Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo LVII: Paseo

Repasó con los ojos todos los títulos en la estantería. Extrañaría muchísimo eso de Japón porque en las librerías de su ciudad no había tantos títulos disponibles. Había ido a devolver todos los libros que había pedido prestados y meditaba si era buena idea comprar alguno, después de todo, el único libro que llevaría a casa era el que le regaló su novio.

De soslayo, se percató del ligero puchero en los labios de Manjiro, que parecía abrumado porque eran demasiadas letras. La sorprendió tomarlo con la guardia baja cuando depositó un beso en su mejilla.

Manjiro se llevó una mano al cachete, sin poder controlar su rubor, pero curvó los labios, enmarcó su rostro y, sin importarle que alguien los estuviera viendo, la besó en los labios. Rio entre dientes cuando ella le dio un ligero empujoncito.

—Tú empezaste —se excusó él y extendió la mano para tomar uno de los libros—. Te gustaba este, ¿no? Y la portada está bastante bien, hasta podría leerlo.

—Entonces sabría que el Apocalipsis se acerca —repuso ella—. La verdad es que no sé si llevarme algo por el peso extra...

—Pero puedes llevarlo en el equipaje de mano, ¿no? —opinó Manjiro.

—Tienes razón. —Ella asintió y aceptó el libro que le ofrecía su novio—. Gracias. ¡Me llevaré este! Así será aún más fácil recordarte.

Manjiro le sonrió con suavidad, pese a ello, fue consciente un poco más de que se marcharía al día siguiente. No estaba listo para decirle adiós y ni siquiera estaba seguro de si podría ir a despedirla en el aeropuerto.

Así que se dedicó a observarla mientras daba dos vueltas más por la librería. Le causaba gracia cómo tomaba varios libros al azar, los ojeaba, y los devolvía a su sitio con expresión conflictuada. Él se distrajo con algunas revistas de Fórmula 1 y Motocross, y reaccionó cuando su novia tomó una de las revistas y se puso a leerla.

—¿Has pensado en hacer esto en el futuro? Sé que siempre conduces con cuidado cuando voy contigo, pero también he escuchado que eres osado cuando compites con los chicos.

—Pues... Me gusta conducir con Babbu... —Manjiro ojeó las revistas y se encogió de hombros—. No lo había pensado, aunque tengo que primero asegurarme de que Emma esté bien.

—Acuérdate de que te dijo que no dejaras de seguir tus sueños por ella.

—Sí, pero necesito que esté bien. —Mikey ladeó la cabeza—. Además, mi sueño eres tú. Antes de ti, no tenía nada demasiado claro.

La chica lo contempló unos segundos y bajó la mirada. Ella quería confiar en que su relación lograría sobrevivir a la distancia, pero se daba cuenta de que Manjiro no pensaba lo mismo.

—Manjiro, pase lo que pase, decidas lo que decidas, debes seguir adelante. Estaré para ti todo lo que pueda, pero no puedes basar tu felicidad en mi existencia a tu lado. No es lo que quiero para ti. Tienes el potencial para convertirte en alguien admirable, así que no quiero que esto sea el motivo que te hunda. Y lo digo en serio, Manjiro. Soy capaz de viajar todo el trayecto hasta acá para, ahora sí, ¡darte un buen golpe y hacerte entrar en razón!

—¿Es una amenaza o una promesa? —Manjiro tuvo el descaro de sonreírle, pero enserió su expresión cuando a ella no le pareció gracioso—. Está bien. Lo intentaré. No te molestes.

—Me molesto porque te conozco y en el fu... —Ella se mordió la lengua y desvió la mirada—. Lo siento, pero no quiero que te pierdas ni que dejes de quererte.

Mikey curvó los labios y rodeó sus hombros con un brazo, agradeciendo que ella no lo rechazara, a pesar de que notaba su entrecejo fruncido. Al cabo de unos segundos, ella suspiró y se relajó.

—¿Qué más quieres hacer? —dijo ella mientras se dirigía a pagar el libro—. Tengo un par de horas más.

Un par de horas más... A Manjiro se le encogió el corazón, pero prefirió meditar en cómo podía aprovechar ese tiempo.

—Paseemos, ¿te parece?

—¡Bien! —Ella le sonrió y Manjiro en serio consideró secuestrarla para poder conservar cada uno de sus gestos.

