Capítulo 49🐺
En las escrituras que las estrellas han reunido para ti; a veces, la historia puede que se repita. Pero nunca se asemejará, al momento que conoces a tu alma gemela. El encuentro trae consigo una fusión de emociones únicas. Una percepción de estar vivo que va más allá del corazón.
Y nada; ni nadie, puede sustituir, replicar, ni erradicar, esos sentimientos —Clairel Estevez
Un domingo que recién despedía la primavera y recibía el verano con un clima caluroso, un sol radiante que resplandecía en la casa de los Jeon. Los gritos, los juguetes esparcidos por toda la casa, muñecas y balones de fútbol, el correteo y las risas que se escuchaban en cada rincón del hogar.
Era un día importante para Taehyung, tendrá su primera exposición de arte en Gallery Hyundai, para la cual se había tardado siete años en dar el paso, después de haber tenido a Sun Hee, pensó que tendría tiempo para organizar y retocar las pinturas que quería presentar en la galería, fue todo lo contrario.
Haber pasado por dos embarazos no le permitió dedicarle tanto tiempo como quería a sus pinturas. Ser padre de una niña inquieta de siete años y dos mellizos más o menos tranquilos de cinco años, esposo y artista, consumía todo su tiempo. Pero eso no fue problema para que la galería de arte esperara por él.
Su momento había llegado, los nervios y la emoción se habían apoderado de él. Se encontraba en la galería vigilando que ninguna pintura se echara perder mientras los trabajadores preparaban las luces y todo lo demás que acompañaría toda la obra.
—Sun, si sigues corriendo por las escaleras te vas a caer, es la segunda vez que te lo digo —reclamó Jungkook con el móvil en la oreja.
La hija mayor de Taehyung y Jungkook era la que más se parecía al omega, tenía una personalidad muy alegre y extrovertida, lo que sí tenía de su padre alfa era lo increíblemente bien que se desempeñaba casi en cualquier deporte. Sun Hee era muy autoritaria y osada, le gustaba jugar con los mellizos porque sabía que ella siempre era la cabecilla de todas las travesuras con Jaemin siguiéndole el paso. Tenía un sentido para la moda casi idéntica a la de su padre omega y hacía amigos tan rápido como abría la boca, sí que era muy habladora. Eso hacía la tarea de Jungkook más difícil, cuidarla no era fácil, más cuando éste era sobreprotector con cualquiera que se le acercara.
Mientras que los mellizos eran un poco menos energéticos y más centrados. Físicamente tenían un gran parecido con el alfa, los mismos ojos grandes y las mismas mejillas redonditas especialmente cuando sonreían, a excepción de Jaemin quien tenía un rostro más rectangular. Junghyun era mucho menos inquieto, pero igual de extrovertido que su hermana. Jaemin era el más reservado y callado de los tres, aunque también tenían sus momentos en los que no era ni un poco tímido. De sus dos hermanos, era el único que había mostrado inclinación por el arte, cuando al cumplir los cuatro Taehyung notó la destreza que éste tenía con el lápiz cuando tenía que dibujar alguna cosa como tarea de la escuela.
—Junghyun ha sido contagiado con la interminable energía de tu hija —le informó Jungkook a su esposo del otro lado de la línea.
—¿Ya comieron? —cuestionó el omega.
—Sí, pero Jaemin no quiso, estoy preparándole algo más, aquí está sentando con una cara de aburrido —contestó mientras sujetaba su teléfono con su hombro para seguir cocinando.
—Los consientes demasiado Kook —replicó Taehyung—. Estaré pronto en casa, vigila a Sun Hee, está muy emocionada.
—¿Cómo sabes? —cuestionó.
—La ventaja de tener un lazo fuerte con ella —respondió Taehyung provocando una sonrisa en el alfa.
Al colgar Jungkook le sirvió un plato de arroz frito con cerdo y kimchi, dejándolo delante de Jaemin mientras acariciaba su cabello negro, quien en un susurro le agradeció. En cuanto Jungkook volvió su mirada a Sun Hee y Junghyun vio como estos corrían de un lado a otro, de un momento a otro la niña saltó a uno del sofá escapando de su hermano, Jungkook salió corriendo al ver cómo está se resbalaba, el alfa la sujetó antes de que cayera al piso. Esta solo echo a reír mientras que su padre tenía el corazón en la boca del susto.
—Te dije que tuvieras cuidado —demandó Jungkook antes de volver al comedor con Jaemin quien ahora sonreía al ver a sus hermanos pelearse.
Para Jungkook era más fácil llevar el control cuando Taehyung estaba cerca, él era mucho más autoritario que él y sabía cómo tratarlos, después de todo los había tenido en el vientre por nueve meses y su vínculo con ellos era más fuerte que la suya. Sabia cuando se sentían mal emocionalmente, aunque era muy cariñoso y juguetón con ellos, cuando se trataba de regaños el omega era el más indicado para eso, ya que Jungkook se derretía tan solo con ver sus ojos llorosos lo que hacía que olvidara en cuestión de segundos cualquier cosa mala que hayan hecho. Eran mucho más inquietos y ruidosos siempre que compartían con los dos niños de Jimin y Yoongi, cosa que pasaba muy seguido, iban a la misma escuela y vivían cerca.
—¿Qué están buscando en la nevera? —cuestionó Jungkook mientras limpiaba los platos sucios.
—Papá, ya no hay fresas —se quejó Junghyun junto a su hermana frente al refrigerador abierto.
—Papi se las terminó y no es hora de comer fresas, vamos, vayan a recoger todos esos juguetes —les pidió el alfa cerrando la puerta de la nevera.
—Yo no fui, recógelos tú, Junghyun—demandó la niña, recibiendo una mirada seria de su padre.
—Sun Hee, no seas desobediente —ordenó Jungkook.
—Está bien —resopló Sun Hee alargando las palabras.
En cuanto terminaron de recoger todos los juguetes, los mellizos terminaron recostados en el sofá mirando caricaturas en la televisión. Mientras Sun Hee hacia su camino a su recámara cabizbaja.
—Sun, ven aquí, dame un beso —la llamó el alfa al ver la expresión que tenía su hija.
—No quiero, estoy enojada.
—Tú no puedes enojarte conmigo —comentó Jungkook poniéndose en cuclillas para estar a la altura de la niña. Sun Hee lo miró a los ojos y terminó acercándose a él abrazándolo por el cuello, para luego depositar un beso su la mejilla.
Jungkook terminó en medio de los mellizos con Sun Hee recostada en su pecho y viendo caricaturas con ellos, lo que duró poco tiempo, pues tenían que estar listos antes de que Taehyung llegara a casa, especialmente cuando Jaemin y Sun Hee eran quienes más tardaban en estar listos.
En cuanto Taehyung llegó, encontró la casa en silencio, al entrar a la recámara Sun Hee se encontró a la niña con el cabello algo húmedo y vistiendo un vestido liso azul oscuro de mangas. En cuanto vio al omega entrar se lanzó a su brazos con una sonrisa de oreja a oreja.
—Papi, ¿me haces ondas en el cabello? —cuestionó Sun Hee.
—Claro princesa, te extrañé hoy —admitió Taehyung mientras se sentaba en la cama con la niña de espaldas a él.
Al terminar de peinarla, pasó por la habitación de los mellizos a quienes encontró cómodamente recostados en la cama, absortos en las caricaturas de la televisión.
—Vaya, cuanta elegancia tienen mis hombrecitos —halagó el omega saludándolos con un beso y abrazo que fue correspondido con afecto.
Una vez Taehyung abrió la puerta de su recámara encontró a Jungkook terminando de abotonar su camisa negra de mangas largas, el omega lo miró de arriba abajo notando lo bien que se ajustaba el pantalón jean que llevaba puesto.
—Llégas... —Jungkook fue interrumpido abruptamente por los labios de su esposo, quien lo sujetó por el cuello, profundizando el beso.
—¿Y eso? —cuestionó Jungkook en cuanto se separan.
—Por verte jodidamente bien —susurró aún con la mirada en los labios de Jungkook mismos a los que le arrebató un beso deseoso antes de salir corriendo al baño, dejando al alfa desconcertado.
Mientras el pelinegro terminaba de acomodar a los niños en el auto, esperó que Taehyung saliera de la casa, cuando el alfa escuchó un wow por parte de sus hijos vio a Taehyung acercarse luciendo como un ángel con aquella camisa beige de seda con arandelas desde el cuello siguiendo el camino de los botones y en sus muñecas. Tenía un cuello V pronunciado que lo hacía lucir un poco atrevido, pero sin dejar de ser elegante. Sus pantalones blancos de talle alto se acoplaban a su cintura perfectamente.
—Deslumbrante —fue lo único capaz de decir el alfa antes de que el castaño entrara al auto sonriente.
Mientras más se acercaban a la galería de arte, más rápido latía el corazón de Taehyung, algo que Jungkook podía sentir, por lo que durante todo el camino no soltó su mano y no dejó de decirle que todo estaría bien. Una vez en el lugar Taehyung tenía que irse y dejar solo a su esposo con sus hijos.
—Tranquilo, has esperado este momento por mucho tiempo, piensa que estás haciendo lo que más amas —tranquilizó Jungkook acomodando un mechón del cabello de Taehyung, quién le dio un beso corto como respuesta para luego inclinarse a sus hijos.
—Deséenle suerte a papi —les pidió sonriente el omega.
—¡Suerte! —chillaron al unísono antes de abrazarlo por pocos segundos antes de que el omega tuviese que irse al interior de la galería.
—Sun Hee, agarra a tus hermanos —ordenó Jungkook y esta obedeció de inmediato—. Hoy es un día importante para papi y habrá mucha gente, no se separen de mi ¿entendido?
Cuando se adentró al pequeño vestíbulo antes de pasar al salón donde se estaría exhibiendo la obra de Taehyung, se encontró a sus padres tan emocionados como lo estaba el omega y minutos después se les unieron sus amigos.
En la entrada, lo primero que los invitados podían observar era el letrero conceptual de la exposición que les daba un adelanto de lo que sería. Taehyung mantuvo en secreto incluso de Jungkook el concepto que usaría, por lo que el alfa se sorprendió un poco al ver que el título de la obra era "Destined", ver el nombre de su esposo junto a ese título le llenaba de orgullo.
Cuando en la recepción empezó a llenarse de personas, Taehyung apareció al frente con un micrófono en manos mientras se presentaba con una sonrisa amable en sus labios. Jungkook no podía quitarle la mirada de encima, lucia demasiado bien para ser real.
—El arte es una forma de demostrar los sentimientos más profundos, especialmente cuando esos sentimientos son tan oscuros como el dolor o tan puros como el amor —señaló Taehyung.
—Destined es una obra de arte que representa el sufrimiento motivado por la violencia, pero también en como todo este dolor y miedo es suplantado por el amor y la paz interior —explicó Taehyung. Su forma de hablar tan fluida captaba la atención de todos, el aura a su alrededor era simplemente atrapante.
—Quise reflejar en cada pintura como dos personas sufrieron de forma distinta, en escenarios diferentes, pero en tiempos simultáneos, y como el destino, aun cuando hubo obstáculos de por medio, se encargó de unir sus caminos todas las veces que fueron posibles —expresó llevando su mirada a Jungkook, quien lo observaba en primera fila con sus hijos delante de él y sonriendo con orgullo.
—El destino trabaja de forma misteriosa e incierta, pero siempre se encarga de unir las almas que más se necesitan uno al otro, independientemente de género, color o casta —señaló—. Y eso es lo que pretende reflejar Destined, espero que lo disfruten.
Después de una ronda de aplausos Taehyung hizo una reverencia con una sonrisa tímida, sintió en el la intensa mirada de Jungkook, quien solo quería ir con el y abrazarlo, pero él omega le hizo señas para que siguiera el camino al interior del salón que estaban siguiendo los demás.
Tomando de la mano de Sun Hee para no perderla de vista junto a Jaemin y Junghyun. Jungkook fijó su mirada en la primera pintura, llamada Freedom, la silueta de un chico sobre una enorme mariposa que parecía navegar por las aguas del mar azul, los colores eran brillantes y para Jungkook transmitían felicidad y libertad. En la segunda se podía ver la misma silueta del chico ver a la mariposa marcharse en lo alto del cielo mientras éste se sumergía en la profundidad de las aguas que ya no era azules, sino de un color gris mezclado con negro.
