Cap 24: No me dejes sola
POV Rosé
- ¿Sabes qué? - Habló Irene, quién estaba sentada a mí lado. - Escaparemos hoy mismo
- ¿Qué? No, no, yo no iré contigo a ningún lado
- Quieras o no lo harás mi amor. - Se puso delante de mí y comenzó a besarme desenfrenadamente. - Tu eres mía, siempre lo fuiste, nuestro destino es estar juntas para toda la vida Rosé
- No, por favor Irene, déjame ir, déjame salir de aquí, yo no te amo, entiéndelo, yo solo amo a Jisoo. - Cuando dije eso rápidamente me dió una fuerte cachetada
- ¡Cállate! ¡No menciones a esa estúpida!
- ¡Es la verdad! ¡Yo solo amo a Jisoo! ¡Nunca, escucha bien, nunca dejaré de amarla!
- Lo siento tanto, pero deberás olvidarte de ella. Hoy mismo nos iremos de aquí. Ya lo pensé bien, si escapamos días después mi cara estará por toda la ciudad, e incluso otras ciudades del país. Nos vamos ya. - Se levantó y después me tomó del brazo para levantarme del suelo y amarrar mi manos - Camina. - Abrió la puerta del departamento para después subirme a la camioneta. - Ni se te ocurra gritar o hacer alguna estupidez ¿Entendiste? - Subió y encendió la camioneta para dejar aquel lugar
- ¿A dónde me llevas? - Pregunté
- Te tengo una sorpresa, para que veas que no soy tan mala como crees. - Estacionó el vehículo en un parque, frente a él había una iglesia, aquella iglesia donde estaba mi hija
- Aquí es donde dejaste a mi hija
- Exacto. Mira, yo iré por ella, podremos estar las tres como una familia, aunque no sea mi hija, yo la cuidare y la querré como una, nos iremos de aquí y seremos felices
- Estás enferma, demente ¿Cómo piensas sacar a mi hija de ahí dentro? ¿Piensas robarte a la niña?
- Pues claro. - Dijo obvia. - Robaré a tu hija que yo misma robé hace dos semanas y dejé aquí para robarla otra vez. - La muy cínica rió a carcajadas. - Ya te dije, si haces alguna estupidez como gritar o pedir ayuda, tu hija pagará las consecuencias ¿Entendiste Rosé? - Lo único que pude hacer fue asentir
POV Jisoo
- Comandante. No hay nadie dentro de la casa - Habló uno de los oficiales. - Escapó, alguien le avisó que vendriamos por ella
- ¿Pero quién? Nadie sabía de esto más que los que estábamos presentes en la interrogación. - Pregunté
- No lo sabemos, solo estaba usted, la señorita Rosé y su madre. - Mi celular comenzó a sonar
- Disculpen. - Tomé el celular y contesté. - Diga señor Jin
- Jisoo. - Escuché su voz entrecortada. - Es Rosé
- ¿Qué pasa? No me asuste por favor
- Irene escapó, se llevó a Rosé con ella, no sabemos dónde puedan estar
- No puede ser, maldita sea
- Jennie está en el hospital, ella trato de defender a Rosé pero Irene le disparó
- ¿Cómo está Jenn?
- Afortunadamente no fue tan grave, ya está un poco más estable
- Le avisaré a las autoridades para que la localicen lo más pronto posible. - Colgué la llamada. - Irene escapó, ella tiene a Rosé. - Me dirigí al comandante
- No se preocupe, haremos todo lo posible por localizarla
- Localice la camioneta de Rosé, se fue en ella, será un poco más fácil dar con su paradero. Quiero ayudar en lo que sea necesario
- Deje que la autoridad se encargue de ésto
- Pero por favor, déjenme ir con ustedes
- Vaya a su casa, trate de descansar un poco señorita, cualquier cosa nosotros la mantendremos informada
- ¡Eso es imposible, yo no me quedaré sin hacer nada! - Dije furiosa, no tuve más remedio que irme de ahí, yo buscaría también si es posible por toda la ciudad. Después recordé a mi hija que aún estaba en la casa hogar, necesitaba ir por ella, no podía dejarla ni un día más ahí, ella necesita estar conmigo. Subí al auto y conduje hasta aquel lugar. Me sentía culpable por no haber ido con Rosé. Sentía una gran angustia al saber que está con esa tipa enferma, quién sabe que tantas cosas sea capaz esa mujer. Después de unos minutos conduciendo llegué a la iglesia donde estaba la casa hogar, al bajar una mujer ya de avanzada edad me saludó.
- Buenas tardes señorita ¿Puedo ayudarla? - Preguntó
- Sí, yo tengo... necesito que me ayude, déjeme explicarle todo ¿Puedo hablar con usted?
- Acompañeme por aquí. - Seguí a la mujer y entramos a lo que parecía ser su oficina. - Dígame señorita
Le comencé a explicar todo lo que había pasado, que habían robado a mi hija hace dos semanas y que la habían dejado aquí.
