16. Volviendo a empezar
Taehyung lloró todo el camino hasta la casa de los Kim. No fue escandaloso ni ruidoso, no. Él silenciosamente se deshizo en llanto, liberando uno que otro sollozo que no podía retener por más tiempo en su pecho, mientras era abrazado, besado y contenido por su alfa.
Su amargura abarcó cada rincón del vehículo en el cual era transportado.
Al principio iba a ser Seokjin quien lo llevaría a casa en su auto, pero temía que si lo dejaba de abrazar el omega se desmoronaría, así que acudió a uno de sus padres para que los fuera a buscar al hospital.
La cirugía fue corta y ambulatoria, pero las repercusiones que dejaría serían para toda la vida. El omega se había sometido a una simple cirugía para remover un embrión muerto, pero el sentía que le habían arrancado un pedazo de su alma. Se sentía vacío, desolado y perdido.
Llegaron finalmente a la casa y el alfa con algo de dificultad abrió la puerta del vehículo.
--Todo está listo en tu habitación, hijo. Yo debo volver. Llámame si necesitas otra cosa. --aseguraba Jiseok abriéndoles la puerta de la casa.
--Gracias, appa. Llévate mi auto, si necesito salir, pediré un taxi. --decía Seokjin, ingresando con Taehyung quien era sostenido por la cintura.
--Está bien. Los quiero. --se despedía, dejando a la pareja a solas, cerrando la puerta tras él.
El silencio que dejó el omega mayor al irse era tan ruidoso que los oídos del alfa se entumecieron. Desde ahora debía ser responsable de ese pobre chico destrozado que tenía entre sus brazos.
Seokjin suspiró cansado. Afianzó su abrazo y llevó al chico hasta su habitación. El omega comenzó a gimotear entre sus brazos.
--¿Necesitas algo, amor? --preguntaba con voz suave el pelimorado.
El omega se despegaba del alfa, aún sollozante, tembloroso y aturdido por los efectos de la anestesia. Comenzaba a olfatear y rebuscar entre la habitación.
Abría el armario y olisqueaba un par de prendas antes de tirarlas a la cama.
--¿Vas a anidar, dulzura? --preguntaba Seokjin, se acercaba al omega y acariciaba su pelo. --Si quieres te puedo ayudar, bonito. Yo también sé como hacer un nido.
Taehyung miraba a Seokjin con los ojos rojizos e hinchados. Asentía, porque sabía que su dolor también era el de su alfa. Y ambos comenzaban a repartir y acomodar prendas encima del colchón hasta que ambos estuvieron satisfechos.
--¿Vas a...? --comenzaba el alfa, pero no alcanzaba a terminar la frase. El castaño comenzaba a quitarse la ropa, aún con la mirada perdida. Cuando se halló desnudo, se acercó a la cama, algo incómodo por el parche de la incisión que le recordaría por siempre lo que pasó. Buscaba un buen lugar dentro del nido y luego entraba en el acomodándose hasta hacerse bolita.
Seokjin sonrió débilmente al verlo. Se quitó la ropa con paciencia y se acercó al nido, entró en el y se acomodó cerca de su omega, liberando sus feromonas para relajarlo y calmarlo.
Y entonces, cuando Taehyung se encontraba profundamente dormido, Seokjin se permitió llorar y romperse.
Las semanas fueron pasando muy lentamente. Al principio el alfa no creyó ver alguna mejoría en el castaño, el cual solo se levantaba para ir al baño y comer, pero ya para la tercera semana Taehyung comenzó a salir del nido más a menudo, yendo a la cocina o al patio. Luego de eso todo mejoró. El alfa retomó sus clases en la universidad, aunque algunas materias ya las había reprobado, pudo salvar otras tantas, lo que significaba un semestre más, pero solo rindiendo un par de ellas.
