Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

08


-Debería haber ido contigo. –la voz de mi padre tenía cierto aire distraído mientras me daba la espalda. Estaba centrado en colgar la foto de la ecografía en la nevera con un par de nuestros imanes.

-Leah me concertó la cita y me pareció bien que viniera, apoyo femenino y todo eso. –respondí mientras atacaba mi desayuno. Me había levantado con el hambre sustituyendo las náuseas matutinas y estaba encantada con ello.

-No sabía que eras amiga de la hija de Harry. –comentó tras decidir que la foto estaba bien colocada y sentarse frente a mí con su taza de café parcialmente fría.

Me encogí de hombros.

-¿Hay algún problema con ella?

Charlie agitó la mano como descartando cualquier sospecha.

-No es eso, Bells. Sólo que es más mayor que tú, me sorprende que os mováis en los mismos círculos.

-Sólo tiene veintiuno. –mis estimaciones sobre su edad habían ido más por encima. –Tuvo un último año difícil en el instituto y tuvo que repetir curso y después decidió tomarse un año sabático.

-Algo escuché, la ruptura con Sam pareció difícil.

El aire se llenó de incomodidad después de que acabara de hablar. Las rupturas eran temas sensibles, en especial en nuestra casa. En especial en ese momento.

Charlie carraspeó y apuró lo que quedaba de su café antes de levantarse.

-¿Quieres que te lleve al instituto? –preguntó algo más incómodo que minutos antes.

-No, llevaré la camioneta. Esta tarde quiero ir con las chicas a Seattle a comprar las últimas cosas de navidad.

Las cejas de mi padre se alzaron.

-Dije que no quería regalos, Bells.

-Y yo dije que no te escucharía. –repliqué con calma.

Charlie bufó pero no se me escapó la sonrisa divertida en sus labios.

-Llama si necesitas algo. –asentí agitando la mano para que se marchara. -Nos vemos, luego.

-Hasta luego, papá. ¡Ten cuidado! –exclamé porque ya iba por la puerta. Hasta mí llegó un sonido afirmativo antes de que se fuera.

Rasqué unos cuantos minutos más al reloj y suspiré antes de levantarme de mi asiento. Hoy era el día. Hoy se lo diría a las chicas.

Y no tenía ni idea de cómo van a reaccionar.


❀❀❀


Había sobrevivido todo el día con un nudo en el estómago. Ángela me preguntó un par de veces si me encuentro bien y mentí de manera descarada. Me pasé las horas de clase pensando cómo decirles a mis amigas que estaba embarazada. Era ridículo. Ya se lo había dicho a Charlie, y si él se lo había tomado bien, mis amigas deberían entenderme. ¿Verdad?

No fue hasta que estábamos sentadas en el interior de una cafetería cuando por fin me animé a hablar. Las tres llevábamos varias bolsas repletas de nuestras compras, incluida algo de ropa dado que la mía se me estaba quedando pequeña; pero había procurado esconderme bien en los probadores para que no vieran mis cambios. No era que se notase demasiado, era más bien como una hinchazón cuando algo te sentaba mal. Aún así, estaba paranoica.

-Chicas. –llamé la atención de ambas. Entre el alboroto de los demás clientes y el hilo musical navideños mi voz parecía perderse un poco así que carraspeé para darle firmeza. –Tengo que contaros algo.

Jessica y Ángela intercambiaron una mirada algo confusa y yo apreté las manos en torno a mi taza de chocolate caliente. Tomé aire.

Y lo solté.

-Estoy embarazada.

Vi la sorpresa en sus rostros, cómo la información se registraba en sus cerebros. Ángela abrió la boca pero la cerró cuando no encontró nada que decir y Jess sólo me miró con los ojos como platos ante de recuperar el habla.

-¿Es de Cullen? –le di un pequeño asentimiento. -¿Por eso se fue?

-¡Jess! –le recriminó Ángela, dándole un leve golpecito en el brazo.

Jessica resopló indignada.

-¿Qué? Era demasiado guapo para no ser un capullo. –se inclinó sobre la mesa hacia mí, bajando el tono de voz para que los clientes más cercanos no la escucharan. -¿Quieres que quememos su casa? No sé dónde está pero si me dices la dirección podemos ir. Estoy segura de que tu padre no nos detendrá.

La risa que brotó de mí fue espontánea y se llevó toda la tensión que había acumulado durante el día.

-No quiero que te vuelvas pirómana, Jess. –le aseguré e hizo un ruidito de disgusto mientras se dejaba caer de nuevo sobre su asiento. Dejé que mi mirada fuera de ella hacia Ángela. –Os lo habría dicho antes pero...tenía miedo, supongo.

-¿De qué? –preguntó Ángela con suavidad, con esa amabilidad tan suya brillando en su mirada.

-Del rechazo, de que penséis mal de mí. –mi voz era apenas un murmullo que casi se diluyó entre los villancicos.

-Bueno, desde luego no prestaste mucha atención en la charla de educación sexual que nos dieron. –bromeó Jessica, no había maldad en su comentario, sabía que simplemente carecía de algún tipo de filtro al hablar. –Pero nunca te rechazaríamos.

Parpadeé un poco, molesta por la inoportuna humedad de mis ojos.

-¿En serio? –mi voz sonó algo débil.

-Eres nuestra amiga, Bells, que vayas a tener un bebé no cambia eso. –aseguró Ángela y extendió su brazo hacia mí hasta que me sujetó la mano con ternura.

Jessica imitó su movimiento y de repente mis amigas tenían mis dos manos atrapadas y una sonrisa se extendió por mi rostro.

-Y si alguien se mete contigo le quemaré el coche. –aseguró Jess.

Las carcajadas que emitimos las tres se perdieron entre el barullo de la gente pero eran mucho más cálidas que el chocolate de nuestras tazas.


❀❀❀


Llegué a casa agotada. Apenas me molesté en guardar los regalos para que Charlie no los encontrase, cené algo rápido, me di una ducha y me tiré sobre la cama, sintiendo como si hubiera tenido una dura jornada de trabajo.

Cuando me acomodé entre las sábanas miré el reloj con el ceño ligeramente fruncido. Leah debería haber llamado para entonces.

Cogí uno de los libros de mi mesita de noche en un intento por distraerme. Escuché a Charlie subir las escaleras para irse a dormir. Volví a mirar el reloj.

La tranquilidad fue sustituida por la ansiedad hasta que mi móvil sonó y casi se me resbaló de las manos por las prisas por atender la llamada.

-¿Leah? –pregunto de forma brusca.

-Soy Jake. –sentí como si mi corazón se subiera a la garganta y luego bajara hasta mis pies.

-¿Está todo bien?

-Sí, sí. Leah está bien. Sólo está ocupada y me dijo que me pasara por aquí para decírtelo.

Fruncí el ceño sin entender nada.

-¿Por aquí? ¿Dónde estás, Jake?

-Mira por la ventana.

Me levanté de la cama hasta llegar a la ventana. Lo vi justo debajo, en el rectángulo de luz amarilla que se proyectaba desde mi habitación. Me saludó con la mano que tiene libre.

-¿Por qué no subes? –pregunté confusa y algo ridícula de seguir hablándole por el móvil cuando estaba a unos metros de distancia.

Observé cómo se movió sobre sus pies, pasando su peso de un lado a otro, incómodo.

-Leah me ha advertido que si me vuelvo a colar en tu habitación me quemará la moto. Conmigo atado a ella.

No pude evitar poner los ojos en blanco con diversión. Al menos ya nadie se colaría en mi casa sin permiso.

-De todas formas tengo que irme pronto, los demás siguen en el bosque persiguiendo a la chupasangres.

La diversión se esfumó.

-¿Chupasangres?

-Sí. Una pelirroja que ha entrado en nuestras tierras, ha estado horas intentando pasar la frontera para llegar hasta aquí. No sabemos qué busca.

Sentí cómo la sangre se me helara en las venas conforme Jake hablaba.

-Yo sí sé lo que busca. –susurré al teléfono móvil, vi cómo el rostro de mi amigo se tensaba ante mi tono. –A mí. Me busca a mí.

Victoria. Victoria había vuelto finalmente.

Y había vuelto a por mí.




Victoria is baaaack.

Pretendo que esta historia no siga la línea oficial, vamos, que voy a hacer de las mías en esta historia🤭

Recordar darle amor y comentar, nos leemos!🥰

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro