Después de esa pequeña discusión, si es que se podía llamar así, entré nuevamente a clases sin dirigirle la palabra a Álex y para ser sincera, él tampoco se acercó a mí, creo que nos faltaba mucha comunicación de pareja. Después de clases salí del salón sin despedirme de nadie, ni siquiera de él, el cual se encontraba hablando tranquilamente con su mejor amiga, yo solo quería llegar a casa y descansar de tanto drama.

—¿Y Alex? —preguntó mi madre, me podía librar de todo, menos de las preguntas de mi mamá— ¿Por que no vino?

—Tuvimos un pequeño problema. —Respondí y para mi suerte, no preguntó nada más.

Lo que más adoraba de mi mamá, era que no solía meterse en mis problemas, a menos de que lo necesitara y eso me hacía sentir tranquila, ya que no tendría que tocar el tema, tema que realmente me dolía, porque sencillamente no quería pelear con Alex, siempre era lindo tenerlo cerca y hablar con él, había pasado muy poco tiempo, pero me había encariñado mucho con ese tonto.

Las horas seguían pasando y pronto se hizo de noche, yo me encontraba en mi cama viendo televisión junto con mi madre, Álex no sé había reportado en todo el día, ni siquiera me había escrito, hasta que en ese preciso momento sonó mi celular.

Llamada

—Hola. —contesté sin emoción alguna.

—¿Puedo bajar a tu casa? —preguntó con voz nerviosa.

—Baje. —fue lo único que respondí.

—Bien, enseguida voy. —dijo y luego colgué.

Seguí acostada en mi cama viendo las notificaciones de mi celular, hasta que la puerta sonó y rápidamente fui a abrirla, efectivamente era él. Salí de mi casa, cerré la puerta tras de mí y lo miré seriamente, la verdad aún estaba enojada con él, pero me parecía lindo que hubiera venido personalmente a verme.

—Hola. —saludó

—Hola. —respondí sería.

—Te llamé porque sabia que si te escribía no me ibas a contestar. —confesó— vine porque quería pedirte perdón.

Me sorprendí al escuchar esa palabra, realmente no creí que lo iba a hacer, pero eso hizo que mi corazón se acelerara y mi estómago diera un vuelco, pero aún así, decidí quedarme en silencio por un momento, tratando de analizar lo que estaba pasando. Alex siguió repitiendo que lo perdonara, mientras yo reía internamente mientras lo seguía diciendo.

—Te perdonaré, pero con una condición. —dije.

—¿Qué condición? —preguntó.

—Que cada vez que te pase algo me lo vas a contar. —susurré un poco entristecida.

—Es que tuve un problema en mi casa, no tenia nada que ver contigo, se que hice mal en tratarte así. —confesó.

Lo acerqué a mí y lo bese, realmente lo quería mucho y podía entender por todo lo que estaba pasando. Su familia de vez en cuando solía tratarlo mal y eso lo ponía muy inestable, pero él sabía que me tenía a mí para contarme todo y sabía que siempre lo iba a apoyar. Después de eso nuestra relación había mejorado un poco, habíamos quedado de hablar sobre todo lo que nos molestara, así no tendríamos problemas ni secretos.

Después de eso, hablamos por un largo rato, gracias a nuestro parecido, podíamos hablar de infinidades de temas, sin nunca quedarnos sin conversación, realmente era lindo encontrar a alguien con quien encajar tan bien, era una muy hermosa casualidad de la vida, ahora comprendo, que realmente necesitaba a ese hombre en mi vida o al menos eso era lo que creía yo.

(...)

Al día siguiente mi mamá me había dicho que se iría durante todo el día, ya que tendría que hacer unas vueltas y lo más probable era que tardara. Realmente no me gustaba estar sola, pero aún así le dije que no habría problema, después de todo tenía a Álex y el me acompañaría durante el tiempo que fuera necesario.

Le dije a mi madre que Álex había accedido a acompañarme, por lo que ella asintió más tranquila, pero aún así me miró seriamente y yo le respondí con una mirada desconcertada.

—Mucho cuidado Aleja. —dijo de la nada— recuerda que estarán solos.

—No empieces mamá, no me gusta hablar de esos temas. —respondí tratando de evitar el tema.

Después de unos minutos, mi mamá se fue y yo me fui para el colegio, donde las clases transcurrieron con normalidad, la verdad el colegio algunas veces era aburrido y no tenía nada novedoso para contar. Después de clases, Álex me acompañó como lo había prometido.

Hablamos por largas horas, vimos un poco te televisión mientras seguíamos hablando de cosas tontas, el colegio, las tareas, nuestras familias y sobre todo, de que se estaba acercando la hora para irme, ya que mi madre y yo habíamos quedado de que solo terminaría el décimo allí y luego nos iríamos, pero eso no era un problema para nosotros, ya que habíamos prometido que pase lo que pase, estaríamos juntos.

Después de un rato, nos cansamos de ver televisión y nos acostamos. Entre besos y caricias nuevamente estuvimos juntos, entregando todo el uno del otro. Realmente no sabía cómo describir lo que estaba sintiendo, porque era algo que nunca había sentido, pero si podía jurar que se sentía realmente bien, por primera vez en la vida que sentía en paz con alguien, me sentía querida y aceptada, me quería quedar allí para siempre y podría decir sin temor a equivocarme, que Álex era lo mejor que me había pasando en la vida.

Gracias a todos por leer mi historia, pasamos de 300 vistas a 700 vistas, mil gracias a todos.

Ojalá disfruten esta bella historia tanto como yo y dime:

¿Alguna vez has tenido un amor por Destino o Casualidad?