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1. Cuando te conocí


Seokjin tenía una vida perfecta. Era un alfa muy tranquilo, muy amable y cariñoso, atento con sus padres y amigos y era muy buen novio, a menos que verdaderamente lo hicieras enojar y... esa era otra historia.

Aún así su vida era sencilla y pacífica. Estaba en último año de periodismo y por lo que veía, se graduaría con honores y es que Seokjin no solo era inteligente y aplicado, si no que además era increíblemente guapo. Muchas veces acaparaba la atención a donde iba, lo querían fichar como actor, como modelo, como idol inclusive, pero él siempre amó el periodismo, amó las telecomunicaciones, la prensa y todo ese mundo loco y a veces traicionero que traía con él.

Él vivía aún con sus padres y estaba esperando graduarse para casarse, solo faltaban ocho meses para su titulación y su novio, Lee Chaewoo, un hermoso omega, algo superficial y juzgador, pero de buen corazón al final del día. Habían sido novios durante seis años y desde el primer día fueron inseparables, todo el mundo conocía a la emblemática pareja.

Seokjin, era muy cuidadoso, muy detallista, jamás se le pasaba por alto nada. Toda su vida estaba fríamente calculada y aunque a veces pensaba que era algo aburrido vivir así, se convencía de que era lo mejor. Su vida estaba planeada hasta dos años después de su titulación fácilmente.

Sus padres eran abogados y trabajan en el buffet más prestigioso de Seúl y pagaban la universidad a su único hijo alfa, ya que los otros dos eran omegas y se habían casado e ido del país. Para los padres de Seokjin el prestigio era lo más importante y mantener las apariencias era pan de cada día. Nadie podía enterarse de las andanzas del matrimonio Kim, que por supuesto, estaba lejos de ser el matrimonio unido y perfecto que aparentaban. Eran más colegas que otra cosa, pero amaban a sus hijos.


Taehyung nació en un hogar en donde se esperaba que si eras hombre, debías ser alfa, especialmente para él ya que sus dos padres eran alfas, entonces cuando se presentó como omega, sus progenitores recibieron la noticia con desagrado y asco, pero finalmente y después de mucho analizarlo, lo aceptaron. Eso sí, la vida de Taehyung era vivir de supresores e inhibidores. Sus celos estaban completamente descontrolados por la cantidad de hormonas que era obligado a ingerir por sus estrictos padres. Tenía toque de queda a las 9 de la noche, no podía andar solo en la calle y si salía con alguien debía andar con chaperón. Tenía un novio alfa, Park Seojoon, a quién quería mucho y lo conocía desde cachorro, ya que eran vecinos de toda la vida. Llevaban un año juntos y se veían durante una hora al día y siempre bajo supervisión, apenas podían conversar o besarse. Ambos se habían resignado a que podrían estar juntos cuando Taehyung terminara su carrera y para eso faltaban unos largos casi cuatro años o más. Y es que Taehyung llevaba solo un par de meses en su segundo año de dirección audiovisual. Le faltaba un montón para poder siquiera besar como corresponde a su novio y al parecer él sí estaba ansioso por ese motivo.

Taehyung era tranquilo y cuidadoso. Siempre pensaba en los demás antes que en él mismo. Él trataba de pasar desapercibido, en serio lo intentaba, pero su belleza no se lo permitía. El omega era increíblemente precioso, tanto que se robaba las miradas aunque fuera con capucha y cubrebocas y digamos que su aroma a arándanos y rosas no ayudaba demasiado. Volvía locos a los alfas cuando olvidaba tomar sus supresores o cuando derechamente se le agotaban y cada vez, los mencionados medicamentos hacían menos efecto en su sistema.


Esa mañana, Taehyung ya estaba nervioso, tenía un examen importante y además se había quedado dormido estudiando por lo que ya iba tarde.

Se puso a correr por el pasillo del hall principal al entrar a su facultad de comunicaciones cuando tuvo la mala suerte de chocar con el alfa de pelo morado que venía corriendo hacia la salida.

Claro está que al alfa no le dolió tanto el golpe como al omega, quién chilló de dolor y se sobó la frente por el golpe.

Al principio ambos gruñeron enojados, pero luego ambos se miraron para pedirse disculpas y ambos habrían jurado que el mundo se detuvo.

Y es que a partir del momento en que sus miradas se cruzaron y sus ojos hicieron mella en el otro, todo el resto se fue al carajo y ya. No había nada más importante en el mundo que ese otro ser que estaba al frente de ellos, aunque eran totales desconocidos.

Alguien a lo lejos preguntó si se encontraban bien lo que los sacó de su ensoñación y tomaron sus bolsos y se dirigieron a sus respectivas aulas sin mirar atrás.

Pero había un gran problema. En realidad eran algunos cuantos grandes problemas. El primero es que ambos usaban los mismos bolsos y no se dieron cuenta que cada quien había tomando el del contrario cuando chocaron. El segundo problema era que Taehyung llevaba en su bolso todos sus supresores e inhibidores y ahora no llevaba ninguno con él. El tercer problema era que dentro del bolso de Seokjin estaba su iPad con el proyecto en el que llevaba meses trabajando. Y cuarto y último, Taehyung estaba entrando en celo.

Seokjin fue el primero en notar el terrible error y casi gruñó de frustración al notar que ese bolso no era el suyo. Tomó el teléfono que estaba dentro del bolso y llamó insistentemente a su teléfono que estaba dentro de su bolso, pero no hubo respuesta. Taehyung se estaba preparando mentalmente para hacer su examen y aún no había notado el problema.

