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Nuevo día

Nuevo día

Naruto miró con los ojos vacíos hacia la ventana de la clínica.

El Sol comenzaba a salir brillante y fuerte, como si la noche anterior no hubiera llovido. Unas muy pocas nubes aún se mantenían, pero parecía que sería un día mayormente soleado.

Él reconoció su propio reflejo en el largo ventanal, embarrado, sucio y despeinado. Era un desastre, pero no se había apartado de la clínica. Primero por Hinata y también por Sakura.

Sakura había sido atravesada por lo que parecía una pequeña cuclilla afilada que llevaba Hidan esa noche,y la había golpeado para dejarla inconsciente. Él escuchó el rápido relato que le dió antes de que ella se durmiera por la droga que le habían suministrado. Había llegado a la casa, se había cambiado, su teléfono se había roto por la lluvia y había hablado con Hinata. Hasta que la ventana de su habitación se había roto, ella le había explicado a Hinata como huir, pero jamás espero que Hidan golpeara su mano para que disparará al techo y la golpeara para luego hundir su cuchilla en su estómago.

Sakura no sabía que había pasado después. Cuando ella se despertó, escuchó forcejeos en la habitación. Había entrado justo después que Hidan había golpeado hasta dejar inconsciente a Hinata. Ella le disparó, pero estaba muy cansada para acercarse a la cama, justo después ellos habían llegado.

Naruto se pasó la mano por la barba puntiaguda y gruñó.

Sakura había entrado a cirugía, aún estaba allí. Lo más probable es que perdiera su matriz por la herida. Él bastardo parecía que lo había hecho a propósito, sólo había dañado su útero.

—¿Quieres un café?

Naruto se giró cuando escuchó la voz de Sasuke. El marido de su mejor amiga llevaba dos tazas, y le extendió una. Naruto la tomó, aunque tenía la garganta cerrada. Tomó un sorbo para intentar hablar.

— Lo sien...

—Ni lo digas — le interrumpió el abogado mientras se sentaba en una de las sillas cercanas. Naruto se giró a él —. No tienes la culpa de esto. Sakura ama su trabajo, si no hubiera sido hoy, podría ser cualquier otro día.

Naruto caminó hasta sentarse al lado del pálido hombre. Sasuke siempre había sido de piel clara, pero su color era enfermizo.

—¿Estás bien?—, preguntó mientras calentaba sus frías manos con la pequeña taza blanca.

Sasuke volvió a tomar café y suspiró, apoyó su cabeza en la pared y cerró los ojos.

—Se lo dije. Su trabajo es muy peligroso, pero ella..—. Él se detuvo y gruñó, abriendo los ojos—. Estaré bien cuando ella lo esté.

— Sakura es un hueso duro de roer. Todo estará bien—, quiso consolarlo palmeando torpemente su hombro.

Naruto hizo una mueca, siempre había sido una mierda consolando.

—¿Cómo está la mujer?— preguntó Sasuke después de asentir y tomar un sorbo de café.

Naruto suspiró mientras volvía la mirada a la ventana.

—Viva...— murmuró, eso era lo importante.

Naruto sintió la mirada de Sasuke en su perfil, pero no volvió la mirada. Se sentía un fracaso, una vez más, no había podido defender a Hinata del monstruo. Había intentando, pero parecía que cada vez que estaban juntos, algo la dañaba. Él también estaba dañado, verla ser sacada de su casa con Medio rostro hinchado, ensangrentada, casi desnuda sobre la manta de plástico térmico que habían puesto sobre ella. Una de sus piernas había estado hinchada y de un horrible color. Era una mezcla entre sangre y barro, todo ella.

Hasta ahora los médicos le habían dicho que no había habido violación, sólo violencia física, que no era menos. Tenía un tímpano roto, el interior de las mejillas cortadas y él bastardo le había roto dos dientes y una muela. Su cuello estaba negro y azul por ahorcamiento y un agujero de bala en el hombro, ya que una de las balas traspasó el cuerpo de Hidan e impacto en ella. Una herida superficial, pero sangrante en la nuca y estaban manteniéndola despierta por las veces que perdió el conocimiento.

Naruto no podía verla. No sabía si podría ser una buena compañía. Le había prometido que todo estaría bien, pero nada había estado bien.

Una vez más, había roto una promesa. Eso le pasaba mucho con Hinata, reflexionó.

Tomó un sorbo de café con la mirada perdida hasta que escuchó pasos acercarse a él. Naruto giró el rostro y se levantó al ver a Gaara y Shikamaru acercarse. Ellos le dieron sus deseos de pronta recuperación para Sakura a su marido y luego le pidieron que los siguiera. Naruto saludo a Sasuke y lo hizo.

Ellos lo llevaron hasta la terraza, la cual estaba rodeada por un alto tejido metálico. Naruto los siguió hasta que Gaara se apoyó en lo que parecía un conducto de aire. Shikamaru sacó una cajetilla de cigarrillos.

— Odio los malditos hospitales— gruñó mientras se ponía uno en la boca.

Gaara lo miró con burla.

— Podría haber pensado lo contrario, ya que en Suna te lo pasas por allí.

—Cierra la boca— le respondió con diversión.

Naruto no entendió la broma interna, pero se apoyó en el tejido y espero que le dijeran que habían conseguido de Toneri.

— Hatake decidió mantenerlo encerrado— empezó Gaara, la diversión de había borrado de rostro y tenía los brazos cruzados—. Podremos tenerlo un par de años, ya que lo acusan de omisión de auxilio, agravado por el vínculo y su condición de médico, y tal vez podamos sumar unos más por no dar aviso a las autoridades.

Naruto asintió y miró a Shikamaru cuando esté expulsó humo por su boca.

— Pero creo que tienes razón. Danzō es la cabecilla de esto.

— Creemos que fue a Suna—, siguió Gaara.

—Volveremos, al parecer Hidan jamás viajo a las otras ciudades, pero Danzō sí. Tal vez encontremos a otros locos religiosos asesinos.

—¿Konohamaru logró hacker la información?— preguntó Naruto.

Gaara asintió.

—Es bueno el muchacho— halagó.

— Aún así, no encontramos nada que lo relacionara con los asesinatos. Cuando estos ocurrían, él no estaba en esas ciudades. Siempre procuró alejarse unas semanas antes de que el asesino atacará.

— Bastardo—, murmuró Naruto apretando sus dedos en los tejidos, estos hicieron un ruido y cedieron un poco a su presión.

—Es un bastardo inteligente—, concedió Shikamaru.

Naruto miró a través de el tejido el sol alumbrar Konoha, la ciudad empezaba a moverse, como si la noche anterior no hubiera sido su peor pesadilla.

— Gracias por su ayuda—, dijo el rubio mirando una vez más a los agentes de Suna.

Ambos asintieron.

— Esperábamos que nos prestes a un par de tus agentes—, dijo Gaara.

—Claro —, asintió sin dudar—. Sólo has la petición a Hatake, no creo que él les niegue algo.

Ambos volvieron a asentir. Naruto volvió su mirada a la ciudad, pensando que por lo menos Konoha se había librado del asesino. ¿Pero eso sería suficiente para Hinata? ¿Ella se recupería de alguna forma?

Naruto giró su cabeza cuando una mano pesada se poso en su hombro, notando que ambos hombres aún estaban allí. Gaara era el que se había acercado.

— El amor puede hacer milagros, Namikaze. No dejes que la oscuridad coma lo bueno que puedas encontrar...

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