Extra VIII
Su novia le sonrió del otro lado de la mesa baja y Manjiro hizo un puchero. No entendía de dónde venía toda esa seguridad, pero haría que se la tragara.
—No quiero que te arrepientas luego —dijo ella con suavidad, abriendo una lata para servirle un vaso.
—¡No lo haré! No creas que es la primera vez que tomo alcohol...
—Pero no hasta embriagarte.
—Que te embriagues tú, porque recuerda que es una competencia.
—Sí, sí, pero yo voy a ganar —repuso ella con seguridad—. Ahora, repasemos lo que no puedes hacer, por favor.
Manjiro puso los ojos en blanco, pero asintió, enumerando con sus dedos.
—No te haré nada indebido porque mañana debes estar en tu apartamento para arreglarlo.
—Y tu casa es sagrada. No quiero que ninguno de tus hermanos nos escuche. Sería incapaz de verlos a la cara de nuevo.
Manjiro esgrimió una sonrisa sugerente y ella lo pateó por debajo de la mesa.
—Hablo en serio, Manjiro.
—De acuerdo. De todos modos, no me emborracharé primero que tú.
—Muy bien, dicho eso, ¡salud!
—Salud...
Manjiro se bebió el vaso de un trago y sonrió, con altivez, cuando ella se demoró un poco más. No había forma de que su novia le ganara. Estaba comprobado que los hombres aguantaban mejor el alcohol, no había leído ningún artículo científico, pero debía ser así.
—Oye, saboréala, que compré de la cara porque es una ocasión especial. No sabes beber...
Manjiro le sacó la lengua, pero sirvió otro vaso, seguro de sí mismo. En la otra línea de tiempo, nunca se había emborrachado, no había forma en la que, en esta, frente a su novia, terminara por hacerlo. Además, era su vigésimo cumpleaños, no se haría quedar en ridículo.
Al cabo de unas cuantas botellas, (T/N) sonrió al ver el ceño ligeramente fruncido de su novio. Le costaba alzar el vaso hasta los labios, así que optó por agachar la cabeza hasta el borde.
—Te vas a terminar rompiendo un diente... Ya creo que fue suficiente.
—¡No! ¡Yo no estoy borracho!
—Dicen siempre. —Se rio ella—. Mira, no estás hablando bien, estás rojo, y te estás durmiendo.
—¡No es cierto! ¿Y tú? ¡¿Por qué diablos no te afecta?!
—Porque llevo tomando alcohol desde que era adolescente en las reuniones familiares —repuso, divertida—. Vamos, Manjiro, será mejor que lo dejemos aquí.
Manjiro hizo un puchero, enfurruñado, pero no hizo nada cuando ella retiró las botellas y quitó los vasos. Le pasó un pañuelo de papel a la mesa para limpiar la cerveza derramada y después extendió la mano hacia él para que se parara.
Manjiro se tambaleó, pero fue capaz de caer sobre el colchón. Colaboró con su novia para que lo arropara y lo envolviera como un tamal. Sin embargo, cuando ella le iba a desear buenas noches, él la tomó del brazo.
—Pasa conmigo la noche.
—Dijimos que...
—No voy a hacer nada, pero quiero estar contigo. No me dejes solo. —La miró con dulzura y ella hizo una mueca, a lo que él sonrió, satisfecho.
—Deja que apague la luz y ¡te golpearé si se te ocurre hacer algo, Manjiro! Préstame algo de tu ropa para dormir...
Manjiro sonrió como un niño que se sale con la suya. Ella apagó la luz y pudo ver su figura desvistiéndose para luego ponerse una de sus camisetas y un pantalón de algodón. Si le daba ese espectáculo, ¿cómo pretendía que dejara las manos quietas?
Ella se metió bajo la sabana y dejó que Manjiro la abrazara. Olía a alcohol, pero su aroma natural se sobreponía. No le desagradaba.
—Ahora, a dormir. Si tienes náuseas...
