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CAPÍTULO 14

Narra Andrew

Sabía que lo había estropeado al dejarla ahí, pero las emociones y sentimientos que desencadenó aquel beso me tomaron por sorpresa, dejándome sin saber cómo reaccionar ante esta oleada de sensaciones nuevas.

No me sentía para nada orgulloso de mi comportamiento, pero mi reacción fue un completo desastre. Por eso decidí conducir hasta su casa e intentar hablar con ella, enmendar lo que había hecho.

Aparqué frente a su casa y salí del auto. Me encaminé hacia la puerta, pero dudé. Roger no estaba y no tenía certeza de que ella ya hubiera llegado a casa.

«¿Cómo podría haber llegado tan pronto? Después de todo, la dejé allá. Seguro que va a tardar más que yo en regresar».

Me apoyé en mi auto y saqué un cigarrillo. Decidí esperar aquí, y ya idearía una excusa en caso de que su padre o alguno de sus familiares aparecieran.

Mis pensamientos se enredaron, imaginando qué haré si Roger llega en este preciso instante. ¿Qué pretexto podría inventar? O si cualquier miembro de su familia aparecía. Mientras daba caladas a mi cigarrillo, escuché el sonido de un auto deteniéndose. Volví la cabeza hacia el origen del sonido y la vi salir de un vehículo. Su expresión no era la mejor, su rostro reflejaba una mezcla de emociones que distaba mucho de cómo lucía cuando estuvimos juntos.

Me aproximé a ella, intentando establecer contacto, pero fui ignorado por completo.

—Ainhoa, por favor, necesitamos hablar.

Su acompañante de Ainhoa salió del auto y avanzó hacia mí con una mezcla de enojo y determinación, y antes de que pudiera reaccionar, me empujó con brusquedad. No iba a quedarme de brazos cruzados, así que respondí con la misma intensidad, devolviéndole el empujón con irritación.

—¿Quién te crees que eres para venir a empujarme?

No permitiría que nadie me tratará con desprecio, y mucho menos un completo desconocido.

—Mucho más hombre que tú —replicó con desdén.

¿Más hombre que yo? ¿De dónde sacó este tipo su arrogancia?

—¿No te metas en lo que no te llaman? —le desafié, empujándolo una vez más.

—Me meto porque Ainhoa es mi amiga y un idiota con aires de grandeza la dejó botada.

¿Yo? Quedaba claro que este individuo no tenía ni la menor idea.

—Damián, déjalo... no vale la pena. No malgastes tu tiempo ni tus palabras —Ainhoa intervino, tomando el brazo de su amigo en un gesto de apoyo.

Hice una mueca y desvié la mirada, yo debería estar acariciando su rostro y besándola, pero soy un completo tonto, así de simple.

«Un completo idiota que tiene novia».

Me recordo mi subconsciente.

Pasó a mi lado, ignorándome por completo, y comencé a seguirla.

—Hablemos, por favor. —Le supliqué algo que nunca hago; jamás le supliqué a Ashley que habláramos.

—No, Andrew, vete —pide entrando a su casa.

Intentó cerrar la puerta, pero la detuve con mi cuerpo. Quería conversar con ella, explicarle lo que había sucedido y confesar que todo lo que había dicho era cierto.

—Ainhoa, por favor.

—¡Vete! —dijo con voz alta, pero no gritando.

—Hablemos. —volví a pedir.

—No. Vete antes que llegue mi papá.

—No me importa, quiero hablar contigo.

—¡¿No te importa?! Y ¿qué le dirás a tu jefe? —vi sus ojos humedecerse y me sentí peor de lo que ya me siento —¡Roger, estoy aquí porque necesito hablar con su hija, le fui infiel a mi novia con ella y luego me arrepentí dejándola sola en el lugar!— ironizo.

—Ainhoa... yo de verdad lo siento. No... yo me equivoqué.

—¿Con qué te equivocaste? ¿Con besarme? ¿Con engañar a tu novia o dejarme sola allí? —grito.

No respondí. Lo único que tenía claro era que no lamentaba haberla besado y que deseaba volver a sentir sus labios.

—Vete —dijo con firmeza y cerró la puerta con mucha fuerza.

Pasé mis manos por mi cabello, frustrado y abrumado por una mezcla de emociones. Engañar a Ashley por primera vez me hacía sentir mal, pero en mi interior sabía que podría repetirlo.

Me subí a mi auto y conduje hasta la casa de Vivían, una de mis mejores amigas. Necesitaba hablar con alguien, especialmente con una mujer, y saber qué pensaba al respecto. Ray no me servía para esto; podía anticipar sus palabras. Amigo...deja a Ashley.

Llegué a su casa y tomé mi celular para buscar su número. Después de dos tonos, respondió.

—¿Estás en casa? —pregunté apenas contestó.

—Sí, ¿por qué?

—Estoy afuera. Necesito hablar contigo. —Salí del auto y me dirigí hacia la puerta.

—Hola —saludé en cuanto abrió.

—Hola, pasa —se apartó para darme paso.

Caminé hasta el sofá y me dejé caer con la cabeza hacia atrás.

Vivían me observó y luego se dirigió a la cocina—. Creo que necesitas una cerveza.

—Si tienes whisky, sería aún mejor —cerré mis ojos. Apoye mi cabeza en el respaldo del sofá, y en mi mente revivieron las imágenes de nuestro beso.

Vivían regresó con una cerveza y un vaso de whisky.

Se sentó a mi lado y preguntó—: ¿Tú y Ashley discutieron de nuevo?

Negué con la cabeza y di un sorbo al whisky. Sentí cómo el líquido amargo descendía por mi garganta, quemando todo a su paso.

—Entonces, ¿qué pasó? Si no discutiste con Ashley, ¿por qué estás así?

Suspire y apoye mis codos en mis piernas.

—Le fui infiel —las palabras salieron lentamente de mis labios, y dirigí mi mirada hacia ella, observando su rostro transformarse en una sorpresa absoluta.

—Andrew... —su voz contenía una mezcla de incredulidad y preocupación.

—Fue solo un beso... pero lo más extraño es que no siento arrepentimiento alguno, y si volviera atrás, lo repetiría —tomé otro sorbo de mi bebida, tratando de calmar los nervios que habían aumentado.

Vivian seguía atónita, su mente trabajabá rápidamente para procesar mis palabras abruptas.

—¿Cómo? ¿Por qué? —negó con la cabeza—. ¿Con quién? Eso es lo que quiero entender. ¿Con quién... la engañas.... —un momento de silencio se apoderó del lugar, y luego sus ojos se abrieron como platos—. Fue con la hija de Campbell, ¿verdad? —más que una pregunta, parecía una afirmación.

—Sí —confirmé con un suspiro.

—Desde aquella fiesta que estás caliente por esa chica. —me acusó.

Negué con suavidad—. No, Vivian, no estoy caliente por ella... No se trata de deseo superficial. Creo que realmente me atrae, o tal vez estoy empezando a sentir algo más profundo por ella.

—Si estás confundido, deberías terminar con Ashley antes de que las cosas empeoren, Andrew...

La interrumpí, mi voz firme—. Eso no va a pasar.

—¿Cómo que no va a pasar? Besaste a esa chica y no te arrepientes, incluso lo repetirías —Vivían continuó hablando mientras trataba de comprender la magnitud de mis acciones.

Mis manos encontraron refugio en mi cabello mientras recordaba la tensión de ese momento—. Es que, Vivian... no va a pasar porque después de eso me fui, la dejé sola...

Comencé a contarle todo, absolutamente todo lo que le he ocultado desde que la conocí, lo que sentí por ella cuando la vi por primera vez, cuando nos encontramos en el bufete y lo qué pasó en la fiesta... y lo de hoy.

Vivían estaba más que sorprendía era mucha información, le vomité toda la información junto con mis sentimientos —dime que no esperabas que ella te hablará después de lo que hiciste. Andrew podría haberle pasado algo, no porque la ciudad sea relativamente tranquila no iba a estar corriendo peligro. Si yo fuera ella tampoco te hablaría, ¿qué crees que pensó cuando tú te fuiste después de decirle todas esas palabras bonitas? Eres un idiota.

—Sé que metí la pata y no sé cómo encarar la situación con ella —admití, buscando su apoyo.

—Dale tiempo y tal vez deberías hablar con Ashley si tienes la intención de buscar a Ainhoa.

No estaba seguro de si debía contarle a Ashley lo que había sucedido. Solo pensar en su rostro reflejando la decepción me resultaba desgarrador. Aunque confiaba en que encontraría una forma de manejarlo, no me sentía lo suficientemente preparado para sincerarme. 

*****

Cuatro días después...

—Amor....

—¿Qué pasa, Ashley? —solté sin mirarla, mientras intentó concentrarme en mi trabajo en el departamento.

Ella descansa en el sofá, absorta en una película, mientras yo me enfrento a una maraña de asuntos cruciales en mi mac. Roger me había encomendado un caso sumamente intrincado, confiándome no solo la responsabilidad de llevarlo adelante, sino también la oportunidad de ser su mano derecha durante el juicio. La presión era inmensa y constante, y las distracciones persistentes que Ashley parecía provocar en mí pueden fácilmente multiplicar mi nivel de frustración, llevándome al borde del colapso.

—Vaya, Andrew, ni siquiera puedes dedicarme un poco de atención —dijo con un tono mezcla de sarcasmo y desinterés.

La miré de reojo. —Tengo un caso jodidamente complicado entre manos, ¿vale? No estoy aquí para entretener a nadie. —Explote.

Ashley se puso de pie, dando esos pasitos suyos hacia mí y terminando sentada en mis piernas. La rodeé con un brazo, tratando de no mostrar que eso ya no tenía el mismo efecto en mí.

—¿Y qué vas a hacer mañana? —preguntó de manera casual, mientras acercaba su nariz a mi cuello. Ese truco solía funcionar, pero esta vez solo me molestó.

—Una conferencia de derecho comercial, ¿por qué? —contesté, sintiendo su aliento en mi piel.

—¿No puedes saltártela? —sus labios comenzaron a recorrer mi rostro —Hace días que no pasamos tiempo juntos.

La miré con cierta confusión. Al fin y al cabo, estábamos juntos en ese momento. —Ash, estamos juntos ahora.

—No me refiero a eso —dijo, mordisqueando mi lóbulo.

La detuve suavemente. —Basta, Ash. Estoy ocupado.

Ella se alejó y se sentó en una silla cercana. —¿Qué te sucede, Andrew? Hace días que te noto distante, y francamente no sé qué diablos he hecho para que me trates así.

Respiré hondo antes de responder. —No es gran cosa, solo estoy lidiando con un chingo de estrés. Combinar el bufete con la universidad es una verdadera mierda. El trabajo me está consumiendo.

—Pues entonces, ¿por qué no lo dejas?

¿Acaso Ash no me conoce en absoluto? Ella sabe que renunciar al bufete no es una opción, especialmente si quiero avanzar en mi carrera.

—¿Estás jodiendo? Trabajar ahí es mi puto sueño.

—Un sueño que parece que se lleva todas tus prioridades —dijo con voz indiferente, mientras se mira sus uñas.

Fruncí el ceño, como si no entendiera de qué estaba hablando. —¿Prioridades?

Me fulminó con la mirada. —Sí, Andrew. Desde que te sumergiste en ese bufete, ni siquiera me echas un puto vistazo ni me hablas de la misma forma de antes.

Si supieras que ahora estoy lidiando con dos motivos, Ainhoa me tiene pensando más de la cuenta y Ashley... bueno, las cosas no son lo mismo con ella. Nuestra relación recientemente se ha vuelto más difícil de llevar, incluso el sexo ya no es nuestra solución, además que... ya no estoy sintiendo lo mismo que antes, estoy realmente confundido.

—Eso es un montón de mierda. No digas cosas que no tienen sentido. —Mentí.

—Por favor, Andrew, no mientas. Sabes que es verdad.

Caminé hasta el balcón estás discusiones constantes me están hartando. —No voy a perder tiempo discutiendo sobre algo que todos sabemos que no es real.

—No te vayas. Estábamos hablando de nosotros.

Caminé hasta el balcón. —No quiero hablar de algo que sabemos que no es cierto.

Siguió mis pasos como si quisiera resolver algo. —Andrew... ¿me engañaste? —preguntó, le consto soltar esas palabras.

Respiré hondo y respondí rápidamente. —No... Ash, ¿cómo puedes pensar eso? No te he engañado.

—Tus acciones me dicen lo contrario. Incluso me hablas de manera distante, ya ni siquiera lo haces con cariño...

—Te he dicho que estoy bajo estrés, y sabes... No quiero discutir ahora. Estoy agotado.

Me dirigí a mi habitación, dejando a Ashley atrás. No estaba orgulloso de mentirle, pero últimamente todo parece ir mal. No sé nada de Ainhoa, y desearía poder hablar con ella, explicarle qué sucedió o por qué me comporté así.

