1 - Nuevo amigo
Era un día como cualquier otro; los rayos de sol lo despertaron al caerle en la cara de entre las cortinas, apenas estaba amaneciendo. Lee despertó con una enorme sonrisa en el rostro, vistiéndose con rapidez antes de empezar su mañana.
Una camisa blanca, un suéter verde y pantalones marrones. Y claro, no podía faltar su sombrero verde oscuro que Gai le había dado cuando empezó su entrenamiento bajo su tutela, hacía un par de años en el pasado ya. Era esencial, ¡para que todo el mundo supiera que era un aprendiz de brujo!
… aunque sólo hubiera cuatro personas viviendo en el valle de la montaña. Su maestro junto a su esposo, Kakashi, y luego su otra aprendiz, Tenten.
No había nadie más por kilómetros y kilómetros de valle y montaña, de naturaleza en su máximo esplendor. ¡Era increíble!
Si hubiera más personas a su alrededor, quizá lo tratarían mal, tal y como le ocurría en su antiguo hogar. Su madre nunca lo defendía cuando los otros aldeanos lo trataban de niña, mientras que ni Gai ni Kakashi dejaban pasar el error de cualquier persona. Incluso Tenten lo protegía en las escasas visitas de vendedores ambulantes, usando su vara de madera para invocar relámpagos a todo aquel que lo tratara sin respeto alguno.
Por suerte, los cuatro casi nunca recibían visitas, así que no debían preocuparse por nada del mundo. Lee podía vivir como un chico y su identidad era respetada sin falta alguna, todo estaba bien.
Unos golpes en la puerta de su habitación lo sacaron de sus pensamientos, y el chico volteó a ver la fuente del sonido; Tenten se había invitado a sí misma a la pieza en segundos, con mucha emoción visible en sus ojos.
— ¡Tienes que ver esto, Lee! ¡Apúrate! – exclamó la chica antes de salir del lugar, sin siquiera voltear a ver si su amigo la seguía. Lee sonrió y decidió ir tras ella, bajando las escaleras hacia la planta baja mientras los escalones se iluminaban con cada paso que daba, con un suave brillo amarillento que no era muy distinto a la luz de las luciérnagas.
Esa fue su idea; el tener que ir al baño durante la noche podía ser peligroso si tenían que bajar, así que ayudó a Gai a encontrar una solución. Simple, pero efectiva; todo lo que era artístico era su punto fuerte. Y siempre lo dejaba ver con alegría.
— ¿Qué ocurre, Tenten? ¿Qué me quieres mostrar? – preguntó él en cuánto logró acercarse a su amiga, quien frenó en seco e hizo un gesto con la mano para que Lee se mantuviera callado. Ambos se asomaron detrás de una de las paredes para observar la entrada de su hogar, logrando ver que sus padres-mentores se encontraban hablando con alguien.
Alguien alto, pero joven y con una larga y sedosa cabellera castaña. Apenas podía oírse su voz, y sus ojos lavanda parecían ser de ceguera más que un color natural, ya que no poseía pupila alguna. Lee se sorprendió ante tal imagen, anonadado con el visitante y su belleza, aunque nunca lo admitiría en voz alta.
El desconocido lo miró por un momento antes de empezar a juguetear con su cabello, y sólo entonces Kakashi y Gai se percataron de su presencia. Invitaron a los jóvenes a acercarse a la nueva persona, quien se mantuvo en silencio en todo momento, sin siquiera dirigirles la mirada.
— Lee, Tenten, he decidido tomar un nuevo aprendiz; él es Neji, – explicó Gai con una amplia sonrisa, y Neji miró a sus nuevos compañeros por unos segundos antes de volver a toquetear su cabello, demasiado nervioso para interactuar. — Fui testigo de lo mal que su familia lo trataba, así que le ofrecí un nuevo hogar aquí. Le cuesta hablar con nuevas personas, así que tengan algo de paciencia, por favor.
— Y no sean malos con él. Denle la bienvenida tal y como nosotros hicimos con ustedes, aunque sé que eso harán, – añadió Kakashi, apoyando con cuidado una mano en el hombro del joven de cabello castaño, quién retrocedió por instinto.
Neji no les había dirigido la palabra aún, pero eso no importaba; ambos aprendices sabían el protocolo a seguir cuando llegaba alguien nuevo al valle, así que empezaron a hacerle un pequeño tour de su hogar al chico nuevo, quien se mantuvo callado y serio durante todo el trayecto.
Le mostraron la sala de alquimia y pociones, la zona de estudio y la biblioteca. Y claro, la cocina, aunque Lee y Gai tendían a ser los únicos que ponían un pie en esa parte de la casa.
Lee le dedicó miradas cautelosas al recién llegado, notando distintas cosas cada vez que lograba observarlo. Sus uñas eran largas y afiladas, y sus muñecas dejaban ver que tenía bastante vello corporal…. Neji era un poco más grande que él, aunque Tenten continuaba siendo la mayor de los tres, siendo también la de menor estatura.
Sentía mucha curiosidad ante el otro chico, pero no lo obligaría a hablar de no ser necesario. La última parada del tour fueron las habitaciones, y Lee ya sabía que le debía hacer un lugar a su nuevo compañero en su pieza, ya que no había más espacio alrededor de la casa, al menos no en esos momentos. Tenten los había dejado solos, y Neji terminó observando todo a su alrededor, ayudando un poco al pelinegro para que el lugar fuera más espacioso.
Aunque su mirada lavanda se enfocó en algo en la pared. Uno de los papeles que Lee solía colgar en la madera, dejando ver como trofeo sus dibujos varios de todo lo que lo rodeaba. Neji dejó ver una pequeña sonrisa en cuanto se enfocó en las ilustraciones de aves, sin atreverse a siquiera tocar el papel.
— ¿Te gustan, Neji? Si quieres, puedes tomar uno o dos, – comentó Lee, alegrándose al ver que el otro chico tomaba uno de los papeles con todo el cuidado del mundo, como si se tratara de oro y no de un simple boceto.
Para su sorpresa, logró escuchar la suave voz de Neji, quien por fin lo miró aunque sea por un par de segundos.
— Están preciosos, Lee, – musitó, sentándose por un segundo en la cama del pelinegro antes de juntar sus manos como si estuviera rezando… un suave brillo verde apareció de entre sus palmas, y sólo entonces Neji volvió a hablar. — Quiero darte algo…
Lee seguía anonadado con su nuevo compañero; ¡su magia era tan potente como para no necesitar varitas! Tenía sentido que Gai lo hubiera tomado como aprendiz, aparte de rescatarlo de su familia.
Esperó unos segundos antes de ver que Neji le entregaba una pequeña flor de loto verde, que había aparecido en sus manos… Lee la tomó con una enorme sonrisa en el rostro, feliz de ser testigo de un hechizo tan lindo.
— ¡Me encanta! ¡Muchísimas gracias, Neji!
Su compañero volvió a juguetear con su cabello por nerviosismo, y Lee no insistió más.
Ambos terminaron de hacer espacio para otra cama en la habitación, así que solo quedaba esperar que Kakashi terminara con su artesanía para darle al chico nuevo un lugar para dormir. Mientras tanto, Tenten volvió a invitarse a sí misma a la habitación, aplaudiendo al ver el gran cambio del lugar.
— ¡Por fin se puede caminar aquí! – bromeó, y Lee rodó los ojos sin darle el honor de una respuesta, hasta que ella lo abrazó de sorpresa para molestarlo. — ¡No me ignorees! Si no, le diré a Gai que no les interesan las hierbas medicinales, y se pondrá triste…
— A mí sí me interesa eso, me gustan las plantas, – respondió Neji, y Tenten lo miró con sorpresa al ver que se levantaba y acomodaba su ropa un poco luego de dejar su mochila en el suelo, listo para empezar el entrenamiento.
Los tres salieron disparados hacia la entrada, viendo quien era el más rápido por mera diversión; Neji sonrió una vez más, victorioso, al darse cuenta de que sus compañeros eran demasiado lentos para él. Lee salió segundo, y Tenten protestó de que habían hecho trampa al llegar última, sacando la lengua hacia los chicos sin decirles nada más.
— ¡Me alegra ver todo su entusiasmo, chicos! Es importante para que disfruten de su juventud, – comentó Gai, con una gran cesta de mimbre en las manos, listo para recolectar plantas. — Sé que quizá lo más divertido sea practicar hechizos, pero debemos asegurarnos de que tengamos lo suficiente para hacer estos hechizos… ¡No todo depende de su magia interna! Ahora vengan, síganme, hoy tenemos que buscar muchas cosas…
Neji era él más entusiasmado por las plantas, escuchando con atención todo lo que su mentor le decía mientras Lee y Tenten solo agarraban lo necesario, asegurándose de no destrozar las raíces para permitir que los pequeños brotes fueran capaces de volver a crecer con fuerza.
Lee notó que su nuevo compañero olía todo lo que agarraba con curiosidad, cómo si tuviera una nariz potente… entonces, le acercó unas hojas que tenía en las manos.
— ¿Qué es esto, Neji? – preguntó, y el castaño olfateó por unos segundos, sin siquiera acercar la planta a su nariz.
— Menta. Ponla en la cesta, Gai dijo que necesitamos de eso, – respondió el mayor, recibiendo un “¡Ooh!” de parte del pelinegro. Le ofreció distintas plantas y flores, curioso por saber los límites de sus sentidos, y Neji le tuvo toda la paciencia del mundo al responder. — Lavanda, citronela… eso es pasto… también agarraste hojas de frutilla, pero no hay frutillas aún.
— ¡Sí! ¡Eres increíble, Neji! Me gustaría tener tan buen olfato como tú.
Lee logró ver que las mejillas de su compañero se teñían de rosa, pero no dijo nada en absoluto, continuando con su deber.
No había pasado un día, y ya se había encariñado con su nuevo amigo. Y podía ver que Tenten también empezaba a encariñarse con Neji, porque no dejaba de bromear con él y molestarlo un poco. Ese fue el inicio de una gran amistad.
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