Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XLIX: Valentín

Cuando su espalda impactó con el suelo, se quedó viendo el techo del dojo, perdida en sus pensamientos.

—¿Estás bien? ¿Te lastimé? —lloriqueó Sosuke.

—Sí, sí, estoy bien. Es solo que mi cabeza está en otra parte —dijo ella, aceptando la mano que le tendía para que se levantara.

—Me di cuenta, pero no quise mencionarlo. —Sosuke le regaló una leve sonrisa.

Era el día de San Valentín y había quedado con Manjiro para verse en la noche. Sin embargo, su mente no dejaba de especular en todo lo que podía salir mal en los próximos días. Para colmo, soñaba más veces de lo que creía justo con Izana y sus manos rodeándole el cuello. Era fuerte, sin escrúpulos y no quería imaginar cómo era en la actualidad como para tener a su novio preocupado.

—(T/N), ¡aquí estás! —saludó el profesor Takeda que había pedido llegar un poco más tarde por asuntos de la universidad.

—Buenas tardes —saludaron ambos.

—¡Te tengo buenas noticias!

Sosuke sonrió y se apartó para ir a practicar con otro compañero. Por su lado, a Takeda le brillaban los ojos con entusiasmo.

—Pronto realizaremos nuestro examen de cinturón en taekwondo y creo que podríamos saltarte un nivel. ¡Has mejorado mucho en poco tiempo!

—No creo que...

—No te inhibas. —Takeda curvó los labios, sin querer desperdiciar el potencial que brillaba en ella; a veces se lamentaba de que no hubiera iniciado en las artes marciales desde más joven—. Te sabes la teoría de todo lo que te he enseñado y creo que te iría mejor en el taekwondo que en el karate... Aunque en el jiu-jitsu también eres buena...

—Eso... No sé, no creo tener suficiente dinero como para...

(T/N) soltó un chillido cuando sintió las piernas flaquearle. Alguien le había dado una ligera patada en la fosa poplítea.

—¡Nada de eso!

—¡Gran maestro! ¿Cómo ha estado? —Takeda le sonrió al señor Sano mientras realizaba una rápida reverencia—. ¡Convénzala de que tome el examen, por favor!

—Eres de la familia, señorita, no te preocupes por nimiedades.

—¡Pero, señor Sano...! —Intentó reclamar, pero el anciano carraspeó, lanzándole una mirada de reproche muy parecida a la de su nieto. Ella se sonrojó y musitó—. A-abuelo, no puedo simplemente... Quiero decir, ya me está dando clases gratuitas, más esto sería un abuso de mi parte.

—Eres una buena chica —dijo Mansaku—. Siempre te veo estudiando y eres amiga de mis nietos pese a ser tan distintos, esto es solo una muestra de agradecimiento. Además, no puedo dejar que tu talento se pierda por sandeces como el dinero.

La chica se ruborizó un poco más, apenas despertando de su admiración por cómo Takeda la agitó amistosamente por los hombros.

—¡Entonces, te pondré en la lista! Son cosas muy básicas que ya dominas, así que no te preocupes.

—B-bueno... —Ella alzó la mirada solo un poco—. ¡Me esforzaré!

—Siempre lo haces. —Mansaku le sonrió y, sin mediar más palabras, fue a evaluar cómo le estaba yendo a sus otros compañeros.

—El Gran Maestro te tiene en muy alta estima —felicitó Takeda—. ¡Y le doy toda la razón! Te subestimas demasiado, pero basta de hablar que ya has terminado tu sesión de hoy. ¡Descansa!

—Muchas gracias...

Takeda le hizo señas para que no se preocupara y se unió a otros estudiantes de rango más alto. ¿En serio era tan buena como ellos decían? Había podido liberarse de Baji, aunque él jamás la hubiera lastimado, y luego lo hizo de los sujetos de Tenjiku; pero frente a Izana había estado indefensa. Sin embargo, si miraba en retrospectiva, cuando recién había llegado no se hubiera podido defender de ninguno, si Manjiro no hubiera sido bueno y con la parálisis por el miedo que la asedió, no sabía que habría pasado. Sí, era un poco más fuerte y se sentía más segura de sí misma, aunque eso no quitaba que siguiera pensando que la situación la superaba.

