CAPÍTULO 16
Narra Andrew
Estaciono el auto frente a la casa de mi hermana. Hace un buen tiempo que no la veo y, para ser honesto, extraño la energía de mi sobrina. Por eso, ayer llamé a Cassandra para organizar un día con mi sobrina, y ahora estoy aquí, en el umbral de la puerta, listo para llamar al timbre.
Ainhoa no cede ante ninguna de mis propuestas para salir. Supongo que al estar soltero, pensé que podría intentar acercarme más, pero ella se está haciendo la dura, lo que solo aumenta mi interés.
Con Ashley hemos vuelto a hablar un par de veces pero solo cuando nos topamos en algún lugar.
—¿Dónde está mi chica? —dije con una sonrisa al entrar en la sala.
Anastasia suelta una carcajada llevando sus manitas a su rostro, mi hermana camina detrás mío riendo.
—Aquí, tío Ande.
Me agaché a su altura y la abracé con fuerza, sintiendo cómo sus brazos rodeaban mi cuello y me plantaba un sonoro beso en la mejilla.
—¿Lista para pasar el mejor día en la historia de los días de tío y sobrina? —pregunté con una sonrisa mientras le hacía cosquillas.
Asintió, riendo alegremente.
—Anastasia, ve a buscar tu mochila, está en tu habitación —ordenó Cass a su hija.
Anastasia corre hacia su habitación y me quedó en la sala con mi hermana.
—¿Van a salir los tres con Ashley? —preguntó con una mueca.
Niego con una mueca —Terminamos.
Cassandra comenzó a sonreír, aunque trataba de ocultarlo.
—Vaya, no dejes que el pesar te consuma —le digo en tono burlón.
Para nadie es un secreto que Ashley no se llevaba bien con gran parte de mi familia y con Anastasia nunca lograron congeniar... a pesar de que intente que se llevaran no hubo caso, todo acababa con llantos descontrolados de Anastasia porque no quería estar cerca de ella.
—Lo siento —dijo con una mirada comprensiva—. ¿Estás bien? Sé que tenían algo, pero su relación ya se venía abajo desde hace tiempo.
Todos se daban cuenta de eso, menos nosotros. Quizás si no hubiera conocido a Ainhoa hay un noventa y nueve coma nueve por ciento de probabilidad que siguiéramos juntos.
—Todos lo sabían excepto nosotros... hasta que apareció Ain... —Me interrumpí en seco, viendo la mirada curiosa de mi hermana.
—Ander William Miller, ¿conociste a otra chica?
No pude evitar sonreír mientras pensaba en Ainhoa. No quería darle pie a Cassandra para que empezara a hacer preguntas incómodas.
Anastasia, la luz de mis ojos y mi salvación en este momento, apareció.
—¡Ya, Ande! —gritó mientras venía corriendo hacia mí con su mochila sobre los hombros.
La miré con una ceja alzada —¿Ander? Debería ser tío Ander.
Ella negó con una sonrisa traviesa —No, tío no. Solo Ande.
Anastasia era una pequeña adorable y carismática. Su cabello negro como la noche y sus ojos verdes con matices miel me recordaban un poco a los de Ainhoa.
—¿Estás lista para irnos?
—Si mi capitán! —Dice sonriendo.
Tomó su manita y caminamos juntos hacia mi auto. Cassandra instaló su silla mientras yo saco mi celular para buscar el chat con Ainhoa. No iba a rendirme fácilmente.
Ander:
¿Te parece que vayamos al parque?
Vi que estaba en línea, pero no recibí respuesta.
Ander:
¿Lo tomo como un "sí"?
—¿A donde vamos a ir tío? —pregunta saltando a mi alrededor.
Guarde mi celular mirando a mi sobrina. A esta enana no se le acaba la energía jamás.
—¿Donde te gustaría ir? —preguntó, observándola.
—Listo, la silla está instalada. Ven hija para abrocharte.
—Sí, mami —caminó hacia Cass—. Quiero ir al parque a darles de comer a los patos. ¿Podemos id, pofa, pofa, pofa? —sus ojos brillaban de emoción.
Siento la vibración de mi celular y lo desbloqueo.
Hermosa Ainhoa:
No.
—Entonces, vamos al parque.
Mi hermana se despidió de Anastasia y de mi, para luego entrar a su casa.
Ander:
Entonces invitaré a mi chica.
Me subo a mi auto y elijo la playlist que siempre uso cuando estoy con Anastasia. Mi teléfono se ilumina y leo su respuesta.
Hermosa Ainhoa:
Ándate a la mierda.
No puedo evitar sonreír, parece que le dio celos y eso es un avance.
—Anastasia, ¿estarías dispuesta a grabar un video conmigo para saludar a una amiga?
Asiente con una sonrisa. —¿Tu amiga es bonita?
Busco en Instagram una foto de Ainhoa para mostrársela a Anastasia. —Mira, ¿qué dices? ¿Es guapa o no?
—Si, es muy linda.
—Entonces, invitémosla al parque.
—¡Siiii!
Tomó mi celular y abro la app de foto y comienzo a grabar el video.
Video:
— Hola, Ainhoa —comienza a hablar—. Estoy aquí con mi tío Ander, vamos a dar de comed a lo patitos. ¿Te gustadía venid? —Sonrío—. Y después idemos a comed hambuguesas, tío ¿podemos id? — Me pregunta
—Claro que podemos ir.
—¡Siiii! ¡Dí que sí!
Anastasia comienza a cantar y yo respondo su mensaje antes de comenzar a conducir. Si Anastasia no la convence no se que más haré.
Ander:
¿Te pusiste celosa?
Hermosa Ainhoa:
No. Y ándate a la mierda.
Ander:
Eso ya lo escribiste.
Te presento a mi chica.
*[video]*
¿Aceptas?
Sigue en línea, aparece escribiendo y luego deja de escribiendo, está así por unos dos minutos hasta que llega su respuesta.
Hermosa Ainhoa:
Esta bien, acepto.
Ander:
Pasaremos por ti en quince minutos.
Arranco el motor y pongo rumbo hacia su casa.
—Enana —la miro en el espejo retrovisor—, dijo que sí. Iremos a recogerla.
Ella da un chillido de felicidad y comienza a hacer su peculiar baile de alegría.
Anastasia no dejaba de cantar mientras yo conduzco a casa de Ainhoa. Tener tiempo para compartir con mi sobrina y ver su carita radiante cada vez que estamos juntos es algo que me llena de alegría.
—¿Cuánto fata para llegad? ¡Ya quiedo ved a lo patitos!
Le lancé una mirada cariñosa a través del espejo retrovisor.
—Ya casi llegamos, enana. Estamos a punto de llegar a tu casa.
—¿Luego jugad en el parque?
No pude evitar sonreír mientras estacionaba frente a la casa de Ainhoa. —Hoy es nuestro día, así que haremos lo que más te guste.
Me desabroché el cinturón y me giré en el asiento para mirarla de frente. —Ahora, espera aquí un momentito mientras voy a buscar a Ainhoa.
Le mandé un mensaje rápido para avisar que estaba afuera y salí del auto para apoyarme en el capó mientras la espero. La ventana del lado de mi pequeña compañera de aventuras estaba abierta, así que ella me seguía contando emocionada sobre su princesa favorita.
—¡Y luego, la pincesa encontó un uniconio en el bosque! ¡Y el uniconio le dio una fol mágica! —exclamó Anastasia, sus ojos brillando de emoción.
—¡Vaya, eso suena increíble! —le respondí, asintiendo con entusiasmo—. Definitivamente, esa princesa tiene muchas aventuras emocionantes.
En ese instante justo, Ainhoa apareció en el umbral de su casa. Nuestras miradas se encontraron y algo se removió en mi interior. Esta deslumbrante como siempre. Con esos pantalones crema, un top negro y zapatillas del mismo color. Sus rizos jugueteaban con la brisa de la primavera en Vancouver, haciéndola ver malditamente hermosa. Pero lo que realmente me dejó sin aliento fue su sonrisa, se estaba convirtiendo en maldita debilidad. Sus ojos brillan mientras se acerca, y siento un cosquilleo en el estómago.
—¡Hola, Ainhoa! —Salude. —Ella es mi chica —las presente — Pequeña ella es Ainhoa. ¿Muy guapa verdad? —de reojo, noté que las mejillas de Ainhoa se ruborizaban.
Anastasia sonrió y asintió —Hola, edes muy dinda. —Le dice con su voz dulce desde su asiento.
