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Capítulo LI: Hospital

A pesar del llanto inicial, Hina ya se había calmado y había hallado un sitio entre la señora Matsuda y Takemichi. Draken la admiraba porque siempre demostraba una templanza y madurez que no eran propias de su edad. Ahora les servía infusiones de té a todos los presentes, que eran más de los que esperaba. Intentó hablar con Mikey de nuevo, pero él continuaba con su semblante taciturno, así que Draken simplemente negó con la cabeza.

Aún le costaba aceptar que el supuesto viaje al futuro era cierto, que Emma podría haber muerto, que (T/N) todo ese tiempo le había dicho la verdad porque creía en él y en sus sentimientos por Emma. Había sido descuidado por su escepticismo, pero no permitiría que algo similar ocurriera de nuevo.

Se sorprendía de que Yuzuha y Chifuyu estuvieran allí, y Angry y Hakkai se habían dado una vuelta por Smiley y Mitsuya, respectivamente. También estaba Peh-yan, repantigado en una de las sillas, junto a Takuya y Yamagishi. Se habían hecho de muchos amigos y apenas en ese momento se percataba de que (T/N) estaba más involucrada con ToMan de lo que Mikey y él habían estimado.

Y en cuanto a Mikey...

Draken no podía creer que pudiera llamarse su mejor amigo. Nunca lo había visto así de vulnerable. Nunca lo había visto llorar como cuando se llevaron a su hermana y a su novia en la ambulancia. Nunca se había detenido para tenderle una mano para conversar de los sentimientos que lo conflictuaban. Simplemente daba por hecho que lo superaría solo y que hacía bien con tan solo serle leal.

Era un idiota. Ambos lo eran, pero aún había tiempo para remediarlo, ¿no? Aún podía sentarse a hablar con Mikey de forma activa. Debían conversar sobre sus preocupaciones y los fantasmas que arrastraba aún consigo. Por supuesto, siempre lo acompañaba, pero creía que la única que se había tomado la molestia de derrumbar el muro de sus defensas, como un bólido, había sido (T/N).

Los amigos eran para estar en las buenas y, sobre todo, en las malas.

Alzó la cabeza cuando un médico joven salió por la puerta del quirófano y llamó el nombre de su amiga, curvando la ceja al encontrarse con la sala de espera tan llena. Draken pudo respirar con tan solo ver el brillo de entusiasmo al fondo de las pupilas del hombre.

La señora Matsuda fue quien atendió al llamado con tranquilidad. Mikey, a su lado, apenas reaccionó para inclinar la cabeza un poco en dirección de lo que decía el médico.

—La cirugía fue un éxito y la paciente se encuentra estable. Ahora la tendremos en observación hasta que despierte de la anestesia.

—Muchas gracias, doctor. —La única adulta en la sala sintió que al fin podía respirar—. ¿Quizás podría saber qué fue...?

—Ah... Tenía una fractura expuesta de ambos huesos del antebrazo que comprometieron varios vasos sanguíneos importantes, pero hicieron muy buen trabajo deteniendo el sangrado. —Le sonrió a Takemichi, que era el que estaba más manchado de sangre—. No hubo daño nervioso aparente, así que con unos cuantos clavos lo solucionamos y tuvimos que hacer una transfusión, pero el pronóstico es bueno.

La señora Matsuda le agradeció de nuevo. En el momento en el que el doctor se iba a dar la vuelta, Mikey habló con la voz ronca:

—¿Sabe algo de Emma Sano?

—No, no entré a esa operación. —El doctor negó suavemente y agregó—: Solo vi que continuaban en cirugía y que el neurocirujano ingresó. Ahora, si me disculpan...

—Gracias —susurró Mikey, estrujándose los dedos mientras volvía a bajar la cabeza.

Al menos su novia estaba bien, pero quería ser egoísta y que ambas lo estuvieran, que pudiera volver a escucharlas reír en la habitación de Emma, verlas salir juntas de la escuela, verlas estudiando una al lado de la otra... No pedía demasiado, solo lo normal, solo que estuvieran a salvo así fuera lejos de él. Quizás si hubiera sufrido algún accidente en su infancia y muerto, ese mundo fuera un mejor lugar para ambas, para todos. Solo arruinaba las cosas que le importaban, así que quizás era mejor si no...

Respingó cuando la señora Matsuda posó una mano en su cabeza, sobre el sitio en el que lo había suturado hacía unos meses. Su mano pareció atravesar sus pensamientos ateridos y lo obligó a enfrentarse a su mirada, quedando desarmado nuevamente porque lo observaba sin una pizca de reproche, solo comprensión.

—Voy a llamar a los padres de (T/N), ¿sí? Estará bien y seguro que también Emma, así que alza la cabeza, querido.

Mikey asintió porque qué más podía hacer. Se sentía completamente desarmado. No le gustaba confiar en los adultos, pero sentía que, en ella, que siempre era tan atenta y amable, podía hacerlo, podía creer que todo estaría bien, podía creer en lo que (T/N) y Emma le habían asegurado.

Ahora solo faltaba esperar por Emma, aunque no comprendía por qué tardaba tanto. Según lo que Takemicchi les había contado, alguien, presuntamente Kisaki, la había golpeado en la espalda, por la cintura. No podía ser tan grave, ¿verdad? A él lo habían golpeado por la espalda y...

Se sobresaltó cuando Draken tocó su pierna apenas. Alzó la cabeza para verlo, interrogativo.

—Estabas empezando a hiperventilar —musitó y se cruzó de brazos—. Emma va a estar bien y...

Draken se quedó callado cuando Takemichi se puso de pie. Su expresión era seria, determinada, aunque parecía también conflictuado. Se acercó a Mikey hasta que las puntas de sus zapatos se rozaron.

—Mikey, no es el momento, pero tenemos que ir a pelear contra Tenjiku. El futuro de ToMan está en juego y...

Mikey apartó la mirada y no le respondió. Sus ojos estaban apagados, regresando a ser un abismo sin luz. Lo entendía, Draken tampoco tenía ánimos de ir a pelear con nadie, no cuando Emma estaba dentro de un quirófano, sola, no cuando su mejor amigo parecía a punto de desaparecer por la incertidumbre.

—ToMan no puede perder, Mikey... —insistió Takemichi—. Entiendo que es difícil, pero...

—Haz lo que quieras —mascullo Mikey, viéndolo con tal intensidad que Takemichi retrocedió un paso, hecho un manojo de nervios repentino.

—Eso haré, entonces —repuso con convicción renovada—. No puedo permitir que ToMan pierda porque si no...

Para sorpresa de Draken, los demás miembros de ToMan lo siguieron cuando empezó a marcharse. Los demás se quedaron en silencio hasta que Yuzuha se excusó con Hina. Ahora solo estaban Hina, Mikey y él, y el ambiente no podía ser más deprimente.

Manjiro seguía pensando en todo lo que pudo haber pasado de no haberse conocido. Quizás (T/N)cchi estuviera bien, disfrutando de una vida normal. Y él... Él podría sobrellevarlo. Tenía a sus amigos y podría salir adelante. Aunque admitía que con ella se sentía cómodo para explorar las emociones que quería ignorar, se sentía mejor consigo mismo, más seguro de sobrepasar su límite. Y, aun así, no estaba seguro de qué le había ofrecido a ella. Absolutamente nada. No era un buen apoyo emocional, las veces que estuvo en peligro no la protegió y tampoco estaba con ella siempre. No comprendía cómo era que ella lo quería de ese modo cuando solo era un mocoso egoísta y demasiado confundido.

Quizás si no se hubieran conocido...

—Mikey.

La voz de Hina, tan gentil, lo sorprendió. La chica se acuclilló frente a él, enfrentando sus ojos de luceros con los de agujeros negros de él. Lo observaba con convicción pese a tener las mejillas enrojecidas por el llanto y los ojos anegados un poco más.

—Tienes que ir a ayudar a Takemichi, por favor.

—Tachibana, no creo que... —Draken intentó interrumpir, pero se quedó callado cuando Hina le lanzó una mirada inquisitiva.

—Yo... —Hina respiró y dijo—: Sé que sonará como una locura, quizás una excusa para convencerte, pero es cierto. Creo en Takemichi.

«Sé que sonará como una locura»

Draken parpadeó, estupefacto, al escuchar la historia de Hina y de un Takemichi que podía saltar en el tiempo; sonaba muy parecido a una historia que ya le habían contado. Debía ser una maldita broma. Pero tenía sentido el desespero de Takemichi, cómo siempre se tomaba tan en serio lo que ocurría cuando no eran más que una pandilla de mocosos jugando a ser adultos.

Mikey tan solo podía parpadear, intentando procesar lo que ella le decía. ¿Viajar en el tiempo? ¿Que el futuro era deprimente? ¿Que ToMan tenía la culpa de muchas cosas? No tenía sentido, pero, al mismo tiempo, comprendió muchas de las actitudes de Takemicchi, sobre todo de las veces en las que no parecía ser él mismo. Además, una memoria distante acudió a él, de su hermano, las escaleras, un avión...

Hina continuaba acuclillada frente a él, esperando una respuesta. Mikey giró levemente la cabeza hacia la puerta del área de quirófanos, pero no había movimiento. Si Takemicchi podía viajar en el tiempo, entonces, quizás...

—Emma es fuerte. Va a salir de esta. —Fue Kenchin el que le dio el último empujón, como siempre, mientras apretaba su hombro.

—¿Tú quieres...?

—No. Voy contigo. Ya te lo digo: Emma lo logrará.

Draken le sonrió y Mikey por fin pudo levantarse. Hina se irguió y tomó una mano de cada uno.

—¡Gracias! ¡Les avisaré si pasa algo!

Mikey asintió y respiró profundo. Estaba harto. Tan solo quería estar tranquilo, con las personas que quería, con su motocicleta... Así que iría a ponerle fin a toda esa mierda.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Yo todavía no entiendo por qué Hina fue a la pelea contra Tenjiku, así que preferí dejarla en el hospital jaja Que sí, que pudo ser para desestabilizar a Kisaki, pero él ya había perdido la calma desde el momento en el que Izana se sacrificó por Kakucho.

Fue interesante escribir desde el punto de vista de Draken y de Mikey, pero si está confuso, avísenme para ver cómo puedo arreglarlo, por favor :')

Tengan un lindo día~

¡Duerman bien! >.<

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