8. Encuentro forzoso
--¡TÚ! --gritaba a todo pulmón el ex novio de Jin, apuntando directamente a Taehyung --Seokjin tiene tu maldito aroma. --escupía histérico y entre lágrimas el rubio, al ver al otro omega de cerca.
--Ya basta, Woo. --rogaba un tenso Seokjin, tomando a su ex novio del brazo.
--¡¿Cómo mierda esperas que me calme?! ¡SON SEIS MALDITOS AÑOS, JIN! --exclamaba a gritos. Ya a esas alturas media facultad de comunicaciones estaba observando el escándalo del "omega bonito", como le decían a Lee Chaewoo.
--Hablemos en otro lugar... --pedía Jin, tratando de mantener la calma y Taehyung al sentirse amenazado, trataba de irse del lugar, pero el rubio, peligrosamente, se acercaba más y más a él.
--Hobi, sácame de aquí. --le susurraba Taehyung a su amigo, quien tampoco sabía mucho que hacer.
De repente, en un movimiento rápido, el rubio corría hacía Taehyung, quien no pudo esquivar la cachetada que este le propinaba.
A Taehyung jamás lo habían golpeado, nunca, nadie, ni sus padres, ellos preferían otras maneras de castigo. Jadeaba del dolor al sentir el golpe que lo hizo voltear la cara.
--¡Puta! Eso es lo que eres. ¿Estás feliz ahora? Tienes la marca de mi alfa ahora ¿no? --escupía en voz alta Lee, quien parecía estar fuera de sí. --Te sientes feliz de haber arruinando una relación de seis años, de abrirle las piernas como una-
--¡YA BASTA! --gritaba Seokjin. Estaba haciendo uso de todo su autocontrol para no usar su voz de mando, pero el rubio se la estaba haciendo difícil. Lo volvía a jalar del brazo. --Suéltame, apestas a él. --El alfa lo soltaba al ver cómo Taehyung sollozaba adolorido, avergonzado.
Hoseok trataba de calmarlo, interponiéndose entre el omega histérico y él. Taehyung quería que la tierra se lo tragara. Sabía que habían muchos ojos curiosos, observando la situación, divertidos, incluso algunos ya estaban grabando todo. Se ponía la capucha de su sudadera, tal vez así podía ocultar un poquito su vergüenza.
--Ho-Hobi, sácame de aquí, por favor. --suplicaba el omega, profundamente apenado.
--¡Cobarde! --exclamaba el rubio al ver como Hoseok trataba de sacar a su amigo de la situación.
--Woo, basta... --insistía el alfa. --Desquitate conmigo. Yo fui el culpable, no él. Yo fui quién falló.
--Es verdad, pero entre omegas debería de haber algo de lealtad, ¿no? Todos saben que tú eres mi alfa, siempre lo has sido-
--Ya no. Ya no lo soy. Y perdóname por eso. Jamás pasó por mi cabeza hacerte daño. --se disculpaba otra vez Seokjin. --Lamento haberte lastimado. Lamento haber roto nuestro compromiso. Lamento hacerte esto, en serio. --y sin esperar respuesta, se iba tras Taehyung.
No fue difícil encontrarlo, pues el aroma a tristeza y vergüenza que el omega desprendía era fácil de distinguir para él a través del lazo. Llegaba hasta la puerta de los baños para omegas.
--...te dije que no sería facil --Seokjin escuchaba la voz del amigo de su omega.
--Lo sé y en parte me lo merezco, pero no fue intencional. ¿Por qué iba a querer yo algo así? ¿Por qué iba a querer que un extraño me marcara, o meterme en medio de una bonita relación? --el omega suspiraba --Aun así yooo... lo necesito, necesito a mi alfa... Me duele mucho... --expresaba el omega con pesar.
Seokjin ingresaba al baño y veía a su omega agachado, tratando de respirar con una mano en su pecho. Se acercaba a él y se ponía a su altura.
--Taehyung --susurraba y el omega explotaba en llanto al sentir el cálido abrazo de su alfa.
--A-alfa... Alfa... Alfa... --gimoteaba entre lágrimas el menor. --Lo siento. Lo siento tanto.