No tardaron en regresar donde Babbu después de pagar. Manjiro ayudó a su novia a subirse en la moto porque temía que se lastimara con el brazo inmovilizado. Cuando estuvo seguro de que ella estaba acomodada, arrancó la motocicleta y curvó los labios al sentir cómo ella se sujetaba de su cintura, pero nunca aflojó su agarre porque ambos necesitaban prolongar esa pueril cercanía.

—¿Sabes, Manjiro? —Ella apoyó la barbilla de su hombro—. Creo que soñé con tu hermano.

—¿Con Shinichiro? —preguntó solo para cerciorarse, porque dudaba que fuera Izana.

—Sí. Creo que estábamos en Filipinas y yo era pequeña y me perdí. Choqué con tu hermano y él cuidó de mí hasta que mis papás regresaron.

—¿No te llevó con la policía? Siempre hacía eso cuando se encontraba niños perdidos en los festivales o en los centros comerciales.

—Es que dijo que no sabía inglés ni ningún otro idioma.

—Te creo. Era así de idiota. —Manjiro sonrió al recordarlo—. ¿Pero, Filipinas?

—Sí. ¡En Manila! Lo confirmé cuando le pregunté a mamá y, de hecho, dijo que sí me perdí en esa ocasión y que me encontró un chico asiático.

—Mi hermano viajó a Filipinas y encontró los motores para Babbu y para la moto de Takemicchi, así que sería posible.

—Hice la misma conexión cuando lo pensé un poco más. ¿No crees que es genial que tu hermano haya sido el preludio para conocerte?

—Sé que ustedes dos se hubieran llevado bien. —Manjiro sonrió y acarició su mano mientras bajaba la velocidad para meterse en el estacionamiento de la playa—. Aunque con ese antecedente, ahora sí puedo afirmar que estábamos destinados a encontrarnos.

La chica parpadeó hasta recordar sus primeras conversaciones y rio entre dientes. Aceptó que él la ayudara a bajar después de casi sufrir un traspié. Caminaron hacia la playa tomados de la mano, pero prefirieron sentarse en un muro bajo de cemento. El clima aún estaba frío y soplaba una ligera brisa.

—Ahora que lo pienso, desde que empezamos a salir juntos, ya casi no andas en bicicleta.

—Suficientes emociones intensas tengo con ir en moto.

—Si no hemos tenido nunca un accidente... —Manjiro hizo un mohín y acomodó la cabeza sobre su hombro—. Cuando mi hermano estaba enseñándome a conducir, sí los tuve, pero eran cosa de nada.

—¡Cosa de nada es caerse de la bicicleta, Manjiro, no de una moto!

Manjiro rio por su tono escandalizado, pero apretó su mano con afecto y permaneció observando al horizonte. Quería prolongar cada segundo, estirarlo, permanecer allí de ser posible, pero su separación era inminente.

Y eran demasiados golpes duros, demasiada realidad, en tan poco tiempo.

—¿Mañana a qué hora te vas?

—Uhm... ¿Creo que a las dos de la tarde? Tengo que estar varias horas antes, así que tendré que estar allí antes de medio día.

(T/N) lo vio dudar y le sonrió, sabiendo de antemano qué era lo que lo preocupaba. Sabía que Manjiro estaba destrozado, pero se estaba haciendo el fuerte, como siempre, así que quiso ayudarlo, a pesar de que ella misma sentía que, cuando dejara Japón, el corazón se le rompería.

—Sé que a Emma le dan el alta mañana.

—Sí... —susurró Manjiro—. Mi abuelo... Sigue molesto conmigo, pero hizo que le prometiera que lo acompañaría a buscarla. Lo hubiera hecho aún sin esa promesa de por medio, pero...

—Manjiro, no te pediría jamás que me priorices a mí sobre Emma. No quiero eso porque Emma tiene que ponerse bien y va a necesitar de tu apoyo. Así que no te preocupes tanto, podemos despedirnos cuando me dejes en casa y...

—¡No quiero despedirme! —bramó y apretó los labios, sintiéndose perdido—. No quiero que se acabe. No quiero... No quiero perderte, ni que te conviertas en solo una memoria. Quiero que en mi futuro estés tú, si no qué sentido tiene. ¡¿Qué sentido tienen todos estos sentimientos si no es para estar contigo y...?!

Manjiro no se había dado de que tenía las pestañas empapadas ni del escenario borroso, pero entró en razón cuando sintió los labios de su novia sobre los de él. El gesto lo desesperó un poco porque no sabía cuántos besos más les quedaban, cuántos más podría robarle antes de lo inevitable. Sin embargo, ella casi nunca iniciaba sus besos y prefirió concentrarse en ello, en su suavidad, en la dulzura con la que acariciaba su cabello y limpiaba las traicioneras lágrimas que se le escapaban. Lo besó con calma, despacio, con un cariño que le arrebató el aliento y lo hizo desear que no terminara jamás, pero ella se separó con precaución y le sonrió.

—Manjiro, estaremos bien. Yo tampoco quiero despedirme, pero confío en que no será un adiós, sino un hasta pronto. No hay manera en el que tú ni yo nos olvidemos de esto. Quiero decir, eres el primer chico del que me enamoro y espero que continúe así.

Manjiro asintió y suspiró. No podía creer que, en el último momento, en el momento de la verdad, fuera tan débil. Sin embargo, dejó que ella lo besara en los labios, en las mejillas, en la nariz, en los párpados, hasta que se sintió seguro.

—¿Has pensado qué vas a estudiar? —preguntó Manjiro cuando se quedaron en silencio y ella se recostó de su hombro—. Me refiero en la universidad.

—Uhm... No lo he pensado demasiado. ¿Tú?

—Yo sé que vas a estudiar algo complicado como astrofísica o ingeniería aeronáutica.

Ella se rio por la seriedad en la expresión de Manjiro y acunó sus manos.

—Pues no me interesa demasiado eso.

—No sé, tiene muchas matemáticas, física, pensé que...

—Quizás... —Ella se frotó la mejilla, avergonzada—. Quizás me gustaría ser maestra, aunque sé que mamá se va a enojar.

—Maestra... —Manjiro asintió, recordando las veces que la había visto estudiando con Emma o Chifuyu, y también las pocas ocasiones en las que él aceptó unírsele en sus sesiones de estudios—. ¡Te quedaría muy bien! Si me has aguantado todo este tiempo, es porque tienes mucha paciencia.

—No te he aguantado, Manjiro... —susurró y su novio curvó los labios—. Pero sí, me gusta enseñar y siempre estar aprendiendo algo nuevo. Me gustaría enseñarles a mis alumnos que las matemáticas son divertidas.

—Sí... Eso último lo veo un poco difícil. Las matemáticas deberían extinguirse.

—¡Oye!

Ella le reclamó, pero no tuvo tiempo de decir nada más porque él volvía a besarla con ímpetu. Cuando se separó, susurró contra su boca.

—Amo que seas tan leal a tus gustos, por muy nerds que sean.

Ella se rio y lo abrazó con suavidad y se quejó cuando él la apretó.

—¿Y tú? ¿Qué te gustaría hacer?

—No iré a la universidad —dijo él y después depositó un beso en su cuello—. Quizás podría seguir reparando motocicletas. Eso se me da bien.

—¿Como tu hermano?

—Sí, podría montar una tienda como Shinichiro.

Ella acomodó la barbilla en su hombro y suspiró. No sabía si eso era lo mejor para Manjiro. Sabía que admiraba a Shinichiro, pero imitarlo no era sano. A veces la preocupaba entrar a su habitación y recordar que era la misma que había usado Shinichiro y que seguía intacta. Pese a todos los meses juntos, Manjiro continuaba siendo un lienzo en blanco, perdido entre las memorias de un pasado distante.

—Tenemos que estar en contacto —susurró ella.

—Tu número y el de Kenchin me los sé de memoria.

Mikey dejó caer los párpados cuando ella se rio, quería disfrutar cada instante para atesorarlo apropiadamente. Agradecía que, por una vez, le había prestado tanta atención a alguien como para estar seguro de que le costaría olvidarla. No sería todo tan abrupto como con Shinichiro o su madre o Baji. Quería creer de verdad en que estarían bien. La conocía y estaba consciente de lo mucho que ambos se habían esforzado por esa relación. Quizás no podría tocarla ni besarla, pero aún podría escuchar su voz, así que podría soportar la distancia.

Ambos podían luchar un poco más por ello.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: La separación es inminente >.< Y a partir de aquí sí todo va cuesta abajo jaja

Estoy pensando en los trigger warnings que tengo que poner, a pesar de que por lo general no me gusta colocarlos, a veces siento que pueden spoilear algo.

Tengan un agradable día.

¡Tomen agua! >.<

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro