Capítulo 1
La pequeña gatita bostezo y abrió sus ojos, girando la cabeza hacía los lados para mirar el lugar en el que se encontraba, volteó hacía su lado. ahí se encontraban sus hermanos, aún dormían. Movió la cola con energía, sabía que sus hermanos estarían de mal humor si se le ocurría despertarlos sólo para jugar, así que caminó hacía la puerta para gatos y salió al patio.
El patio estaba lleno casi en su totalidad por margaritas, tulipanes amarillos, negros, rojos, blancos, naranjas, y una maceta con un girasol. corrió a unas plantas que aún crecían, unas eran brotes hojas y tenían un olor raro para ella, mientras que la otra tenía menos brotes. unas pequeñas hojas color verde con lineas rosadas crecían en una maseta color mostaza. se pregunto que clase de plantas eran, pero pronto perdió el interés y prefirió ir a jugar cerca un árbol viejo.
había unas hojas tiradas entre las hierba. corrio y salto sobre un hoja, repitió el mismo moviminto con las demás, pateo una y dio un saltito para atraparla con la boca, repitió el proceso riendo y sin perder la energía.
No se dio cuenta de que su madre la miraba, se acercaba por detrás y le empezó gruñir, la cachorra volteó a verla y río dando vueltas en círculos enérgicamente, adoraba ése juego y más cuando su madre jugaba con ella. la gata más grande se puso en pocision de ataque y movió la cola lentamente y mirandola fijamente.
la cachorra la imitó con torpeza riendo, repentinamente corrio hacía su madre lanzando gruñidos torpes.
Intentó saltar sobre ella, pero cuando intentó frenar rodo por el piso, se levantó tosiendo por el polvo. Su madre se acercó a ella maullando preocupada.
-uhmm...- se limpió lo más que pudo la cara con su patita.
La gata de ojos azules le lamio la cabeza con delicadeza -inténtalo de nuevo- la ánimo.
La cachorra dio un saltito y se pocisiono de nuevo, movió la cola y maulló con fuerza.
salt2o sobre ella, su madre se dejo caer al piso y de forma sobreactuada dijo.
-ahh, me venciste garra marrón, me has ganado- decía la minina.
La pequeña reía mientras movía la cola con emoción -¡te gane estrella azulada!- exclamó contenta.
Se escucho la puerta para gato abrirse, la gatita miró hacía la puerta, eran sus hermanos, se bajó de la panza de su madre y los miró mientras los cachorros se acercaban aún medio dormidos.
-¿porqué tanto ruido?- se quejo Lulú y su hermana le siguió -sí...parece que nunca duermes, chocomilk- renego limón, pero su hermano hermano mayor Rex las hizo callar con un gruñido -¡y ustedes lo único que saben hacer, dormir, comer y quejarse!- se burló.
la gatita sonrió con torpeza, Merlín le dio un golpecito con la nariz con la cola para que la mirara, chocomilk volteó a verla, Merlín le indicó con la cabeza que entrara a la casa. la cachorra entendió y obedeció, entro a la casa corriendo sin asegurarse de que la siguieran.
Merlín miro seria a sus tres hijos presentes. con tono molesto les hablo -suficiente de pelear ustedes tres, no incluyan a su hermanita en sus peleas- los regaño y los cachorros bajaron la cabeza -sí, mami- entraron también a la casa cabizbajos, Merlín tenía una buena razón para sobreproteger a su hija menor, o al menos eso quiere pensar ella, pues chocomilk fue la más pequeña de la camada, de hecho era más pequeña de lo normal, sin mencionar que en su nacimiento, no respiraba de manera correcta y no había muchas esperanzas de que sobreviviera, pero afortunadamente lo hizo. Y vivía siempre con el temor de que algo le pasara.
Merlín entro detrás de sus hijos. se acomodo en su suave cama y su pequeñita se acerco, se le veía entusiasmada -mamá, ¿los gatos del bosque existen de verdad?- pregunto con ojos brillantes. Merlín ronroneo y lamio con dulzura la cabeza de la cachorrita -sí, yo misma conocí a uno- respondió guiñandole un ojo. la cachorra movió la cola con emoción como si fuera un ansioso perrito
-¡¿De verdad?! ¡¿y cómo era?!- preguntó imprecionada.
-era muy grande, su pelaje negro era muy esponjoso y largo, sus ojos amarillos brillaban con gran maldad, además tenía muchas cicatrices- describía bajo la mirada impresianada de su hija.
-yo misma le hize una, le di su merecido cuando trato de atacarme, pero de todos modos nunca tuvo oportunidad contra mi- presumió con una sonrisa. La cachorrita marrón dio un chillido de emoción ante el relato de su madre. pero sus demás hijos no parecieron para nada interezados.
