12. Buscando pistas
Seokjin había estado tratando de contactarse con el omega casi desde que lo dejó cerca de su casa. Había tomado el autobús de regreso y cuando ya se encontraba sentado en él, se comenzó a sentir extraño.
Pánico. Miedo. Angustia. Terror. Soledad. Ni siquiera podía describirlo bien, se bajó del autobús y tomó su celular, tratando de comunicarse con el omega pero este jamás respondió sus mensajes. Raro.
Llegó a casa, se dio una ducha, comió algo liviano y ese sentimiento extraño que daba inicio en su pecho y se extendía hacia su estómago no lo dejaba tranquilo. Y durante la noche no había podido pegar un ojo.
De todas maneras ya era viernes y debía asistir a clases. El lunes llegaba por fin su mejor amigo, Kim Namjoon. Ahí podría desahogarse un poco, contándole todo lo que había pasado, ya que a través de mensajes era bastante complicado hacerlo, especialmente si se trataba de sentimientos.
Tomaba una botella de café frío de la nevera y una magdalena y salía disparado rumbo a la universidad.
Se instalaba afuera, en la entrada de la facultad, mientras se terminaba su café. Vio a muchos de sus compañeros pasar, algunos ya no lo saludaban al ser amigos de su ex novio, otros lo saludaron a lo lejos y unos cuantos sí se acercaron a hablarle. Aún así, siguió esperando, pero Taehyung no aparecía.
Finalmente veía el pequeño citycar del amigo de su novio estacionarse y corría en su dirección, sin embargo al llegar hasta el auto notaba que su novio no estaba ahí dentro.
--¿Y Taehyung? ¿dónde está? --preguntaba.
--Hola para ti también, Kim. No, no vino hoy. --respondía molesto el omega, dando un portazo.
--¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó? --cuestionaba preocupado, acercándose al peligris.
Jung se cruzaba de brazos, apoyaba su espalda en la puerta de su auto y se dirigía al alfa.
--Ayer y esta mañana no respondió ninguno de mis mensajes y cuando lo fui a buscar su madre me dijo que no podría asistir a la facultad porque estaba en celo... ¿cree que soy idiota? Es lógico que en celo no está si lo pasó contigo hace muy poco. --explicaba.
--Pe-pero... Taehyung... ¿Qué significa todo esto? --decía nervioso y una mano se dirigía a su pecho.
--No lo sé, algo pasó, algo malo. No sé como describirlo, pero al ir hasta su casa lo podía palpar en el ambiente. --explicaba Hoseok, dejando al alfa aún más preocupado y confundido.
--Yo ayer lo llevé hasta su casa y... --y el alfa recordaba. Recordaba que el castaño estaba impregnado de su aroma a menta y alcohol y que su marca... --la marca... ¡Mierda, la marca!
--¿Qué pasa con eso? Hombre, me estás asustando...
--Él llevaba mi aroma y renové la marca...
--Hey, no tienes que contarme sus intimidades.
--No, me refiero a que él llevaba mi marca y no la cubrió...
El peligris se daba un zape en la frente. --Ustedes harán que me salgan úlceras, por la Madre Luna. Ahora entiendo todo. No sabes de lo que son capaces sus padres... --El omega volvía a abrir la puerta del auto y entraba en él, lo encendía y bajaba el vidrio. --¡¿Qué haces ahí parado como un imbécil?! ¡SUBE AHORA! --Exclamaba exasperado.
El alfa obedecía de manera torpe y se sentaba en el asiento del copiloto que, por alguna razón, se sentía como que alguien de baja estatura se había sentado ahí previamente. Tomaba la palanca debajo de su asiento y la jalaba y al fin podía estirar un poco las piernas.
--Yoonie, por favor, dime que estás en casa --hablaba el omega por su auricular de manos libres. --Necesito que vayas a la casa de Taehyung, por favor, es urgente. Sí. Te veo ahí, te quiero. Bye. --se despedía y se quitaba el auricular.
A los pocos minutos llegaban a la casa de los Kim. Hoseok se estacionaba y bajaba rápidamente del vehículo, Seokjin lo seguía. El omega tocaba el timbre de la casa y a los pocos minutos una mujer salía.
--Joven Jung, ¿se le ofrece algo? --la mujer parecía algo nerviosa, pero Seokjin no percibía feromonas de ella, por ende era una beta.
--Necesito hablar con Taehyung, es importante. --exigía Hoseok, tratando de mirar dentro de la casa.
--Él no está en casa, joven. La verdad es que salieron muy temprano y no nos informaron nada... --se acercaba al peligris aclarando su garganta. --Pero por lo que me contó el vecino --susurraba --los vieron salir temprano y hablaban algo de "ir a Japón" y sobre "borrar la marca", es todo lo que sé.
Al oír todo eso, Seokjin palideció. ¿Qué clase de padres tenía Taehyung?
«Taehyung...»
--Muchas gracias por contarnos todo esto, señora Kang. Seguiré viniendo a diario, por favor, cualquier cosa que sepa, hágamelo saber, es importante. --suplicaba Hoseok tomando las manos de la mujer, esta asentía.
--Deben irse, puede que los señores estén por llegar y no quiero problemas. Adiós. --se despedía la mujer, cerrando el portón de metal y Seokjin sentía que algo le faltaba, como un brazo, una pierna o tal vez su corazón. Se sentía incompleto y desolado como si le hubieran atravesado el alma con un cuchillo.
--Alfa. Tranquilo, averiguaré sobre él, lo conozco desde que éramos niños, es mi mejor amigo. --Hoseok le palmeaba el hombro algo incómodo. --Ya, ya... No llores.
¿Estaba llorando? No lo había notado. Sabía que su lobo estaba devastado y sumamente preocupado por su omega, pero no se había dado cuenta de como las lágrimas mojaban sus mejillas. ¿En qué momento Taehyung se había metido tanto dentro de su piel como para hacerlo sentir así? Tal vez en ese preciso momento, el castaño también se estaba sintiendo igual, estaban conectados y por eso sentía tanto dolor en su pecho.
--Ya, ya, hombre, tranquilo, me harás llorar a mí... --decía el omega con los ojos cristalinos. Se acercaba al alfa y torpemente acariciaba sus mechones uva.
--¿Y este quién es, Hoba? --preguntaba una voz ronca a espaldas de Seokjin. El pelimorado se giraba y veía a un alfa de piel sumamente blanca, pelirrojo, ojos gatunos y algo más bajo que él. Lo ignoraba.
--Yoonie. Qué bueno que estás aquí. Taehyung no está, se lo llevaron a Japón o algo así.
--Todavía no respondes mi pregunta y-
--¿Eres idiota? Te acabo de decir que prácticamente secuestraron a Taehyung y tú me haces preguntas estúpidas. Típico de los alfas --le respondía molesto. --Este es el alfa de Taehyung. Al parecer anoche sus padres descubrieron su marca y ahora puede que se lo hayan llevado lejos...
El ambiente se volvía amargo. Tanto el omega como Seokjin no podían evitar inundar el ambiente de tristeza.
--Lo siento. No pude evitarlo y-
--Lo sé, lo sé. Ahora llévanos de vuelta a la facultad, estoy un poco alterado para conducir. --decía extendiéndole las llaves.
El alfa obedecía al omega mandón sin chistar. Tomaba las llaves y se subía al asiento del piloto.
--¡Kim, al auto! --llamaba el peligris, pero el aludido lo miraba de vuelta y negaba con la cabeza.
--Voy a quedarme, necesito saber qué pasó con Taehyung.
--No es una buena idea, hombre. Si ellos te ven aquí, se van a enfadar aún más, los conozco.
--Eso no me intimida-
--Pero se la agarrarán con Taehyung, ¿entiendes eso? Por favor, hazme caso. Veré la forma de involucrar a mis padres en esto. Ellos lo adoran... ¿sí? --rogaba abriéndole la puerta trasera.
Seokjin asentía dudoso y caminaba hacia el auto en silencio. Se subía, se sentaba y cerraba la puerta, todo en silencio.
Ni siquiera se dio cuenta cuando llegó a la facultad. Salió de manera tambaleando del auto y caminó sin despedirse y sin rumbo alguno.
--¡ESPERA, IDIOTA! --chillaba una voz a sus espaldas.
El alfa se giraba y el peligris lo miraba con el ceño fruncido. --Dame tu número, ¿cómo te vas así como así? Necesito contactarte en caso de emergencia. --decía, extendiéndole su teléfono. El alfa lo tomaba y torpemente digitaba su número y se lo devolvía al omega. --Te mantendré informado. Cuídate. --se despedía antes de desaparecer.
Seokjin metía sus manos en los bolsillos y entraba a la facultad. Ni siquiera recordaba cómo había llegado a la puerta de su refugio. Rebuscaba la llave en su bolso y finalmente abría la puerta. Al entrar aún podía olfatear el aroma de su omega, el cual se intensificaba al acercarse al roído colchón. Se lanzaba a este y lagrimeaba un poco.
¿Qué haría si lo separaban para siempre de su omega? Algo dentro de él volvió a doler y no sabía si venía de él mismo o de Taehyung a través del lazo.
--¿Aún no sabes nada? --preguntaba apenas veía al peligris. El chico negaba con la cabeza. --Ya han pasado diez días, diez días en los que no he sabido nada de él.
--Lo sé, lo sé. Y los Kim se niegan a darle información a mis padres también. Estoy tan angustiado como tú, créeme. --respondía abatido.
--Los iré a ver. Tienen que escucharme. ¡No pueden alejarlo de mi, es mi omega, mío!. --exclamaba desesperado.
Eran diez días casi sin comer y definitivamente diez días sin dormir, pensando en su chico, en su bonito omega de sonrisa geométrica. Se agarraba la cabeza con ambas manos y bufaba frustrado. ¿Cómo estará él? ¿Estará comiendo bien? ¿Estará tan desolado y triste como su alfa?
--Vamos. Te llevaré. Ya a estas alturas no se me ocurre otra cosa. --decidía Hoseok, subiendo a su vehículo y Jin siguiendo su ejemplo rápidamente.
Llegaban a los pocos minutos a la casa de Taehyung. Jung tocaba el timbre y ambos esperaban. Oían unos pasos y luego la puerta se abría.
--Joven Jung. ¿Cómo está? Buenos días. --saludaba la beta.
--Buenos días, señora Kang. ¿Están los señores? --decía directamente.
--Están. Pero no querrán recibirlo. Ya lo sab-
--Bueno dígales que el alfa de su hijo necesita hablar con ellos. --interrumpía Seokjin. --dígales que es importante.
La mujer miraba al guapo, pero demacrado alfa a los ojos y asentía.
--Denme un momento. --decía y les cerraba la puerta.
--Espero que funcione, son muy tercos... --decía en voz baja el peligris, mordiéndose una uña.
Se volvían a oír pasos y la puerta de metal se abría.
--Pasen. --anunciaba la señora Kang. .
Ellos asentían y entraban.
La casa de Taehyung se sentía fría nada más al entrar. Las paredes eran grises y daban un aspecto triste y serio. El aroma a alfa dominaba por completo el ambiente.
--Señores Kim. Buenos días. --saludaba Jung a su lado.
Y Seokjin se enfrentaba nuevamente a los ojos fríos de la madre de Taehyung y al lado de ella a la mirada fiera de quien sería el padre de su novio.
--Buenos días, Hoseok, ¿A qué debemos tu visita? Tuviste suerte, por lo general no estamos en casa a esta hora.
--¿Dónde está Taehyung? --preguntaba Seokjin. No tenía tiempo para estupideces.
--Él está bien.
--Eso no fue lo que pregunté, ¿dónde está Taehyung? --insistía.
--Así que tú eres quien lo marcó. ¿Qué te hace pensar que te diremos dónde está? ¿No te da vergüenza-
--No tengo tiempo para esta mierda, ¡¿Dónde está mi omega?! --exigía, alzando la voz.
--Lejos. Haremos lo que sea para evitar esta vergüenza. Él no va a volver... --decía el alfa mayor.
Jung se estremecía ante el tono del hombre, pero a Seokjin no lo inmutaba.
--Entonces es eso. Les avergüenza que su hijo omega esté marcado por un alfa que no es su novio.
--No es lo que esperábamos para él --decía la mujer cruzándose de brazos.
--Tampoco esperaban que él fuera un omega, pero desafortunadamente para ustedes, lo es. --la pareja se tensaba. Hoseok jalaba nervioso la manga de la chaqueta del pelimorado.
--Bien. Ya tuviste tu respuesta, ahora váyanse de mi casa, los dos. Ya no son bienvenidos aquí. Si los veo cerca, llamaré a la policía --espetaba el alfa mayor indicando la salida con su dedo índice.
Seokjin inspiraba profundamente, tratando de encontrar indicios de que su omega podía estar en esa casa, sin embargo no pudo hallar nada, ni un solo rastro. Botaba el aire de sus pulmones abruptamente y tomaba la mano de Hoseok quien se encontraba un poco tembloroso y con los ojos acuosos.
Salían derrotados de la casa y Jin no podía evitar gruñir de rabia y frustración.
«¿Dónde estás, Taehyung?»
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