La mano era más pequeña y suave, pero su mirada parecía colmada de una fortaleza arrolladora. Esas fueron sus primeras impresiones de Hinata Tachibana.

Se cruzaron por casualidad en la calle, en el cruce en el que Emma y ella siempre separaban sus caminos cuando iban a casa. Hina y Emma vestían unos yukatas preciosos y parecían felices de haber obtenido una cita con Takemichi y Draken, aunque (T/N) ponía en duda que el último comprendiera realmente el significado de esa salida.

Cuando ambas prestaron atención a lo que decía Draken, no dudo en darle una patada a Takemichi en las pantorrillas, por encima de la tela del pantalón.

—Deberías aprender a cuidar a tu novia. Con lo linda que es, dudo que puedas conseguirte a un mejor partido.

—Eso... —Takemichi rio nerviosamente y enderezó la espalda—. Fue un error.

—Ya, bueno, que no se repita. Tampoco quiero que lastimes a Emma.

—No sé qué pensaba. —Agitó la cabeza con una risita nerviosa.

—No pensabas —dictaminó ella.

—¿Qué cuchichean? —cuestionó Emma, seguido de un asentimiento de la cabeza por parte de Hina.

—Nada importante —balbuceó Takemichi.

—Como sea —interrumpió (T/N) antes de que las otras dos chicas insistieran en el asunto—. ¡Espero que pasen una gran velada! Seguro que el festival estará genial.

—¿No quieres venir con nosotros? —ofreció Hina, no muy segura de dejarla sola a esas horas de la noche.

—No, tengo que ir a comprar unas cosas. Pero gracias.

—¿Segura? —insistió Draken, viendo a todos lados—. No es buena idea que salgas sola y menos a estas horas.

—No te preocupes, Draken —negó—. Solo voy a la tienda de conveniencia de la esquina.

—Bueno... —dijo, no muy convencido—. Cuídate y, si pasa algo, llámanos.

(T/N) sonrió y le mostró su celular con el número de emergencia al alcance de un solo botón.

—Al menos para que me escuchen si me están matando —bromeó, pero el gesto serio de ambos chicos la hicieron forzar un acceso de tos—. En fin, estaré bien. Ustedes también cuídense y disfruten del festival.

Sin prolongar más las despedidas, (T/N) emprendió su camino a la estación del metro. Lo cierto era que le había mentido a Draken descaradamente porque no iría a la tienda, sino a la librería porque había terminado de leer el último tomo de Naruto que tenía la señora Matsuda en la casa y quería ir a comprar los siguientes. Pero creía que, si le hubiera dicho eso a Draken, no hubiera permitido que se marchara sola, y no quería arruinar la cita de Emma de ese modo.

Pese a las advertencias de Draken, el festival tenía las calles concurridas y el metro, en otras ocasiones vacío, era ocupado con una cantidad moderada de personas. El viaje a la librería fue tranquilo y en todo el trayecto se sintió acompañada por la solidaridad de las manadas. Esperaba que el retorno fuera igual de apacible.

Bajo las luces de colores de la ciudad, obnubilando la noche estrellada, y el ruido de los transeúntes, ataviados en yukatas coloridos con diversos diseños burbujeantes y florales, reconoció un rugido familiar, como un trueno capaz de cortar con la parsimonia de la ciudad. Ladeó el rostro hacia una calle empinada y curvó los labios cuando confirmó que se trataba de la motocicleta de Mikey. Él, con el visor del casco levantado, la reconoció entre la multitud y disminuyó la velocidad hasta aparcarse frente a ella.

—¡(T/N)cchi, no pensé verte por aquí!

—Ni yo a ti. —Sonrió con la emoción extraña que generaba encontrarse con un amigo de repente—. ¿Salías a dar un paseo?

—Quería despejar la mente y... —se interrumpió, viéndola con curiosidad—. ¿Pero tú?

—¡Quiero comprar lo que sigue de Naruto!

—¡Oh! He escuchado a algunos chicos hablando de esa serie. ¿Es buena?

—Me gusta —asintió—. Tal vez a ti también te guste.

—Pero lo mío no es leer —negó con la cabeza, hastiado—. ¿Quieres que te acompañe?

—Si no tienes nada más importante...

—Puede esperar. Déjame buscar un sitio seguro para dejarla.

