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17. Esto me trae recuerdos.


--Y, ¿cómo has estado, Taehyung? --preguntaba el omega peligris dándole pequeños sorbos a su taza de té.

Hoseok no había podido ver a su amigo cuando supo que había vuelto. Había viajado a Daegu con su alfa para superar toda la tristeza que sentía. Ahora, luego de un mes de llamadas lo volvía a ver en persona.

--Mucho mejor. Ha sido un proceso difícil, pero gracias a mi alfa lo he podido superar. --comentaba Taehyung mientras daba mordiditas a una galleta.

--No te imaginas el alivio que sentí cuando supe que estabas aquí. Te juro que intentamos de todo con Kim e incluso Yoonie. Pero tus padres son terribles, ¿has sabido de ellos?

--Están en Daegu. Mi padre llamó para saber cómo estoy. Mi madre, ya sabes, es cosa aparte. Nunca tuvo mucho instinto maternal. --explicaba el castaño ya resignado. Su padre sí había mostrado un poco de humanidad con él, pero su madre era la de los castigos severos, aún sin razón alguna.

--Bueno. Lo importante es que estás bien y con tu alfa. Kim es un buen alfa, TaeTae. Sufrió mucho cuando desapareciste, lo hubieras visto, parecía un zombie. --Hoseok negaba con la cabeza.

--Lo lamento. --susurraba avergonzado.

--¿Por qué te disculpas? No seas bobo. No es tu culpa lo que pasó y sé que lo sabes. --discutía Jung. --Eres nuestro tesorito. No te imaginas cuánto te extrañé. No pude celebrar mi compromiso con Min, porque mi mejor amigo no estaba conmigo.

--¿Se van a casar? --preguntaba el castaño con ilusión.

--Sí, mira. --enseñaba su argolla con orgullo. Era una argolla sencilla, pero para ese omega era el tesoro más preciado. --Mi Yoonie trabajó mucho para dármela. Hasta se empleó como repartidor. Lo amo tanto.

--Me alegro mucho por ustedes, sé cuánto se aman. --expresaba el menor. --Yo quisiera darle un regalo a mi alfa. Se ha esforzado mucho por mi, pero no se me ocurre que podría ofrecerle.

Hoseok miraba detenidamente a su amigo y reparaba en su cuello.

--No han renovado la marca... --comentaba.

--Yo... Me he sentido extraño, no sé como explicarlo. Y además... me da algo de vergüenza y miedo.

--Taehyung. Ese alfa te quiere. Él en serio lo hace. Estoy seguro que un poco tu cariño le haría bien. --le aconsejaba el peligris. El castaño agachaba su cabeza apenado. --Taehyung, ¿qué te parece si te compramos algo bonito para tu alfa?

--¿A-algo como qué? --preguntaba suponiendo la respuesta.

--Ah, ya sabes, algo que lo volverá loco cuando te vea en la habitación. Amigo, eres precioso, pobre de tu alfa, lo estás matando de hambre. Tu cuerpo sería el mejor regalo --se burlaba Hoseok. Taehyung se ruborizaba. Hace mucho su novio no lo tocaba y mentiría si dijera que no extrañaba su toque.

--¿Y si no soy de su agrado...? --no podía terminar la pregunta. Le aterraba ser rechazado por su alfa y ahora tenía una fea cicatriz en su vientre como recordatorio de que, como gestante, había fallado.

--No seas tonto, por favor. Taehyung, ese hombre te adora. ¿No te has dado cuenta? Es como si orbitara a tu alrededor. Es tu propio satélite. Jamás vi que mirara así a Lee Chaewoo. Tú eres su perdición, bonito. --insistía el omega de pelo gris. Los ojos del castaño se cristalizaban.

Su lobo sentía que el alfa podía rechazarlo por haber perdido a su cachorro. De hecho, no entendía por qué Seokjin seguía ahí a su lado si como omega había fracasado en retener su herencia. Tal vez, Hoseok tenía razón. Debía volver a conquistar a su alfa. Su lobo batía la cola entusiasmado como hace mucho no lo hacía.

--Gracias, Hobi hyung. Eres el mejor amigo del mundo. --el menor se avalanzaba sobre su amigo para abrazarlo.

--Lo sé, lo sé. No me agradezcas. ¿Por qué no salimos ahora? Es temprano aún y es viernes , tienes todo el fin de semana para darle la sorpresa. --proponía Jung dejando su taza en la lujosa mesa de roble de la casa de los Kim.

