16
Luka
Los rayos tibios de aquel sol de amanecer apenas se volaban a través de la cortina, abrí los ojos con pesar, cansado, no me daba cuenta aún de lo que había sucedido, entonces de pronto mis ojos se abrieron sorprendidos recordando los íntimos momentos con aquella azabache francesa, me senté de un salto al borde de la cama y al verme desnudo me cubrí con las sábanas, ella no estaba en la habitación, al caminar un poco la sábana descubrió el colchón y sobre aquella tela que lo cubría había una mancha carmesí, entendí de inmediato lo que sería y su significado, tome mis boxer de algún lugar en el suelo y después de ponermelos saque aquellas sábanas testigos de esa noche.
«Ella no estaba»
Apenas después de recoger el desastre de nuestra pasión, mi cabeza se indagó ¿Dónde estaba Marinette?, Al ver la hora en mi reloj me pareció extraño que ella haya salido tan temprano.
Sin ordenar nuestra recamara, baje al vestíbulo, todavía las puertas estaban cerradas, nadie estaba ahí, pero en la puerta había un joven viendo a través de la ventana, inmediatamente tocó.
—Bonjour, y a-t-il quelqu'un ? —menciono empañando el vidrio de la puerta principal.
—Bonjour monsieur, j'ouvre immédiatement la porte —oí detrás mío la voz de mi muza pasando por mi lado para atender al extraño.
Aquel hombre, más bien joven entro, con una sonrisa hablo con Marinette muy amablemente y poco después ambos estaban riendo, luego volví a verlo y sus cabellos rubios parecían hipnotizar a mi chica, que no dejaba de reír con el.
Me acerque despacio y la rodee por los hombros para que él sepa ella tenía dueño.
—Ravi de vous rencontrer, je suis Adrian Agreste —hablo e incluso a mi me dejó cautivado sus ojos verdes, admitir que era demasiado apuesto es quizá poco heterosexual en mi caso, sin embargo su porte me causaba inseguridad.
Poco después, ella se alejo de mí pidiendo al extraño rubio la siguiera, mientras me quedé inmóvil al lado de ella puerta principal, ¿Acaso lo nuestro había terminado?
A la hora de hacer las tareas fuera del hotel, como comprar insumos y demás me tope con dos tipos extraños, preguntando por el pueblo, no entendía lo que querían averiguar simplemente oi “Marinette”, cuando hablaban entre ellos.
Mis pies se debilitaron al saber que su padre ya estaba tras nuestros pasos, y si quería pasar más días con ella era hora de partir.
—Debemos irnos —le dije sin antes haberle al menos deseado los buenos días, apenas ahora me doy cuenta lo torpe que fui al día siguiente de haberla hecho mía.
—¿Por qué? No estás a gusto aquí, ¿acaso después de lo que sucedió quieres irte?
—Sabes que no —asegure molesto, me irritó que haya pensado algo así de mí—, ví a dos hombres de tu padre preguntando por el pueblo, si nos encuentran a mí me irá muy mal...
—En serio solo eso te importa —me interrumpio, casi rechinando los dientes—, no te importa que vaya a pasar conmigo... ¿Con nosotros?
—Te pedí que nos vayamos, si no me importaras me iría solo y te dejaría con el modelo rubio al que coqueteas sin pena.
—No me iré, por qué estés celoso, no me iré porque crees que soy una mujer que se pone a coquetear con quién sea, no me iré porque creo que me mientes y solo quieres alejarme de aquí, es imposible que mi padre llegué a este pueblo, su gente no tiene tratados por aquí incluso son prácticamente enemigos con los que viven en esta área.
—Pero yo los oi...
—Estamos más seguros aquí que en cualquier parte —sentencio con tal firmeza que incluso yo dude de mis pruebas, tal vez aquellos hombres hablaban de alguna otra Marinette, y no entendí lo que sucedía, como hubiera sido estaba dispuesto a obedecerla.
Pero, ella en realidad estaba equivocada y yo respirando mis últimos gajos de aire en esta vida.
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