-¡Algún día yo quisiera conocer un gato de bosque, pelearia contra él y lo derrotaria como tú lo hiciste mami!- exclamó emocionada la cachorra.
-sí, algún día- repitió Merlín con algo nostálgia.
-que sueños tan tontos tienes chocomilk- Rex se acercó con una mueca burlona mientras movía los bigotes de risa -no tardarias mucho en ser comida con ése tamaño- decía burlón.
-¡No soy pequeña!- renego la cachorra erizando su pelaje -¡Yo podría vencerte fácilmente!- le gruño a su hermano y se lanzo sobre él. Rex cayo al suelo ante el peso de su hermana menor, pero logró quitársela de encima y corrió detrás de su madre -¡está loca!- chillaba él, mientras la pequeña cachorra maullaba triunfal.
Merlín movía la cola mientras miraba a sus cachorros con amor.
De un momento a otro se escucho una puerta habrirse y entra un viejo dos patas con una caja. se acerco a donde estaban Merlín y sus 2 cachorros. tomó primero a rex y después a chocomilk.
Merlín erizo la cola alarmada. maullaba para tratar atraer la atención de su amo, pero es en vano. El viejo abrió la puerta de nuevo llevándose a sus 2 cachorros. Merlín corrió hacía la puerta y comenzó a arañar con desesperación.
-¡Espera! ¡Son muy pequeños aún!, ¡No te los lleves!- rogaba con la minima esperanza de que el viejo volviera.
Lulú y limón se acercaron a ella a pasos lentos, se miraron entre ellas sin entender bien que había sucedido, estaban igual de sorprendidas que su madre.
. . .
Chocomilk estaba asustada, se pego a rex con las orejas pegadas al cráneo, no sabía a donde los llevaban y tampaco entendía porque los habían alejado de su madre. el anciano puso la caja dentro de un monstruo y esté se empezó a mover. así pasó un rato, un rato que tal vez en realidad pudieron haber sido horas hasta llegar a un lugar extraño y desconocido para los dos cachorros marrones. El gran monstruo dejó de rugir para apagarse poco a poco con un ronroneo ronco. Tomó la caja con los cachorros dentro y salió del monstruo, se dirio a un lugar, ni rex ni chocomilk podían decir a donde se dirigían pues, ninguno tomaba valor para asomar la cabeza y descubrirlo.
El extraño lugar formado por tres paredes grises brillantes pues no había nada que las protegiera de la intensa luz del sol, pero éso no lo hacía menos atemorizante para las dos bolas de pelo. los dejó ahí y los miró unos instantes con una extraña expresión en su cara, se mordia el labio y sudaba, pero no se arrepintió de su decisión y se fue, desapareciendo lentamente de la vista de ellos. los pobres cachorros no comprendían que pasaba ni porque paso, ellos sólo querían regresar a la protección del pelaje de su madre para restregarse contra el chillando.
una cara plateada de ojos amarillentos pareció sobre ellos, su nariz se movía levemente indicando que los olfateaba.
-pobres cositas... - una voz femenina salió de su boca cargada de tristeza.
Ellos tenían mucho miedo para siquiera moverse, sólo la miraban como sí su vida dependiera de ello.
-tranquilos, pequeños, no les haré daño, yo soy alma, ¿y ustedes?- preguntó con una voz dulce como la miel.
rex tomó un poco valor y respondió -y....yo soy...rex...- la gata sonrió satisfecha ante la respuesta del cachorro mayor y dirigió su mirada a la pequeña -¿y tú pequeña?-
Chocomilk le respondió con miedo
-soy...chocomilk...- alma los saco de la caja, y presionó su mandíbula contra uno de los bordes, hizo un esfuerzo por no soltarla, agachó la parte delantera de su cuerpo para poder acomodarla como quería
-miren, es como una pequeña casa- sonrió.
La cachorra miraba el lugar, era cerrado e iluminado -¿qué es éste lugar?- preguntó.
La gata plateada movió la cola -es un callejón, aquí los dos patas tiran su comida en esas cosas grises y apestosas- apunto con la cola a un contenedor de basura, la cachorra miró por donde creía que se fue el dos patas -quiero ir con mami- maulló y miró a la gata, alma puso una cara de tristeza
-lo siento, pero éso ya no es posible...- le dio un empujoncito para que se metiera a la caja. Chocomilk entro a la caja cabizbaja, Rex imitó a su hermana. Alma se recosto afuera del refugio improvisado, mirando hacía el callejón con atención, vigilando por si había señales de peligro.
Rex miraba a la gata plateada con disgusto pero no dijo nada, se limitó a mirar hacía otro lado. Mientras chocomilk miraba al fondo de la caja con tristeza, suspiró y cerró los ojos.
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