El caso de Taehyung era diferente, por desgracia debía empezar desde cero ya que aún no volvía a estudiar y ya había perdido demasiados exámenes y proyectos. Sin embargo, no le importaba. En realidad había entrado a estudiar por exigencia de sus padres, pero sabía que en realidad él quería ser un buen omega para su alfa, quería dedicarse a su familia, a sus cachorros. Se imaginaba escapadas a la montaña o a la playa con su manada los fines de semana. Salidas a parques de diversiones con sus cachorros, preparar la cena o un postre con su esposo, en fin, cosas que jamás tuvo. Una familia feliz. Ahora tenía un alfa, aunque no tenía esposo y ya a su corta edad había perdido su primer cachorro.
Le costó mucho entender que la culpa no era suya, que las circunstancias fueron así y finalmente ese bebé no estaba destinado a nacer y ya. Ahora estaba con la madre Luna.
Así que ese día decidió que ya era tiempo de dejar de lamentarse y que lo mejor era seguir adelante. Se levantó, se ducho, peinó y lavó sus dientes. Tendió la cama, cambió las sábanas y colchas y llevo las últimas prendas del casi deshecho nido a la zona de lavado.
Llegó a la cocina y comenzó a revisar la despensa. Ese día cocinaría para su nueva manada. Algo sencillo, arroz y kimchi, tal vez algo de carne de ternera...
Luego de unos minutos estaba listo, el arroz solo había que ponerlo en la arrocera, el kimchi ya estaba listo en la nevera, no tenía que hacerlo, el appa de Jin lo había preparado hace un par de semanas y se conservaba durante mucho tiempo, pero ¿la ternera? Bueno, al menos no quedó salada. El kimchi disimularía un poco el sabor. No era su culpa que sus manos torpes hayan fallado justo cuando echaba los condimentos y sí, se había pasado un poco con el ajo, pero aún así tenía buen sabor. Tapaba la olla feliz. Eran las 4 de la tarde, su alfa estaba por llegar. Y bingo, la puerta principal se abría y un Seokjin de pelo largo y azabache entraba, haciendo suspirar al omega. Todavía recordaba cuando lo vió llegar con su pelo negro, dejando atrás el morado. Seokjin era demasiado guapo, esa fue la primera vez que lo volvió a besar después de haber entrado en una crisis depresiva. Fue un beso fugaz, pero un gran avance para ambos.
--¡Jinnie! --soltaba contento el omega y se colgaba del cuello de su alfa.
--¡Bonito! ¿Qué haces en pie? Creí que estarías en la habitación. Y ¿Qué es ese olor tan rico? ¿Preparaste algo? --hablaba contento el alfa.
Ya hace días que veía una mejoría significativa en su novio y ahora podía apreciar que efectivamente su semblante había cambiado positivamente.
--Sí, preparé el almuerzo de mi alfa. --entusiasmado lo guiaba hasta la cocina. --Hice arroz y carne de ternera. ¿Quieres que te sirva? --preguntaba orgulloso viendo que su alfa parecía interesado.
Seokjin ya había comido, afortunadamente no mucho, tal vez algo dentro de él, tal vez su lobo, le advirtió que no comiera tanto.
--Comeré solamente si comes conmigo. --pedía el azabache, rodeando con sus manos la pequeña cintura de su omega y Seokjin se sorprendía al no ser rechazado.
El médico le había dicho hace unas semanas atrás que era muy probable que su novio lo rechazara debido a la pérdida que tuvo y así fue. El alfa había tenido que dormir en otra habitación por unos días hasta que una mañana el mismo Taehyung había despertado a su lado, buscándolo.
Había tenido mucha paciencia y lo alegraba en demasía ver que todo el sacrificio había valido la pena al ver una vez más esa sonrisa en su omega.
Taehyung dejaba un casto beso en los labios de su alfa y se ruborizaba al instante. Seokjin lo miraba hipnotizado por su ternura y belleza.
--Entonces, voy a servir dos porciones, tengo mucha hambre. --confesaba contento, casi dando saltitos sacaba un par de cuencos y comenzaba a servir porciones.
Seokjin se lavaba las manos en el lavaplatos y colocaba unos pares de palillos en la mesa, un par de gaseosas y servilletas.
--Listo. Prueba la carne. --le ponía un poco con sus palillos en su cuenco.
El alfa la llevaba a su boca con confianza y se sentía tierna en su paladar.
--Está muy rica, deliciosa. Pero... --miraba nervioso al omega, no quería hacerlo sentir mal. --Amo el ajo, puedo comer en muy pocas cantidades porque soy alérgico.
El ambiente se ponía amargo inmediatamente.
--Amor, no lo sabías, nunca te lo dije. No te preocupes. Solo debo tomar un antihistamínico y ya. --el omega sonreía de manera débil, no muy convencido. --Nada de qué preocuparse. No me dará un shock anafiláctico ni nada por el estilo y repito, está delicioso. Por favor, sigue cocinando para tu alfa.
Ante la mención de que aquel guapo hombre era su alfa, el omega sonreía más ampliamente.
--Prometo mejorar. Te cocinaré cosas muy deliciosas todos los días. --aseguraba feliz.
--¿Me quieres enamorar aún más? --soltaba el alfa embobado, sorprendiendo al menor por su declaración implícita.
--Y-yo... yo no...
--Lo siento. No te preocupes. No quiero que pienses que me enamoro muy rápido. Con Woo me tomó mucho tiempo enamorarme. Tampoco digamos que fui enamoradizo cuando estaba en la escuela... --el alfa se rascaba la nuca algo nervioso. --Lo que quiero decir es que me toma mucho tiempo enamorarme, meses, incluso años. Pero tú, en una semana ya me tenías en tu mano. --el omega se sonrojaba. Su lobo había comenzado a despertar de un letargo demasiado prolongado y volvía a mover la cola feliz dentro de Taehyung por las palabras de su alfa. --No te sientas presionado, no estás obligado a corresponderme...
--Pero lo hago. Yo también estoy enamorado de ti, Seokjin. Sería un estúpido si no lo estuviera. ¿Qué alfa es capaz de dejar a su novio de años por un chico que apenas conoce? --comentaba Taehyung, acercándose al alfa, tomándole la mano. --Y enfrentaste a mis padres, ellos me lo dijeron. Ibas todos los días a tratar de verme hasta que tuvieron que llamar a la policía. --el omega se acercaba más y se sentaba en el regazo de Seokjin, quién le abría paso alejándose un poco de la mesa. --Hiciste un nido conmigo, no conozco a ningún alfa que haya hecho algo así antes. Jamás había escuchado algo así antes. --rodeaba con sus manos el cuello de su novio admirando su bonito rostro y acariciando su nuca. --Y esperabas a que me durmiera para llorar por nuestro cachorro, lo hacías... para no... pertubarme, pero yo te oía todas las noches, mientras... acariciabas mi vientre y sufriste la pérdida tanto como yo... --terminaba entre lágrimas.
Fue inevitable llorar, ambos expresaban su dolor con esas lágrimas que caían como cascadas sin ser invitadas. Taehyung creía además que jamás vio a nadie llorar tan bonito como su novio.
--Te amo, Seokjin, te amo como nunca he amado antes a nadie. --confesaba, antes de besar los carnosos labios de su alfa. El alfa correspondía a su beso, abrazando al omega por la cintura, atrayéndolo más hacia su pecho.
El beso se prolongó hasta que ambos dejaron de sentir tristeza, hasta que sintieron sus espíritus recomponerse, hasta que el aire comenzó a faltar.
--Yo... también te amo, Taehyung. --el alfa acunaba el rostro de su novio entre sus manos, barriendo con sus pulgares algunas de sus lágrimas. --Es imposible no amarte después de conocerte. Además eres precioso, como ningún otro omega que haya conocido antes y ese delantal de corazones te queda muy bonito también. --ambos rieron ante el último comentario.
--Entonces, que te parece si desde ahora comenzamos a ser felices. --proponía el omega esperanzado.
--Me parece perfecto, mi bonito. Vamos a ser felices desde ahora. --reafirmaba para luego volver besar los labios de su omega.
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