—¡(T/N)! —Emma se le colgó del cuello apenas la vio caminando por uno de los pasillos de la casa de los Sano.

—Emma, me saludas como si no nos hubiéramos visto hoy. —Rio ella mientras su amiga hacía un puchero—. ¿Crees que huelo mal? Sudé y...

Emma, sin vergüenza, la olisqueó. Se frotó la barbilla, pensativa y le dijo:

—No hueles mal, pero sí deberías ducharte. Si quieres, te presto el baño y algo de ropa. Vas a tener una cita con Mikey, así que debes verte bien.

—Olvidé ese detalle cuando decidí venir a practicar. —Rio ella parcamente—. ¿Pero a qué se debe tanto entusiasmo porque tenga una cita con tu hermano?

—¡Es que...! —Emma apretó los labios y negó—. ¡Es una sorpresa! Además, tienes que vivir el sueño por mí...

—¿Eh? ¿Draken no te dio nada?

—¡No, aunque eso no me detendrá de yo darle mis chocolates! —Emma apretó los puños con convicción—. Aunque a mí me sorprende que hubieras preparado chocolates para Chifuyu...

—Es que se lo prometí. Me dijo que nadie le regalaba nunca, así que quería romper su maldición.

—¿En serio? —Emma se frotó la barbilla—. Su mirada da un poco de miedo, pero no está mal. Además, tiene una personalidad muy llevadera.

—¡Pienso lo mismo! ¡Chifuyu es más atractivo de lo que...!

—¿"Más atractivo de lo que..."? —Mikey apareció por el pasillo, portando una sonrisa burlona.

—De lo que piensa. Es un partidazo —pronunció ella, sacándole la lengua—. No pensé que llegarías tan pronto, Manjiro. Iba a ducharme primero y...

(T/N) retrocedió un paso cuando Manjiro se acercó a ella con rapidez y hundió la nariz entre su cabello.

—¡¿Qué rayos...?!

—No hueles mal.

—Yo mejor me voy... —susurró Emma, entornando los ojos en dirección a su hermano.

—Kenchin te está esperando afuera, por cierto. Y, (T/N)cchi, ¡saltémonos eso! ¡Quiero saber qué tanto me has preparado para hoy!

—¿Eh? Pero... Estuve en el dojo y...

—¡Si tanto te preocupa, pídele perfume a Emma!

La chica se lo quedó mirando, sonrojada, pero Manjiro parecía que no se enteraba de nada. A veces se le olvidaba que su novio podía ser la persona más densa del mundo cuando se lo proponía. Suspiró derrotada.

—No voy a ponerme el perfume de Emma, sería raro. ¡Déjame tomar agua y vamos!

—Espera.

Ella curvó una ceja cuando Mikey la detuvo por el brazo al intentar pasarle por un lado. Sin mediar palabras, enmarcó su rostro entre sus manos y la besó.

—Hola.

—¿Qué rayos...? —susurró ella, ruborizada—. Ve a buscar mi mochila en la habitación de Emma, ¿sí?

—De acuerdo~

Manjiro no podía creer que fuera tan linda, que su rostro y sus palabras siempre fueran honestas. Y tampoco concebía la emoción bullendo en su pecho por una festividad tonta que, en cualquier otro momento, se hubiera saltado para pasar tiempo solo con Babbu y sus recuerdos. Pero ahora tenía novia y quería ver su cara cuando le entregara sus obsequios. Por primera vez, sentía que la felicidad ajena lo llenaba de un modo inconmensurable.

De regreso a la salida, con el bolso de su novia al hombro, escuchó:

—¡Te hice chocolates, Ken-chan! ¿Quizás podrías...?

—Gracias, no tenías que molestarte. —Kenchin le sonrió, era una mezcla entre alegría y cariño que hizo que Manjiro detuviera sus pasos y se ocultara tras la pared—. Yo también preparé algo para ti. Cuando lo vi, supe que te gustaría.