(T/N) puso los ojos en blanco cuando notó el cariño con el que le habló a la moto, pero aceptó su oferta y le dijo que lo esperaría en la librería. Encontró gracioso el contraste que creaba la presencia de Mikey con el ambiente sereno de la librería; además, no contuvo su risa cuando observó los libros como si se hallara en un ambiente hostil y corrió hacia ella en cuanto sus miradas se encontraron, buscando apoyo.

—Tantas letras me marean.

—No es para tanto, es mi venganza por la vez que me llevaste en moto.

Manjiro parpadeó dos veces y esbozó una sonrisa, siguiéndola por las estanterías. Nunca se había fijado mucho en su apariencia, pero en esa ocasión, repasó con los ojos su perfil y el movimiento de sus labios mientras murmuraba los títulos de los mangas, comparó el largo de sus dedos e inspiró su sutil aroma a jabón. Era linda de un modo menos extravagante que su hermana o Hina, supuso que era más bien la belleza corriente que se hallaba en las flores que crecían en la maleza, capaces de resistir las adversidades y resurgir cuando caían.

—¿O-ocurre algo? —cuestionó cuando lo atrapó con la mirada tan fija en ella.

—No —susurró, notando los cuatro tomos que tenía en las manos. Exhaló, fingiendo cansancio—: Kenchin se está tardando mucho.

—Ken... ¿Draken?

—Sí, ya sabes que le digo así.

—No, no es eso, Manjiro. Es que, bueno, Draken está con Emma en el festival de fuegos artificiales.

—Pero Peh-yan... —Arrugó el entrecejo, confundido—. Él me dijo que Kenchin me estaba esperando por acá.

—Eso no tiene sentido. A menos que no supiera que estaba en el festival.

—No. No es eso. —Su voz sonó como un látigo, parecía furioso—. Lo hizo adrede. Para que no estuviera con él.

—No entiendo, ¿por qué?

—No sé. Tengo un mal presentimiento. —Se dio media vuelta para echarse a correr, pero frenó en seco para verla—. Deja eso. No voy a dejar que te regreses sola. Es mejor si estás conmigo.

—¿Qué?

—Vamos.

(T/N) continuaba sin comprender, pero dejó los tomos y lo siguió porque lo notaba perturbado y no quería dejarlo solo. Lo siguió por un par de calles hasta que divisaron la motocicleta, evadiendo la lluvia bajo los techos de las tiendas. Sin mediar palabras, Manjiro le tendió un casco, sin importarle que tuviera la respiración tan agitada. En lo que restó de la noche de ese día, fue la última vez que Manjiro la vio a los ojos.

—¿Tienes tu celular?

—Sí. ¿Necesitas...? —se quedó callada cuando él le arrebató el celular mientras marcaba un número, moviendo el pie con impaciencia hasta que la otra persona respondió.

—Mitsuya, necesito que lleves a los chicos al sitio donde está el festival. Lo necesito ahora. Yo estoy en camino.

Colgó sin más y le entregó el celular. La chica no esperó instrucciones y se aupó tras él, sujetándose con fuerza de su camiseta cuando el motor rugió y aceleró bruscamente. Junto al ronroneo del motor, escuchaba su corazón martillando contra sus tímpanos, ahogando gritos cuando Manjiro se saltaba los semáforos o tomaba las curvas imprudentemente. Pensó que quizás debió quedarse en la librería, pero Manjiro se veía tan mal que creyó que la falsa sensación de seguridad que podía darle al cumplir sus peticiones podría ayudarlo un poco. Sin embargo, no pronunció palabra ni siquiera cuando se detuvieron frente al parque mientras se quitaba el casco y amarraba la motocicleta con un candado a un poste bajo el diluvio que se les echaba encima.

—Cuídala, por favor —musitó, entregándole las llaves—. Y... —Manjiro agitó la cabeza y se fue corriendo.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Me morí con la última línea del tráiler que salió para la tercera temporada. Yo no estoy lista para esto jaja Yo solo sé que voy a llorar, y ustedes también. Aunque espero que animen bien esta temporada porque es de las mejores del manga >.<

Me disculpo si hay por ahí algo que no concuerde con los eventos porque no me acuerdo demasiado de la primera temporada, pero me defenderé y diré que es un canon divergence xD

Nos leemos el fin de semana si tengo tiempo.

¡Cuídense mucho! >.<