Sam.

Habían pasado 2 semanas desde que llegue a Canadá-Toronto y aún no me adaptaba al clima.

Sus costumbres, su paisaje y su religión era tan distinto que todavía no superaba el hecho de que mis padres compraran una mansión en ésta ciudad.

Según mis progenitores, tuvimos que dejar nuestra tierra por algunos problemas (de los cuales no tenga ni la menor idea)

Siendo nosotros personas humildes que ayudábamos al necesitado, teniendo una casa hogar para niños huérfanos. Y otras tantas cosas que hacíamos para el bienestar de los demás, y aquí era donde me preguntaba ¿por qué huir de los problemas? ¿por qué nuestra vida correría peligro en nuestra antigua ciudad?

Esas eran preguntas que necesitaban respuestas, respuestas que todos se negaban a darme.

Una nueva semana comienza y un nuevo comienzo entra a mi vida.

El haber dejado a mis amigos era algo que marcó por completo mi vida, tenerlos a ellos era tenerlo todo y ahora no me quedaba más que hacer nuevas amistades.

Papá se encontraba en el auto esperándome para hacerme compañia en mi primer día de escuela, lo cual me pareció y aún me parece algo estúpido porque ya no soy una niña.

La bocina del auto sonó en repetidas ocasiones provocando un estrés en mi, si hay algo que a papá le falta es la paciencia.

Baje rápidamente las escaleras y antes de salir me puse mi chaqueta.

Me cruce de brazos intentando darme calor ya que hacia demasiado frío, miré el cielo y negué cuando vi algunas nubes decorarlo.

-Sam - grito mamá muy entusiasmada, me analizó por algunos segundos y asintió - es bueno que te pongas tu chaqueta, por lo visto se avecina una tormenta.

Dejo escapar un largo suspiro y en su mirada pude notar miedo.

-Cuidate. Espero que hoy sea un buen día para ti, pequeña.

Asentí y me acerque para abrazarla, papá volvió a tocar la bocina y rodee los ojos, me aleje de mamá y subí al auto.

Durante el transcurso del camino mi padre no dijo nada. Treinta minutos después habíamos llegado.

-Hasta aquí puedes acompañarme, papá - me apresure en decir.

-Cariño, no conoces a nadie - acaricio mi mejilla - quisiera hacerte compañía solo por hoy.

-Te agradezco mucho tu preocupación padre, pero por si no lo recuerdas tengo 16 años, ya próximo a cumplir mis 17 y... creo que ya es hora de darme mi espacio.

-Esta bien, como digas - gruñó.

-Adiós, papá - dejé un beso en su mejilla y baje del auto.

Alce mi mano derecha en despedida y lo miré marchar por la grande avenida.

Al entrar muchas miradas fueron clavadas en mí, baje el rostro como de costumbre y camine por el pasillo que me llevó a la dirección.

Toque dos veces la puerta y entré cuando escuche una voz femenina decir "adelante"

-Buen día - saludé y la señorita que se encontraba en el escritorio levantó su mirada.

-Buen día - contestó con una sonrisa que al parecer se veía sincera - ¿Es usted la nueva estudiante? - asenti - mucho gusto soy Magali - se levanto de su asiento y se acerco estirando su mano - coordinadora de la institución.

-Samantha Sellers - estreche la suya.

-Bien Samantha, ¿en que te puedo ayudar?

-Quisiera hablar con la directora.

-Lo siento pero ella no se encuentra en estos momentos.

-Entonces usted podría ayudarme.

-Por supuesto - se dio la vuelta y tomo nuevamente su asiento - la primera materia la veras en la segunda planta por el primer pasillo, en el aula número 227 - me alzo un papel - ese es tu horario.

Lo miré y fruncí el ceño. No entendía nada.

-En la entrada del pasillo estará un portero, puedes pedirle que te guie. Quisiera hacerlo personalmente, pero la verdad tengo mucho trabajo por hacer - agrego.

Le agradecí y salí de ese lugar tomando las escaleras que me llevaron al segundo piso de aquel lujoso instituto.

Y como dijo Magali allí se encontraba un portero, estaba sentado leyendo un libro. Aclare mi garganta ocasionando la atención de aquel hombre.

-¿Puedo ayudarla en algo, señorita Sellers? - pregunto muy efusivo.

¿Cómo rayos supo éste señor mi nombre?

-Nunca te he visto por aquí, la semana pasada escuche que llegaría una nueva chica, por lo que ahora supuse que era usted.

Mi boca se formo en una gran O.

Entonces, quiere decir que estoy pens...

-Si - él rió - y volviste a pensar en voz alta.

Negué dos veces y lo miré.

-¿Podría decirme donde queda el salón de literatura?

-Claro - se levantó dejando el libro en la silla - sigueme.

"Las cincuentas sombras de Grey"

Buen libro - pensé.

Camine detrás de él hasta una puerta que contenía un cartel.

Asignatura: Literatura.
Nro de aula 227.

-Es aquí - se detuvo - no sé si la señorita Magali se lo dijo, pero se ayudará mucho por medio de estos carteles.

-No lo mencionó, pero de todas formas gracias.

Mire por el pequeño espejo que dejaba ver hacia el interior del lugar y visualice a la profesora, ésta me miró y se levantó de su asiento para abrirme la puerta.

Entré y todas las miradas se posaron nuevamente en mí. Al parecer mi llegada a este lugar había sido muy pronunciada desde hace mucho.

-Es usted la señorita Sellers, ¿no? - cuestionó volviendo a su asiento.

