Máscaras
Máscaras
—¿Qué te hace pensar que es él?
Hinata se quedó con la mirada en la ventana polarizada del auto de Naruto, mientras él manejaba. Ella aún se sentía algo shockeada.
—¿Qué?— preguntó aunque sabía a qué se refería.
—¿Qué te hace pensar que es Otsusuki?— preguntó Naruto, su voz suave, lleno de tranquilidad.
Hinata tragó saliva mientras apretaba sus manos en su regazo. Ella pensó unos segundos antes de contestar.
— Conocí a Toneri hace cuatro años, cuando me mudé a mí nuevo departamento. Nos cruzamos mientras yo salía un domingo a comprar a la tienda. Él estaba allí, con su traje dominical. No me pareció un mal hombre en ese tiempo. Estaba en la puerta, con una biblia y hablando sobre Dios. Él me abordó cuando salía de la tienda.
Hinata se quedó callada por unos segundos, recordando al hombre joven y atractivo. Con voz suave y facciones agradables. Él había tenido una sonrisa amable, una convicción en sus palabras dichas.
— Él me habló de como Dios podía ayudarme a sanar las heridas que tenía. Me habló como si conociera que estaba lastimada en mí interior. Él me dió un panfleto sobre la iglesia y la misa que dirían ese noche. Me leyó la biblia y me hizo sentir cómoda, me hizo darme cuenta que necesitaba volver a la fe.
Hinata apretó sus dedos en la falda, haciendo puños apretados mientras intentaba quedarse con el recuerdo del muchacho que había sido tan amable y educado. Intentó ver algún indicio, de ese recuerdo, del monstruo que se estaba escondiendo en su interior. Ella no encontró ninguno.
—Toneri me espero en la puerta de la iglesia y me acompañó en la primera reunión en la que asistí. El diácono Hidan estaba hace menos de un año en esa congregación...
—¿De qué trabaja Toneri?— le preguntó Naruto mientras doblaba en una calle.
Hinata no podía saber a dónde la estaba llevando, pero no tenía cabeza para pensar en eso en ese momento.
—Es dentista.
Naruto hizo un ruido, pero Hinata no volvió la mirada.
—¿Viaja mucho?
Ella frunció el ceño, intentando pensar si eso era importante.
—En realidad, no. Toneri es hijo único y su madre es algo delicada de salud.
—¿Su padre?
— Nunca estuvo en foto.
El silencio se propagó entre ellos mientras Naruto seguía conduciendo. Él se detuvo en una luz roja y Hinata pudo sentir que miraba su perfil.
—¿Cuándo empezaste a sentirte incómoda cerca de él?
Hinata volvió la mirada a él, llena de asombro. No se había dado cuenta que él lo había notado. Aunque no tenía que sorprenderse, Naruto era más observador que antes. Él siguió conduciendo cuando la luz se volvió verde y Hinata miró por la ventana hacia afuera.
— Hace un año—, contestó con voz apagada.
—¿Qué pasó?— quiso saber él.
Hinata acarició la tela suave de su pollera, intentando ordenar sus pensamientos para contarle a Naruto lo que había pasado.
—Hasta ese momento, Toneri era... Bueno. Él era muy amable conmigo, yo conocía a su madre por la iglesia y ella a veces me invitaba a tomar un té en su casa luego de las misas matutinas.
—¿Ibas?
Hinata asintió.
— Kaguya es... Ella es una mujer de la vieja escuela. Tal vez, algo autoritaria, pero no parecía una mala mujer o madre.
—¿Parecía?
Hinata se sintió incómoda, pero bajó ese sentimiento.
—Ella había empezado a criticar a las mujeres más jóvenes que la iglesia. Diciendo que se estaban depravando. Ya sabes, el feminismo y eso—, dijo con un carraspeo—. Ella era bastante machista, diciendo que una mujer no debería trabajar. Sólo en su casa con sus hijos y hacer cualquier cosa por su esposo.
— Debe sentirse bastante fracasada—, comentó Naruto.
Hinata miró su perfil con el celo fruncido.
—¿Por qué?
—Pues, ella tuvo un hijo fuera del matrimonio. Eso debe haber sido duro para ella.
—Ah..— dijo Hinata comprendiendo su punto—. Puede ser.
Ella volvió a jugar con sus manos y esta vez se quedó con la mirada al frente.
—¿Qué pasó después?— le preguntó Naruto cuando ella no continuo con su relato.
— Ella quería que me casara. Decía que era una mujer bonita, temerosa de Dios y que debía buscar un marido como yo. Para poder tener hijos y cumplir con el propósito que Dios había impuesto para las mujeres.
Naruto resoplo.
—¿Quería ligarte con su hijo?
Hinata asintió, pero recordó que Naruto estaba mirando a la calle.
—Si.
—¿Qué dijo Toneri de eso?
Hinata se encogió de hombros.
—No lo sé. Él me pidió salir unas veces. Sólo acepte la primera, para intentar aclararle que no quería casarme.
—¿Qué hizo él cuando le dijiste eso?— preguntó Naruto con voz profunda.
Hinata se mordió el labio y miró hacia afuera, por su costado. Ella reconoció el parque que estaba cerca de la casa de su terapeuta Kurenai. Naruto giró en una calle y a los pocos minutos se metió en una garaje. Ella se quedó allí, quieta mientras Naruto giraba su cuerpo hacia ella para verla. Él acarició su cabello y su hombro, mientras esperaba que le dijera.
Hinata suspiró.
—No hizo nada. Él me hablaba de Dios y de sus ganas de servirlo. Él parecía tan interesado en casarse como yo. Pero seguía insistiendo en salir. Yo le pregunté, por qué lo hacía. Él dijo que quería darle el gusto a su madre, pero que en realidad, yo no le parecía atractiva.
—Que capullo.
Hinata sonrió y bajó la mirada a sus manos, pero la subió para ver a Naruto cuando él puso la suya más grande y bronceada sobre las de ella.
— Eso no me molestó, me puso nerviosa que me preguntará sobre mis experiencias.
Eso hizo que Naruto frunciera el ceño.
—¿Experiencias?
Hinata sintió que se sonrojaba.
—En la cama—, murmuró.
Eso hizo que las cejas de Naruto subieran.
—¿Qué le dijiste?
—Que no le importaba—, dijo ella algo molesta, recordando ese momento—. Pero él no entendía. Siempre estaba preguntando cuando estábamos solos por algún asunto. Un día me canse y simplemente le pregunté que importaba eso. Él dijo que jamás se casaría con una mujer que no fuera virgen.
Naruto se la quedó mirando fijamente, ella prácticamente podía ver las tuercas moverse atrás de sus ojos.
—¿Por qué dijo eso él?— preguntó suavemente y con lentitud.
Hinata frunció el ceño y negó con la cabeza, con una risa amarga.
— Dijo que era el mandato de Dios. La mujer debe llegar libre de pecado a su esposo.
—¿Toneri es muy cercano a diácono Hidan?— Hinata asintió mientras subía una ceja—. ¿Y cuando conociste al obispo?
—Amm—, ella desvío la mirada intentando recordar el tiempo exacto—. Hace tres años más o menos. Él está a veces en la iglesia.
—¿Viaja mucho?— Hinata asintió—. ¿Dónde está su congregación?
—En la Niebla ¿Por qué?
—Maldita sea..—, murmuró Naruto mientras se desabrochaba el cinturón y empezaba a salir de auto—. Quédate allí, tengo que hacer una llamada.
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