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9. Elección propia

--¿Qué les diremos? --preguntaba Seokjin, mientras conducía el incómodo citycar, sí que extrañaba su vehículo.

--Les diremos que tu eres mi sunbae, porque en realidad sí lo eres, que estamos en un pequeño grupo de estudio y que me pediste que te acompañara a comprar y ya. --comunicaba el omega, aún temblando. --No huelo a ti, ¿verdad? Me apliqué casi media botella de neutralizador. --agregaba mientras se mordía una uña.

--¿Y sobre el golpe en tu mejilla...? --preguntaba preocupado el alfa, acariciándole ese lado del rostro justo cuando el semáforo estaba en rojo.

--Solo... diré que me golpeé con algo al caerme, estoy acostumbrado a tener que mentirles. No habría descubierto el mundo o sobrevivido sin mentirles antes. ¿Sabes por qué los supresores ya no me hacen efecto? --preguntaba al alfa a su lado.

--No. Claro que no. --respondía, girando en una esquina.

--Es porque mis padres, ambos son alfas. Soy hijo de madre y padre alfas. Ellos esperaban que yo también lo fuera y cuando tuve mi primer celo no sabían que hacer conmigo, solo me encerraron y luego de eso decidieron que era buena idea atarme a una cama y amordazarme, cada vez que mi ciclo de calor comenzaba. --confesaba el omega. Suspiraba mirando por la ventana y el alfa apretaba fuertemente el volante al escuchar la historia. --Una tortura, eso fue. Sin embargo, un día, los padres de Hobi, mi amigo, se enteraron y decidieron hablar con ellos y me llevaron al endocrinólogo y desde ese momento comencé a vivir de supresores e inhibidores, pastillas e inyectables... otra tortura. Aún parece que no asumen que soy un omega.

--Te voy a sacar de esa casa, te lo juro por la Luna que lo haré, solo dame tiempo. --rogaba el alfa, el chico asentía con un nudo en la garganta.

Taehyung sabía que tarde o temprano la verdad explotaría como una bomba y no quería aceptar la realidad. Miraba al alfa mientras conducía el auto de Hoseok. Tenía tantas ganas de abrazarlo, tantas ganas de oler su cuello y besarlo, hasta que todo el problema se hubiera resuelto. Tenía unas ganas tremendas de gritar y llorar hasta quedarse afónico y dormir por largas horas, para volver a despertar en los brazos de Seokjin. El aroma a tristeza inundó cada rincón del pequeño vehículo.

--Taehyung, por favor. No estés triste. --pedía Seokjin totalmente mortificado. --Lo haremos, ¿sí? Haremos que esto funcione, ya verás que sí. --prometía el alfa, aunque más que nada lo manifestaba, tratando de autoconvencerse de lo mismo. El omega asentía, volviendo a mirar por la ventana.

Luego de unos minutos, Seokjin se estacionaba afuera de una tienda de conveniencia, compraba un par de bebidas y volvía rápidamente al vehículo para retomar el viaje hacia la facultad, rogando para sus adentros a la Luna que Woo ya se hubiera ido para entonces.

Llegaban en silencio y el alfa se estacionaba. Descendían y le entregaba las llaves y la bolsa con bebidas a Taehyung.

--¿Dónde estabas? --espetaba una voz a sus espaldas. Era la madre de Taehyung, vestida como ejecutiva, tenía el rostro muy similar al omega, pero en sus ojos había ni una pizca de la calidez que el omega portaba en ellos.

--Madre, perdón, solo fui a comprar bebidas con mi sunbae. --respondía Taehyung de manera mecánica.

--Vine por lo de tu beca y me entero que no estás aquí. Sabes que no tienes permiso de salir solo y mucho menos con un alfa extraño. --espetaba la mujer, sin dirigirle siquiera una mirada al alfa pelimorado.

--Él no es ningún extraño, mamá. Y lo de la beca lo resolví la semana pasada, incluso hasta firmaste los papeles... --expresaba Taehyung en voz baja. La mujer liberaba feromonas que lo podrían haber intimidado, pero Taehyung ya tenía alfa y estaba marcado, cosa que ella no sabía, pero era su costumbre usarlas contra su hijo para dominarlo.

--Taehyung, yo debo volver a mis clases. --decía Seokjin de repente.

--Sí, sunbae, gracias por acompañarme... Lamento...

--No te preocupes, nos vemos por ahí. --se despedía, luego se dirigía a la alfa con una inclinación --Señora Kim --"se despedía" el alfa. La verdad es que quería salir de ahí solo para no hacer una locura en contra de "su suegra". Lo mejor era dejar al omega solo por un momento, el día completo ya se estaba convirtiendo en una mierda, si no fuera porque pudo tener en sus brazos a Taehyung y besarlo por unos minutos.

--¿Quién era ese alfa? ¿Por qué estabas con él? --inquiría la mujer, tomando bruscamente al omega por el brazo.

--Mamá, estamos en la facultad --rogaba Taehyung, pero la mujer aumentaba su agarre. --Él es Kim Seokjin. --contestaba con dolor --Estudia periodismo, último año. Es brillante, el mejor de su generación. Hace tutorías y le hice algunas preguntas sobre mi campo.

--No te quiero cerca de ese alfa, tú ya tienes un novio que hoy llegó a visitarte porque no le has respondido sus llamadas, Taehyung. Eres un irresponsable. Por eso no podemos confiar a ti. --escupía la mujer. Cualquier persona que los conocía pensaría que ella estaba preocupada por su hijo, pero no. La mujer se sentía miserable al saber que siendo alfa solo podía dar a luz un hijo en su vida y que este, para su desgracia, había salido omega.

