Destino
Él: — ¡Ultima estación, señorita, aquí llegamos al final del recorrido!
Ella: — Gracias por avisarme. Aunque, a decir verdad, más allá solo hay acantilados imposibles de sortear con este tren.
Él: — Siento haberle dicho aparentemente una obviedad, pero no lo es tanto...si me deja explicarle.
Ella: — Siento decirle otra. Sé a qué se refiere, y si se da cuenta y mira con atención verá que, en realidad, hemos llegado al fin del mundo.
Él: — Nos vamos entendiendo: ¿baja entonces conmigo? O prefiere seguir.
Ella: —Bajaría con agrado pero me equivoqué de tren, en verdad.
Él: — ¡Vaya, qué contrariedad! ¿No se apea del camino conmigo?
Ella: —Quisiera. Pero no hay camino.
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