Cuando faltaban cinco minutos para el examen abrió el dichoso bolso y recién ahí notó que nada de lo que había dentro era de él, pero ya no había tiempo. Rebuscó dentro hasta encontrar un estuche con algunos lápices. Tomó un lápiz y se dispuso a responder el examen, después arreglaría el problema.

Luego de unos cuarenta minutos, por fin respondió todas las preguntas que tenía en la hoja y salió rápidamente del salón sintiéndose levemente mareado.

Volvió a buscar en el bolso hasta que encontró el teléfono. Pero tenía un pin de seguridad, así que fue hasta el baño para mojarse un poco el rostro. Necesitaba sus supresores. Luego de unos 15 minutos al fin recibió una llamada.

--¿Ho-hola? --preguntaba dudoso al contestar.

--Hola. No sé quien eres, pero tienes mi bolso contigo y lo necesito de vuelta urgente --expresaba le voz del otro lado.

--Sí, y al parecer... tú tienes el mío. ¿Te parece si nos juntamos en el estacionamiento en unos quince minutos? --proponía el omega castaño.

--Claro que sí, necesito mi iPad ya. Nos vemos en quince minutos. --se despedía el alfa antes de colgar la llamada.

Taehyung bajaba al estacionamiento tambaleándose. Hace años no se sentía así, estaba mareado y sentía sus mejillas arder. Esperaba no encontrarse con nadie, no quería llamar la atención.

Finalmente llegaba al lugar acordado y tomaba asiento cerca de un árbol que poca sombra le daba. Hacía frío, pero él sentía calor. Dentro del bolso del otro chico había una botella con agua sellada y sin pedirla, la tomaba, luego se la pagaría, necesitaba refrescarse un poco.

El teléfono vibraba en su bolsillo y lo tomaba.

--¿Ho-hola? --decía con la voz algo quebrada.

--¿Dónde estás? --preguntaba la voz del alfa.

--Mmm... Yo... No lo sé. --Taehyung se sentía aturdido. No podía ordenar sus ideas. --yo... creo que... estoy... cerca de un árbol.

--¿Estás acostado en el césped? ¿Cerca de una camioneta gris? --preguntaba el alfa.

--S-sí. Yo... necesito mis s-supresores...--lograba decir ya sin fuerzas.

De repente sintió a alguien arrodillarse a su lado.

--¿Te encuentras... bien? --preguntaba el alfa de pelo morado. Acercaba una mano temblorosa a la frente del omega.

--S-sácame de aquí... por... favor... --rogaba el castaño. Jamás se había envuelto en una situación así. Nunca se había permitido encontrarse en una situación así.

Jin miraba a su alrededor y notó que estaban solos, había un par de personas ahí, pero no les estaban prestando atención a ninguno de los dos. --Ven conmigo, te llevaré a un lugar seguro.

Taehyung confiaba en el pelimorado, aunque no sabía por qué, pero lo hacía, así que se aferraba a su brazo. A unos cuantos pasos el alfa abría la puerta de su propio vehículo y sentaba al castaño en el asiento del copiloto y le ponía el cinturón de seguridad. Luego el corría al asiento del piloto y se sentaba ahí. Abría el bolso que traía con él y sacaba unos supresores para omega. Tomaba uno y lo acercaba a la boca del omega.

--Tómalo, te sentirás mejor. --le decía, pero el castaño negaba. --Vamos. Te aliviarás mucho si lo haces. --insistía, pero el omega se negaba.

--S-solo sácame de... aquí, alfa. --pedía el omega, removiéndose en el asiento.

Seokjin guardaba la píldora en uno de los compartimentos del vehículo y lo encendía. Bajaba un poco los vidrios, estaba helado afuera, pero prefería congelarse antes que embriagarse con las feromonas del bonito omega sentado a su lado. De vez en cuando lo miraba de reojo. No. Bonito era muy poco. Ese omega era el más bonito que había conocido en vida.

Conducía un par de cuadras sin saber a dónde ir, tampoco sabía por qué estaba actuando de esa manera tan errática.

--P-por favor... solo... detente... --rogaba el omega desesperado. Se quitaba el cinturón de seguridad y hacía ademán de abrir la puerta con el auto aún en movimiento.

--¡No!. Estamos en plena calle, espera un segundo. --suplicaba el alfa, antes de llegar a una calle tranquila y estacionarse.

El omega respiraba agitado, sus mejillas estaban rojas y mordía su labio con fuerza, mientras mantenía los ojos cerrados. Todo esto ante la atenta mirada del alfa. El pelimorado estaba dispuesto ante cualquier orden del extraño omega.

Taehyung inspiraba una vez más, pero esta vez las feromonas del alfa llegaban a sus fosas nasales. Alcohol y menta. Se sentía fresco de solo respirarlo. Abría sus ojos y los posaba en el alfa a su lado quien no le había despegado la mirada y sin esperar acción por parte del alfa se lanzaba sobre él para probar sus labios. El alfa no lo detenía, de hecho creía que si el omega no lo hacía, era él quien lo haría.

El omega saboreaba la lengua del alfa y sentía que el sabor a menta se profundizaba, embriagante, adictivo. Desesperado se sentaba sobre el alfa quien ajustaba rápidamente el asiento para darle espacio al omega, quien ya había perdido la razón. Tomaba una de las cálidas manos del alfa y las posaba entre su ropa, quería sentir su toque caliente.

--¡No, omega! --lo regañaba y el omega retrocedía un momento, se sentía rechazado. --Estamos en un lugar público. Déjame sacarte de aquí. --pedía con sus últimas fuerzas el alfa. Debían salir de ahí pronto o ambos cometerían una locura.

Volvía a encender el auto, pero le costaba enfocarse.

--Llé-llévame c-contigo, alfa --pedía el omega y para su propia sorpresa, Jin asentía obediente.

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