*****

Han pasado dos largas semanas sin ni una señal de ella. Ni siquiera hemos aparecido en la casa de Roger para trabajar. A veces, he tenido la tentación de aparecer en su campus y hablar con ella, pero no quiero que me rechace.

Esa mirada en sus ojos y su rostro cuando me alejé todavía está grabada en mi mente. Las cosas con Ash tampoco están marchando en línea recta. Las peleas son el nuevo juego, como si necesitáramos más maldito drama. Me sigue cuestionando sobre si le puse los cuernos y no tengo el coraje de admitir que lo hice, ni de soltar que estoy más perdido que un puto cachorro.

Íbamos en mi coche con Ray, Vivían, Federico y Ashley, directo a un antro para bailar hasta perder la cordura. Ray había sugerido que saliéramos esa noche para disfrutar y pasarlo bien. Al principio, no estaba seguro de su idea, pero después de su insistencia y las peleas constantes con Ashley, decidí que sería una oportunidad para distraernos y limar las asperezas con Ashley, por lo que decidí invitarla.

—Esta noche está pidiendo a gritos que nos emborrachemos y dejemos los problemas en casa. — Ray soltó con ese tono como si su vida girara en un constante drama.

Vivian soltó una risita burlona —¿Y tú, qué problemas tienes, Ray?

Les eché un vistazo a través del espejo retrovisor, y les solté una sonrisa juguetona.

Ray puso una expresión ofendida —Querida Vivían, tengo problemas de sobra...

—Cuéntame más, cariño. —Vivían hizo como si le importará.

—Uno de tus problemas es que estás caliente y necesitas meterla antes que te explote. —Le solté a Ray cuando el semáforo se puso rojo.

—Bueno, también es cierto... Pero la vida es dura.

—¿Tú vida es dura? —preguntó con ironía.

—¿Se te acabo tú cereal favorito? —dice Vivían.

Comencé a reír y miré a Ashley, quien estaba mirando con esa expresión de piedra hacia afuera. En estos dos años, no ha sido amiga cercana de mis mejores amigos, solo Federico logra sacarle una sonrisa genuina. Pero con Vivían y Ray, el aire es tan denso que podrías cortarlo con un cuchillo. Según Ashley, esos dos la influencian para salir a fiestas y beber.

Llegamos y tomé su mano en la mía, entrelazando nuestros dedos. Si vamos a arreglar esto, entonces lo haremos de la forma correcta.

Finalmente llegamos al antro después de un eterno viaje. Y como siempre, el ritual de los cuatro: directo a la barra a medirnos tres chupitos cada uno. La noche apenas comienza, y con cada trago, dejamos los problemas atrás.

—Que nunca se acaben las jodidas tradiciones.

Ray levantó el primer chupito y con Vivían y Federico, imitamos su movimiento, lanzándonos los chupitos de un solo trago. Ashley nos miraba con un rostro neutro mientras se tomaba un mojito.

La agarré de la mano —Vamos a bailar As.... — Me quedo mirando con ilusión de que le dijera la palabra con "A" trague fuerte— A...mor.

Un brillo momentáneo iluminó su rostro y nos dirigimos hacia la pista de baile. Dos canciones, un vaso de whisky, varias canciones más y ya estaba con tres vasos de whisky en el cuerpo.

Después de cinco canciones y otras tantos tragos, volvimos a nuestra mesa. Los otros chicos seguían moviéndose en la pista y vi a Ray volviendo con Vivían. Ray se apoderó de nuestros vasos y Vivían estaba en un estado alegre, obviamente pasada de tragos.

—Vamos, chicos. Nos topamos con unos amigos y nos invitaron a su mesa. Y tú, Fede... —Ray se giró y localizó a Fede —Fede, vente. Nos encontramos con unos conocidos y vamos a compartir mesa.

Ashley me miró con esa expresión de "qué pereza conocer más gente gracias a Ray". Le apreté la mano y entrelacé nuestros dedos, tratando de darle ánimos. Le besé la mejilla y nos pusimos de pie. Llegamos a la mesa donde todos estaban riendo a carcajadas. Reconocí a Damián y a los otros amigos de Ainhoa, como si fuéramos imanes jodidos. Nuestros ojos se encontraron y, por un instante, los suyos brillaron. Pero esa mierda se desvaneció en cuanto miró nuestra mano entrelazada y luego a mi compañera de la noche. No volvió a cruzar su mirada con la mía. Tomamos asiento y la charla fluía entre todos. Ainhoa no decía mucho, parecía en su propio mundo. De vez en cuando se unía a la conversación, pero sólo intercambiaba un par de palabras antes de volver a hundirse en su bebida.

Nuestras miradas de vez en cuando se cruzaban pero la apartaba rápidamente, Ashley estaba sentada a mi lado incluyéndose en la conversación, que ironía ¿no? Se lleva bien con los amigos de Ainhoa, aunque Margot la mira mal y no habla mucho con ella.

—Voy a la barra a por otro trago, ¿quién se apunta? —dijo Ainhoa levantándose.

Miré mi vaso y estaba más seco que el desierto. Esta era mi oportunidad de hablar con ella, no la iba a dejar escapar.

—Me apunto, mi whisky se ha esfumado. —dije levantándome.

Vi de reojo a Vivían observándome, le solté una sonrisa de ángel. Ainhoa trató de ocultar su gesto de disgusto, mirando a su mejor amiga, quien le devolvió una sonrisa.

La seguí de cerca, vi un pasillo que conducía al baño cerca de la barra. La tomé del brazo y la guié hacia ese pasillo.

—¿Qué te pasa? —me espetó molesta.

—Shhhh. —puse mi dedo índice sobre sus labios acercando mi rostro al de ella, y el contacto hizo que mi cuerpo se encendiera.

Ella intentó empujarme, pero sin mucho éxito.

—¿Qué quieres? —pregunto enojada volviendo a empujarme sin éxito.

—Hablar contigo.

Acerco su cuerpo más al mío, sentía, con una mano en mi cintura y la otra mano la extiende ubicándola por sobre su cabeza. El calor que emanaba de su cuerpo se mezclaba con el mío.

—Yo... no tengo na...da que... hablar contigo A-andrew,.... déjame ir.

—Lo siento sí. No debí dejarte sola ese día, pero tengo novia y me sentí como una mierda al engañarla....

Con la poca luz que nos alumbraba podía ver perfectamente como sus ojos brillaban y me lograban dar una lectura de lo que estaba sintiendo.

—Yo a ella la.....quiero —hablé rápido.

Algo en ella se apago después de las palabras que salieron sin pensar.

Intenta mostrarse firme y cubrirse con una mascara de indiferencia. —Yo no te pedí que me besaras.—me dice negando con la cabeza.

—Lo hice porque quise. Todo lo que te dije aquel día es real. Y sigue siendo verdad. —miré directamente a sus ojos. —Y no me arrepiento de haberte besado, si eso es lo que piensas. No dejo de reproducir ese beso y tampoco puedo sacarte de mi jodida mente.

Sus ojos volvieron a brillar y está vez con más intensidad.

—Yo... yo no sé qué decir.

—No hace falta que digas nada, solo déjame hablar.

Con mi pulgar comencé a trazar círculos en su cintura. Mis labios estaban a unos centímetros de los suyos, nuestras narices casi se tocaban. Mi mirada estaba fija en sus ojos. Y lo único que quiero en este instante es besarla y no dejarla ir.

—Déjame demostrarte que lo único de lo que me arrepiento de aquel día es no haberlo terminado contigo. —Murmuré, agarrando su barbilla con firmeza, rozando sus labios con los míos, un calor intenso nos envolvía. —Ese maldito beso que compartimos, sigue tatuado en mis labios, día y noche.

Mis labios se fundieron con los suyos en un beso ardiente, una descarga eléctrica recorriendo cada fibra de mi ser. Cada contacto era como fuego y gasolina, un torbellino de emociones que exigían no detenerse. Mis manos se deslizaron por su espalda, apretándola contra mí, anhelando que nunca se separara.

Sus dedos se enredaron en mi cabello, profundizando el beso aún más. Era como si el tiempo se hubiera detenido y solo existiéramos nosotros dos.

Cuando finalmente nos separamos, nuestros ojos seguían conectados, le dediqué una sonrisa como debí haberlo hecho ese día. Mis manos seguían en su espalda y no pensaba soltarla. Me vuelvo a acercar para unir nuevamente nuestros labios pero me interrumpió con sus palabras.

—Andrew... tú tienes novia, y yo no voy a ser la segunda opción de nadie.

Abrí la boca para hablar, pero me interrumpe.

—No estoy pidiendo que rompas con ella por mí, pero no puedo seguir así. Merezco más que ser el segundo plato.

No había pensando en eso... pero ahora que lo pienso, creo que es lo mejor. No quiero seguir causándole daño cuando ya no forma parte de mis pensamientos.

—No eres mi segunda opción... —empecé a decir, pero su voz fue más rápida.

—Pero tampoco soy tu primera opción. —me empujó el pecho y se alejó de mí. La miré a los ojos y encontré un torbellino de emociones y confusión en su mirada.

Di un paso atrás, alejándome de ella. No quería que pensara que esto era solo un juego.

—Ainhoa, yo... —comencé a decir, pero ella me interrumpió con firmeza.

—No, Andrew. —su voz sonaba decidida. —No podemos ignorar la realidad que enfrentamos, tú tienes novia y esto fue un error.

Error, parece que sí, tiene razón, todo esto fue un maldito error. Estoy con Ashley y eso es lo único que realmente importa. Me centraré en ella y olvidaré a Ainhoa, cueste lo que cueste. Hice una mueca.

Nunca había experimentado un torbellino emocional como este. Siempre me había considerado un tipo no se si rudo, pero alguien que no se dejaba llevar por sentimientos y que mantenía las emociones bajo control. Con Ashley, al principio, fue sencillo. La veía como una amiga, y aunque disfrutaba de su compañía, no había sentido esa chispa, esa intensidad que me consume. Sin embargo, Ainhoa es diferente. Había surgido de la nada, como un vendaval de emociones que me habían atrapado por sorpresa. No puedo entender por qué, pero su dulzura y la manera en que reacciona ante mi cercanía, me afectaban profundamente. Es como si ella tuviera un poder sobre mi, un poder al que no puedo resistirme.

La determinación de Ashley por conquistarme, me fue admirable, y había cedido a sus encantos con el tiempo. Pero con Ainhoa, todo había sido más vertiginoso, más intenso. No podía evitar pensar en ella, en cómo me hace sentir, incluso cuando intenta ignorar lo que lo provoco. Debo concentrarme en Ashley y dejar atrás a Ainhoa, sabe que no sería fácil. La confusión y la lucha interna me atormentan. Estoy dividido entre lo que siento por Ashley y lo que comienzo a sentir por Ainhoa.

Ainhoa, me dio la espalda y comenzó a alejarse, la seguí queriendo detenerla, tomarla del brazo y estampar mis labios en los suyos para decirle que me atrae, que no quiero que sea una segunda opción sino la única.

No llegué a hacer nada, porque en un parpadeo estábamos de vuelta en nuestra mesa. Su amiga me miró y luego a ella, entendiendo lo que había ocurrido. Vivían me miro negando levemente con la cabeza.

Ashley estaba hablando animadamente con Federico así que supongo que no se dio cuenta de nada.

Fui por otro trago a la barra y las vi conversando a lo lejos, no soy Cotilla como para acércame y escuchar su conversación, pero se que están hablando de lo qué pasó. Volví a la mesa y ahí me quede bebiendo. Ashley me animaba a ir a bailar pero mis ganas eran nulas.

Vivían se fue a la pista de baile con Margot y Camilla, y Ainhoa. A la última la seguí con la mirada la recorrida de arriba, abajo; de abajo hacia arriba, incapaz de apartar mis ojos de ella, estaba absorto en sus movimientos y su forma de disfrutar el momento.

Es jodidamente perfecta...

—Disimula un poco amigo. —me susurró Ray al oído, le miré como si no supiera a qué se refería. —Te estás comiendo a Ainhoa con la mirada, no te hagas el desentendido y tú novia esta aquí.

Ray se puso de pie, me dio un toque en el hombro como para sellar su comentario, y se unió a las chicas en la pista de baile. Me quedé ahí, con mi copa en la mano, sintiéndome como un idiota por haber sido tan obvio.

Observé a Ainhoa mientras bailaba, su cabello ondeando al ritmo de la música, cantaba y disfrutaba como si de eso su vida dependiera. Su sonrisa iluminando la pista. No puedo dejar de mirarla, aunque lo intente.

La noche seguía su curso y mientras Ashley intentaba convencerme de unirme al baile, mi mente seguía atrapada en Ainhoa. Era como si el resto del mundo se desvaneciera cada vez que la veía.

Ashley se sentó a mi lado jugando con el hielo de su vaso. Mientas Ainhoa y baila con Ray ambos disfrutan del momento sin importarles nada. En eso se parecen un poco disfrutar de la fiesta como si fuese la última.

La fiesta llego a su fin y todos juntos comenzamos a salir, Ray va al medio de Camille y Ainhoa, y ambas chicas lo tiene rodeado por la cintura. Ray se hace el lindo con las chicas y ellas ríen por cada cosa que dice.

Ashley y yo vamos caminando detrás de Ray.

—¿Vas a dejar de mirar a esa chica como si yo no estuviera?

La pregunta de Ashley me sorprendió.

—Ash.. yo.. no —no me deja terminar porque me interrumpe.

—Andrew no soy ciega ni estúpida. Estuviste toda la noche observando a esa chica. Y desapareciste con ella un buen rato, ¿pensaste que no me di cuenta?

—Nos fuimos a por unos tragos en la barra.

Me fulminó con una mirada de "No te creo ni una palabra". —Regresaron sin tragos, ¿crees que soy estúpida? Vi cómo te mirabas con ella... Por favor, no me sigas mintiendo —respiró hondo—. ¿La besaste?

Cerré los ojos, aguantando la frustración. No quería admitirlo, pero tampoco quería seguir con el juego de mentiras. La miré a los ojos, viendo su dolor.

—Tu silencio me dio la respuesta.

—Ashley, escucha...

—No vengas con que fue un error, sabes perfectamente que no lo fue. Te gusta esa chica y ella te corresponde —su voz tembló un poco, pero ella no dejaba que se notara, la chica tenía su coraza puesta—. Se acabó, Andrew.

Asentí con mi cabeza, no tengo nada que refutar. Esto iba a pasar tarde o temprano.

—No pretendí lastimarte.

—Pero lo hiciste, ¿crees que va a resultar algo con ella? Es la hija de tú jefe. ¿Qué crees que va a decir tu jefe cuando se entere? —dice seria.

—¿Qué va a decir?

—Andrew, ¿es que no entiendes?

—¿Qué es lo que tengo que entender?

—Es cuatro años menor que tú, tú crees que se va a comportar como una adulta responsable ¿Se metió con un hombre con pareja, que respeto tiene?

—No tiene sentido lo que dices —dije negando. —Además, soy yo quien la busca siempre.

Me mira con sorpresa —¿Cómo que siempre la buscas?, me has estado engañando con ella desde que entraste al bufete. O... o sea que después de estar con ella te ibas a mi casa. Son tal para cual, se merecen. —Espeta con rabia.

—Nunca me acosté con ella.... Solo fueron besos.

—Ahora todo tiene sentido, desde que entraste a ese bufete cambiaste conmigo, me ignoras, no me decías palabras tiernas. —Mueve muchos sus manos.

—Lo siento todo fue muy rápido.

Sus ojos se pusieron llorosos —¡Me mentiste dos meses!, las veces que te acostaste conmigo ¿yo fui su reemplazo? ¡Quitabas tu calentura conmigo porque con ella no te resultaba! —Grita.

Nosotros nos habíamos quedado atrás del grupo discutiendo.

—Ashley no, no fue así. Y no te he engañado ni mentido durante dos meses; esto ocurrió hace apenas dos semanas. Nunca quise que pasara esto.

—¡Debiste haber terminado conmigo! Cuando te diste cuenta que ya no sentías nada por mi. —Solloza. —¿Por qué lo hiciste?

—Lo siento, solo no supe como afrontar esto y jamás quise lastimarte.

Las lágrimas de Ashley me golpeaban como un puñal en el corazón, pero no podía dar marcha atrás ahora. Era hora de enfrentar las consecuencias de mis acciones.

—Ashley, entiende que esto no es fácil para mí tampoco. Cometí un error, lo admito, pero no puedo seguir mintiéndote. No quiero lastimarte más de lo que ya lo he hecho —dije con determinación, tratando de actuar más firme.

—¿Qué no puedes seguir mintiendo? Andrew no seas cínico, si no me doy cuenta o si no hubiera aceptado venir contigo no sabría de esa chica y me seguirías mintiendo a la cara. Tus amigos los sabían —Levanta las manos con frustración —Claro que lo sabían, ellos te celebran todo.

—Mis amigos no tienen nada que ver, yo fui el responsable de todo.

—Espero que te resulte con ella, de verdad lo digo. Y si te la vas a jugar... que sea porque la quieres y no porque por ella puedes escalar en el bufete.

Las palabras de Ashley habían llegado demasiado lejos, y mi paciencia se estaba agotando.

—¿En serio, Ashley? ¿Crees que todo esto se trata solo de mi carrera en el bufete? —exploté, la frustración y el enojo hicieron que mi tono fuera más duro de lo que pretendía. —No tienes idea de lo que siento por ella.

Ashley me miró con una mezcla de sorpresa y tristeza en sus ojos. Sus lágrimas comenzaron a bajar con mayor velocidad, su mirada cambio como si algo dentro de ella hubiera cambiado.

—Andrew, no puedo evitar sentirme herida y traicionada. Esto fue un golpe devastador para mí, y no sé si podré superarlo. —Toma mi rostro entre sus manos —yo te amo. Arreglemos esto. Te perdono. —Me intenta besar, pero la alejo.

—Tú me dijiste hace un rato. Que si ya no siento nada por ti, que querías que fuera sincero y terminara contigo. Pues.. ya no siento lo mismo por ti. 

—¿Me amas?, Andrew si me amas aún estamos a salvo de reconstruir esto.

Suspiro, debo ser sincero con mis sentimientos. Niego lentamente.

Sus ojos se llenaron de lagrimas —Si no te resulta con ella, espero que no vengas a mi. Porque me perdiste. —Se dio media vuelta y comenzó a caminar llevando su celular a su oreja.

*****

Me encuentro en el casino de la universidad, compartiendo una animada charla con Vivían, Ray y Fede, mientras repasábamos los acontecimientos de la noche anterior. Vivían nos relata su encuentro con Damián, mientras que yo comparto lo que había sucedido con Ashley.

—¿Entonces, terminaron? —preguntó Vivían, dando un mordisco a su sándwich.

—Sí, se dio cuenta que.... —Vacile.

—Estuviste toda la noche mirando a Ainhoa y, cuando ambos se fueron a la "barra" —Ray hace comillas con sus dedos —Se besaron.

Los miré con curiosidad.

—No, no nos dimos cuenta. —dice Ray con ironía dando un sorbo a su agua.

—¿Y ahora qué piensas hacer? —inquirió Fede.

—Por favor, dime que no vas a ponerte de novio con Ainhoa. O sea es hermosa y simpática —lo miro mal, pero ni se inmuto y siguió hablando. —Y todos quisiéramos estar de novio con ella —carraspeo para que dejara de hablar y vaya directo al grano. —Amigo eres soltero después de dos años. Disfruta de tu soltería, salgamos de fiesta, conozcamos a nuevas chicas guapas, ya sabes... —sugirió Ray.

—No sé si quiero entrar en otra relación, pero siento una atracción por ella.

—Amigo, disfruta con ella pero sin compromisos. Conoce más gente.

—No le des esos consejos, Ray —intervino Vivían de manera firme.

—Él es guapo, joven, tiene un futuro prometedor y es amable, aunque a veces se le escape la amabilidad y es un idiota gruñón, que nadie soporta. En resumen, ¿quién no querría disfrutar de una sola noche con este "bombón"? —Ray dijo esto último con un tono como si me estuviera promocionando.

—¿Ainhoa? —respondió Fede con tono obvio.

—¿Le preguntaste? —inquiro Ray.

—No, Ray no lo hizo —afirmó Vivían con seguridad—. Deja que él decida. Si quiere apostar por Ainhoa, que lo haga. Si prefiere disfrutar de su soltería, también es su elección. Solo te pido, Andrew, que no juegues con sus sentimientos, porque recuerda que tiene tres amigos y dos hermanos dispuestos a defenderla.

Las palabras de Ray dan vuelta por mi cabeza, por un lado tiene razón después de dos años estoy soltero, podría disfrutar de mi soltería, pero por otro lado está Ainhoa, dudo que sea de esas chicas que son solo sexo.

—Debes hacer lo que te plazca... Solo haz las cosas bien.

Mire la hora en mi celular y comencé a ponerme de pie, debía ir a hablar con Brown y luego ir al bufete.

—Vivían... —La llame para que se acercara.

—¿Qué pasa?

—¿Te puedo pedir un favor?, ¿puedes conseguirme algo?

—Claro, dime.

𓃭

Holaaa!!!

Espero que les este gustando la historia, tanto como a mi me gusta escribirla .

¿Qué les parece el capítulo?

¿Les gustaría que les suba imágenes, para que sepan como me imagino al resto de los personajes? 🤔

No olviden dejar su voto o un comentario.

Gracias por leer, un abrazo 🧡

Actualizaciones: Lunes - Jueves y Sábado por medio

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