Pasado
Pasado
La vida de Naruto no fue fácil, aunque su niñez fue feliz.
Todos los recuerdos de cuando era niño están llenos de alegría, de risas y cariño sano. Todo hasta que "ella" entró.
Hinata había sido la niña más bonita y tierna que había conocido nunca. Ella le llamó la atención antes de que ella se acercará toda tímida para saludarlo. ¿Cómo no verla? Ella resaltaba entre todas esas chicas gritonas. Siempre la había considerado la más inteligente, la más bonita, la más... Todo. Estaba en la cima cuando ella dijo que si para ser su novia, pero tendría que haber sabido mejor.
Todo lo que sube, tiene que bajar.
Estaban casi cumpliendo un año de novios cuando empezó. Naruto nunca supo que era lo que tanto le molestaba, pero siempre sentía que nada lo que hiciera era suficiente para ella. Lo hizo sentir culpable cuando él no había hecho nada para serlo. Le molestaba que hablara con sus compañeras, entonces dejó de hacerlo. Le molestaba que no le dijera a dónde iba, entonces él se preocupaba en siempre decirle dónde estaba. Le molestaba que ayudará a una chica con libros, que hablara, que saludara...
No podía hacer nada sin que ella reventara en una escena de celos enfermizos.
Se sentía como un árbol.
Hinata estaba doblando su rama, que era su amor, a su antojo, sin preocuparse por los sonidos de ruptura. Ella tiró, y tiró hasta que lo quebró. No contenta con eso, dejó tirada la rama y se fue sin más.
Naruto espero que ella volviera, que le pidiera disculpas por sus celos infundados, pero eso jamás llegó. Él se resintió con todas las mujeres por ella, aunque intento reiniciar su vida, prefirió dejar el amor de lado. Su corazón se había vuelto una roca dura de hielo para cualquier mujer que no fuera su madre.
Hasta que Sakura llegó a su vida.
Sakura fue su amiga y su apoyo en la escuela de policías. No hubo algo sexual entre ellos, era amor puro y fraternal. Después de unos meses de salir Naruto lo notó. Se separaron, pero siguieron siendo amigos. Sakura le rogó que hiciera terapia para sanar las heridas que le había dejado Hinata. Él lo consideró estúpido, nunca fue. Ella no volvió a repetirlo, aunque siempre quería presentarle alguna amiga.
Naruto había pasado por unas cuantas, pero siempre se encontraba comparando con Hinata sin darse cuenta. Y se odiaba cada vez más por eso, y también a ella. Cuando dejó a Ino decidió que lo suyo no era el amor.
Ya. Hinata lo había arruinado y de nada servía llorar sobre la leche derramada.
Aprendería a vivir con ello...
Y lo había hecho bien...
Concentrándose en su carrera como policía. Patrullando y concentrándose en sus amigos. Se había centrado tanto en su carrera, que en menos de cinco años ya lo habían ascendido a detective. Su vida estaba acomodándose de nuevo, sin tiempo para el amor, sin tiempo para mujeres, sólo para su pequeña ahijada, la hija de Sakura. Él era feliz con poco...
Hasta que "ella" volvió...
No le daba mucha importancia a Facebook, pero ese día entró porque estaba aburrido. Siempre tenía algún mensaje de alguna mujer que le coqueteaba. A veces él aceptaba una cita, pero se aseguraba de aclara que él no buscaba una relación. Él vivía para su carrera.
Ver su nombre arriba de todo lo había dejado congelado y con el corazón alocado en su pecho. Apenas había leído el mensaje antes de entrar en su perfil. Hinata no tenía nada en privado, la mayoría era público. Tampoco es que tuviera muchas cosas, más que memes y videos graciosos o de gatos y perros.
Ver sus fotos más recientes sólo lo destrozaron.
Parecía tan bonita, tan completa sin él. Mientras él seguía pensando en ella, apesar de 13 años de haber terminado. No sabía lo que sentía, no creía que fuera amor. Tal vez era rencor.
Le contó a Sakura sobre su mensaje y ella se ofendió, estuvo dispuesta a buscar a Hinata y enseñarle unas cuantas lecciones. Naruto no lo dudaba, Sakura era una mujer terriblemente feroz cuando defendía algo querido para ella. Pero Naruto lo consideró exagerado.
No quería saber de Hinata, pero tampoco le deseaba algún daño. Decidió no contestarle, pero los días pasaron y él seguía entrando a su Facebook, mirando sus fotos, sus preciosos ojos perlas lo perseguían en sus sueños. Su piel pálida, sus labios rojos, su cabello lacio y oscuro. Ella se convirtió en su demonio personal. Visitándolo cada noche con su voz dulce, con las nuevas curvas que apenas notaba en las fotos.
A las tres semanas se rompió y tuvo que contestarle. Esperaba que ella le hiciera esperar unos días, pero le contestó antes de la media hora. Cuando escribió que su vida estaba bien, quiso recrimirle como ella había arruinado su intento de sobrevivir de ella. Pero borró todo y comenzó a escribir de nuevo. Esta vez preguntado si estaba con otro hombre, pero volvió a borrarlo. No podía aguantarlo.
Saber que ella había seguido su vida mientras él no había podido enamorarse de nuevo, era como si el pequeño brote que estaba creciendo donde una vez había estado esa fuerte rama que ella rompió, comenzarán a marchitar. No podía. Entonces simplemente le escribió unas pocas palabras.
Que ella quisiera verlo lo dejó desencajado.
No podía simplemente... Ella simplemente le pidió para que se vieran...
Naruto buscó su botella de vodka, la bebida más fuerte que tenía en ese momento y se ahogó en alcohol hasta olvidarse de Hinata. Hacia mucho que no lo hacía, que no tomaba hasta que se olvidaba de su nombre. Al otro día un nuevo caso de un asesinato tomó todos sus pensamientos. Agradeció la distracción, aunque costó la vida de un inocente.
Estuvo una semana a penas volviendo a la casa, poniendo todas sus energías en el caso, pero a la semana estaba en un callejón sin salida. Con el asesino y con sus pensamientos que volvían a Hinata.
Había bebido de impotencia, con el caso y por Hinata. Ambos eran cosas que le sacaban la paz. Pero razonó, con sus neuronas abombadas por el alcohol, que por lo menos el de Hinata podía arreglarlo.
La llamó para decirle todo lo que no había podido decirle en esos mensajes. También para decirle que la deseaba. Su cerebro pareció reaccionar justo antes de sacar su polla y comenzar a masturbarse mientras la escuchaba, como cuando había sido un crío de 16. Escuchar sus gemidos le hicieron tirar el teléfono cuando cortó y masturbarse igual.
Llegar en medio de su sala, gruñendo y gruñendo el nombre de Hinata sólo le hizo sentir patético...
§•§
Había dicho que serían tres, pero decidí hacerlo una historia corta, ya que estoy bastante inspirada con esta historia. Mañana seguramente la terminaré, a más tardar el miércoles. Esperen un capítulo más hoy... Tal vez.
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