-Al fin.

Esas fueron las palabras de mi madre al escuchar mi propuesta de irnos a otro lugar, ella siempre quiso irse pero por mi culpa nunca fue posible, ahora quería largarme de aquí y empezar de cero, empezar en un nuevo lugar, con personas nuevas y un colegio nuevo, tal vez había estado atascada en el mismo lugar, pero quería irme, está vez sí quería.

-¿Para dónde quieres que nos vayamos? - preguntó sin quitar la mirada de la comida que estaba preparando.

-No lo sé. -fue lo único que salió de mi boca en ese momento- si puedo irme de aquí, cualquier lugar es una oferta.

Esto lo hablaríamos con mi padre, mi madre estaba feliz y a la vez triste, feliz porque estaríamos en un nuevo ambiente con personas diferentes y cosas nuevas, también estaba triste ya que dejaría todo, hemos vivido siempre en este lugar y dejarlo causa nostalgia, pero para mí no era nostálgico, sinceramente quería irme, ya era el momento de salir de aquí y comenzar de nuevo.

Seguí pensando sobre esto, me daba un poco de miedo llegar a un lugar nuevo, además de que era medio año, tendría que entrar a un colegio nuevo, hacer nuevos amigos y muchas cosas más que serían nuevas para mí, también debía confesar que no era buena haciendo amigos, tenía el extraño don de caer mal y eso no era bueno.

...

-¡No! -exclamó la morena-. No puedes irte y dejarme.

-No te dejaré -musité abrazándola-, jamás me olvidaría de mi mejor amiga.

-Bueno, tampoco es para que me consueles -bufó.

Ella era mi mejor amiga Yuli, sería a la única persona que extrañaría en este lugar, ella había sido mi amiga durante los últimos once años y realmente me gusta compatir tiempo con ella, era la única que me entendía y también era mi única amiga ¿Cómo no quererla? Era la única amistad en medio de tantos enemigos. Después de clases decidimos salir un rato a caminar, ésta sería la última semana en este lugar y quería compartir mis últimos momentos con mi mejor amiga, tal vez luego no la podría volver a ver en años.

-¿Blanco o rojo? -preguntó la morena al ver dos poleras iguales, pero de diferente color.

Alcé mis hombros desganada, no me gustaba salir a comprar cosas, hay mucha gente y me da flojera, sólo pensaba en los recuerdos que me llevaría de aquí y que jamás volverán, ahora que lo pensaba bien, si me daría salgo de nostalgia dejar el lugar donde había vivido toda mi vida hasta el día de hoy, pero ya no había marcha atrás y tampoco quería hacerlo.

-Sí, me llevare ésta -parpadee varias veces volviendo a la realidad, todo este tiempo ella me estuvo hablando y no presté ni la más mínima atención, me sentí mal por eso.

Seguimos caminando por los diferentes lugares de aquí mientras comíamos y bromeabamos, después de un rato un silencio nada incómodo se creo entre ambas hasta que ella lo rompió, sabía que lo que me diría me haría pensar por unos segundos mi elección, pero no la cambiaría.

-Dilam -arquee una ceja confundida por lo que dijo de un momento a otro- ¿Ya te olvidaste del amor de tu vida?

Eso bastó para que mi mente volara lejos de aquí sin rumbo fijó -No era un momento bueno para recordar a Dilam- Quizás era otra de las pocas personas que iba a extrañar, el era mi ex novio, una persona la cual había querido bastante, alguien que aún seguía siendo muy especial para mí, pero tampoco era para que Yuli lo hubiera llamado el amor de mi vida, estaba cien por ciento segura que esa persona aún no había llegado. Dilam ya había procreado su vida lejos de la mía, tenía a una nueva novia y se había olvidado de mi existencia, habían pasado más de cinco meses desde eso y aún estaba presente en mi memoria, pero yo no en la suya.

Ahora que veo bien la situación, irme será mejor de lo que pensaba, podría olvidar a Dilam y no lo molestaría con mi presencia, a veces la distancia es la manera más lenta de olvidar a una persona, pero vale la pena intentarlo.

...

Estaba en mi habitación leyendo un libro, me atraían más los libros que los programas de televisión, me parecían algo tontos, no todos, pero sí la mayoría. Los libros eran una manera de alejarnos de la realidad y descansar un poco de lo que nos acongoja, al menos eso era lo que ya sentía, un escape del mundo real.

Escuchaba la voz de mi padre en la sala, ya había llegado del trabajo y yo estaba realmente nerviosa, mi madre solicitó mi presencia junto con ellos, yo suspiré pesadamente y me dispuse a ir, no sin antes marcar la pagina del libro para no perderme y seguir leyendo más adelante, lo cerré y salí de mi habitación.

-¿Qué ocurre? -pregunté, ambos me sonrieron confundiendome un poco.

-Tu madre me contó que te quieres ir -respondió aclarando mi confusión. Yo sentí-. Hay dos lugares, un pueblo y una ciudad.

Me gustaba la idea de la ciudad, más gente para conocer, un lugar más grande para explorar y abrían más cosas para divertirme, como juego, parques etc. Realmente me llama la atención.

Por otra parte, mi madre votaba por el pueblo, dijo que sería más fácil para mi integrarme y hacer amigos, tenía un problema para hacerlos, de allí venía la palabra asocial, no era por mí, era por ellos, nunca dejaban que yo me acercara, me veían como un bicho raro, nunca entendí eso, pero no importaba, sola estaba mejor.

Después de pensar tanto, y hablar las diferentes posibilidades de una vida mejor en un pueblo, decidimos irnos a ese nuevo lugar, me preguntaba una y otra vez sí podría hacer amigos o si conocería a alguien en especial, realmente estaba ansiosa por llegar, pero también estaba nerviosa por lo que pasaría, el destino era aleatoria y las casualidades muy interesantes.

Gracias por leer 💜💜💜