A medida que más avanzaba las pinturas empezaban a ser más oscuras, con matices de color negro, gris y azul metálico. Jungkook había visto aquellas pinturas antes, lo que le sorprendió fue, ver entre ellas un retrato de su perfil desde los hombros hasta la cabeza, una sombra oscura lo rodeaba y se disipaba hacia atrás, y una lágrima se deslizaba por su mejilla, lo que más le impresionó al alfa fue ver cómo el dolor se reflejaba en su mirada, era simplemente impresionante.
Poco a poco todas las pinturas llenas de miedo, angustia y dolor fueron sustituidas por hermosos dibujos de la silueta de dos hombres que se encontraban, el hilo rojo estaba involucrado en todo aquello y eso le gustó al alfa. Desde las manos que se tocaban con un hilo rojo alrededor de su dedo meñique, hasta un beso en la frente entre los dos o un abrazo afectuoso rodeado de colores vivos.
La exposición terminó con una pintura muy parecida a la primera, la misma mariposa que ahora llevaba sobre el mar a ambos chicos y con ellos tres pequeñas siluetas juntos a ellos. Jungkook sonrió nostálgico después de haber visto todas las pinturas, buscó con la mirada a Taehyung, pero vio que el omega recibía toda clase de halagos y propuestas, así que decidió esperar, éste era su momento de brillar y el alfa disfrutaría verlo cumplir uno de sus más grandes sueños.
Al terminar la exposición, cuando ya todos se habían ido, quedando solo sus amigos y familiares; Taehyung recibió abrazos y felicitaciones por parte de ellos. Verlos todos juntos en un momento tan importante para él, le emocionaba. Aun con todos los elogios, esperaba escuchar la opinión que más le importaba, la de su esposo, después de todo él estaba muy involucrado en su inspiración, pero Jungkook se mantuvo en silencio solo observándolo con ojos de enamorado.
—Tenemos que irnos niños, tienen que descansar —indicó Hyun haciendo que Taehyung la mirara extrañado y que sus hijos se apartaran del abrazo. Aún en cuclillas frente a sus hijos, los miró a los tres a los ojos y les dio un último abrazo antes de que sus abuelos los llevaran al auto. Taehyung se sorpende sin saber que pasaba, entonces sintió la mano de Jungkook en su cintura, quien lo condujo hasta el auto y el omega lo miró curioso.
—¿Qué pasa? —preguntó Taehyung cuando ambos están dentro del vehículo.
—Ya verás —masculló Jungkook tomando la mano del mano—. Debo decir que estuviste perfecto, nunca he sido amante del arte pero tú haces que ame cada cosa que dibujas, fue todo tan hermoso como tú.
Taehyung sonrió, sonrojándose al escuchar la valoración de su destinado, aquella que tanto quería escuchar.
Jungkook se estacionó en la torre de en un alto y lujoso edificio de un hotel y llevó al omega hasta el último piso, entrando al único penthouse que se encontraba en aquel piso. Cuando el omega apreció el interior se sorprendido de la hermosa vista que tenían desde allí, a través de los ventanales podía ver gran parte de la ciudad y del río Han. Siguió los pasos de Jungkook que lo llevaron al comedor donde estaba servida una cena acompañada de velas, rosas rojas y champán.
—¿Qué es todo esto? —preguntó Taehyung.
—Bueno, hace mucho que no tenemos un momento para nosotros, los niños consumen todo nuestro tiempo, me pareció el mejor día para tenerlo.
—Me encanta —masculló Taehyung mientras se sentaba en la mesa y Jungkook junto a él.
—¿Hace cuánto no te bebes toda una botella de vino? Hoy puedes hacerlo —señaló Jungkook sonriente.
Entre halagos y pequeñas caricias debajo de la mesa, compartieron una cena en un ambiente con luz tenue y música baja. A Taehyung le pareció que su esposo estaba siendo exclusivamente romántico aquella noche. Terminaron bailando en medio de la sala cerca del ventanal que le daba vista a la ciudad. El omega reposaba su cabeza en el pecho del alfa estuchando los latidos ralentizado de su corazón, se movían de un lado a otro al compás de la suave música. La mano de Jungkook descansaba en la cintura del omega, quién se mantuvo abrazado al cuerpo de su alfa. Amaba tenerlo así de cerca.
En medio del baile Taehyung levantó la mirada, Jungkook llevó su mano a la mejilla de su destinado antes de besarlo con dulzura y pasión, en medio del beso el castaño no pudo parar de reír contagiando así al alfa.
—Me encanta escucharte reír —confesó sobre sus labios—. ¿Cómo es que tienes este cuerpazo? —cuestionó pasando sus manos por el cuerpo de Taehyung.
—Tener tres hijos no es cualquier cosa —contestó este con las cejas levantadas aún apegado al cuerpo del alfa.
—¿Deberíamos hacer otro más? —cuestionó Jungkook besando el cuello del omega, quién se rio como respuesta, pero al ver la seriedad en el rostro del alfa dejó de hacerlo. Él no jugaba cuando decía que quería tener muchos hijos.
—Ah, hablas enserio, ¿Qué pasa si tenemos otros mellizos? —preguntó Taehyung sorprendido.
—Entonces tendremos cinco hermosos hijos — concluyó Jungkook, a lo que Taehyung sonrió.
—De acuerdo.
—¿De verdad? —preguntó el alfa ilusionado.
—Mejor apúrate antes de que me arrepienta —bromeó Taehyung, recibiendo a su paso un beso apasionado por parte de su alfa.
Sin apartarse uno del otro llegaron a la habitación entre risas en medio del beso, el vino que habían tomado los tenía muy risueños, especialmente al omega, quien tenía su manos en los botones del pantalón de Jungkook deshaciéndose de ellos con desesperación. El alfa cayó en la cama con el omega encima de él solo con su camisa y ropa interior puesta, se apartó del alfa para quitar su camisa y pasar sus largos y delicados dedos por aquellos tatuajes que tanto le encantaban.
Taehyung sintió las manos del pelinegro en su muñeca, quien luego lo tomó por la cintura para recostarlo sobre la cama y con suma lentitud desabotonó la camisa de seda del omega. En cuanto el alfa se deshizo de ella vio como Taehyung se cubrió con sus manos.
—¿Por qué te cubres? —preguntó Jungkook mirándolo curioso.
—No tengo el mismo cuerpo de antes, tengo estrías, esta cicatriz de cesárea en mi abdomen no es para nada atractivo, y tú sigues igual de sexi que siempre —confesó Taehyung con los ojos cristalizados y las cejas levemente alzadas.
—Tae —susurró Jungkook pegando su frente con la del omega, apoyándose en sus antebrazos a cada lado de su cabeza—. Te lo dije una vez y lo diré cuantas veces sea necesario, ante mis ojos eres el arte más hermoso que mis ojos han podido captar jamás —masculló sobre sus labios.
Taehyung atrapó sus labios en un beso lento que poco a poco fue subiendo de intensidad, ambos se acariciaban y sentían el contacto de su piel. Los gemidos se hicieron presentes y aunque ellos tenían sus momentos en casa, no habían podido jadear tan alto como lo hacían en aquel momento de mucha excitación, así que para ellos escuchar esos gemidos del otro era algo que extrañaban. La voz ronca del alfa en cada palabra sucia que se le escapaba de la boca y la voz profunda de Taehyung en cada fuerte embestida que recibía, era lo que los tenían con la mente nublada por tanto placer.
Taehyung podía sentir como el alfa golpeaba su punto dulce en cada estocada. El omega estaba a horcajadas y de espaldas sobre Jungkook, mientras éste lo embestía fuerte y profundo. El omega sintió sus nalgas arder tanto como el interior de su cuerpo por los constantes azotes del alfa o como las apretaba cuando se impulsaba a su interior.
—¿Vas a seguir azotándome toda la noche? —cuestionó el omega con la respiración agitada.
—Es que te ves jodidamente bien en esa posición, es más de lo que puedo soportar —jadeó Jungkook con el ceño fruncido.
—Alfa —gimió Taehyung inclinándose hacia adelante apoyando sus manos en los tobillos de Jungkook, sentía que la respiración le fallaba por la intensidad de los movimientos del pelinegro. Con fuerza tiró de Taehyung hacia atrás haciendo que éste se apoyara de en sus rodillas y se recostara de su pecho.
—Dilo de nuevo —pidió Jungkook sujetando la cintura del omega mientras éste echaba su cabeza hacia atrás, dejándola caer sobre el hombro del alfa, quien lo miró con lujuria, mientras que Taehyung cerraba sus ojos y gemía sin vergüenza alguna.