Y sí, Taehyung había olvidado que tenía un novio. Había olvidado que ese alfa no tenía la culpa de lo que había pasado y mucho menos estaba enterado.

--Lo siento, madre. Lo llamaré ahora mismo. Estuve en celo y luego de eso tuve que ponerme al día con mis quehaceres de la universidad. --respondía Taehyung con temor, pero la mujer asentía satisfecha.

--Bien, me voy. Asegúrate de ir a tu aula ahora mismo, sin desvíos. --regañaba la mujer, antes de sacar la llave de su auto de su bolsa y marcharse de manera fría.

Taehyung suspiraba y miraba hacia la entrada de la facultad. Temía encontrarse con el ex novio de Jin, pero debía entrar o su madre, quien lo estaba mirando desde su vehículo, le comenzaría a hacer preguntas. Resoplaba, pero caminaba en dirección a ese lugar y una vez hizo ingreso, los brazos de Seokjin lo envolvieron por la espalda.

Taehyung pegaba un sqltalto --Mierda! ¡Qué susto! --soltaba al verse atrapado por los brazos del alfa. --¡¿Quieres matarme?! --exclamaba aún con el corazón en la mano y el alfa soltaba una risa graciosa.

--Lo siento, Taehyung. --se disculpaba, aún entre algunas risas. Tomaba su mano entrelazando sus dedos. --Ven, sígueme.

Y lo llevaba escaleras abajo. Caminaban por un pasillo algo oscuro y largo y el alfa tomaba una llave. Abría la puerta con esta. Encendía una luz y cerraba la puerta una vez que ambos estaban dentro.

--¿Y este lugar? --preguntaba el omega, mirando a su alrededor. Parecía ser un antiguo almacén, pero en vez de utiles de aseo, había un pequeño sillón, una especie de colchon algo viejo con algunas mantas encima y un par de cojines y un estante con una buena cantidad de libros de todo tipo.

--Este es mi refugio. He sobrevivido a la universidad gracias a él. He pasado parte de mis celos aquí, he estadiado otro par de veces, pero la mayoría de las veces, solo vengo a dormir. Nadie sabe de este lugar, ni siquiera Woo. --confesaba el pelimorado, recostándose en la improvisada cama que había en el lugar. --Uno de los antiguos conserjes me dio la llave, al verme estudiar incómodo en el baño un par de veces (y porque lo ví beber en horario laboral). Me cuesta mucho concentrarme, es por eso que este lugar es perfecto. Y solo hay una llave y es la que utilizo yo.

Taehyung escuchaba con atención y asombro la historia del alfa y se acercaba a él, recostándose a su lado. --¿No deberíamos estar en clases? --preguntaba acurrucándose a un lado del alfa.

--¿Quieres ir a clases? --le preguntaba el pelimorado, girándose para encontrarlo. Tomaba uno de sus rizos y lo escondía detrás de su oreja.

--No. --Negaba con la cabeza. --quiero estar contigo. --respondía y el alfa sonreía, acercándose a él para besarlo suavemente.

Pero el beso comenzaba a subir su intensidad y las manos de ambos se comenzaban a perder entre las ropas del otro.

El primero en detenerse era Seokjin. --Deberíamos parar, bonito.

--¿Por qué? ¿Hice algo mal? --preguntaba Taehyung, acariciando la espalda del alfa con sus dedos.

--No, claro que no. Pero no te traje aquí para esto. Este lugar no es digno para-

--Seokjin, ¿es en serio? ¿me vas a rechazar solo porque estamos en un cuchitril y no en una habitación de hotel? --exponía el omega con el ceño fruncido.

--Tú... ¿acabas de llamar a este santuario un "cuchitril"? --preguntaba Seokjin actuando ofendido.

--Sí, un cuchitril. --Insistía el omega, con diversión --¿Por qué? ¿Me harás algo?

El alfa se movía rápidamente quedando entre las piernas del omega, apresando las manos de este sobre su cabeza. --¡Retráctate! --expresaba, mirándolo detenidamente y se perdía en la dulce y tímida risa del chico bajo su cuerpo y en sus ojos que formaban dos medialuna.

--No lo haré, aceptaré mi castigo. --decía, pero rápidamente se ruborizaba de manera violenta. Jamás en toda su vida se había imaginado en una situación así, haciendo bromas en doble sentido y jugueteando con un alfa, que por lo demás era tremendamente guapo.

Seokjin, por lo demás, se sentía tremendamente tentado, pero por algún motivo, retrocedía. --S-solo... tomemos un descanso, ¿sí?. --pedía, soltando las manos del chico y acomodándose a su lado.

Taehyung bufaba frustrado. --Para ti es fácil decirlo. --se giraba dándole la espalda al alfa.

--¿Estás molesto? --Jin preguntaba, tratando de entender por qué el omega parecía enojado.

--Porque... ¡Aish! Qué mierda importa el lugar. Ya no soy virgen de todas maneras... --expresaba y luego de hacerlo, escondía su cabeza en uno de los precarios cojines que olían a humedad.

--Importa, claro que importa, Tae... Se supone que eres mi omega ahora, debo tratarte con dignidad y respeto. --determinaba el alfa. Su omega merecía el mejor trato y ese lugar no era digno de Taehyung.

--¡No quiero que me respetes ahora!  ¡Solo quiero que me...! --se detenía, porque jamás en su vida habría imaginado estar rogando a un alfa para que tuviera sexo con él. Se ponía de pie de manera torpe. Tomaba su mochila y salía del lugar dando un portazo.

Taehyung sentía como si la vida le hubiera dado un bocado del mejor manjar que había tenido el placer de probar, para luego quitárselo de manera abrupta y no poder volver a degustarlo jamás.

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