6- Llanto
Me desperté sobre la hora, no recordaba cómo había llegado hasta la cama y tampoco quería recordarlo.
Llegué hasta el baño y al verme en el espejo noté que tenía mis ojos hinchados por llorar toda la noche y unas terribles ojeras, así que después de bañarme, me maquillé para tapar lo más que podía, tomé mis libros, mis lentes de sol y me marché.
Cuando llegué a la facultad noté que había llegado una hora antes, así que repartí mis cosas para guardarles los asientos a las chicas.
Necesitaba tomar aire fresco y relajarme, por lo que antes de que llegaran me fui al lugar más apartado de la facultad. Era un pasillo largo rodeado de ambos lados por árboles entrelazados formando un pequeño túnel en el cual los rayos del sol se peleaban por escabullirse entre las ramas y las hojas. Justo en el medio un banco solitario me estaba esperando.
Enseguida de que me senté no pude detener las lágrimas; todo en mi cabeza no paraba de girar. Me preguntaba a cada instante porqué me estaba sucediendo esto, me preguntaba cuándo acabaría.
—Está oscuro como para que lleves lentes de Sol — pero intentar escapar era imposible, ya estaba sentado frente a mí.
—¿Me estas siguiendo?
—¿Y si dijera que sí?
—Eres insoportable, por favor vete Noah.
—No es necesario que escondas tus lágrimas conmigo — dijo mientras me sacaba los lentes — Si quieres llorar sólo hazlo, aquí me tienes solo para ti — y me abrazó.
¿Alivio? No. ¿Tranquilidad? Tampoco. ¿Seguridad? Quizás, un poco tal vez; pero no podría explicar la sensación que sentí cuando me tomó entre sus brazos.
Y sin darme cuenta su ternura me había invadido el cuerpo, sus labios eran suaves y sus besos delicados; a pesar de tener la apariencia de un chico rudo, era extrañamente lo opuesto. Sus manos cálidas no dejaban de secar las lágrimas que salían solas.
Por un momento su ternura se apoderó por completo de mi, pero cuando sentí que me perdería para siempre, mi teléfono sonó con un mensaje de Anahí preguntando si estaba bien y que estaba por empezar la segunda hora.
—Perdón, esto esta mal — dije y aprovechando el impulso me fui, huí como ya se me había hecho costumbre es estos tres días.
Al llegar al curso la profesora ya estaba explicando el tema, me senté tratando de guardar la compostura pero apenas tomé asiento el reto susurrado de Anahí me estremeció entera.
La clase poco me había importado, si antes estaba mal, ahora estaba peor, no podía borrar la imagen del rostro triste de Ian y mucho menos el abrazo de Noah, sólo quería encerrarme en mi cuarto y llorar; y desaparecer del mundo.
—¿Te encuentras bien?
—La verdad es que no, ¿Les molesta que me vaya a casa?
—No, si te sientes mal es mejor que hagas reposo.
—Gracias chicas.
—Vamos te llevo en el auto, es obvio que en ese estado deplorable no te vas a ir en colectivo — me regañó Anahí.
—Esta bien, por esta vez no voy a contradecirte — y sonreí.
Cuando llegamos hasta la puerta de la facultad Anahí me hizo saber que Noah me estaba esperando.
—Supuse que te irías a casa, así que planeaba llevarte — y sonrió tan amable como siempre.
—No te preocupes, de mi amiga me encargo yo — le contestó bruscamente Anahí mientras yo lloraba y le sujetaba el brazo.
—¿Milena? — escuché a lo lejos — ¿Estas enferma? ¿Te llevo a tu casa? — preguntó totalmente preocupado.
—No te preocupes Ian, estoy bien, mi amiga me llevará — y apreté fuerte su brazo y ella avanzó hacia el auto.
—Por favor, si tienen asuntos sin resolver arréglenlos entre ustedes sin meter en el medio a Milena — y Anahí mirando enojada a los dos, entró en el auto y nos fuimos — ¿Así que Ian? — me preguntó irónicamente — Si sabes su nombre sólo puedo deducir que estás así por ese par.
—Por favor, no le digas nada a las chicas, no quiero preocuparlas — le supliqué.
—No diré nada, pero cuando te recuperes, aunque sea tan solo un poco, me tendrás que contar todo lo que te está pasando ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Al llegar a mi casa me recosté y pensé en qué hacer con mi vida, quería ausentarme por un tiempo del mundo, aunque igual creo que el mundo no lo notaría. Miré hacia el techo y sólo pude pensar en el equipo y en mi trabajo. Necesitaba al menos cumplir con eso, así que puse la alarma para ir a entrenar, y entre pensamientos me dormí.
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