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Epílogo: Futuro

El recinto para la boda era gigantesco. Todos habían aportado como podían para que el sueño se hiciera realidad. Mitsuya les regaló los vestidos y los trajes para la boda. Akkun se encargaría de los peinados. Yuzuha se había dado la tarea de buscar a una organización buena para llevar a cabo la boda. Mientras que muchos de sus amigos habían reunido dinero para que empezaran su nueva vida juntos.

Manjiro posó las manos sobre la de su novia y le dijo:

—Tienes que calmarte.

—¿Es que tú no estás nervioso?

—Creo que sí.

—Ni siquiera suenas convencido, solo lo dices para ser solidario. —Ella hizo un puchero, pero aprovechó y entrelazó sus dedos—. Te ves muy apuesto.

—Y tú te ves preciosa. Es raro verte tan arreglada.

—Gracias a Atsushi. —Ella se observó en el espejo del carro y sonrió—. No hubo poder en la tierra que hiciera que aceptaras usar corbata, ¿no?

—Nah, ni siquiera tus propuestas sucias.

Ella puso los ojos en blanco, el rubor tiñendo sus mejillas, y él se rio.

—¡Mira, es Takemicchi! —Manjiro estacionó el auto junto al de Hina y sonrió cuando su novia se apresuró a apearse.

Ambas amigas se abrazaron y dieron saltitos. Manjiro y Takemicchi se saludaron, cuidando de no estrechar sus manos.

—Casi no llego —se quejó (T/N)—. El vuelo de regreso del viaje escolar de mis niños en Kioto se atrasó y casi tuve un colapso nervioso.

—Yuzuha y yo ya hemos preparado casi todo. Tan solo debemos dar la bienvenida a los invitados.

—¡De acuerdo, yo me encargo de eso! —Ella apretó un puño en el aire y extendió la mano hacia su novio para que la acompañara.

Después de despedirse de la otra pareja, subieron unos cuantos escalones flanqueados por pasamanos donde la madreselva se había enredado, los brotes de flores anaranjadas dándole un toque vivaz. Manjiro se inclinó hacia ella para susurrarle:

—No se lo vayas a decir a Tachibana, pero a ti el vestido te queda mejor.

—¿Qué rayos dices, Manjiro? —Ella se rio—. Y Takemichi seguro piensa lo mismo de ella, así que no te creo. Las dos sacamos a relucir nuestras virtudes.

Manjiro rodeó su cintura, teniendo cuidado de no hacerla tropezar con sus zapatos, y la estrechó con afecto.

—¿Y cómo te sientes, Manjiro?

—Tranquilo... Quiero decir, siempre he soñado con esto.

—Emma y Draken son una gran pareja, ¿no? —Ella suspiró con ensoñación, llegando al arco trenzado en flores que daba acceso a la capilla—. Es que cuando la veas en su vestido seguro que lloras.

—¡No voy a llorar!

—¡Que sí!

—¡Que no! Seguro tú sí lo haces, y ya sabes cómo moqueas cuando lloras.

—Eres un idiota. —Le dio un codazo y tomó las tarjetas con el cronograma, que se entregarían a los invitados, de una pequeña mesa.

El recinto era amplio, con jardines, un riachuelo, una capilla y un salón de fiestas. Entre Hina, Yuzuha y ella habían elegido las flores, rosas, camelias, lirios del valle y mirtos, todos rosados, rojos o blancos, tomando en cuenta las preferencias de Emma. Los manteles tenían detalles en magenta, la comida estaba en su punto, el pastel también había sido entregado a tiempo, y todo estaba pensado en la comodidad de Emma y Draken porque se lo merecían.

(T/N) suspiró, satisfecha y se sorprendió cuando Manjiro la acercó por la cintura y depositó un beso en sus labios, lento y sugerente, como una promesa para dentro de varias horas.

—Voy a ir con Kenchin. —Le sonrió, satisfecho por su reacción.

—¿No me vas a ayudar a saludar a los invitados?

—Lo hará Mitsuya. Kenchin dijo que no se me daba bien fingir mi sonrisa. Además, quiere revisar mi discurso porque no quiere que diga nada vergonzoso.

La chica asintió y se encargó del trabajo hasta que Mitsuya llegó.

—Hola, lamento haberte dejado sola.

—Nada de eso, seguro tienes las manos llenas con los trajes de Emma y Draken.

—Primero Pah-chin, luego Takemichi y ahora Draken. —Mitsuya curvó los labios—. Debería conseguirme una novia, ¿no crees?

—No consigues porque no quieres. Eres muy apuesto.

—¿Sí? —Mitsuya sonrió, complacido—. Espero que Mikey no te oiga.

—Si él mismo lo ha dicho. —Se encogió ella de hombros y Mitsuya se rio.

—¿Acaso ustedes dos son los siguientes? No quiero sonar entrometido, pero después de Hina y Takemichi, ustedes son los que llevan más tiempo juntos.

—No lo hemos hablado. Manjiro está ocupado con la clasificación al Grand Prix y yo estoy por terminar el año escolar, así que...

—Es una lástima. —Mitsuya sonrió de par en par—. Mientras hacía tu vestido de dama de honor, se me ocurrieron muchas ideas por si decides casarte.

—¿Qué? ¿Tuviste un ataque de inspiración?

—Sí. —Mitsuya se frotó la barbilla—. Es que quiero que cuando Mikey te vea, piense que no podrá estar jamás con ninguna otra persona que no seas tú.

(T/N) se carcajeó mientras enrojecía, pero respingó cuando Mitsuya le tomó la mano con suavidad.

—Gracias por cuidar de él. Antes de conocerte, era como si Mikey anduviera por la vida buscando algo, a alguien, y noté el cambio cuando empezaron a hacerse amigos.

—No, gracias a ti por cuidar de él cuando se metía en problemas.

Mitsuya asintió y soltó su mano, notando que los invitados empezaban a llegar. Ambos les dieron la bienvenida y los guiaron a sus asientos, explicándoles que en breve empezaría la ceremonia. En algún punto, por la afluencia de personas, Kazutora y Shinichiro acudieron a su rescate.

Luego, Hina y Yuzuha la fueron a buscar para acompañar a Emma. Cuando la vio totalmente vestida como novia, con un halo celestial resplandeciendo en su mirada, no pudo contenerse y la abrazó fuerte. Recordó las dos primeras veces que se conocieron y también las memorias distantes de un futuro sin Emma y una vida con ella en silla de ruedas. Creía que todo lo que había pasado valía la pena para ese instante, porque su mejor amiga se merecía ser feliz junto al hombre que amaba.

—No puedes llorar, se te va a correr el maquillaje —advirtió Hina, aunque a ella también se le rompió la voz y fue a abrazarlas.

—Chicas... —susurró Yuzuha y se unió al abrazo grupal—. No puedo creer lo lejos que hemos llegado.

—Sí, gracias por ser mis amigas —dijo Emma, aferrándose a todas—. Yo sí puedo llorar porque Atsushi me puso maquillaje a prueba de agua.

Las otras tres se echaron a reír y se separaron. (T/N) apretó sus manos y le sonrió.

—Te ves radiante.

—Ustedes también se ven lindas —dijo Emma, repasando cómo el atuendo había sido modificado para cada una de ellas.

La que destacaba más era Yuzuha porque iba con un enterizo en color magenta que acentuaba su figura y el largo de sus piernas, luego estaba Hina con la falda del vestido a medio muslo, peinada con una diadema que le daba un aire de princesa, y luego (T/N) tenía un vestido similar, pero a la rodilla, y lucía mucho más sencilla, sin hacerla resaltar por ser la única extranjera allí, aparte de Emma e Izana.

—¡Chicas, ya es la ho...! —Akkun soltó un grito cuando abrió la puerta y repasó a las cuatro jóvenes—. ¿Qué paso aquí?

—Ay, no exageres, no es para tanto —dijo (T/N), arreglándole algunos mechones de cabello a Yuzuha.

Hina se apresuró y ajustó el vestido de Emma, lleno de encajes y con un discreto escote corazón y en corte sirena que sacaba provecho de todas sus curvas.

Akkun masculló algo y fue a retocarle el maquillaje a Emma, para luego girarse y hacer lo mismo con las tres amigas.

—¡Ahora, salgan! Draken ya está por entrar y no queremos que nadie piense que lo dejaste plantado en el altar.

—Nah, con todo el esfuerzo que puso ella en conquistarlo, dudo que se arriesgue a eso a estas alturas —bromeó Yuzuha, haciendo que Emma le sacara la lengua.

Las tres amigas siguieron a Emma para asegurarse de que el velo no tuviera problemas. Si bien no era tan largo como los convencionales, sí querían tener cuidado de que no ocurriera un accidente. Luego, cuando las puertas empezaron a abrirse mientras sonaba la pieza que habían elegido para la entrada de la novia, las tres amigas se escabulleron por una puerta lateral para que, mientras todos estaban con los ojos puestos en Emma, nadie se diera cuenta de cómo habían llegado hasta el altar.

Shinichiro fue quien llevó a Emma al altar y se la entregó a Draken, que tenía los ojos anegados mientras Manjiro lo molestaba un poco, a pesar de que él no podía dejar de mirar a su hermana con orgullo.

La ceremonia se llevó a cabo sin contratiempos, tal y como lo habían ensayado. Mientras Draken y Emma dejaban la capilla, Manjiro se aseguró de tomar la mano de su novia para salir detrás de ellos, extasiado.

Antes de iniciar la recepción, los chicos habían preparado una presentación con sus motocicletas de hacía catorce años. Hicieron que Draken se subiera en su Zephyr, que se había retirado hacía muchos años, y dieron una vuelta por el recinto, disfrutando del viento alborotando sus cabellos y del sonido ensordecedor de los motores. Eso les dio tiempo a que Emma se cambiara por un vestido y unos zapatos más cómodos porque había prometido no dejar de bailar en toda la noche.

Y lo cumplió.

Casi todos podían afirmar que habían bailado con Emma así fuera una pieza. Hubo un punto en el que Draken ya no pudo seguirle el ritmo y agradeció cuando todas las chicas salieron a bailar en grupo. Hicieron una pausa para cenar, dar los discursos y que Emma deshiciera su ramo de flores para repartir una entre cada invitado, pero no pudieron descansar por más tiempo cuando Takemichi sacó a bailar a Hina. (T/N) sonrió al ver a los cuatro hermanos Sano bailando y convenciendo al señor Mansaku de que se les uniera.

Después de todo el drama con Tenjiku y de que Izana aceptara la ayuda de Manjiro, habían trabajado para unirlo al registro familiar, así que era uno más de los Sano, aunque todavía no se acostumbraba. Por su parte, a ella aún la ponía nerviosa por la memoria de cómo la había estrangulado en un futuro alternativo, pero, mientras estuvieran a una distancia prudente, era capaz de sostener una conversación agradable con él.

Se sorprendió cuando Manjiro extendió una mano hacia ella para invitarla a bailar y le sonrió al percatarse de que no lo hacía nada mal, pero, mientras a ella le costaba seguirle el ritmo en muchas cosas, descubrió que el aguante de Manjiro para el baile era superior a la media, pero no mayor que el de ella o el de Emma.

—¿Tomamos aire? —ofreció Manjiro mientras tomaba un vaso con agua y lo dejaba a medias.

—De acuerdo. —Le quitó el vaso y se lo terminó de beber—. En este punto de mi vida, me arrepiento de haberle enseñado a bailar a Emma.

Manjiro se rio y entrelazó sus dedos. El viento aún frío de inicios de primavera refrescó sus pieles sudadas. Ambos suspiraron con alivio mientras balanceaban las manos y caminaban por los senderos del recinto. Él le dijo que tuviera cuidado al cruzar un estrecho puente porque estaba mojado y la condujo a un banquito adornado con flores y listones magenta.

—No siento los pies. —Se rio ella, sacándose las sandalias.

—Y querías que trajera corbata, ¿no?

—Es que siento debilidad por los hombres con traje.

—Sí, sí, tú y tu fetiche de trajes. —Él esgrimió una sonrisa mientras giraba la rosa blanca del ramo de Emma entre sus dedos—. Aunque tu fetiche es más bien quitármelos, ¿no?

—Las cosas que se ponen, están para ser quitadas. —Ella se aireó el rostro con la mano, ruborizada, pero se quedó quieta cuando Manjiro intentó ponerle la rosa en la oreja—. Y no te quejes, que te gusta.

—Es cierto, me encanta. Ah, no se quiere quedar allí.

—Es que eso solo ocurre en las películas. —Ella tomó la rosa con suavidad y la acunó entre sus manos—. Además, no puedes arruinarme más el peinado, Atsushi seguro se molesta.

—Ese tocado está destinado a deshacerse entre mis manos cuando regresemos a casa.

—Yo solo quiero llegar a bañarme y descansar. Mira, aquí va de maravilla. —Ella logró meter la flor en el bolsillo de la chaqueta de Manjiro.

—Pero entre bañarse y descansar pueden pasar muchas cosas. —El deslizó el dedo por la piel descubierta de su hombro, jugando con la manga de volantes—. Porque las cosas que se ponen fueron diseñadas para quitarse, ¿no?