—¡Gra-gracias! ¡Es perfecto, en serio! —Emma soltó un chillido, sus pies resonando sobre el tatami como si estuviera dando vueltas—. Los chocolates los hice con un poco de chile porque sé que te gustan las cosas picantes... Cuando Mikey los probó, se le salieron las lágrimas. ¡Lo hubieras visto!

—Emma, ¿el 22 estás libre?

—¿Eh?

—¿Quisieras pasar el día conmigo?

—B-bueno, (T/N) dijo... Quiero decir...

—No creo que le moleste si te robo por un día.

Manjiro sonrió al escuchar sus carcajadas y su conversación pueril. Quería que todo continuara así. Sin más pérdidas repentinas. Sabía que, si lograba conservar esa paz, Baji podría descansar en paz y él también podría seguir adelante.

—¿Qué haces...?

Manjiro llevó un dedo a sus labios con una tenue sonrisa y su novia curvó una ceja. Se acercó, cautelosa, y se asomó. Compartió una breve mirada con su novio y le tomó la mano. En total silencio, se dirigieron a la salida. No valía la pena mencionar nada, sino solo preservar en sus corazones la escena.

—¿Y a dónde vamos? —Mikey curvó una ceja al ver la bicicleta doble—. Podríamos llevar a Babbu, ¿sabes? ¿O estás celosa de mi otra chica?

—Tú y tu chica... —Puso los ojos en blanco—. Como tú siempre me llevas a todos lados, pues quería que usáramos mi medio de transporte cuando no estamos juntos, aunque tuve que alquilarla. ¡Será divertido!

Mikey asintió y casi se quiso reír cuando ella le pasó un casco, pero no dijo nada. Empezaron a pedalear con ella al frente. Solo para molestarla, le dijo:

—¿En serio le diste chocolates a Chifuyu? Tendré que decirle a Takemicchi que controle a sus chicos...

—Fueron chocolates de amistad... ¿En serio estás celoso?

—Nah, aunque Chifuyu... ¿No sería mucho tu tipo?

—Mi tipo eres tú, tonto —repuso de inmediato, pedaleando más rápido.

Manjiro sonrió, sintiendo las mejillas calientes. Al escucharla jadear después de varios kilómetros, decidió emplearse un poco más; aunque la ruta que estaban tomando le parecía conocida. Curvó una ceja cuando ella frenó frente a las escaleras que llevaban al templo Musashi, que era la base de ToMan.

—Ahora... A subir todos esos escalones. —Ella suspiró, pero Manjiro tomó su mano.

—¿Por qué vinimos acá? Pensé que no te hacía gracia visitar templos abandonados en los que pudiera robarte.

—Muy gracioso —dijo, entrelazando sus dedos.

—Y querías bañarte para volver a sudar.

—Sí, bueno, no pensé en esto. Para mí que tú no estabas pedaleando lo suficiente...

—¡Claro que sí!

—¡Claro que no!

—¡Que sí!

Ambos se observaron unos segundos y se echaron a reír. Manjiro tiró de su mano para acercarla.

—En compensación, ¿quieres que te lleve a caballito?

—¿En serio?

Manjiro curvó una ceja cuando ella le sonrió con emoción. La brisa nocturna soplaba suavemente y les revolvía el cabello, pero él no podía apartar la mirada de ella, de sus gestos, de lo que mucho que la quería.

—Muy en serio. ¿Piensas que no podré cargarte?

—No, después de todo, ¡eres el más fuerte de Kanto!

—Así se dice. —Manjiro se acuclilló frente a ella y no pudo controlar la sonrisa cuando ella pasó los brazos por sus hombros hasta que pudo alzarla—. ¿Estás bien?

—¡Sí! Solo estoy sorprendida por lo fácil que siempre me levantas.

Mikey sonrió con confianza y empezó a subir. Estaba siendo tan fácil como lo había imaginado y le gustaba la cercanía, la voz de su novia llegando con claridad a sus oídos, la forma de sus piernas encajando en sus manos, la confianza de relajarse contra su espalda...

Llamó su nombre con cariño y dijo:

—Te quiero.

—¿A qué viene eso tan repentinamente? —preguntó ella, curiosa, pero hundió la nariz en la base de su cuello—. Aunque yo también te quiero.