--Está bien. Solo le enviaré un mensaje a Jin para que sepa que estaré contigo. --decía mientras sacaba su teléfono y digitaba unas frases rápidamente. No se sentía muy bien, pero no quería hacerle un desaire a su único amigo. --Vamos.

--¿Cuándo le darás la sorpresa? --preguntaba el peligris entregándole un par de bolsas al castaño.

--N-no lo sé. Tal vez esta noche. Me da mucha vergüenza... --confesaba Taehyung mientras sus mejillas se tenían de carmesí.

--No sientas vergüenza. Mira, tómate unas copitas de soju, eso te quitará la pena. Luego te das un baño, te aplicas los aceites y lociones que te eché en esa bolsa y te pones lo que está dentro de esta otra. Mañana es sábado, tu alfa no trabajará, así que podrán levantarse tarde. --aseguraba Hoseok con una sonrisa. --La próxima vez que te vea, quiero ver esa marca fresca, ahora tiene un color extraño y luce deprimente. Te quiero, TaeTae. --le daba un beso en la mejilla y se despedía.

Taehyung lo veía marcharse en su citycar y luego entraba a la casa.

--Se-señor Kim. Bue-buenas tardes. --saludaba el omega a su suegro alfa. Aún se sentía intimidado frente a él. --¿Ya comió? Puedo prepararle algo rápido. Creí que llegaría más tarde...

--Tranquilo, Taehyung, no te preocupes. Ya comí. Solo vine a buscar unos archivos. Mañana debo viajar junto a mi esposo. Tenemos un caso grande que seguir en Ulsan, por ende estaremos fuera un par de días para no ir venir todos los días. Dejé la despensa llena. Si necesitas algo, Seokjin puede dártelo.

--S-sí, señor. --contestaba el omega con un asentimiento.

--Voy a extrañar tu comida. Cocinas muy bien y eres muy atento. --comentaba el mayor. Se aclaraba la garganta. Ese chico le recordaba los años en los que había cortejado a su esposo. --Bien. Me voy. Dile a Seokjin-ah que lo llamaré más tarde, por favor.

--Sí, señor. Dele mis saludos al señor Kim.

--En tu nombre. Adiós. --se despedía saliendo por la puerta.

Taehyung suspiraba. Se sentía la soledad en la casa. Y de repente recordaba que eso era bueno, que la casa estaría sola para él y su alfa. Sonreía feliz al notarlo. Miraba la hora en el reloj análogo en la pared, eran casi las cuatro y media. Tenía un par de horas para organizarse bien.

El aroma a comida casera golpeaba gratamente las fosas nasales de Seokjin quien entraba por la puerta junto a su amigo Namjoon.

--Wow, huele maravilloso --apreciaba el moreno.

--Es mi Taehyung, siempre me recibe con un plato de comida casera. Si gustas, puedes quedarte a cenar. --Seokjin invitaba.

--Agradezco tu invitación, hyung, pero debo volver. Tengo planes hoy. --decía, aclarándose la garganta.

--No me digas que...

--¿Qué?

--¿Estás saliendo...?

--¿Con quién...?

--¿Con algún omega?

--Ah... Eso... sí, sí, es un omega, es muy bonito, es el más hermoso de todos.

--No mientas. --soltaba Jin en tono serio.

Namjoon tragaba saliva con dificultad, no quería revelar su secreto.

--Hyung, yo, lo siento nunca quis-

--...Taehyung es el más hermoso. --le interrumpía con diversión. --Bien amigo, entonces te veo el lunes.

--S-sí, sí, nos vemos el lunes hyung. --se daban la mano y el moreno se iba, o más bien, huía.

Seokjin se quitaba los zapatos y se vestía los pies con algo más cómodo. Daba un par de pasos e ingresaba a la cocina. Su estómago rugía de manera automática en respuesta al aroma, especialmente después de destapar un par de ollas y sartenes.

Salía de la cocina dispuesto a darse una ducha y saludar a su novio ya que le parecía muy extraño no verlo por ahí.

--¿Taehyung? --voceaba en la primera planta de la casa y decidía que lo mejor era consultar directamente en la segunda.

Subía las escaleras con la pesadez digna de un día viernes. Había trabajado mucho esa semana y aún estaba salvando una de sus materias.

--¿Taehyung? --insistía otra vez y lo olía detrás de la puerta del dormitorio. Desafortunadamente, el lazo no servía de mucho ya que no estaba renovado, lo que es lo primordial los primeros seis meses renovarla cada vez que se intimaba o una vez a la semana, como mínimo.

En fin, giraba el pomo de la puerta y la abría y si el aroma a comida casera lo había golpeado al entrar a casa, entonces el aroma a arándanos le estaba dando una paliza. Daba un par de pasos, ya que la habitación estaba en penumbras y encendía una de las lámparas y la imagen casi le desencaja la mandíbula.

Taehyung, su hermoso lo omega, desnudo sobre su cama acariciando su cuerpo.

--Alfa... yo... Lo siento... --susurraba el omega avergonzado incorporándose.

--¿Q-qué...? --y lo comprendía, su omega había entrado en celo.

--N-no te acerques alfa. No soy digno... soy un fracaso... --soltaba el omega con dificultad mientras las lágrimas llenaban sus ojos hasta inundarlos y desbordarlos.

--No... omega, no eres un fracaso. No digas eso... --trataba de convencerlo el alfa, pero el omega retrocedía.

--Yo fallé... p-perdí a nuestro cachorro... mi cachorro, mi cachorrito... --lamentaba el omega, se hacía bolita en la cama hipando y sollozando.

A Seokjin la imagen le partía el corazón, no había cosa peor para un omega que perder a sus cachorros y bueno, para él como alfa también había sido doloroso, pero jamás se compararía al dolor de un gestante.

Se acercaba a su novio quien vibraba debido al llanto y envolvía su cuerpo en un abrazo.

--No llores, bonito. No eres un fracaso, no digas tal cosa...

--No p-pude retenerlo c-conmigo, yo... no pude salvarlo... ni siquiera pude notar su presencia en mi... --expresaba con dolor y la habitación se llenó de amargura.

--Shh... calma. Eres joven, amor. Podemos tener más cachorros y-

--¿Podemos? --interrumpía el omega, dejando el llanto de golpe, se secaba las lágrimas con la mano. --¿Podemos ahora? Alfa, quiero tus cachorros, por favor.

Y Seokjin lógicamente iba a decir que no, o sea, todavía era muy joven, que decir su omega, más todavía; mas no lo hizo. No cuando su dulce omega se subía a horcajadas sobre él, mirándolo con esos preciosos ojos que tanto le expresaban.

--Hazme un cachorro alfa, te lo pido... --rogaba mientras frotaba su cara en el pecho del mayor con un llanto lastimero. --Hazme muchos, muchos cachorros...

No pudo decirle que no, por más que quiso, sabía, en algún lugar recóndito de su cabeza, que no era momento, que sería un error, que era muy pronto, sin embargo no podía negarse a complacer a su omega y tenía una lucha en su cabeza sobre lo que era correcto en ese momento y lo que no.

Sintió su cuerpo extraño, el calor abarcó toda su anatomía y sus mejillas se colorearon y como pasó la primera vez que lo conoció, entró en celo junto a él.

Ni siquiera se quitó toda la ropa, solo la corbata que parecía querer sofocarlo. Depositó al omega con cuidado sobre la cama con un montón de preguntas formulándose en su cerebro y se recostó sobre él chico enfocándose en el rostro de este.

--Te amo. Yo te amo, Taehyung, omega. Eres absolutamente todo para mi. --confesaba antes de probar los labios de su novio.

Las mariposas eran muy poca cosa para lo que ambos estaban sintiendo. ¿Un hormigueo? ¿Una explosión? ¿Cómo se puede describir el amor en palabras? No hay forma, pero Seokjin esperaba que con ese beso estuviera expresando lo que sentía en su estómago cada vez que estaba cerca de Taehyung.

Jamás sintió algo así por Woo, ni de cerca y agradecía a la Luna su suerte, la bendición de haberlo puesto justo en ese lugar y preciso momento en el que sus miradas se cruzaron por primera vez y se perdió en los ojos marrones del contrario.

--Y-yo también te amo, Seokjin, alfa, mi alfa. --confesaba también el omega luego de terminar el beso. --Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida. --agregaba mientras una nueva ola de calor lo golpeaba, haciéndolo liberar feromonas de manera abrasadora.

El alfa inhalaba el aroma en el ambiente. Arándanos, dulce, empalagoso, embriagante, ardiente y casi podía degustar en su paladar el lubricante de su omega. Las sábanas de la cama ya estaban húmedas, lo que significaba que el castaño llevaba un par de horas en celo y el alfa al notarlo, perdía toda su cordura, tal como aquella vez.

Dejó salir sus feromonas en respuesta y los aromas se entremezclaron: arándanos, miel, menta y alcohol.

--Ah... Alfa... Mmm~. --El omega casi se retorcía en el colchón por las feromonas de Seokjin y el azabache llevaba su mano a los muslos interiores del castaño, palpando con sus yemas como descendía el líquido transparente y algo pegajoso por las torneadas piernas de su novio.

--Te haré mío otra vez, omega. --hablaba el alfa en la oreja del más joven con la voz ronca y profunda, casi como un gruñido gutural y primitivo.

El omega comenzaba a levantar sus caderas y a frotarse contra las piernas del alfa. Masacraba su labio con sus dientes hasta sentir quemazón.

--Hermoso... Eres tan hermoso... Te quiero hacer tantas cosas... --soltaba a duras penas. La imagen lo tenía mal mientras lo analizaba. Ese cuerpo canela, brillante por el sudor y decorado con lunares estratégicamente colocados solo para su deleite, era su locura.

Muchas noches quiso tocarlo, quiso hacerlo suyo, pero el lobo omega no estaba listo... Sin embargo, ahora lo estaba.

Finalmente, el castaño palpaba la erección del alfa con sus manos, la misma que lo había llenado meses antes.

--Abre mi pantalón, omega. --demandaba el alfa con la voz suave, tanteando el terreno aún, viendo la reacción del lobo en Taehyung.

Una sonrisa geométrica le era regalada a Jin en respuesta y el castaño procedía hacer lo que el alfa había pedido, bajaba el cierre del pantalón ante la atenta mirada de su novio, luego bajaba la ropa interior, solo un poco, acariciando sin querer algunos de los vellos que su alfa guardaba ahí. Y por último tomaba ese trozo de carne que sabía, lo haría enloquecer de placer por horas.

--Tócalo, omega. --pedía el alfa, quien a su vez tomaba las piernas del omega y las acomodaba para darle mejor acceso.

El omega comenzaba a bombear suavemente su miembro, el cual estaba húmedo por el sudor y algo de su esencia que goteaba. Aún así, lamía la palma de su mano y luego la escupía para poder tener un poco de lubricación y volver a masajearlo.

El alfa siseaba y llevaba un intruso dedo a la entrada del omega. Estaba dilatado por el celo y dos dedos entraron fácilmente en él, así que agregaba uno más, abriéndolos dentro de él, conociendo que su tamaño podría hacerle daño después de tanto tiempo sin entrar en él.

--Ya, ya, alfa, por favor... --rogaba el castaño, meneándose en los dedos de Seokjin sin poder evitarlo.

Seokjin soltaba una risa ronca que hacía estremecer al omega, mordía su labio nuevamente y luego se los relamía. Taehyung miraba y analizaba cada detalle del alfa. Su porte, sus brazos, su vientre marcado y recorría con la yema de sus dedos cada trazo de piel que alcanzaba, porque aún no concebía la idea de que ese hombre semi desnudo encima de él, era su novio, el alfa más guapo que había conocido en su vida y era suyo, ¡SUYO! solo ese pensamiento lo hizo lubricar aún más.

Y sin más, el alfa entraba en él, lento y cauteloso, sabiendo que llevaban mucho tiempo sin unirse.

--Aaah... Te extrañé tanto, precioso, mi hermoso omega. --decía con cariño comenzando a embestirlo lento, casi saliendo de él por completo para entrar con fuerza.

--¡Ah! Ah... --soltaba el omega con una evidente mueca de dolor.

--¿Te duele? --preguntaba el alfa deteniéndose de inmediato.

--S-solo un poquito, no te preocupes... --afirmaba acariciando las mejillas del alfa.

--No. No debe doler, nunca debe dolerte, bonito. No quiero que sufras. --Entonces atrapaba los labios omega y comenzaba a besarlo de manera tierna, luego bajaba a su cuello y se perdía en sus clavículas. Atrapaba el miembro del omega y comenzaba a bombearlo. Y cuando ya notaba que el omega gemía de placer y gusto, decidía volver a moverse dentro de él.

Llevaban ya casi una hora así y Seokjin ya se había desprendido de su ropa o tal vez había sido el omega quien se la había quitado, ni lo recordaba.

El omega ya había más que empapado las sábanas y mantas de la cama. Donde tocara estaba húmedo o pegajoso, pero no importaba en ese momento, estaba debajo de su alfa mientras este lamía su cuello, preparándolo para renovar la marca y luego de unos minutos, después de que el castaño se derramara nuevamente en la mano del azabache, este lo anudaba a la vez que mordía su cuello.

El orgasmo se intensificaba haciéndolos ver estrellas, encandilándolo y cegándolo a la vez que rodaba sus ojos y arqueaba su espalda. Había olvidado lo bien que se sentía la mordida y el nudo y el alfa se aseguraría de que ese fuera el único dolor que le haría padecer a su preciado omega.


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