CAPÍTULO 21
Narra Ainhoa
Continuamos nuestra cena mientras hablábamos de trivialidades y otros temas para seguir conociéndonos. Después de terminar de cenar me ofrezco a limpiar, pero Andrew se negó, diciendo que los invitados no limpian y otras cosas que no le presté atención porque comencé a limpiar. Trató de impedirlo, pero finalmente se dio por vencido.
Andrew me mira con una sonrisa y suspiro resignado. —Eres terca, ¿Sabes?—, dijo mientras se apoya en la encimera y me observa limpiar.
Le devuelvo una mirada traviesa —Solo quiero ayudar, no quiero que te tomes todo el trabajo solo, tú cocinaste y lo mínimo que puedo hacer es ordenar y limpiar.
Se acerca y me rodea con sus brazos, deteniendo mi tarea por un momento. —Lo aprecio de verdad, pero eres mi invitada—, dijo quitándome el vaso que tengo en mis manos —Déjame encargarme de esto.
—No, no.
Traté de empujarlo con mi cadera, pero ni un centímetro logré moverlo.
Andrew rió suavemente mientras me observa intentar empujarlo. —Lo siento, pero no vas a poder vencerme en esto—, dijo con una sonrisa juguetona.
Sus manos fueron hasta mi cintura y me giré para quedar frente a él, llevó sus labios a los míos y comenzó a besarme suavemente, tantee a mi lado algo en donde poder secar mis manos mojadas. Cuando finalmente encuentro una toalla para secarlas, la tome sin dejar de besar los labios de Andrew.
Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, sentí cómo cada toque de su tacto en mi piel desnuda me deja una sensación de excitación. Llevo mis manos hasta su cabello y jugueteo con él.
—Estás haciendo trampas —, dije entre el beso.
Andrew susurra, su voz cargada de deseo. —No son trampas, simplemente quiero explorar cada centímetro de tu ser.
Sus labios comienzan a bajar por mi mandíbula hasta mi cuello, con una de sus manos bajo mi cárdigan para dejar mi hombro desnudo, posó sus labios sobre mi hombro. El roce de su piel contra la mía enciende fuego interno, llenándome de un deseo ardiente. Sus manos expertas exploran cada curva de mi cuerpo, despertando sensaciones que nunca antes había experimentado. Cada caricia, cada susurro en mi oído, me sumergen en un mar de placer y entrega.
—Debemos controlarnos. No quiero ir rápido.
Él asintió, comprendiendo mi punto.
Lo abrace —Gracias, por no pensar que soy aburrida.
No quiero ir rápido con Andrew, lo que empieza rápido, termina rápido y mal; y a mi Andrew me gusta y mucho.
—Eres aburrida, pero eres mi aburrida —. Dice en tono juguetón.
Lo miré fingiendo indignación —Bueno esta aburrida quiere seguir viendo Peaky Blinders, ¿Te unes o soy demasiado aburrida para que estés conmigo?
Andrew comienza a reír entre dientes y acaricia mi mejilla suavemente —Vamos al sillón a ponernos cómodos, aburrida.
*****
Nos sentamos sentamos a la mesa listos para almorzar. Mamá y Miranda traen los últimos platos de ensalada para comer todos juntos.
—Esto está delicioso. —Exclame. —Miranda debes enseñarme a cocinar así por favor.
Ayer Andrew me cocinó la cena y realmente le quedó demasiado delicioso, a pesar de que la salsa se quemó un poco debido a la sesión de besos candentes e intensa que tuvimos.
—¿Desde cuando Ainhoa Alexandra Campbell quiere entrar a la cocina a cocinar por su propia cuenta? —preguntó Nate burlándose.
Le hice una mueca —Cállate idiota.
—No me llames idiota.
—Eres un idiota... —me lleve el tenedor a la boca.
Nate me miró con maldad, enarqué una ceja esperando que aflore su maldad. —¿Dónde estuviste ayer por la tarde querida hermanita y a qué hora llegaste?
—O mejor dicho, ¿con quien? —añadió Mark con una sonrisa traviesa.
Comencé a toser y Miranda me sirve un vaso con agua. Nate me vio anoche llegar muy tarde y por lo tanto sabe perfectamente que hoy no fui a la universidad. Si me quede hasta muy tarde en casa con Andrew. Después de cenar nos sentamos en el sillón y seguimos viendo Netflix y ambos nos quedamos dormidos y por eso llegué muy tarde.
En realidad llegué a las 6.30 de la mañana. Me paso a dejar en la mañana y él se fue al gimnasio. ¿Quien en su sano juicio prefiere ir al gimnasio a las seis de la mañana y no quedarse en la comodidad de su cama.
Técnicamente dormí con Andrew en su sillón, abrazados y con una manta sobre nuestros cuerpos.
—Dinos hermanita....
Mi padre miró a Nate con el ceño fruncido y yo sigo tosiendo. Ahora si parezco foca con epilepsia.
—Nathan no molestes a tu hermana —lo miró serio —y tú Ainhoa... ¿A qué hora llegaste anoche?, no te sentí y eso que me quedé hasta tarde en el despacho trabajando.
Sonreí forzadamente, mis padres no son de controlarnos ni nada por el estilo y por lo mismo nos inculcaron desde pequeños que siempre les avisemos dónde estaríamos y si nos quedaríamos fuera de casa.
Tomó un sorbo de agua cuando me tranquilice —Perdón... Anoche estuve en casa de Margot y se me pasó la hora. —mentí
—¿Y quien te vino a dejar, cariño? —añadió mamá tomando una copa de vino.
—Damián me pasó a dejar —Sonreí y volví a mentir.
—Bueno.. cambiando el tema. Necesito saber si querrán ir a pasar unas semanas con sus primos a Chile. —preguntó mamá —Ayer hablé con su tío y me preguntó si iban a ir para comenzar a organizar todo.
Todas las vacaciones de verano aquí (en Chile son de invierno) íbamos a casa de nuestros familiares. Las últimas dos vacaciones se había unido Gemma a nuestros viajes familiares. Y gracias a que viajamos todos los años hablamos español a la perfección y no cualquier español, español de chile con todos sus modismos lo entendemos y hablamos a la perfección.
Nos miramos los tres con mis hermanos y todos asentimos mientras sonreímos. Estar en Chile significa salir con nuestros primos y estar de fiesta en fiesta. Con ellos lo pasamos increíble, vamos mucho a la playa, disfrutamos de las fiestas, de la comida y de todo lo que nos pueda ofrecer ese hermoso país.
—Eso no se pregunta —dice Mark.
—Entonces enviaré un mensaje a Gabriel (hermano de mi madre) para confirmarle que van a ir. —toma un sorbo de vino y mira a Mark —¿Irás con Gemma?
Nuestra conversación duró un poco más de media hora conversando y riendo en familia.
Después de terminar de almorzar y ayudar con el orden de la cocina subí a mi habitación, esta noche volvería a salir con Andrew, habíamos quedado en juntarnos en un bar y disfrutar de la noche de bandas que hacen tributo.
La puerta de mi habitación entra entreabierta, y Mark se asoma golpeando..
—¿Qué pasa? —pregunté recostada en mi cama leyendo un libro.
—¿Podemos hablar? —preguntó sentándose a mi lado en la cama.
Lo mire extrañada, no me imagino que es lo que quiere conversar conmigo.
Deje mi libro de lado —Si, claro qué pasó.
—Confió mucho en ti enana, a pesar de que te molesto tú sabes ¿que te quiero verdad?
Lo miró con extrañeza. —Mark me estás dando miedo ¿qué pasa?
Se lleva las manos a su cabello —Es que... no sé cómo decirlo.
Se ve preocupado y nervioso. Se me pasaron miles de cosas por la mente, pero una se me quedó dando vueltas.
—lo qué pasa es que...
—¿Gemma está embarazada?
Mark me miró sorprendido y me asintió.
—¿Cómo te sientes tú? —me acerque a él y lo abrace.
—Me siento feliz, aunque no me siento listo para ser padre. Voy a cumplir veinticuatro años y ella veintitrés pero estoy feliz. —dice levantando su cabeza y mirándome con un brillo en sus ojos.
—¿Y Gemma?
—Tampoco está preparada para ser madre, pero está contenta, está feliz.
—Seré la tía más feliz del mundo.
—Y las más insoportables.
Entrecerré los ojos —no me pidas que cuide al pingüino cuando te quieras tirar a tu novia y no puedan por tenerlo ahí con ustedes..
—¿Por qué le dices pingüino? Y no te pediré que lo cuides para eso está Nate, no quiero que folles mientras cuidas a mi hijo.
Hice muecas.
Sonreí —¿Cuando se lo contaras a nuestros padres?
—No lo sé, puedes mandarte una embarrada no sé, cómo llamar desde la cárcel y dile que te arrestaron, así cuando yo les cuente que serán abuelos, no lo tomaran mal. —Me pide con una sonrisa angelical.
Reí con ironía —¿y porque no se lo pides a Nate?
—¿Quien cuidara de mi pingüino cuando esté follando con mi novia?
*****
Estoy en el bar esperando a Andrew, él lleva veinte minutos de retraso y no ha dado señales de vida en la tierra, le estuve llamando pero nada.... Su celular suena apagado.
—Me das un Gin tonic —Pedí al barman.
—¿Qué hace una chica tan bonita y solita en un lugar donde hay puros cerdos queriendo ir de cacería? —Sus palabras me enviaron un escalofrío por la espalda.
Hice una mueca e intenté ignorarlo. Si me pasa algo culpare toda mi vida y las vidas que me quedan por vivir a Andrew por dejarme plantada.
Respiré hondo, intentando calmarme. Mi padre me había enseñado a defenderme cuando fuera necesario.
—Estoy esperando a alguien —respondí, manteniendo la indiferencia en mi voz, pero sin apartar la mirada del hombre a mi lado.
—No lo creo —insistió él.
Se acercó más, y su mezcla de olor desagradable combinado con alcohol invade mis sentidos, provocándome una ligera náusea.
Observé alrededor, buscando ayuda, pero todos estaban sumidos en sus propios mundos, acompañados por otras personas. Incluso el barman, con quien había estado conversando momentos antes, se había involucrado con nuevos clientes.
Reuniendo todo mi valor, con voz firme y segura, le dije: —Te he dicho que estoy esperando a alguien, mi novio vendrá pronto —mi voz tembló al final.
Posó su mano en mi espalda baja y mi cuerpo se tensó.
—No te hagas la difícil, podríamos pasar un buen rato juntos. Además, tu tonto novio no sabe apreciarte si te deja sola y tan hermosa —sus palabras resonaron peligrosamente cerca.
—¡No me toques! —sentí el nudo en mi garganta apretarse, a punto de explotar.
Cerré los ojos, anticipando su toque en mi brazo, pero el contacto nunca llegó. En su lugar, cayó al suelo.
—¿No sabes respetar a una chica cerdo, asqueroso?— le espetó Andrew, su enojo es palpable en su voz, mientras flexiona los dedos para aliviar el dolor.
Dejé escapar el aliento que ni siquiera sabía que estaba conteniendo.
—Lo siento mucho, bonita —dijo, abrazándome—. Hubo un tráfico terrible y se me agotó la batería del celular.
No dije nada y solo lo abrace, había sentido miedo de lo que pudiera pasar.
—Nos podemos ir, ¿por favor?
—Claro, vamos.
Me puse de pie y él rodeó mi cintura.
—Espera... debo pagar mis tragos.
—Tranquila yo lo hago. —Dice dándose la vuelta y pagando lo que había bebido.
Me coge de la mano, luego de pagar y me guía hasta la salida del bar, mi vista se va hacia su culo, su hermoso, duro y bien formado culo. Aún no tengo el placer de darle una nalgada... ay que rico se sentiría.
Andrew se detiene abruptamente, haciendo que choque contra su espalda. Estaba tan absorta mirando su culo y pensando en cosas sucias.
—¿Me estás mirando el culo? —Me preguntó con una sonrisa coqueta.
Si señor.
Fingí ofenderme —No es como si tuvieras un culo espectacular para que lo esté mirando.
Pero en realidad, sí tiene un buen culo.
Ay, Dios, me siento acalorada.
—Mientas muy mal.
—Andrew Miller, no eres el centro del universo y he visto culos mejores que el tuyo —respondí con una sonrisa.
—Entonces, ¿admites que estabas mirando el culo?
Estamos afuera del bar, junto a su auto... sentí como si me hubiera perdido en el espacio y el tiempo, no presté atención al camino hasta su auto.
Es que quien con esa vista podría estar mirando otra cosa que no sea el trasero apetecible de Andrew Miller.
Mierda me delate, piensa rápido. —Solo estaba mirando... el camino... y no es mi culpa... que tu culo. estuviera justo... en.... mi línea de visión —dije encogiéndome de hombros.
Él soltó mi mano y acarició mi rostro, acercando el suyo al mío.
—Debes aprender a mentir... —murmuró antes de besarme tiernamente.
Nos separamos apenas unos centímetros y susurré sobre sus labios, sin dejar de mirarlo —Tú también deberías aprender que el mundo no gira en torno a ti. —y lo besé de nuevo.
Nunca me cansaré de besar estos labios, y sigue provocándome las mismas sensaciones que tuve cuando nos besamos por primera vez.
—¿A dónde te gustaría ir?
«Llévame a la luna, o mejor aún, a tu cama».
Grita mi subconsciente, pero por razones obvias, decido ignorarlo.
—No lo sé —miré mis pies, tratando de ocultar mi nerviosismo. Mi mente esta llena de pensamientos sucios.
—Creo que debería irme a casa —dije apresuradamente.
—¿Por qué? ¿Es por llegar tarde o por lo que pasó? Lo siento tanto, me siento culpable de que ese idiota te haya hablado y puesto inc....
Lo interrumpí —No, no es eso... Aprecio que hayas llegado justo en ese momento, pero... —bajé la mirada, no podía enfrentar sus ojos mientras hablo —No sé qué estamos haciendo juntos, no entiendo en qué punto estamos...
¿Debiera confesar lo que siento por él? Pero, ¿y si me rechaza? Que ya no esté con su novia no significa que quiera estar conmigo ahora. Después de dos años en una relación, no querría saltar a otra inmediatamente. No quiero eso. Él está soltero después de dos años, querrá disfrutar su libertad con sus amigos. No estoy dispuesta a ser un recurso de último momento o la que busca cuando sus ligues no salen como planea.
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó.
Sacudí la cabeza —Olvídalo... Debo estar borracha —me dirigí hacia la puerta de su auto —¿Podrías llevarme a casa, por favor?
Él asiente sin decir una palabra, se sienta en el asiento del conductor, conecta su celular para cargarlo y pone el auto en marcha. La tensión entre nosotros volvió a instalarse, ni siquiera la música pudo aliviarla.
Continuamos el trayecto en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. La música que suena en el auto apenas es un murmullo de fondo, incapaz de romper la tensión que flota en el aire. Finalmente, no puedo soportar más el silencio incómodo.
—Andrew, ¿puedo decirte algo? —dije, rompiendo la quietud.
Él suspiró, apartando la mirada de la carretera por un momento para mirarme. —Claro, adelante.
Hago una pausa, sintiendo que las palabras se amontonan en mi garganta. —Siento que estamos en un punto confuso. No sé si somos solo amigos, algo más o simplemente... soy la chica para pasar el rato. Y no estoy segura de cómo deberíamos proceder.
Andrew frunció el ceño, su expresión pasando de sorpresa a algo que parecía a la defensiva. —¿Y por qué necesitamos etiquetar esto? ¿Por qué no podemos simplemente disfrutar lo que tenemos sin ponerle una etiqueta?
Me siento frustrada por su respuesta. —No se trata de ponerle una etiqueta a algo, Andrew. Se trata de saber en qué posición estamos. No quiero involucrarme emocionalmente si esto no es mutuo, si no estamos en la misma página.
Él apretó el volante con fuerza, su mandíbula se tensa. —Creo que estás exagerando. ¿Por qué necesitas definir todo? Las cosas deberían fluir naturalmente, sin forzarlas.
Mis emociones se mezclan entre la frustración y la confusión. —No se trata de forzar nada. Se trata de ser sinceros el uno con el otro y entender nuestras expectativas. No quiero sentirme como si estuviera en un limbo emocional.
Él giró bruscamente el volante y se detuvo al costado de la carretera. Giró su cabeza hacia mí, no pude descifrar lo que sus ojos tratan de decir.
Andrew suelta un suspiro exasperado. —Esto es lo que arruina las cosas, ¿sabes? Las conversaciones serias y las expectativas. ¿Por qué no podemos simplemente divertirnos y ver a dónde nos lleva esto?
—Porque eso no es justo para ninguno de los dos. —mi voz comienza a temblar de la frustración acumulada. —Si no estamos en la misma página, si no queremos lo mismo, es mejor saberlo ahora que después de invertir más tiempo y emociones en algo que no tiene futuro.
Andrew mira al frente. siento de todo un poco, tristeza, rabia, enojo... miedo.
Se giró hacia mí, con los ojos centelleantes de enojo y el silencio se sintió como una eternidad antes que él volvió a hablar. —Tal vez estás en lo correcto. Tal vez no deberíamos seguir esto si estás tan preocupada por el futuro. Tal vez deberíamos dejar esto hasta aquí.
Abrí mis ojos con sorpresa, no espere que esa fuera su respuesta.... Pero me dejaba claro que no estábamos en la misma página.
Asentí con mi cabeza tragándome el nudo que se me formo —Bien.... —Me desabroche el cinturón y me bajé del auto cerrando la puerta de un portazo, sonreí para mis adentros, sé que esto es algo que les molesta mucho a los hombres.
Comencé a caminar sin un rumbo. No voy a compartir el mismo auto con él, llamaré a alguno de mis amigos para que viniera por mí o pediré un taxi, pero con él no me iré.
Pasé las manos por mi rostro, y estas se humedecieron. Estoy llorando. Por eso no quiero irme con él, no quiero agrandar su ego dejándome ver cómo lloró por él.
No. No lloro por él, lloro por lo que pensé que podríamos ser.
—¿Ainhoa, qué haces? —exclamó Andrew bajando del auto.
—Me voy —me giré a medias para responderle sin dejar de caminar.
—¿Eres tonta o que? —Comenzó a caminar detrás mío —No puedes bajarte del auto y comenzar a caminar por la carretera.
Solté una risa sarcástica —¿Y qué es lo que estoy haciendo?
—Ainhoa, por favor— Exclamó desesperado. —Deja de actuar como una niña pequeña y sube al puto auto, no me iré de este lugar dejándote aquí.
—Entonces ponte cómodo, porque contigo. —le grite— ¡NO ME IRÉ!
Andrew pegó un grito de frustración y corrió hacia mí quitando mi celular de la mano.
—¿Qué haces?, devuélveme mi celular.
—No.
—Dámelo es mío —Estire mi mano.
—He dicho que no.
Levante mi cabeza para mirar el cielo y me gire para seguir caminando y alejarme de él.
—¿Qué esperabas, huh? ¿Una declaración de amor instantánea y que nos lanzaremos a vivir en un jodido cuento de hadas?
Sus palabras me dolieron. —No, pero tampoco esperaba que actuaras como un completo idiota. —Me limpie con fuerza la mejilla.
—Por Qué no podemos disfrutar de esto. —dice tratando de calmarse.
—No hay esto, yo no soy un pasatiempo para ti ahora que estás soltero.
Andrew soltó una risa sarcástica —¿En serio piensas que soy el típico chico que pasa de una relación a otra sin más?
—No sé, solo —estoy frustrada y no quiero estar en este preciso momento con él, porque se lo impulsiva y tarada que puedo llegar a ser.
—Si lo sabes, pero no puedes ser honesta.
—Solo quiero que seamos honestos y saber que realmente te importo y no solo soy alguien más en tu lista.
Andrew bufó, su mirada oscura se clavó en mí —No eres solo alguien má", pero parece que solo ves lo que quieres ver. ¿Te has tomado el tiempo para pensar en por qué estoy aquí? ¿Por qué me preocupé por bajarme contigo y no me he ido a mi maldito departamento a dormir? ¿Por qué te he invitado todos estos días a salir o que los pasemos juntos?
—¿Quieres tener algo conmigo? ¿Te gusto al menos? ¿o solo.... O solo fui la que te impulsó a estar soltero?
Andrew no respondía, y su silencio fue todo lo que necesite.
Dignidad abandonó el chat.
Cerré los ojos evitando que una lágrima resbalara por mi mejilla.
—Fue un placer conocerte Andrew Miller, espero no volver a verte nunca más en mi vida.
—Ainhoa no te voy a dejar aquí sola. —Dice tomando mi brazo.
—¡Suéltame!, ¡qué te importa dejarme aquí! ¡Vete... ya lo hiciste una vez, no te costará mucho volver a dejarme sola! —me solté de su agarre y me quedé de pie mirando a los autos pasar. —Vete a la mierda Andrew Miller.
—¡Bien! ¡Si eso es lo que quieres, quédate aquí sola y si te pasa algo no vengas a culparme. Porque tú lo decidiste! —Extiende su mano entregándome mi celular— Te deseo suerte Ainhoa Campbell.
Andrew comenzó a caminar hacia su auto, dejándome, y me derrumbé. Las lágrimas que había estado luchando por contener finalmente escaparon y como si la vida entera estuviera en mi contra se puso a llover.
El sonido de sus palabras retumban en mi cabeza. Siento como si mi corazón se hubiera partido en dos y estuviera dejando un vacío en mi pecho, fui rechazada y un rechazo duele... aunque parezca exagerado.
𓃭
Holaaa!!! ✨
Millones de gracias nuevamente 🧡
Espero que les siga gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.
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Actualizaciones: Lunes - Jueves.
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