—¡Hola Andrew —Me saludo tímidamente, se giro hasta la enana y le sonrió —Hola Anastasia, tú también eres muy linda.
Me aparté un poco para abrir la puerta del copiloto como un auténtico caballero.
—¡No! —exclamó Anastasia —¿Puedes sentate aquí atiás conmigo?
Ainhoa le sonrió dulcemente —Claro, estaré encantada.
Fruncí el ceño. —Voy a parecer un conductor de Uber, y que yo sepa, no trabajo como chofer.
Ainhoa soltó una risita mientras se encaminaba hacia la puerta trasera. —Bueno, si alguna vez fallas como abogado, al menos tienes una opción.
Me acerque a ella y le susurre en el oido y coloco mi mano en su cintura. —Si se trata de llevarte a ti, consideraré la oferta de ser chofer de Uber.
Ainhoa se estremeció ligeramente ante el contacto de mi mano en su cintura. Su reacción no pasó desapercibida para mí, y una sonrisa pícara se insinuó en mi rostro mientras observaba su reacción. Esa conexión eléctrica entre nosotros era innegable, y parecía que cada pequeño gesto tenía un impacto mucho mayor de lo que ambos estábamos dispuestos a admitir.
—Vamos, sube. No quiero que me pongas una mala calificación en mi servicio de chofer —dije con una sonrisa divertida, abriendo la puerta del auto y dejando que ella entrara.
Ainhoa me miró con una mezcla de diversión y complicidad antes de subir al asiento trasero junto a Anastasia. Cerré la puerta después de ellas y me dirigí al lado del conductor. Miré de reojo a Ainhoa a través del espejo retrovisor mientras arranco el auto, y nuestras miradas se encontraron por un breve instante. Esa chispa entre nosotros era inconfundible, y cada interacción, por pequeña que fuera, la avivaba más.
—Así que, ¿a dónde las llevo, señoritas? —pregunté.
Anastasia sonrió y pidió —Llévanos a diale de comer a lo patitos, pofavo.
A lo largo del recorrido, Anastasia compartía emocionada sus historias sobre princesas, y aprovechaba para contarle a Ainhoa sobre sus favoritas. Mientras conducía, me deleitaba en observarlas a través del espejo retrovisor, experimentando una extraña calidez al verlas interactuar.
—Ainhoa, ¿quién es tu pincesa favodita? —preguntó Anastasia.
—Mi favorita es Mulán. ¿Y la tuya, Andrew? —Me lanzó una mirada traviesa, y Anastasia tapó su boca con sus manitas, conteniendo la risa.
«Tú serías mi princesa favorita».
Murmuraba mi subconsciente.
Sonreí mientras la miraba a través del espejo retrovisor —No me gustan las películas de princesas.
Anastasia y Ainhoa intercambiaron miradas sorprendidas, y su sonrisa compartida parecía transmitir complicidad sin necesidad de palabras.
—¿Ande, podemos ver una película de pincesa cuando vovamo?
Ainhoa me miro curiosa ante el apodo de mi sobrina.
—Pero yo no soy fan de esas películas, ¿qué tal si vemos Cars en su lugar?
—No —Se cruzo de brazos la enana —Ainhoa quiede ved una de pincesas.
Ainhoa dejó escapar una risa y Anastasia continuo—Po fa, Ande.
—Solo si dejas de llamarme Ander y me dices tío, lo consideraré.
Anastasia hizo una mueca pero asintió con una sonrisa.
Finalmente, llegamos a nuestro destino, un parque cerca del río, y estacioné el auto. Salí y fui hasta la puerta de Ainhoa para ayudarla a bajar, observando la escena con atención. Ainhoa estaba desabrochando el cinturón de seguridad de Anastasia. Me acerqué al lado de la pequeña y la tomé de la mano para guiarla. Juntos, caminamos por el sendero hasta encontrar un lugar donde sentarnos.
Anastasia le tomo la mano a Ainhoa y comenzamos a caminar los tres, apreciamos una familia feliz mientras ellas conversaban animadamente sobre princesas y esas cosas.
𓃭
Les presento a Damián
𓃭
Holaaa!!! ✨
Espero que les este gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla.
¿Qué piensan de Damián?
¿Qué les parece el capítulo?
No olviden dejar su voto o un comentario.
Gracias por leer, un abrazo 🧡
Actualizaciones: Lunes - Jueves y Sábado por medio
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