Manjiro rio entre dientes y disfrutó del silencio hasta que llegaron al torii, donde tuvo cuidado al bajarla. (T/N) le agradeció después de cerciorarse de que estuviera bien. Luego, ella lo guío a la parte posterior del templo.

Para Mikey ese lugar era especial. No solo habían decidido crear a ToMan ahí, sino que recordaba que su hermano lo llevaba allí para enseñarle a usar la motocicleta. A veces solo se sentaban a las escaleras del templo y conversaban sin descanso. Shinichiro siempre tuvo mucho que enseñarle y luego él quiso atesorar ese lugar, defenderlo del paso de los años y del vandalismo.

—¿Es que estoy siendo mala influencia para ti? —dijo Mikey, impresionado, cuando ella sacó algunas cajas de su mochila.

—¿Qué? —Ella entornó los ojos y le mostró la caja—. No son fuegos artificiales de los grandes. Son estrellitas y averigüé y no es ilegal.

—Y yo que ya me estaba emocionando por llevarte por la senda del mal.

Ella puso los ojos en blanco, pero no le ocultó su sonrisa divertida mientras sacaba un encendedor.

—Aunque el señor de la tienda de conveniencia no quería venderme el encendedor...

—Claro, es que seguro te vas a la parte de atrás de la escuela a fumar.

Ambos se rieron y se acuclillaron cerca del engawa del templo. Bajo la noche estrellada y la luna brillando intensamente sobre ellos, encendieron los fuegos artificiales. (T/N) tuvo cuidado de no quemarse y ponerlos a una distancia prudente, y, en el momento en el que iba a cerciorarse de que Manjiro no se lastimara, se percató de cómo las luces derramándose de sus manos en pequeñas chispas se reflejaban en sus ojos oscuros, veladas repentinamente por la nostalgia.

—¿Ocurre algo?

Manjiro alzó la mirada y curvó los labios. Negó suavemente con la cabeza y se concentró de nuevo en las luces.

—La última vez que encendí una de estas fue con Shinichiro y Emma hace muchos años. Era el día siguiente al Año Nuevo y nos habíamos perdido los fuegos artificiales porque Emma se enfermó. Shinichiro nos llevó a un lugar apartado de la casa y las encendimos en silencio, para no molestar al abuelo. Solo recordé eso y... Extrañé un poco a mi hermano, pero es una buena memoria.

Ella no estaba segura de qué decir, así que solo se movió hasta poder estar a su lado y recostar la cabeza de su hombro, esperando que las luces se extinguieran para encender otra.

—Deberíamos hacer esto el año que viene —comentó Manjiro de mejor humor—. Solo los dos. Podría ser nuestra tradición para San Valentín.

—¡Suena bien! —dijo—. Y si no se puede este año que viene, hagámoslo en doce años, ¿sí?

—¿Qué obsesión tienes con ese número? —Se rio él, pero asintió—. Te buscaré y lo haremos.

Al cabo de unos minutos, la chica dispuso varios palitos sobre unas bases y las encendió, iluminando tenuemente algunos metros a la redonda. Sacó otra caja de su mochila y se la tendió a Manjiro.

—¡Y feliz día, Manjiro!

—¿Eh? ¿No son chocolates? —Manjiro rasgó la envoltura y se rio—. ¡Dorayakis rellenos! —celebró como un chiquillo mientras él se sacaba una pequeña caja del bolsillo del suéter—. Estos son para ti.

Su novia aceptó la caja y, cuando la abrió, encontró tres bolas de chocolate colocadas descuidadamente sobre papel seda rojo. La forma irregular hizo que separara los labios mientras Mikey sonreía con orgullo.

—¿Son...? ¡Esto es un tesoro nacional!

—No seas exagerada. Le pedí ayuda a Emma para hacerlos. Además, ella me dijo que no te gustaban demasiado dulces y le coloqué tus frutos secos favoritos.

—¡Gracias! —Se llevó uno a la boca y se tomó su tiempo para paladearlo, dejando a Manjiro a la expectativa—. Sabe muy bien, sorprendentemente...

—¡Oye! Me esforcé mucho, ¿sabes? —Mikey hizo un puchero, pero, con las últimas luces de los fuegos artificiales, alcanzó a percatarse de que se había ensuciado con el chocolate.

Era San Valentín, así que tenía derecho a tomarse algunas libertades por la festividad. Sin dudarlo, se inclinó hasta ella, las protestas muriendo en sus labios, cuando la besó, cuidando de limpiar la comisura de su boca, disfrutando de la calidez de su lengua contra la suya, de cómo ella había pasado uno de sus brazos alrededor de su cuello. Cada reacción a sus estímulos lograba que pusiera más empeño en su empresa. Disfrutaba de su respiración agitada, de la vibración en su garganta y su receptividad. Su corazón se estrujó un poco al recordar que la quería como nunca creyó amar a alguien.

—Espera, Manji...

No le dio abasto y la volvió a besar, más suave, más casto, mucho más breve. Sonrió al separarse y notar el violento sonrojo en sus mejillas.

—Sabe bien.

—¿Eh?

—El chocolate.

—¡Eres un tonto, Manjiro! —Lo empujó suavemente mientras él se reía—. Ya te dije que no podías besarme así de improviso...

—Porque necesitabas preparar tu corazón, ¿no? Pero tomarte con la guardia baja siempre trae buenas recompensas.

Ella imitó su puchero y él rio entre dientes. Sin esperar más, con el corazón latiendo en su pecho, desbocado, se sacó una pequeña bolsita aterciopelada del color favorito de su novia del bolsillo del pantalón.

—Este también es un regalo.

(T/N) curvó una ceja, observando el paquete. No era muy asidua a usar accesorios, pero si resultaba ser una cadena o aretes, podría colocárselos. Después de todo, le parecía lindo que Hina siempre llevara el collar que le había obsequiado Takemichi. Sin embargo, cuando Manjiro posó la bolsa en sus manos, el repentino peso hizo que le entrara curiosidad.

—¿Qué es...? —susurró, deshaciendo el cordón dorado para sacar el contenido—. Esto es... Pero, Manjiro...

—Es por si hay una emergencia o estoy siendo irracional o quieres darme una lección.

—Pero es una copia de la llave de Babbu, no puedo...

—Sí puedes.

—Manjiro, ni siquiera he conducido una motocicleta. —Ella rio mientras continuaba viendo los detalles de la llave.

—Te he enseñado todo lo que debes saber, así que sí puedes. Además, tuve una conversación seria con Babbu y prometió que se portaría bien contigo.

—¿Con que es así? —Ella se carcajeó un poco más, entre nerviosa y exultante porque comprendía el peso de ese gesto.

Manjiro se tensó un poco cuando ella se arrojó a sus brazos para envolverlo con tanta fuerza que le sacó el aire. Pero no importaba. Cuando estaba con ella, sentía que nunca había suficiente oxígeno para hacerlo funcionar como debería. Por eso la dejaba ver cosas que no le enseñaría jamás a los demás, y le gustaba que ella aceptara esa versión averiada de él.

—¡Gracias! Atesoraré a Babbu... Así que también será mi chica a partir de ahora.

Manjiro se echó a reír y acomodó la cabeza contra la de ella, observando cómo ella se guardaba la llave con cuidado y tomaba otro chocolate.

Había sido un inesperadamente buen día de San Valentín, y tan solo deseaba que siguieran con esa sinergia.

Sin embargo, la amenaza de Tenjiku era cada vez más palpable y el 22 de febrero estaba a la vuelta de la esquina.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Por mí fuera, seguiría escribiendo capítulos girando en torno a las citas de estos dos xD Pero no se puede, la trama tiene que avanzar y tomar un giro trágico para más placer.

Tengo años que no enciendo fuegos artificiales porque me dan miedo jaja Pero puedo verlos de lejos. No sé si en todos los países se llaman estrellitas a esos fuegos artificiales, pero fue lo que encontré.

Cuéntenme, ¿comieron recalentado para empezar bien el año?

Por mi parte, estoy nerviosa porque mañana inicio clases. Ni siquiera sé cómo logré entrar a la especialidad justo después de graduarme y acabar el año rural, pero espero que me vaya bien xD

¡Tenga un excelente años! >.<

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro