Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXXIX: Inaceptable

Sabía que ganarían.

Si comandaba cada una de sus unidades de forma adecuada, confiando en el juicio de sus capitanes, lo lograrían. Ni siquiera la ventaja numérica era un problema porque él estaba allí: el gran Mikey, el pandillero más fuerte de Kanto. Solo de Kanto porque aún no se había medido con otras prefecturas.

Toda ToMan sabía eso. Por eso mismo lo seguirían hasta el final y Mikey lo agradecía. Sin embargo, lo intrigaba por qué los de Yokohama habían decidido atacarlos y lo preocupaba un poco el estado en el que habían acabado sus chicos porque él sabía que no eran débiles. Además, también estaba ese tal Izana que había conocido en el malecón mientras disfrutaba de su soledad, aunque se interrumpía a sí mismo preguntándose por qué no había invitado a su novia.

—Mikey.

El aludido ladeó el rostro cuando Chifuyu escaló los peldaños hacia la parte superior del templo, lucía tranquilo, pero su mirada estaba agitada. Kenchin frunció el entrecejo, pero Mikey agitó la cabeza.

—¿Ocurrió algo? Podrías haberlo dicho durante la reunión.

—Pensé que te gustaría que te lo dijera a ti directamente.

El líder curvó una ceja y escuchó lo que Chifuyu tenía que decirle. A medida que procesaba sus palabras, lividecía más y más, atenazado por el terror y la desesperación, que le causaba saber que (T/N)cchi había estado en peligro y él lejos de ella. Que pudo haberla perdido, como a su madre, a Shinichiro, a Baji. Sintió el corazón de plomo, intoxicando su sangre.

—Está bien. Yuzuha, la hermana de Hakkai, la llevó a su casa. Cuando llegó, también me mandó un mensaje... Aunque me pidió que no te lo contara, no me pareció correcto.

Kenchin por su parte, estaba atónito. Se lo había advertido a Mikey, pero jamás creyó que ocurriera tan rápido. Por supuesto, Mikey era carismático e imposible de pasar por alto, pero nunca había involucrado más de los necesario a su novia en los asuntos de ToMan. Él, en su momento, también hubiera confiado en que nadie la atacaría.

—... Está bien —murmuró Mikey—. Deberías irte.

—B-bien, hasta luego. —Chifuyu lo miró con curiosidad por su mutismo; sin embargo, respingó cuando Mikey se hizo con la llave de su moto y corrió hacia donde la tenía aparcada.

El corazón le retumbaba como un tambor de guerra, como un ariete intentando romperle las costillas. La garganta se le atenazó de un modo que le hizo escocer los ojos y le costó introducir la llave en el contacto.

Si bien lo había hablado con Kenchin, jamás lo había tomado tan en serio como en ese momento. Jamás creyó que, con la amenaza palpable de vivir en un mundo sin ella, se sentiría tan al borde del precipicio. Si perdía a alguien más, estaba seguro de que no habría vuelta atrás.

Kenchin intentó detenerlo, quizás escuchó que le decía algo de que no era bueno que condujera en ese estado. Pero Kenchin no lo entendería. Necesitaba verla, cerciorarse de que estaba bien. Asegurarse de que más nunca estuviera en peligro por culpa de él.

No supo cuánto tiempo tardó del templo a la casa de la señora Matsuda. Tuvo la cabeza lo suficientemente fría como para aparcar a Babbu adecuadamente. Atravesó el jardín principal para llegar a la ventana de la habitación de su novia. La luz y la radio estaban encendidas y la ventana estaba abierta, así que no lo dudó y tomó impulso para trepar el árbol. Su cuerpo se sentía ligero y ni siquiera lo sorprendió la facilidad con la que pudo sujetarse del alféizar.

Escuchó que la silla se caía y que unos pasos se aproximaban.

—¿Manjiro?

Nunca había pronunciado su nombre con semejante dubitación y eso hizo que el corazón se le encogiera. Aun así, se propulsó hacia la habitación y, en un movimiento fluido, hizo que sus cuerpos impactaran para abrazarla.

El nudo en su garganta se ajustó más cuando ella se aferró a él. Pero estaba entre sus brazos, sentía su corazón palpitar en su pecho y los ligeros sollozos que se escapaban de sus labios mientras temblaba.

—Le dije a Chifuyu que no te dijera nada...

—Tokio estaría patas arriba si me hubiera enterado por alguien más. ¿Estás bien?

—Solo fue el susto...