—Alfa, no te detengas —gimió una vez más Taehyung al sentir las fuertes embestidas del alfa. La forma en la que pronunciaba esas palabras llenaban de placer a Jungkook, le encantaba ver lo rápido que Taehyung perdía el control y como todo su cuerpo reaccionaba a cada toque suyo.
Entre fuertes jadeos, Jungkook pasó su pulgar sobre los labios entreabiertos del omega; gimió al ver cómo éste se lo metía a la boca haciendo un gesto lascivo con sus ojos.
—Te ves tan obsceno haciendo eso —gimoteó Jungkook volviendo sus penetraciones más rápidas, causando un grito de placer en Taehyung. Acarició su miembro erecto, haciendo retorcer al omega.
—Por favor —suplicó Taehyung.
—Solo te estoy esperando —confesó Jungkook con la voz ronca y agitada por los fuertes movimientos hacia la cavidad del castaño.
Taehyung podía sentir el caliente acumularse en su vientre y estallar en las manos de Jungkook en un orgasmo intenso que sacudió todo su cuerpo. Escuchar el gemido gutural de su amado fue lo que hizo que el alfa llegara al clímax junto a él, haciéndolos estremecer a ambos. Jungkook mostró sus colmillos, mismos que clavó en la marca de su marca de su omega y las feromonas de ambos invadieron la habitación.
—Joder, esto sigue doliendo —comentó Taehyung descansado sobre el pecho de su alfa, ambos con la respiración agitada mientras esperaban que el nudo se deshiciera.
Aunque para el omega seguía doliendo, después de las tantas veces que había sido anudado ya no se le dificultaba acostumbrarse pronto a la virilidad del alfa agrandarse en su interior. Su forma de tener cachorros era cada vez más intensa, aquella noche era la prueba de ello.
***
Después de haberse duchado juntos, ambos terminaron en un albornoz blanco, sentados en el sofá cerca del ventanal que les daba una hermosa vista a la ciudad siendo iluminada por la Luna y las estrellas.
Taehyung estaba recostado del pecho del alfa con las piernas extendidas sobre el mueble, con una copa de vino en manos, sintiendo el sube y baja del pecho de su alfa, quien lo abrazaba con un brazo mientras que en el otro sostenía un vaso de whisky. Ambos con la mirada en el exterior, en un silencio que disfrutaban. No era necesario decir todo lo que sentían en aquel momento, recién habían reforzado su lazo y claramente podían sentir lo que el otro.
—¿Sabes? Quisiera que los omegas tuviesen más protección, no todos corren con la suerte de encontrar un alfa como tú —comentó Taehyung antes de tomar un sorbo de su vino tinto.
—¿Y tienes algo en mente para eso? —contestó el alfa en. Voz baja.
—He estado pensando en iniciar una ONG que les de refugio y proteja sus derechos como no lo hace el gobierno —señaló Taehyung. Al estar de espaldas no podía ver la sonrisa que portaba el alfa.
—Me parece hermoso que quieras ayudar a otros —consideró Jungkook—. Tienes todos los medios para hacerlo y me tienes a mí.
—Te amo —dijo Taehyung en respuesta, cerrando sus ojos y sintiendo la calidez de la cercanía de Jungkook.
—Y yo a ti —respondió Jungkook besando la cabeza del omega.
Siendo la luz del exterior, de la Luna y las estrella la única que iluminaba el rostro de los destinados, Jungkook cerró los ojos al igual que Taehyung, mientras sentían sus corazones latir en conjunto y su respiración ralentizada.
Percibiendo su vínculo de destinados hacerse cada vez más fuerte. Aunque ambos se habían elegido como pareja de por vida, ser destinados los unía por la eternidad, sus lobos siempre se encontrarían en escenarios de la vida que se necesitarán el uno al otro, y siempre que se encontraran sus almas se complementaron, sentirán la plenitud y paz que sentían en aquel momento.
Cuando ambos desnudaran su corazón y mente, será cuando volverán a encontrarse, solo bastará un contacto de piel con piel para darse cuenta que habían encontrado lo que tanto les hacía falta, su otra mitad, su destinado.
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