- Necesito verla por favor. - Le suplique
- Déjeme buscar en los archivos. - Se levantó y fue a un archivero y sacó una carpeta. - Sí, tengo un registro de una recién nacida llegada hace dos semanas
- ¿Puedo verla? Por favor, ella es mi hija
- Venga conmigo. - Caminé junto con la mujer. Abrió una puerta donde había un gran jardín donde muchos niños y niñas jugaban. Seguimos caminando hasta llegar a otra habitación, ahí habían unas cuantas cunas y se escuchaba el llorar de los bebés. La mujer se acercó a una que estaba en el fondo de la habitación, cargo a la niña y vino hacia mi. - Ésta linda niña, es la que llegó hace dos semanas, la dejaron aquí por la madrugada, era una noche lluviosa
- ¿P-Puedo? - Dije señalando a la bebé para saber si podía cargarla
- Claro que sí. - La mujer se acercó más a mí, extendí mis brazos y la puso en ellos. Estaba segura de que ella era mi hija, se parecía tanto a Rosé, aunque también tenía uno que otro rasgo mío
- Estás tan hermosa, mi niña. - Hablé acariciando con mi mano su pequeño rostro. No pude evitar derramar lágrimas al verla, al por fin tenerla conmigo, hasta se me erizó la piel. - Prometo mi amor, que encontraremos a mami Rosé, no sabes las ganas que tiene de conocerte, no pudo hacerlo porque te arrebataron de sus brazos, pero muy pronto por fin estaremos juntas las tres como una familia, te lo prometo. - Acerqué mi rostro al suyo y dejé un beso en su mejilla y después uno en su frente. - Ella es mi hija, necesito estar con ella, no puedo dejarla aquí, necesita estar conmigo, con su madre
- No puede llevársela así nada más. Tiene primero que demostrar que es su hija, con una prueba de ADN, para después realizar el papeleo de los documentos y que pueda estar con usted
- ¿Enserio? Pero es que...no quiero dejarla, no quiero estar lejos de ella ni un día más
- Perdón, pero es lo que marca la ley y las reglas de ésta casa hogar. - Me puse un poco triste, pero aquella mujer tenía razón, no podía llevarla así nada más
- Está bien, haré eso lo más pronto posible. Por ahora me tengo que ir, por favor, le encargo mucho a mi hija. - Dejé un último beso en su mejilla. - Prometo venir pronto mi amor. - Dije mientras apretaba levemente sus regordetas mejillas. - Me voy, por favor me la cuida mucho
- No se preocupe, ella estará más que bien, suerte con lo de su mujer, espero que la encuentren pronto
- Gracias, espero todo salga bien, nos vemos después. - Caminé hacia la salida. Abrí la puerta del auto pero antes de subir, miré a la acera de enfrente y ahí estaba estacionada una camioneta parecida a la de Rosé. Cerré la puerta y caminé para poder ver un poco mejor, me lleve una gran sorpresa al ver que ahí estaba Irene, estaba hablando con Rosé, la cual solo lloraba. Irene abrió la puerta pero me vió, al momento rápidamente subió otra vez y arrancó la camioneta. Fui corriendo a mi auto y comencé a seguirla a toda velocidad por la carretera. Tomé mi celular y llamé al padre de Rosé diciéndole donde me encontraba para que la policía llegara lo más pronto posible para ayudar. Acelere más rápido para poder alcanzarla.
- ¡No! ¡Maldita sea! - La camioneta se había estampado contra un árbol. - No puede ser, Rosé. - Estacione mi auto y bajé para correr hacia el lugar. Ví como se abría la puerta del piloto e Irene salió corriendo como podía, ya que estaba herida y no podía hacerlo del todo bien. Me importó muy poco, yo solo fui al otro lado para ver a Rosé, abrí la puerta, la encontré inconsciente, con varias heridas y había mucha sangre, no llevaba el cinturón de seguridad y se había estampado directamente contra el vidrio delantero. - Mi amor resiste. - Por fortuna la policía ya había llegado. - ¡Por favor ayúdenos! ¡Llevenla rápido al hospital se lo suplico!
- ¡Jisoo! Ve por Irene, yo me quedo con mi hija
- Pero señor...
- ¡Ve por ella Jisoo! Esa maldita no puede escapar. - Hice caso a lo que me dijo y corrí a toda velocidad por donde se había ido Irene, estaba herida y sangrando así que seguí los rastros. La policía venía detrás de mí, buscamos por todas partes hasta que la encontré sentada debajo de un árbol
- ¡No te acerques o te disparo! - Me habló apuntándome con el arma
- No tienes escapatoria, entrégate a las autoridades. - Los oficiales llegaron y le apuntaron con sus armas. - Debes pagar por todo lo que hiciste, no tienes salida
- No, no iré a prisión, primero muerta antes que pisar ese lugar. - Dejó de apuntarme para posar el arma sobre su sien para después disparar. Solo pude cerrar los ojos, ella misma había acabado con su vida
******
- Mi amor. - Le hablaba a Rosé llorando. Había sufrido varias fracturas debido al accidente, su estado era delicado. - Rosé, tienes que recuperarte, debes de luchar por vivir, ya encontramos a nuestra hija, ayer fui a verla y no sabes lo linda que es, se parece tanto a ti. No me dejes, yo no podría vivir sin ti, no lo soportaría. No entiendo porque el destino es tan injusto con nosotras dos. - Me alarmé cuando escuché como el monitor de signos vitales bajaba cada vez mas. - No , Rosé, no me dejes, no. ¡Ayuda! ¡Necesito que me ayuden!
Hola :)
Ésta historia ya la hubiese terminado desde hace días, pero ésta semana entre a la escuela y he andado un poquito ocupada. Espero darles el final para la siguiente semana
Gracias por leer 💕
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