Mikey la abrazó un poco más fuerte, para convencerse de que no se esfumaría como su hermano en sus sueños, ni como Baji en la bahía. Y quería disfrutar de las sensaciones que ella despertaba en su alma amodorrada.

Pero no podía aferrarse así por más tiempo. No quería lastimarla. Alguien como él no era bueno para nadie, así lo intentara, así quisiera luchar por convencerse de lo contrario. Le dolía un futuro sin ella, pero podía vivir sabiendo que estaba bien y que sería feliz, quizás sola, quizás en los brazos de alguien más, pero no la haría sufrir a largo plazo. Quizás era una mala influencia y pondría en peligro su vida. Quizás si seguían juntos no habría futuro para ella. Quizás, lo mejor era...

—Y si... —A Mikey lo sorprendió su voz rota, ahogada, resignada a sumergirse en el abismo—. Tal vez tú y yo deberíamos...

Nunca le había costado hablar, pero se sorprendió cuando su novia lo apartó con fuerza, pese a que aún lo retenía por el suéter.

—¡Tú lo dijiste, Manjiro! No hay modo de que me termines. No por esto. No cuando te necesito.

—¿Me necesitas...?

—¡Sí! Necesito tu apoyo, que te quedes a mi lado. Necesito sentirme segura y no concibo hacerlo en otra parte que no sea en tus brazos.

Mikey sintió las mejillas calientes, pese a que lo entristecía percatarse de sus ojos enrojecidos por el llanto, por su culpa, por no protegerla, por dejarla sola.

—Alejarte de mí es la solución fácil, es la solución cobarde. Y ni tú ni yo somos cobardes, ¿entendido?

—Tú no, no después de cómo Chifuyu me dijo que te soltaste de los de Tenjiku. Yo quizás sí.

—No, tú eres... —(T/N) bajó la mirada y luego le sonrió—. No eres cobarde, no te echas atrás frente a los demás y...

—Pero sí frente a mis emociones. A veces siento que me van a consumir y que me quedaré vacío y por eso prefiero no pensar en ello. Me asusta la idea de perderte, de perder a Emma, al abuelo, a mis amigos. Sin ustedes, yo no soy nada.

—Y por eso no te puedes obligar a separarte de mí cuando no lo sientes así. Y yo no te dejaré ir.

—No soy bueno para ti.

—Para que lo sepas, no me dejo influenciar por otras personas con facilidad y creo que soy buena intuyendo las intenciones de las personas. Si fueras malo para mí, si pensara que no eres un ser humano decente... No me habría enamorado de ti.

Manjiro parpadeó, su corazón dando un vuelco. El rostro se le calentó otro poco más y no recordaba que alguna vez se hubiera sonrojado tanto.

—Entonces, solucionemos esto sin nadie terminar con nadie, por favor.

—De acuerdo, pero si llego a ver a esos sujetos, les destrozaré la cara.

—No es necesario. Mejor quédate a mi lado.

Manjiro curvó los labios y se inclinó hacia ella hasta depositar un beso en su frente.

—De acuerdo.

Ambos se observaron cuando escucharon pasos ascendiendo por la escalera. (T/N) le dedicó una mirada a Manjiro y le preguntó:

—¿Le dijiste a la señora Matsuda que vendrías?

—Se me olvidó...

La chica hizo un puchero y se sorprendió cuando Manjiro le robó un fugaz beso; le dio un golpecito en el pecho, ruborizada. Respiró profundo para calmarse y abrió la puerta de la habitación.

—Señora Matsuda —dijo ella mientras la mujer llegaba a la puerta de la habitación—. Manjiro volvió a entrar por la ventana y...

—Oh, me di cuenta porque dejó la moto estacionada afuera. ¿Así que vine a preguntarles si quisieran comer algunos bocadillos?

Apenas terminó de hablar, Manjiro se apareció de la nada entre ambas. La chica ni siquiera se enteró de cómo había pasado detrás de ella por la puerta. Sin embargo, la alivió notar que su semblante había cambiado a uno más animado.

No tardó en unirse a la señora Matsuda para regresar a la cocina, y ella tomó su mano para acompañarlos.

No se sentía capaz de decirle muchas cosas a Manjiro, no con la vehemencia de él, pero sí podía recordárselo en cada una de sus acciones. Quería que, en sus momentos de flaqueza, él se percatara de que ella no lo abandonaría y seguiría tomando su mano tal y como se lo hizo prometer frente a los dioses del mar.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: No tengo nada que decir xD Amo que la señora Matsuda esté acostumbrándose a Mikey, al final lo va a terminar adoptando jaja

Tengan un gran día.

¡Tomen agua! >.<

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro