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Capítulo 48🐺

Ver el brillo en su mirada era recordar que era producto de un amor que estaba destinado a ser en cualquier escenario de la vida. Ella era la representación de amor más puro y divino —Kim Jade.

Taehyung se quejó de dolor apretando sus ojos sintiendo como su interior era llenado por la virilidad de Jungkook. Pensó que si no estuviese en celo no hubiese soportado aquello ni por un segundo, además del caliente de los fluidos del alfa siendo disparados en su interior, sentía que se desgarraría si se agrandaba un centímetro más.

—¿Duele mucho? —cuestionó Jungkook y recibió una mirada amenazante por parte del omega—. Perdón, creo que estaremos así por un rato.

Jungkook apartó el cabello de Taehyung de su frente sudada y repatrió pequeños besos en el rostro del omega que se mordía el labio inferior tratando de acostumbrarse al dolor.

—Tae no te muevas o dolerá más —susurró Jungkook apoyando su frente con la del castaño.

—Es insoportable, sácalo ya —lloriqueó Taehyung.

—No puedo, te lastimaría incluso si me muevo un poco —le hizo saber el alfa.

—Háblame de cualquier cosa para no pensar en el dolor, maldición, ¿Cuánto durará esto? —preguntó Taehyung.

—No lo sé, es mi primera vez también —replicó Jungkook.

—¿Nunca anudaste a Suzy, ni por accidente? —preguntó curioso el omega.

—No, tú has sido mi primera vez en muchas cosas Tae —masculló—. ¿Ya no te duele?

—Como un demonio que si me duele.

—Aunque estoy muy cerca de tu rostro estoy muy incómodo, ¿crees que pueda moverme solo un poquito? No quiero aplastarte —preguntó el alfa.

—Trataré de no gritar —Jungkook solo se movió un poco dejando a Taehyung encima de él, quién chilló de dolor por el movimiento, lo que asustó al alfa.

El omega recostó su cabeza en el pecho de Jungkook esperando a que el nudo pasara y así desnudos, en alma, cuerpo, y mente, siendo uno solo física y emocionalmente, se entregaron uno al otro.

***

Fue el primer celo de Taehyung que pasaron juntos de principio a fin, y resultó bastante agotador para ambos. Las oleadas eran intensas y los encuentros durante este momento igual de impetuosas. A medida que pasaba el tiempo las oleadas para Jungkook se fueron reduciendo lo que le permitió cuidar de ambos, si fuese por el omega, no comerían o se hidratarían, puesto que sus oleadas tenían más larga duración y para el alfa seguía siendo sorprendente la resistencia de Taehyung, quien estuvo muy sensible y excitado.

Durante sus tres días de celo, Taehyung soportó sin mucha queja, ser mordido nuevamente por Jungkook. Haber pasado ese momento sincronizados los mantuvo en la recámara todo el día. Las marcas en su cuerpo por las pequeñas mordidas del alfa eran evidencia de todo lo que habían pasado juntos. El cuerpo de Jungkook no era la excepción.

A ambos se le dificultó volver a su rutina de trabajo, especialmente a Taehyung, quién sufrió de dolores musculares y de cabeza por todo un día, aun así no podía dejar de pensar en todo lo sucedido con su alfa, en su mente se repetían las imágenes de él y Jungkook durante el celo tan descontrolado e intenso que pasaron juntos.

Semanas pasaron y la pareja esperaba con ansias alguna señal de embarazo, pero aún después de haber sido anudado en más de una ocasión y durante sus días más fértiles; Taehyung no había sentido ningún tipo de síntomas o cambio en su cuerpo, lo que le preocupaba, y sentir la ansiedad de Jungkook a través de su marca lo ponía aún más nervioso. Se supone que por su casta y la del alfa, ambos eran bastante fértiles y debería ser más fácil para ellos concebir.

Los primeros síntomas en aparecer fueron los mareos, que por lo general siempre eran en la mañana por lo que Taehyung no les prestó mucha atención. Luego las náuseas por comida u olores de otros alfas que tuviese cerca.

Después de un día de trabajo, Jungkook por petición del omega, le preparó su comida favorita, Taehyung estaba emocionado por probar lo que su alfa le había hecho, le encantaba comer todo lo que su esposo cocinaba, pero en cuanto tuvo el plato en frente, su disgusto fue evidente en su expresión. El aroma llegó a sus fosas nasales y en lugar de satisfacción lo que causó fueron unas terribles náuseas que hicieron al castaño salir corriendo al baño y terminar vomitando.

—¿Estás bien? —cuestionó Jungkook desde el umbral de la puerta del baño, lo único que recibió como respuesta fue un asentimiento por parte del omega, pero Jungkook no se quedó tranquilo con esa respuesta y lo mantuvo vigilado.

Después de aquella noche, los malestares aumentaron, aunque los síntomas eran más que evidentes, Taehyung seguía diciendo que "la comida le cayó mal". No podía dejar de pensar que quizá no podría darle a Jungkook algo que el deseaba tanto, se encontraba en completa negación.

En cambio, Jungkook notó el cambio en el aroma de Taehyung y ver como éste vomitaba casi todo lo que se comía, le preocupaba y le hacía dudar, no todo podía estar cayéndole mal. Ambos tuvieron un encuentro con Jimin y Yoongi en la nueva casa que estos habían comprado cerca de la casa de los destinados, en cuanto Jimin percibió el aroma de Taehyung lo supo y solo esperó a que la pareja les diera la noticia, pero en lugar de eso Taehyung parecía nostálgico al acariciar la panza de su mejor amigo y eso le extrañó al rubio.

Fue entonces cuando Taehyung comió la cena que prepararon para celebrar el hecho de que ahora vivirían cerca uno de lo otro, se sintió satisfecho de haber podido comer bien, algo que no había hecho durante los últimos días, pero entonces las náuseas se hicieron presentes y los vómitos con ello.

Jungkook se encontraba arrodillado en el piso del baño de invitados, acariciando la espalda del omega y mirando a otro lado para darle la privacidad que necesitaba.

—Odio esto —se quejó Taehyung suspirando. Aún con las ganas de seguir vomitando todo lo que había comido. El omega podía sentir como la boca se le llenaba de saliva, más esa horrible sensación de repulsión.

—Creo que debes hacerte la prueba de embarazo —sugirió Jungkook ilusionado y antes de que el omega pudiese responder, Jimin apareció en el umbral de la puerta.

—¿Hace cuánto tiene estas náuseas? —preguntó.

—Casi una semana —contestó Jungkook. El alfa era testigo de los malestares de Taehyung, es por eso que de su mente no salía la posibilidad de que éste estuviese esperando un bebé. La mirada y los ademanes que recibió de Jimin fue lo que le confirmó que el omega podría estar en estado y solo había una forma de confirmar aquello.

—Tae debemos...

—Cállate, no estoy en cinta —chilló luego de haberse enjuagado la boca y fulminado con la mirada a su alfa, actitud que sorprendió al pelinegro. Eso le confirmaba aun más que si lo estaba ya que su omega nunca estaba así de irritado.

—Si lo estás —se rió Jimin palmeando la espalda de Jungkook—. Felicidades, y suerte, parece que no será fácil —masculló Jimin para luego marcharse.

—Tae...

—¡Agh! —El grito exasperante de Taehyung asustó al alfa—. Tengo hambre y no puedo comer nada que no vomite —se quejó con irritación.

—¿Y si te hago un caldo? —cuestionó Jungkook preocupado. Taehyung asintió haciendo pucheros, lo que al alfa le pareció muy adorable.

Jungkook logró hacer que Taehyung comiera después de con ayuda de su madre le preparara un caldo que lo revitalizó.

Haberse hecho la prueba de embarazo y confirmar que estaba en cinta, hizo que Taehyung y Jungkook desbordaran felicidad. El alfa se volvió más protector y el castaño mucho más sensible.

Taehyung quiso seguir trabajando, pero los malestares lo obligaron a trabajar desde casa, lo que no fue nada fácil. Aunque estaba a los cuidados de Hyun, Taehyung deseaba tener a Jungkook cerca, especialmente cuando estaba tan sensible emocionalmente. A pesar de estar muy ocupado y tener tantas cosas que atender en la empresa, Jungkook dejó todo a cargo del CEO. Podía sentir la aflicción de Taehyung aun en la distancia y eso fue lo que le hizo volver a casa con su destinado.

Se sorprendió al encontrarlo llorando desconsoladamente hasta que lo vio entrar a la recámara.

—¿Qué pasa? —cuestionó Jungkook preocupado de que algo le doliera o molestara. Tenía pocos meses de embarazo y a penas se podía notar su pequeña pancita.

—Alfa, no te vayas de mi lado —lloriqueó Taehyung con el rostro empapado en lágrimas.

—No lo haré, ya no llores —le pidió Jungkook mientras Taehyung se aferraba a su cuerpo. Escondió su rostro en el cuello del alfa inhalando su fragancia, era lo único que podía tranquilizarlo.

El embarazo de Taehyung fue mucho más complicado de la que ambos esperaban, pues los primeros días su cuerpo intentaba eliminar al feto y fueron las feromonas de Jungkook y las constantes visitas al hospital lo que evitó más riesgos de aborto.

Taehyung se volvió muy dependiente de Jungkook, aunque no quisiera, deseaba tenerlo cerca cada segundo y en cualquier momento que lo tenia lejos por el mínimo tiempo posible, no se sentía seguro y se molestaba fácilmente, aún cuando se quedaba bajo los cuidados de su suegra, éste se encerraba en la habitación y formaba un nido con ropa suya y de Jungkook, sumergiéndose en ella para calmar su ansiedad.

Cuando estaba de buen humor, Jungkook aprovechaba para sacarlo de casa, puesto que casi nunca quería, se la pasaba comiendo y muchas veces coqueteando con el alfa, a quien le parecía lo más tierno ver a Taehyung con la panza crecida hacerle bailecitos y dedicándoles miradas lujuriosas. El alfa pensó que su apetito sexual disminuiría por los malestares, fue todo lo contrario, Taehyung lo provocaba de todas las maneras, lo que al alfa le encantaba. Su omega lucia particularmente adorable y sexi al mismo tiempo, tenía un brillo especial que iluminaba todo a su alrededor.

Los primeros tres meses del embarazo de Taehyung, fueron días de no dormir para ambos y los antojos en los momentos menos oportunos.

Jungkook tuvo que salir de la cama porque al omega se le antojaron fresas a mitad de la noche, no había en su casa, ni en la de sus padres y tampoco en la de Jimin. Fue a algunas tres tiendas de convivencia, que era lo único que podía encontrar abierto tan tarde en la noche.

Preparó un bol lleno de fresas para complacer los antojos de Taehyung, se sorprendió al encontrarlo metido en un nido con su ropa y las almohadas que usaba. Jungkook se dio cuenta que fue un grave error acercarse a él cuando Taehyung lo fulminó con la mirada y le gruñó con una actitud completamente agresiva que asustó a Jungkook.

—Te traje las fresas que querías —señaló Jungkook levantando sus manos en defensa. Sabía que no debía meterse con su nido, era su lugar de protección, su momento de conectar con su cachorro, como también sabía que era cuestión de tiempo para que lo invitara, por ahora solo debía esperar.

Lentamente extendió el tazón de fresas y Taehyung se lo arrebató de las manos. Suspiró cuando se dio cuenta de que no volvería a dormir en la cama. Se recostó en al sillón en la esquina de la habitación, estaba a la suficiente distancia para no molestara a Taehyung, quién acariciaba su vientre mientras se llenaba la boca de fresas. Al reconocer que aquella noche no dormiría para nada cómodo, resopló y se recostó tratando de conciliar el sueño, cosa que no pudo hacer por mucho tiempo debido a la incomodidad del mueble.

Durante el quinto mes supieron el sexo del bebé, en esa consulta ambos estuvieron tan nervioso que le sudaban las manos y el corazón les latía fuerte. Después de haber estado en amenaza de aborto, su mayor miedo era que el bebé no estuviese creciendo sano, les causaba terror tan solo pensar en perder al bebé que esperaban con tantas ansias, sobre todo cuando el lazo entre el bebé y el omega se estaba empezando a formar. Jungkook no pudo ocultar su emoción al saber que iba a de padre de una niña, su sonrisa de oreja a oreja y sus lágrimas por la emoción conmovieron a Taehyung, que estaba igual de emocionado.

Después de los seis meses su vientre empezó a crecer considerablemente, aún con todos los malestares y los pies hinchados, estaba feliz con su bebé, el vinculo que tenía con ella era simplemente único. La emoción que le causaba siempre que se movía o cuando daba pataditas cada vez que Jungkook le hablaba. El alfa acostumbraba a cantarle y leerle cuentos, lo que provocaba una reacción inmediatamente en la bebé, desde ese momento Taehyung podía asegurar lo apegada que sería a su padre alfa.

Siempre que salían de casa, Jungkook terminaba comprando ropa de bebé, pintura para la habitación que ya iniciaron a decorar juntos. Aunque Taehyung le había pedido en innumerables ocasiones que cambiara el color de las paredes, Jungkook no tuvo más remedio que hacerlo siempre que se lo pedía, no quería ver a Taehyung enojado o triste, sus cambios de humor podían cambiar muy rápido y eso lo abrumaba, por esa razón trató de complacerlo en todo lo que quería.

Jungkook había ido al supermercado a comprar la comida que Taehyung se había terminado, estar al cuidado del omega y trabajar desde la casa no era una tarea fácil para Jungkook, pero que no le molestaba, siempre tenía en mente a su pequeña, cada día que pasaba deseaba más su llegada al mundo, tanto que ya le tenía preparado un diario de vida con su primera foto siendo tan solo un feto. Ambos estaban listos para la llegada de la niña, la habitación había sido pintada de un morado lila, con estrellas y lunas en lo alto de las paredes, casi pegando al techo, lugar en el que muchas ocasiones miraba a Taehyung balancearse en la mecedora de madera que Jungkook le había hecho con ayuda de su padre.

Y allí estaba, meciéndose y acariciando su crecido vientre de ocho meses, con los ojos cerrados mientras le hablaba a la bebé, algo que Jungkook disfrutaba ver. Habían discutido que nombre le pondrían a su primera hija desde que supieron el sexo y nunca se pusieron de acuerdo, hasta que Taehyung sugirió ponerle el nombre de su madre, Sun Hee y al alfa le pareció hermoso, aún más cuando supo que significaba bondad y felicidad.

Después de ir al supermercado encontró al omega encerrado en su cuarto de arte, hace una semana que había contactado la galería de arte con la que la universidad lo recomendó como regalo por haberse graduado con honores. Con todo lo del embarazo no había podido tener una cita y cuando la tuvo inmediatamente recibió una respuesta positiva por parte del director de la galería y al ser su primera exposición de arte se le fue asignado a un asesor. No tenía fecha de inicio precisamente por el embarazo, querían tanto el arte de Taehyung que le dieron todo el tiempo que necesitará para construir la exposición artística.

Jungkook se quedó paralizado al ver a Taehyung sentando frente a una pintura a medio hacer, comiendo algo que le pareció una combinación muy rara, pepinillos con crema de maní. El omega tenía las mejillas llenas de comida, asintiendo con la cabeza y los ojos cerrados mientras hacía pucheros al comer, como si estuviese comiendo un manjar. Taehyung lo miró con los ojos abiertos y las cejas levantadas dejando de comer.

—¿No me das un beso? —cuestionó luego de tomar agua.

—No voy a besarte después de verte comer eso —masculló Jungkook haciendo mohín con los labios.

—Me siento ofendido —declaró Taehyung—. Son los gustos de tu hija, no míos.

—Si claro.

—Pero supongo que no me amas tanto como para besarme si he comido pepinillos con mantequilla de maní —bromeó Taehyung haciéndose el indignado.

Jungkook resopló para ponerse de rodillas frente a Taehyung y darle un beso, tal como lo pensó el sabor en sus labios fue lo más raro que llegó a probar en su vida. Por la cara que tenía Jungkook, el omega se echó a reír a carcajadas.

—Para que veas lo mucho que te amo, te besé aun cuando lo que comías me pareció asqueroso —señaló Jungkook haciendo que Taehyung se riera aún más fuerte, risa que fue sustituida por un quejido de dolor por el drástico movimiento de la bebé.

Jungkook se preocupó al ver cómo el omega se retorcía del dolor, las contracciones habían empezado desde hace días, Sun Hee se estaba preparando para salir y eso los hacía sufrir de dolor.

Cuando el parto se acercaba a Taehyung se le dificultó dormir por horas corridas, por lo que Jungkook le cantaba en voz baja mientras acariciaban su vientre, lo que relajaba al omega y le permitía descansar. Taehyung anidaba con mucha más frecuencia, usaba cualquier prenda que tuviese su aroma y el del alfa, era su forma de perfeccionar la comodidad del nido para compartirlo con Jungkook y con su hija cuando naciera. Los últimos días del embarazo ya no podía dormir bien si no era con Jungkook a su lado y en medio de un nido con lo que sé que tuviese el aroma del alfa.

El día del parto llegó y con eso todos los nervios de Jungkook quien no se apartó del lado de Taehyung en ningún momento, mismo que estaba tranquilo, pero sentir la intranquilidad de Jungkook lo hizo estar nervioso antes de la cesárea. El procedimiento se tardó alguna media hora por la posición que tenía la bebé y Jungkook no dejaba de peinar el cabello de su esposo mientras preguntaba una y otra vez si encontraba bien.

Escuchar el grito de Sun Hee y posteriormente verla fuerte y sana emocionó a la pareja, su llanto se detuvo en el momento que sintió el contacto piel con piel con Taehyung, quién la cubrió con sus feromonas y por el vínculo que tenía con la bebé supo la seguridad que sintió. A Jungkook le pareció tan pequeña y frágil que tuvo miedo incluso de tocarla, la cargó entre sus brazos cuando Taehyung se lo pidió, al momento de hacerlo sintió su corazón llenarse de felicidad, la forma en la que movía su pequeño cuerpo y como buscó acercarse al corazón del alfa fue lo que hizo sus lágrimas rodar por sus mejillas. El amor que sentía por ella era simplemente algo que estaba fuera de su mente, no pensó que sería tan puro y etéreo hasta que la sostuvo en sus brazos.

Solo la sostuvieron por pocos minutos antes de que se la llevaran a limpiarla y ver que todo estaba bien, mientras que Taehyung fue examinado para saber su estado de salud después de la cesárea y posterior a eso fue llevado a una habitación junto a su hija.

—Es tan hermosa, tiene tus cejas —susurró Jungkook sentando en la camilla junto a Taehyung, mientras acariciaba con suma delicadeza el rostro de Sun Hee.

—Y tus labios, mira que pequeñitos —musitó Taehyung igual de concentrado en las facciones de la pequeña que descansaba en los brazos del omega.

El nacimiento de Sun Hee trajo muchas visita y regalos por parte de sus amigos y familiares. Hyun y Sung descubrieron que ella sería su debilidad por un largo tiempo, era algo que ambos abuelos deseaban tanto como Jungkook. La felicidad de tener una nieta se les notaba en como sonreían de oreja a oreja y les presumían a los demás lo hermosa que era.

Por órdenes del doctor Taehyung debió someterse a un período de descanso de un mes y medio después del parto, tiempo en el que no podía salir de casa o tener sexo por lo baja que eran sus defensas. Esos momentos los aprovechó para disfrutar la compañía de Sun Hee.

Jungkook era bastante protector con ella, podía tardarse horas mirándola dormir, el amor que sentía hacía su primera hija era tan grande que sentía que le explotaría el pecho. Taehyung amaba la delicadeza con que este la cargaba en sus brazos mientras le daba de comer.

Ambos descubrieron el amor que tenía Sun Hee por la naturaleza cuando en un momento de desesperación por el llanto incontrolable de la niña, Jungkook la paseó por el bosque, llevándola al río que estaba cerca y solo así pudo tranquilizarse, entonces se volvió una rutina llevarla a estar en contacto con la naturaleza, algo que los destinados también amaban, de alguna forma los hacía sentir como en casa.

En muchas ocasiones el alfa encontró a Taehyung acunando a la niña en la mecedora mientras jugaba con ella. La mejor imagen era cuando Taehyung se dormía con ella descansando en su pecho, ambos en un nido improvisado. Jungkook simplemente no podía apartar su mirada de ellos cuando se veían tan adorables y cómodos.

A medida que fue creciendo notaron que su hija tenía la transparencia de Jungkook en su mirada y la dulzura del omega. Su tono de piel canela como la de Taehyung y la misma sonrisa del alfa. Era como la perfecta combinación de los destinados. Era verse a ellos dos en una sola persona.

Cada vez que la niña les sonreía o alzaba su manita, derretía el corazón de la pareja. Sun Hee era la debilidad de Jungkook, por ella caía de rodillas y era capaz de cualquier cosa con tal de proteger a su niña. Ella era la fuerza y el orgullo de Taehyung, cada vez que la miraba a los ojos amaba un poco más su casta, porque de no haber sido por eso, no tendría con ella el lazo que compartían. Su vínculo era tan especial que temía que llegara el momento en el que desvaneciera en cuanto se presentara y encontrara a su pareja.

Jungkook y Taehyung estaban seguro de que la amarían independientemente de lo que fuera, alfa beta u omega. Seguiría siendo su Sun Hee, la princesa de sus ojos, su felicidad completa.

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