—S-sí... Pero deja de tentarme, Manjiro, no voy a irme de la boda de mi mejor amiga más temprano porque su hermano estaba prometiéndome...

—¿Llevarte al cielo?

La chica de sonrojó y Manjiro se carcajeó. Él apoyó la cabeza de su hombro y alzó la mirada al cielo, llamó su nombre con suavidad y dijo:

—Soy muy feliz.

Ella se acomodó contra su coronilla, acunando sus manos y sonrió.

—Yo también soy feliz a tu lado.

—O-oye —titubeó, lo que sorprendió a ambos porque Manjiro había dejado de ponerse nervioso hacía muchos años cuando se trataban de temas que les concernía a ambos—, me estaba preguntando si tú...

—¿Eh? No, no puedes preguntarte nada. —Ella se separó y arrugó el entrecejo—. Se supone que yo voy a ser quien te lo pregunte.

—¿Qué...? —Manjiro abrió los ojos un poco más y le sonrió con entusiasmo por el brillo que vislumbraba en sus pupilas—. ¿A la cuenta de tres?

—Me parece bien, ¡pero que conste que tengo el permiso de Emma para hacer esto en su boda! ¡Tres!

—Yo también. —Él le sacó la lengua, pero la sonrisa ardía en sus labios, lleno de júbilo—. ¡Dos!

—¡Uno!

—¡¿Quieres casarte conmigo?!

Ambos se echaron a reír, cada uno viendo el pequeño anillo de compromiso que le habían conseguido al otro. A Manjiro lo sorprendió lo mucho que sus manos estaban temblando mientras le colocaba el anillo en el dedo a su novia y se admiró cuando ella tuvo mayor facilidad.

—Acepto —dijo ella y depositó un escueto beso en sus labios.

—Yo también acepto. —Sonrió Manjiro, inclinándose hacia ella para prolongar un poco más el contacto.

—Como te estabas tardando tanto, pensé que yo debía dar el primer paso.

—No me tardé tanto, exagerada. —Manjiro hizo un puchero y comparó sus manos—. Es que quería que te concentraras en conseguir tus sueños primero. Esos niños deben convertirse en pequeño tús y ser unos nerds de las matemáticas.

—Yo quería esperar a que tú supieras qué quieres hacer y ganarte la vida con ello.

—Mi sueño siempre has sido tú.

—Sí, pero quería que fueras capaz de buscar algún pasatiempo, estar con tus amigos... No quiero que nuestra relación sea asfixiante. Quiero que ambos tengamos nuestra libertad, nuestros objetivos, pero que podamos caminar de la mano para conseguirlos.

—Te amo —respondió él—. Gracias, todo este tiempo he querido vivir para estar a tu lado, pero es cierto que siento que estoy haciendo algo más por mí.

Ella parpadeó para alejar las lágrimas porque todas sus versiones de otras líneas de tiempo habían querido eso para él, y se sentía dichosa de finalmente haberlo conseguido. Soltó una carcajada húmeda cuando él limpió sus mejillas.

—Se me corrió el maquillaje, ¿verdad?

—Un poco... De hecho, te ves muy graciosa —se burló él, pero tomó una de sus manos y besó su dorso—. Pero sigues siendo bonita.

—Es que el amor es ciego —replicó con una sonrisa y se paró con un suspiro—. ¿Puedes acompañarme al baño?

Él asintió y le ofreció el brazo para que se sostuviera.

—Debemos decirles a los chicos sobre nuestro compromiso, pero después de que pase la boda de Emma, no quiero arruinarlo.

—O podemos mantenerlo en secreto y casarnos lo más pronto posible —propuso Manjiro.

—¿Te gustaría eso?

—¿A ti?

—Yo pregunté primero. —Ella le dio un suave empujón con la cadera.

—No quiero que sea nada tan grande ni ostentoso.

—Yo tampoco —asintió ella—, pero sí quiero que estén nuestros amigos cercanos.

—Puedo conformarme con eso —dijo Manjiro, pensativo—. Es que no quiero que todo el mundo vea lo bonita que seguro vas a estar con tu vestido.

—¿Qué dices? Si Mitsuya ya se ofreció a hacerme el vestido. —Ella se rio y se inclinó hacia él para susurrarle algo al oído.

Manjiro se quedó muy quieto, escuchando cada una de sus palabras, sus mejillas calentándose de a poco mientras su vientre daba un vuelco ante la imagen que su novia le relataba. Cuando terminó, ella se separó con una sonrisa satisfecha, aunque tenía el rostro arrebolado.

—Y yo creía que era el que mejor podía hablar sucio entre los dos... —Manjiro desvió la mirada, azorado—. Uhm... ¿Y tú quieres tener hijos?

—¿Tú quieres?

—Yo pregunté primero —la remedó y ella lo empujó suavemente, haciendo que los dos trastabillaran y se rieran.

—¿No? No sé. Un hijo es mucha responsabilidad y no me siento segura aún de querer uno. Creo que hay suficiente tiempo para pensarlo. Así que por lo pronto mi respuesta es no. ¿Tú?

—No creo que sea capaz de ser padre —dijo con la seguridad de quien había pensado mucho en el asunto—. No quiero, pero podría intentarlo si tú quieres. No quiero repetir la historia de mi padre, no quiero ser negligente con mis hijos ni contigo. No sería justo para nadie.

—No sabía que pensabas eso... —comentó (T/N), haciendo que se detuvieran—. Gracias por decírmelo y así podemos tenerlo en cuenta para lo que sea que decidamos.

—¡Y tampoco quiero compartirte con nadie más!

—¿Qué?

—No, no lo soportaría, tengo suficiente con tus amigas y Chifuyu. Es que ya me imaginé a Chifuyu con vestido siendo una de tus damas de honor.

—¿Qué dices? —Ella se carcajeó y acunó su rostro, aprovechando que los zapatos altos le daban una mayor diferencia de estatura—. Aunque tienes razón, yo tampoco quiero compartirte con nadie más, quiero que solo me mires a mí, que solo seas mío, del mismo modo que yo lo soy para ti.

A Manjiro se le quedó el aliento entre los labios porque eso era lo que siempre había querido. No esperó más y juntó sus labios, pasando los brazos alrededor de su cuello para tenerla más cerca. Disfrutó de la calidez de su boca contra la de él, de cómo le encantaba que le arrebatara el aliento, que lo hiciera olvidar del resto del mundo para concentrarse solo en ella.

Por una vez, no quiso prolongar ese instante porque tenía la certeza de que se repetiría infinitamente en el futuro, un futuro que habían construido para ambos después de tantos desaciertos.

FIN >.<

¡Muchas gracias por leer!

N/A: ¡Se acabó!

Ha sido un viaje largo, comenzando con la publicación de 2021 jaja Mi intención inicial era escribir algo ligero, pero después de que finalizó el manga y retomé esta historia, quería indagar más en el personaje de Mikey. Algo que me llevo de esta historia es que ceñirse al canon de inicio a final, cosa que es la primera vez que empiezo y termino porque lo he intentado con otras series, demanda mucha más energía y tiempo del que pensé... Y más si consideramos todas las líneas de tiempo de Tokyo Revengers.

Esta es la historia más larga que he escrito en mi vida. La de Armin era la más larga publicada, pero tenía escritos más extensos, pero esta sí se superó xD Si llegaron hasta aquí, leyeron aproximadamente la extensión de Harry Potter y el Príncipe Mestizo xD

Me divertí escribiendo esta historia porque no suelo escribir sobre chicos problemáticos ni red flags ni nada con tragedia. Además, Mikey es mucho más atrevido que cualquiera de los otros chicos a los que he escrito fics largos y fue divertido el cambio y la flexibilidad que me dio. Me gustaría escribir algo más subido de tono, pero me daría pena publicarlo jaja

Ahora, quiero dar un agradecimiento especial (y me tomo el atrevimiento de etiquetar) a Hi_magenta y a ClausulaAtAd porque de vez en cuando me hacían acuerdo de esta historia cuando la envié a borradores hasta que me dije a mí misma que escribiría esto por mí y por estas dos personitas; no suelo fijarme tanto en las lecturas porque escribo para muchos fandoms muertos en Fanfiction y AO3, pero en 2021 fue el apogeo de TR y sí me sentí un poco mal porque casi nadie lo leía jaja Y también hago mención especial a RedScarlet26 por todos esos comentarios y lo mucho que disfruté leyéndolos. Y también muchas gracias a quienes me han acompañado hasta aquí y también a todas aquellas personas que se nos unan después.

También agradezco la opción para programar las actualizaciones xD

Tengo algunos extras escritos que iré subiendo de a poco, espero que semanalmente.

Feliz 29 de febrero >.< ¡Espero que hayan tenido un gran día! Y si alguien cumple años, también les deseo lo mejor hasta dentro de cuatro años más.

¡Cuídense mucho! >.<

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