--Sssh... No es tu culpa. Tranquilo. Tranquilo. --insistía el alfa entre susurros y besos en el pelo del castaño.
--Es mejor que salgamos de aquí, pronto puede venir alguien y no quiero que Taehyung tenga más problemas con los que lidiar. --pedía Jung preocupado.
--Sí, tienes razón. Vamos bonito, levántate. Me quedaré contigo ¿sí?. --le decía al castaño antes de dirigirse al peligris. --¿Hasta que hora tiene clases hoy? --le preguntaba sin dejar de acariciar al omega entre sus brazos.
--Hasta las cuatro y media. --respondía Hoseok.
--Lo cuidaré por hoy, ¿Está bien? ¿No tiene algún examen que rendir? --preguntaba el alfa.
--No, hoy no. Llévatelo, no creo que soporte las miradas venenosas. Él es muy sensible y tierno. Mi pobre TaeTae. Nunca lo habían golpeado, ¿sabes? --decía el peligris, tomando su bolso, el alfa soltaba un gruñido involuntario al recordar el golpe, la humillación. --Vigilaré el pasillo. Salgan por la parte de atrás. Toma, las llaves de mi auto.
--Yo tengo... --el alfa recordaba que había entregado sus llaves y que esa mañana tuvo que tomar el autobús --Gracias. --le decía Seokjin al peligris. --Está bien. Vamos bonito, hoy tu alfa te va a cuidar. --decía el mayor con suavidad.
El omega levantaba el rostro y Seokjin podía ver su mejilla izquierda enrojecida y algo inflamada. Automáticamente la acariciaba.
--Pega bastante fuerte --comentaba el omega con voz gangosa, pero con una leve sonrisa al sentir la suave caricia del alfa.
--Oh, ven aquí --Jin no pudo evitar abrazarlo con más fuerza. Sentía rabia con su lobo, consigo mismo. Ese chico era tan dulce, no merecía lo que le estaba pasando. ¿Por qué no pudo contenerse ese día? ¿Por qué se descontroló, tomándolo, marcándolo y anudándolo, como si desde un principio hubiera sido suyo? Incluso en ese mismo momento solo quería besarlo hasta quedar sin aire. --Vamos.
Ambos se ponían de pie y Jin rápidamente lo sacaba de ahí, tratando de evitar las pocas miradas curiosas que lograban verlos.
Llegaban al estacionamiento y Taehyung indicaba cual era el vehículo de su amigo. Ambos se subían al pequeño citycar y el alfa tenía que extender el asiento para acomodarse por su altura.
--¿Adónde iremos? --preguntaba legítimamente el omega, cruzándose el cinturón de seguridad.
--No tengo puta idea, pero si voy contigo, eso no importa, ¿cierto? --decía Seokjin sin pensar. Se sentía extraño, muy extraño. Quería gritar, llorar. Su lado humano aún quería a Woo, tal vez no como antes, pero su lado lobuno lo rechazaba. Su lobo amaba a Taehyung, tanto así, que aquel día tomó el control de Seokjin como nunca antes para hacer suyo a su omega.
Las manos de Seokjin temblaban y recién en ese momento este se daba cuenta. Apretaba con fuerza el volante hasta hacer sus nudillos blancos por la fuerza.
Taehyung al notarlo liberaba feromonas calmantes. Podía sentir la angustia de su alfa, la tristeza, la decepción de sí mismo.
--A-alfa. --Taehyung tomaba la mano de Seokjin, liberándola del manubrio. --quiero estar contigo. --pedía el omega, el alfa miraba los ojos del castaño. --llévame donde sea que pueda estar contigo. --Seokjin tragaba saliva, pero comprendía la orden.
La habitación era más pequeña que la de la última vez, pero eso era lo de menos.
--¿E-estás seguro que querías venir aquí? --volvía a preguntar el pelimorado. Era la tercera vez que hacía esa pregunta. Cerraba la puerta tras él y se asombraba de estar tan nervioso.
