Capítulo XIII
Como había dicho antes, las semanas seguían pasando normalmente, nada nuevo para contar; estudiaba, estaba en mi casa o en la mayoría del tiempo, me encontraba junto a Alex. Pasar tiempo con Alex era uno de mis pasatiempos favoritos, se me había vuelto una adicción estar con él, Alex tenía ese no sé qué que lograba despertar todos mis sentimientos.
—Hoy mi mamá debe trabajar y no quiero quedarme sola en mi casa. —dije mientras miraba a Alex.
—Yo te acompañaré. —respondió, yo sonreí y él igual.
Las clases de ese lunes 26, habían pasado algo lentas, bueno, demasiado lentas, pero al fin habíamos salido de la cárcel, como yo la llamaba. Llegamos a mi casa y entramos, solo éramos él y yo, algo realmente interesante.
—¿Qué quieres hacer? —pregunté sentada en la cama de mis padres.
—No lo sé —suspiró para luego mirarme—. Juguemos algo.
—¿Cómo qué? —cuestioné, él solo alzó sus hombros—. Tal vez...
—Como piedra, papel o tijera, pero con prendas —musitó de la nada, yo lo miré coqueta sabiendo lo que pasaría cuando ya no quedara ningún rastro de ropa sobre nuestros cuerpos.
El juego empezó rápidamente, cada vez que uno perdía, debía quitarse una prenda. El ambiente comenzó a tornarse caliente, nuestras manos temblaban cada vez que jugábamos. Todo pasó muy rápido y en un parpadeo, ya nos encontrábamos completamente desnudos bajo las sábanas, apenados uno con el otro, quizá porque era nuestra primera vez o solo era los nervios de estar así frente a la persona que nos gustaba.
Todo empezó con suaves caricias y besos desesperados, cargados de deseo, lujuria y necesidad. Sí, era la manera más extraña de tener sexo, pero bueno, todo puede pasar en esta vida y el resto ya es historia.
(...)
Quizá lo que había pasado se veía muy mal, había tenido relaciones en la cama de mis padres con mi novio de hace 3 semanas, pero eso es otra cosa que no controlamos, el deseo que se siente por alguien, somos débiles ante la persona que nos gusta de una manera tan increíble.
Al día siguiente era algo raro mirarlo, no estaba acostumbrada a mirar a alguien después de hacer eso, era la primera vez que estaba con alguien, no sabia como tomarlo y sí, estaba actuando como una niña inmadura ante la situación, pero joder ¿Quién no se sintió apenado después de eso? La madures no se define con la edad.
Habían pasado cuatro días desde que había estado con Alex. Éramos dos jóvenes con las hormonas alborotadas y quizá eso nos había llevado a cometer una gran locura, locura de la cual jamás me arrepentí.
—¿Y si nos pillan? —preguntó mirando para todas partes.
—No pasará nada. —dije con una sonrisa.
Ahora nos encontrábamos metidos en el baño del salón de clases, esperando que todos salieran del lugar y quedáramos nuevamente solos ¿Para qué? Bueno, eso es algo que todos sabíamos. El tiempo pasó y pasó lo que tenía que pasar, habíamos acabado de tener relaciones en un baño público ¿Hasta donde podríamos llegara si seguíamos juntos? Era maravilloso el haber encontrado una persona con la cual hacer locura tras locura.
Después de recuperarnos un poco, empezamos a hablar de cómo saldríamos de allí y cuando habíamos decidido salir de una vez por todas, la manija empezó a moverse, como si alguien desde afuera tratara de entrar.
—No puede ser. —susurré. Alex rápidamente puso su mano en mi boca dándome a entender que no hablara.
Tenía mi corazón a mil, si alguien nos pillaba aquí seria el fin de todo. El simple hecho de imaginar a la directora contándole a mis padres esto, me ponía de mil colores. La adrenalina que estaba sintiendo en ese momento era algo inexplicable, sentía miedo y a la vez felicidad, todo era un mar de emociones en el que me estaba ahogando.
—Metieron la llave. —susurró Alex. Yo lo miré con mis ojos completamente abiertos, quería salir de aquí de una vez por todas.
—¿Qué hacemos? —pregunté en un susurro.
—No lo sé.
Gracias a Dios pudimos salir de allí sin que nadie nos viera, la persona que se encontraba tras la puerta, no había podido abrirla y al parecer no se había percatado de nuestra presencia. Todo había salido bien, pero la adrenalina que habíamos sentido en ese momento, era algo que no se nos iba a olvidar nunca.
Gracias por leer.
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