—¿Sabes que te extrañé mucho? Cuando volviste a tu país... Pensé que en serio no podría con la distancia, pero debía esforzarme, no quería cometer los mismos errores del pasado.
—Lo sé, yo también te extrañé.
—Vivía con el miedo de que conocieras a un chico genial y me dejaras. Quiero decir, seguro te llovían pretendientes.
—No soy popular entre los chicos. —Se encogió de hombros y hundió la cabeza en su cabello.
—¿En serio? Son unos idiotas incapaces de apreciar todas tus virtudes.
—Es que no soy bonita. Por ejemplo, Emma es la chica más bonita que he conocido, y le sigue Hina, y Yuzuha también, yo estoy muy por debajo de ellas.
—Eso no es cierto, eres hermosa.
—Tú eres más bonito que yo.
Manjiro rio y posó los labios sobre la base de su cuello, carcajeándose más cuando ella le dio un golpe en el brazo.
—Tú eres la chica más hermosa de todas —susurró.
(T/N) apartó la mirada porque él siempre le aseguraba lo mismo, pero ella no se sentía así. Era difícil creerle a él o a sus amigos cuando estaban cegados por el amor o el aprecio. Creyó que Manjiro al fin se había quedado dormido cuando él dijo:
—Si fuera una oruga, ¿me seguirías queriendo?
—... ¿Qué? —Se rio ella, pero Manjiro la pinchó en una costilla, yendo en serio—. Sí, creo, si yo también soy oruga. Quiero decir, las orugas me dan un poco de yuyu... Aunque si sé que tú eres la oruga, te cuidaría.
—¿Y si fuera una cucaracha?
—Manjiro...
—¡Responde! —rezongó y pateó las sábanas.
—Dios mío... —se quejó en español y él volvió a pincharla porque era capaz de entender muchas de las cosas que ella decía, solo le costaba cuando hablaba muy rápido y con acento—. Es una pregunta injusta porque sabes que me dan asco, ¡pero sí! Si sé que eres tú, t-te amaría... Solo si no te has estado arrastrando por allí en la basura y cosas así.
Manjiro se rio y se separó un poco para verla a los ojos. A ella se le encogió el corazón al notar el amor con el que la contemplaba.
—Yo también. En cualquier universo, bajo cualquier forma, te amaría.
—Pero es que lo romántico se te sale borracho, ¿no?
Manjiro se carcajeó y depositó un beso en su mejilla. Se volteó para quedar boca arriba y observar el techo apenas iluminado por la luz de la luna que se colocaba por los resquicios de la cortina. Bajo las frazadas, buscó su mano para asirla.
—¿Sabes?
—¿Sí, Manjiro?
—Cuando cumplí dieciocho en la otra línea de tiempo, no en esta —enfatizó y ella se rio—, los chicos me llevaron a un burdel.
—¿Qué?
—Déjame terminar —se quejó y apoyó la cabeza de la de ella—. Dijeron que, como ahora todo se pondría más peligroso, no podía morir virgen.
—Manjiro, ¿seguro que quieres contarme esto?
—Silencio... —repuso con suavidad y ella tuvo que taparse la boca para no reírse—. Pensé que no importaría con quién lo hiciera, quiero decir, ahí abajo nunca he tenido problemas, al menos no cuando pensaba en ti.
—Fuertes declaraciones —chilló ella, ahora cubriéndose el rostro sonrojado y apretando sus dedos aunados.
—Los chicos me eligieron a una chica, bueno, creo que ya era una señora... Quiero decir, era mayor que yo por al menos diez años —divagó un poco, pero continuó cuando escuchó a su novia soltar una risita nerviosa—. Era muy sexy, otro nivel de sexy distinto al tuyo, así que no te preocupes.
—No me preocuparé.
—Bien. —Manjiro sonrió—. Fue todo muy raro... Quiero decir, hizo de todo, hizo cosas con su boca y sus manos que yo aún sigo sin creer que sean posibles, pero no pasó nada.
—¿No pasó nada? ¿Quieres decir que...?
—No funcionó lo que tenía que funcionar. Me molesté mucho para ocultar la vergüenza. —Manjiro pausó unos segundos y soltó una carcajada burbujeante—. Pero ella me dijo que estaba bien. O sea, dijo que estaba bien que no tuviera una erección y no sabes el alivio que me dio.
—¿Y qué pasó?
—Tomamos unas copas de vino, nos acostamos en la cama, vestidos... Bueno, ya sabes, con la poca ropa que ella tenía. Y le hablé de ti.
—¿Le hablaste de mí a una chica en un burdel? Mataste el ambiente.
Manjiro se rio y se giró sobre su costado para contemplar a su novia.
—Sabes que me propuso que pensara en ti para poder hacerlo, pero no quise, no podía ensuciar tu imagen así. Todo ese tiempo, la única persona a la que siempre he querido tocar es a ti... —pausó y dejó caer los párpados, pero susurró—: Así que seguimos hablando y terminé dejándole una buena propina porque la compañía había sido buena.
—Bien, me gustan los finales felices y gracias por la historia innecesaria de cómo no perdiste tu virginidad.
—La virginidad me la quitaste tú...
—¿Te la quité? Ya mejor solo di que te la robé. —Ella se rio y acarició su cabello.
—Me robaste todo... Ahora, no podré vivir sin ti porque tienes mi todo...
Manjiro exhaló y se quedó dormido con los labios entreabiertos. (T/N) quiso abrazarlo hasta que se quejara porque le estaba sacando el aire, pero se abstuvo y solo acarició su mejilla. Era un idiota que, cuando se emborrachaba, le entraba lo risueño y lo honesto. Ahora solo faltaba ver si lo recordaría todo a la mañana siguiente.
Se despertó primero que Manjiro, quien estaba hecho un ovillo del lado de la pared, así que decidió ir al baño y cambiarse. No quería que Shinichiro o Izana malinterpretaran el haber pasado la noche con Manjiro.
Cuando regresó a la habitación, se encontró con su novio sentado en la cama, su mirada clavada en el infinito como si estuviera teniendo un epifanía. Cuando sus miradas conectaron, él se sonrojó como nunca antes lo había hecho, avergonzado. Y ella se rio.
—Así que eres de los que sí recuerda las cosas.
—Olvídate de anoche.
—Nah, cómo voy a olvidar semejante prueba de fidelidad. —Se carcajeó un poco más y él hizo un puchero.
—No te burles.
—No me burlo. —Ella se arrodilló en la cama y besó su frente—. Lo que yo sé es que aquí abajo nunca me ha fallado.
Manjiro entornó los ojos y le lanzó una almohada en el costado. Ella lució sorprendida unos segundos en los que él consideró disculparse, pero ella tomó otra almohada y lo golpeó. Iniciaron una guerra de almohadas entre carcajadas y gritos de guerra, hasta que de algún modo Manjiro logró empujarla contra el colchón y ganar.
—¿Quieres comprobarlo? —Se inclinó para besarla, pero ella cubrió sus labios—. Tienes que ir a bañarte, apestas a alcohol.
—¿Eh? ¡No quiero! Báñate conmigo.
—No voy a volver a caer en eso. —Se logró escapar de su agarre—. Voy a ir a preparar el desayuno. Como Emma está con Draken, cada uno se hace su comida.
Manjiro ni siquiera pudo reponer algo porque ella ya se había marchado. Se cubrió el rostro y gritó, prometiéndose no volver a tomar, no si iba a volver a contarle alguna estupidez que pusiera en evidencia sus momentos más bajos en la vida.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Cosas random que escribí mientras trabajaba en la historia principal xD Me divertí editándolo y espero que lo disfruten.
Aún me falta escribir el siguiente extra, antes de llegar al último, pero no he tenido tiempo. Tengo sentimientos encontrados porque quiero cerrar esta historia y, al mismo tiempo, sé que seguiré pensando en estos dos jaja Aunque ya he empezado con otro proyectos >.<
Espero que estén teniendo un buen mes.
¡Pórtense bien! >.<
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