--Yo. Yo solo... quería estar contigo. --respondía el chico ruborizándose. Miraba la cama y su corazón latía violento. Unas manos fuertes atrapaban su cintura lo que hacía que su garganta se apretara.
--No tenemos que hacer nada... --decía el alfa dulcemente a su oído para tranquilizarlo, aunque él también debía calmarse. --Podemos conversar o dormir. Tenemos todo el día para lo que sea que queramos hacer.
El omega no se atrevía a darle la cara al pelimorado. --De todas maneras esta vez sí compre... condones --confesaba tembloroso, recordando que había pasado a la farmacia con la excusa de comprar un neutralizador de feromonas. El alfa lo apretaba aún más contra su cuerpo.
--¿Quieres...? --preguntaba el alfa dejando la idea completa en el aire. El omega asentía con timidez. Entonces Seokjin fue depositando tiernos besos en el cuello y nuca de Taehyung. --Voltéate, quiero verte, omega. --pedía el mayor, girando al chico que moría de vergüenza.
El menor se tapaba la cara con las manos automáticamente y el alfa pensaba que no podía con tanta ternura. Se había olvidado de como lucía la inocencia en alguien y sentía que podía conformarse solo con besarlo todo el día.
--Y-yo la última vez no estaba muy consciente y pensé que... pues... quería hacer esto por mí mismo y no siendo dominado por mi lobo... --explicaba el omega, rompiendo el silencio al fin, pero aún con las manos en la cara. --quería sentirme libre, quería elegir esta vez.
--Entonces haremos todo a tu manera, ¿está bien? Tenemos tiempo --decía el alfa, quitándole las manos del rostro para besarlas. --Seré tu alfa, no por un par de semanas o meses. Yo seré tu alfa hasta que la Luna decida llevarnos. --y rompía la distancia para besar al omega.
Taehyung correspondía con ansiedad, como si esa misma mañana no se hubieran besado. Aún era algo inexperto y torpe, pero el alfa tenía razón, había tiempo. Había olvidado ya lo cálidas que eran las manos del alfa en su piel y lo bien que lo hacía sentir la lengua de este en su boca.
Seokjin se sentía acalorado, necesitaba a ese omega, necesitaba más, pero no quería abrumar al chico. Pero fue el castaño quien decidía tomar la iniciativa.
Taehyung se subía a horcajadas sobre el alfa y con premura comenzaba a frotarse sobre él. Feromonas y ruidos obsenos comenzaron a recorrer los rincones de la habitación.
De repente, el sonido insistente del teléfono del omega, los desconcentró. Volvía a sonar otra vez y Taehyung creyó que era mejor revisar. Se levantaba de la cama y revisaba su mochila y... Mierda, era su padre.
--¡Ho-hola! --saludaba nervioso.
--¿Dónde estás? --preguntaba la voz. El omega estaba acostumbrado. No veía a ninguno de sus progenitores, padre y madre alfas, desde hace una semana y esa era su tosca manera de saludar.
--E-estoy... en la facultad --explicaba mordiéndose una uña.
--¿Y por qué no estás aquí? Llevo por lo menos media hora buscándote y Hobi está aquí conmigo. --decía su padre a través del teléfono.
--Lo siento... Yo... salí a... comprar con un sunbae, no me pude negar --mentía, aunque sabía que cualquier excusa no lo salvaría de problema.
--Ven aquí de inmediato. --soltaba la voz y cortaba.
--De... debo irme... --decía el omega, profundamente apenado. No se atrevía a mirar alfa, quien lo veía con preocupación.
--Vamos. Pasaremos a una tienda de conveniencia y compraremos unas bebidas, ¿está bien? --solucionaba el alfa y miraba al omega con lástima. Parecía un corderito indefenso. Temía por él, aún tenía la mejilla roja y un poco hinchada. --No te dejaré solo. Lo prometí y voy a cumplir, bonito. --le daba un sonoro beso en la mejilla antes de ponerse de pie.
El omega se sentía profundamente abrumado y asustado, pero el saber que ese alfa, que en ese momento se ponía su chaqueta, cubriendo sus amplios hombros, estaba ahí para él, lo hacía sentir mucho más seguro.
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