAMOS, dándolo por terminado.
—Ainhoa, ¿por qué haces esto?...
Lo interrumpo —¿Hacer qué? Te recuerdo que estoy soltera —me acerco a sus labios al punto de rozarlos y le susurro, ignorando las ansias que crecen en mí por besarlo —y puedo besar y tirarme a quien quiera. Y es lo que haré esta noche.
Doy media vuelta para regresar al local, pero su brazo me detuvo.
Su semblante es serio y habla enojado.—¿Te gusta jugar? Yo también sé jugar, Ainhoa.
—¿Me amenazas? Creo que te dije que te fueras a la mierda.
—Joder, Ainhoa —me atrae aún más hacia él, y tengo que alzar la mirada para encontrarme con sus ojos que tanto adoro —¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta de que me gustas? —habla con enojo, su respiración agitada roza mi piel.
—Nada, porque no me importa. —menti.
Internamente, sus palabras "me gustas" incendiaron mi ser; mis deseos de besarlo se vuelven más incontrolables. Tener su rostro tan cerca solo logra que mi pulso se acelere.
—No mientas, mientes muy mal.
—No miento —tragó con dificultad cuando su otra mano desciende por mi espalda y se posó en mi culo, atrayéndome más hacia él, trato de mirar fijamente a sus ojos y no a sus labios—. Tú no... me gustas.
Una sonrisa se dibuja en su rostro —Aprende a mentir, porque ni tú misma te lo crees, amor.
Ya no recuerdo por qué estamos discutiendo nuevamente. Mi conciencia se ha desvanecido y me ha dejado aquí, en los brazos de Andrew.
Abro la boca para hablar, pero no salen palabras de ella.
—Deja de ser tan terca.
—No soy terca, solo que no quiero ser una más de tu lista.
—No tengo ninguna lista, eres la única. —Aflojo su agarre.
—Estoy cansada de sentirme confundida, Andrew. Quiero saber qué somos, qué significó para ti. No quiero ser solo un arranque de soltería.
Suspiró y me soltó, pasando sus manos por su cabello. —Estoy...—se queda en silencio—. No quiero verte en los brazos de otros, no soporto verte bailar o besar a otros como lo harías conmigo. Jamás he sentido tanto celos, pero todo cambió desde que te conocí, me has vuelto a enseñar que la otra persona te puede hacer feliz con tan poco. Cuando te veo... me siento como.... cuando le das un dulce a un niño... —se da la vuelta, alejándose unos pasos de mí.
Sonreí al escuchar sus palabras cargadas de todo.
—Quiero que seas solo mía. Que estés conmigo. Que seas mía. —añade acercándose. —Quiero ser yo quien te toque y te bese; y quiero que seas tu quien me toque y me bese. Estás en mi maldita mente desde aquel día que te vi por primera vez, y no quiero sacarte de allí..
Mi corazón late con fuerza, resonando en mi pecho como un tambor desbocado. Sus palabras me atrapan en una paradoja de emociones, donde la sorpresa, la incredulidad y la emoción se entrelazan en un torbellino de sentimientos. No puedo negar que sus palabras resuenan profundamente en mi interior, que agitan las aguas de mi interior. No sé si esto es una confesión o que.
Desvío mi mirada por un instante, tratando de recuperar el aliento y ordenar mis pensamientos.
—Entonces porque me dejaste en la carretera.... Otra vez. —Hago una mueca.
—Ainhoa no me fui, sabía que no ibas a querer volver conmigo, así que al llegar a mi auto, llamé a Damián y le dije que fuera por ti. ¿Quién crees que le dijo dónde estabas? No te volvería a dejar botada.
—Damián dijo algo, pero no le presté mucha atención. —Lo miro a los ojos —¿No te fuiste? te quedaste allí, hasta que él llegara por mí —más que una pregunta fue una afirmación.
Ladea levemente su cabeza y me mira con ternura. —No cometeré el mismo error dos veces contigo.
Andrew pasa una mano por su cabello y exhala largamente, como si estuviera tratando de encontrar la paciencia necesaria para lidiar conmigo. Sus ojos, ahora llenos de una mezcla de deseo y emoción.
—No quiero que volvamos a la normalidad, Ainhoa. Quiero que cambien. Quiero que puedas verme de una manera distinta, y quiero hacer lo mismo contigo.
Mi corazón late con fuerza, cada palabra suya resuenan en el aire como un eco de las emociones que han permanecido en suspenso entre nosotros durante tanto tiempo. Él no solo está buscando una reconciliación, está buscando un cambio real, un camino hacia una conexión más profunda.
—Quiero intentarlo, Ainhoa. No sé a dónde nos llevará esto, pero quiero intentarlo —sus palabras suenan sinceras, y su mano se alzó para limpiar una de las lágrimas que cae por mis mejillas—. Quiero saber si hay algo real entre nosotros.
Nos quedamos allí por un momento, mirándonos a los ojos como si buscáramos respuestas en el fondo de ellos.
—Entonces, ¿dónde vamos desde aquí? —pregunto, con la incertidumbre aún presente en su voz.
Él sonríe —Vamos a intentar descubrirlo juntos. Paso a paso, sin prisas ni expectativas excesivas. Solo nosotros, viendo a dónde nos lleva el camino.
Sin previo aviso, se acercó lentamente a mi. Cada paso que daba está lleno de una expectación cargada de emociones. Cuando nuestras respiraciones se entremezclan, puedo sentir la tensión y la electricidad en el aire. Exhalo temblorosamente, como si estuviera a punto de decir algo pero lo contuviera. Sus ojos buscan los míos.
El momento se volvió etéreo, como si el tiempo se hubiera detenido y solo quedamos nosotros dos en medio de la escasa lluvia que aún cae. Mi corazón late con fuerza, como si quisiera escapar de mi pecho, y puedo sentir la electricidad en el aire, cargada con la anticipación del instante que se avecina.
Andrew inclinó su cabeza hacia adelante, sus ojos nunca dejan los míos, y siento su aliento mezclado con el mío. Cada roce de su aliento en mi piel es como una caricia ardiente que enciende cada fibra de mi ser. Nuestros labios se acercan lentamente, como dos imanes que finalmente ceden ante su atracción innegable.
El primer roce de sus labios contra los míos es suave y cautivador, como un delicado contacto que deja un rastro de fuego en su camino. Pero conforme el deseo se intensifica, nuestros besos se vuelven más profundos, más apasionados. Sus labios son firmes y demandantes, devoran los míos con un hambre que se ha estado acumulando durante mucho tiempo.
Mis manos encontraron el camino hasta llegar a su cuello, mis dedos se enredan en su cabello mientras lo atraigo hacia mí, buscando más de esa conexión ardiente. Siento su lengua rozar la mía en un juego sensual. Sus manos se aferran a mi cintura, atrayéndome hacia él con una urgencia que me hace sentir completamente viva. Mi cuerpo responde a su toque enviando chispas de placer directamente a mi centro.
Las emociones se agitan en mi interior, cada beso parece desatar una chispa nueva que recorre mi piel y aviva el fuego que arde entre nosotros. Nuestros labios se mueven en perfecta sincronía, explorando, saboreando y exigiendo más.
Nos separamos, pero apenas nos alejamos el uno del otro. Andrew pega su frente con la mía, sus ojos penetrantes buscan los míos en busca de una conexión más allá de las palabras. Puedo sentir su respiración agitada, su pecho sube y baja en sincronía con el mío.
—Quiero hacer esto bien, Ainhoa —dice Andrew con voz ronca, su mirada llena de deseo y determinación—. Te mereces todo, y no algo a medias.
Sus palabras resonaron en mi interior, alimentando la pasión que arde entre nosotros. Lo miro directamente a los ojos, sin esconder mi propio deseo que ha sido liberado por ese beso.
—Entonces, demuéstramelo —dije con un tono de voz que transmite mi propia urgencia y deseo.
Él sonríe con ternura, su pulgar sigue trazando círculos suaves en mi piel y afirmó con determinación—. Estoy dispuesto a demostrar que puedo ser el hombre que mereces.
—Bueno —entrelace sus dedos con los míos y comenzamos a caminar al interior de la discoteca —ahora mi hermano sabe que estamos en algo.... Prepárate porque te va a cortar las bolas —Le dije con una sonrisa angelical.
—Tú hermano siempre lo supo.
Me detengo abruptamente, ese idiota siempre lo supo y cuando llegue se hizo el sorprendió al saber que estuve en una especie de cita con Andrew. Pero que bien actor.
—¿Qué?
Se giró y me miró con una sonrisa —y ya me amenazaron junto a Nate.
—¿Q-qué te dijeron?
—Nada, solo que si te hacía daño respiraría a través de una máquina.
—¿Mis hermanos te dijeron eso?
Asiente tranquilo
—¿Y por qué estás tan tranquilo?
—Porque seria un idiota perderte ahora que te tengo. —dice besando mis labios..
El latido de mi corazón llena mis oídos, como un recordatorio constante de la conexión que está floreciendo entre nosotros. Seguimos caminando juntos, el sonido de la música y las risas de la discoteca volvieron a envolvernos en su atmósfera festiva.
A medida que nos adentramos en la multitud, no puedo evitar sentir que estoy en un camino nuevo y emocionante.
—¡¿Ya se reconciliaron?! —gritó Ray cuando nos vio llegar tomados de la mano y todos se giraron para mirarnos.
Vivían le da un manotazo en la cabeza, mirándolo con cara de "cállate idiota que está su hermano".
Andrew comienza a reír y vamos a la barra en busca de un trago.
Tres horas después, mucho alcohol recorre en mi sistema y ya no es posible diferenciar lo que es sangre y alcohol. Con Margot y Vivían bailábamos con Ray, mientras Derek, Andrew y Damián están sentados en los sillones bebiendo. De vez en cuando mi mirada se encuentra con la de Andrew y le sonrió coquetamente.
Sabe que me está observando por lo que comienzo a bailar para él desde mi lugar olvidando que está con mis amigos y hay más gente en la discoteca, provocando para que venga a bailar conmigo. Por los parlantes SUENA "Low - Flo Rida"
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