Solo me limite a asentir y pude escuchar murmullos desde atrás.

-Exijo silencio señores - la voz autoritaria hizo que todos callaran - me gustaría mucho saber sobre ti.

¡Oh rayos! Lo que faltaba.

Si había algo que odiaba en éste mundo eran esas estúpidas presentaciones.

Respire profundo y comencé a hablar.

-Mi nombre es Samantha Sellers, soy nueva en esta ciudad y tengo 16 años - era una mierda para presentarme, diablos.

-Bienvenida seas Samantha, toma asiento.

-Gracias.

Camine hasta el fondo del aula y tome asiento al lado de una pelirroja que se encontraba leyendo plácidamente.

-Si quieres sobrevivir en este puto instituto, será mejor que comiences ignorando a esa maldita gente burlona - espeto la chica sin mirarme.

Fruncí el ceño al no saber si lo que había dicho era para mi o solo era una frase de aquel libro.

-¿Me hablas a mí?

-No - levantó su mirada y enarcó una ceja - ¿Tal vez a la profesora?

-Disculpa, es solo que...

-Tranquila - sonrió - te entiendo perfectamente. No soy la típica chica que usa esas ridículas normas de "mirar a la persona que habla" - bufo poniendo sus ojos en blanco.

Entre cerré los mios y la analice por un segundo.

-Tu nombre es...

-Christine Smirnov - agrega - pero puedes llamarme Chris, si te apatece claro.

-Es un gusto - sonreí.

***

Sin duda alguna Chris me había caído de maravillas, a pesar de ser una chica muy rara.

Ella paso toda la mañana conmigo, según porque no quería que me sintiera sola ya que ella sabía perfectamente lo que era sentirse así y que eso era jodidamente horrible.

Y en realidad tenía toda la razón.

Ambas estábamos en los casilleros, todos se encontraban hablando, gritando y escuchando música a todo volumen. Había mucha bulla y de momentos todo ese escandalo se había convertido en murmullos.

Si hay algo que noté al llegar es que el murmurar para estas personas era su pasatiempos.

Me pareció raro y voltee inconscientemente hacia atrás, dándome de cuenta del silencio de todos.

Tres apuestos chicos caminaban por el pasillo logrando con ello la mirada babeada de todas las chicas.

Y no las culpo, porque aquél trio eran unos hermosos ángeles caídos del cielo.

¡Pero que mierda!

¿De donde rayos habían salidos aquellos pensamientos?

-Son conocidos como los tres mosqueteros - dijo Chris sacándome de mi trance - todas las chicas de éste instituto morimos por andar con alguno de ellos, pero para nuestra desgracia somos unas X en sus vidas. Además, solo quieren a alguien para pasar el rato y listo.

-Pienso que son unos idiotas - bufe y les di la espalda.

-Sam- susurro Chris - date la vuelta por favor.

La miré y ésta tenía la cabeza agachada viendo fijamente sus zapatos, hice una mueca al no entender nada.

-Al perecer la nueva se la quiere dar de muy importante, ¿no?

Una voz tan seca hizo que un escalofrío recorriera toda mi columna vertebral.

-¡Hey! Te estamos hablando hablando a tí, escuincle - hablo el otro girándome para que los viera.

-¿Qué mierda quieren? - me cruce de brazos y levanté la mirada con valentía, aunque por dentro moría de miedo.

-Exijo más respeto Sellers - volvió hablar el castaño, quien parecía ser la cabeza del trio - recuerda que primero fue sábado que domingo. Por lo cual, no te da derecho hablarnos de esa forma a nosotros quienes ya tenemos 5 malditos años estudiando en esta puta escuela.

Trague profundo y baje la mirada.

-Así me gusta - hablo por lo bajo - ahora les pido a todos que despejen el pasillo en este mismo instante - ordenó y esta vez alzo la voz.

Mire por el rabillo de mi ojo y ví como todos iban saliendo uno tras de otro.

-Dije todos - volvió a gritar y Chris me miro con lastima.

Pude leer en sus labios un "suerte" mientras se alejaba. Mi corazón comenzó a latir a mil por segundos y los nervios aumentaban cada vez más.

El chico se aclaró la garganta con la intensión de mirarlo, algo que no hice.

Luego dio un suspiro pesado y dijo:

-Chicos, pueden irse ustedes también.

Ambos obedecieron y se fueron, dejándonos a los 2 completamente solos.

-Mírame - ordenó, mi cabeza seguía agachada - eres una chica un poco terca - tomó mi barbilla suavemente logrando que me tensara - seré muy directo Sellers - sus hermosas pupilas verdes causaron intimidarme y solo me quedó mirar por encima de sus hombros - primero, no me gusta que me ignoren, soy alguien muy importante como para que vengas a darte la gran cosa creyéndote superior a mi.

Intenté hablar pero éste no me lo permitió.

-Segundo, si yo no te permito hablar, no lo hagas. Y tercero, no te metas conmigo ni en tus pensamientos, porque te vas arrepentir.

Volvió a tomar mi barbilla y mantuve su mirada.

-Tres hermosas reglas que debes de seguir preciosa.

***

Holaaaaa 👋

Soy Camila.

Antes que nada quiero darte nuevamente una cordial bienvenida a esta hermosa historia.

Espero contar con tu incondicional apoyo.

Cualquier crítica es bienvenida (menos insultos)

Espero que hayan disfrutado el primer capítulo.

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Camila_perez84

Pronto actualizaré el 2do cap.

Nos leemos pronto.