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Capítulo 43🐺

Porque si somos del polvo y al polvo volveremos, si de tanto quererte un día me muero, que sean tus brazos, que sean tus besos, los que me regresen al cielo —Clairel Estevez

Un día soleado y bastante cálido, Taehyung puedo encontrarse con su mejor amigo después de meses sin saber nada de él, aquel día esperó por horas, incluso creyó que no llegaría nunca, hasta que vio el cabello rubio de Jimin.

Fue su primera vez fuera de casa sin Bogum, lo que le obligó a asegurarse de que nadie lo siguiera, pues sabía que sus padres aún tenían un ojo puesto en ellos; por más que él omega quiso romper cualquier lazo de parentesco con Ji hoon, no pudo. Le pareció increíble que incluso después de haber firmado aquel contrato, de alguna forma, su padre seguía controlando su vida a su antojo.

El encuentro con su mejor amigo fue algo que realmente necesitaba, Jimin seguía siendo el mismo omega delicado y seductor de siempre, solo había cambiado ligeramente su aroma, parecía estar mezclado con el de otro alfa, entonces Taehyung se enteró que al final si se emparejó con el alfa que tanto quería estar y aunque no llevaba su marca, tenía su aroma y eso alejaba a cualquiera que quisiera acercársele.

—Mírate, estás más refinado desde la última vez que te vi —comentó Jimin mirando a su amigo con una sonrisa cómplice.

—¿Por qué todos dicen eso? —preguntó Taehyung curioso. Namjoon le había dicho lo mismo y no creyó se veía tan diferente.

—Tu aura, aunque estas triste tu apariencia es más elegante —opinó el rubio.

—Eso es porque tuve que cambiar todo mi guardarropa —admitió Taehyung—. Antes de que digas algo sobre que vivo con un alfa rico, déjame decirte que tengo mi propio dinero.

Jimin se echó a reír por lo acertado que fue su amigo al predecir lo que iba a decir, lo que provocó una leve sonrisa en Taehyung, hace mucho que no lo hacía de verdad y se sintió raro hacerlo, lo demostró la mueca que hizo después.

Ambos se pusieron al tanto de lo que pasaba en sus vidas e inevitablemente terminaron hablando de Jungkook. Jimin no quería hacer sentir mal a su amigo, pero éste insistió en saber cómo estaba y la idea que se hizo el castaño sobre su destinado fue poco para lo que realmente estaba pasando con él.

Como era de costumbre Jimin cambió de tema de inmediato porque sabía que su amigo estaba tan mal como Jungkook, y su propósito en aquel momento era hacerlo sentir mejor. Creía que su amigo había tomado el peor camino, en un intento de arreglar las cosas solo las arruinó, pero vio que ya se sentía lo suficientemente mal como para tocar ese tema.

Por una parte, entendía el miedo que aún portaba en su mirada, ni siquiera se sentía seguro estado allí con él, eso le dejó entender al rubio que todo era peor de lo que pensaba. Por eso se esforzó en sacarle una sonrisa, sabía que lo necesitaba y se aseguró de hacerle saber a Taehyung que estaría allí para él, siempre.

Después de aquella reunión en la que casi se encontró con Jungkook, Bogum le dio una noticia que hizo de sus días más llevaderos, aunque el dolor seguía allí, con todas sus fuerzas de voluntad fue al nuevo trabajo que le había conseguido el alfa. Siempre quiso hacerlo, pero su padre no se lo permitía, Bogum conocía lo mucho que el omega odiaba estar encerrado en la casa, además de que no podía ir a la universidad, el alfa quiso darle algo en lo que ocupar su mente mientras pasaba por un momento difícil que fue ocasionado por su culpa. Ese simple acto fue lo que hizo que Taehyung volviera a confiar solo un poco en Bogum.

Taehyung estaba entusiasmado de ser parte de la empresa de publicidad que dirigía Seokjin, había entablado una muy buena relación con el mayor. Esperaba tener un puesto como secretario o nada muy importante como era de costumbre ver en los omegas, pero al momento de Jin ver los diseños y el arte del omega, decidió que su lugar estaba en el departamento de creatividad y arte como ilustrador, una labor que el castaño llevaba a cabo muy bien.

Durante un momento de intranquilidad por el atraso de su celo, le pidió a Bogum que lo acompañara al hospital, al omega le preocupaba que tuviese un problema hormonal, pues su celo nunca se había atrasado. Volvió a estar tranquilo cuando su diagnóstico fue que no había llegado por estrés u otros sentimientos fuertes que su lobo no resistía.

Tuvo que cambiar los supresores que tomaba y eso solo fue un problema más. No sabía cuándo llegaría su celo y como era de esperarse llegó en el momento menos indicado, durante su última hora de trabajo, tomó sus supresores hasta que llegara la hora de salida, pero los cólicos estomacales se hicieron cada vez más fuerte. No quería volver a casa solo, así que su única opción fue llamar a Bogum, quien terminó sacándolo de allí.

Bogum siquiera entró a la casa, solo dejó al omega en la puerta y se fue, esa era una de sus reglas, Taehyung conocía la intensidad de su celo, así que para evitar problemas, el alfa debía dejar la casa cuando el celo del castaño llegara.

Taehyung pensó que podría soportarlo, pero no fue así, sus oleadas eran fuertes y duraban más tiempo del que pudiera soportar, estar lejos de Jungkook durante ese celo, sin siquiera tener su aroma cerca, fue doloroso, así que tuvo que recurrir a los juguetes que había dejado de usar. Se moría de la vergüenza con la empleada, solo esperaba que sus gemidos no fueran tan altos. Todo porque los supresores no funcionaban.

Al terminar su ciclo de celo, Bogum volvió a la casa notablemente preocupado por la estabilidad de Taehyung, misma que había bajado considerablemente, este volvió a encerrase en su recámara en cuanto llegaban de trabajar.

Se había hecho la idea de que su dolor se hacía más insoportable porque no había aceptado a su lobo por completo, pensó que si lo hacía podría aguantar el año, algo que empezó a dudar. Empezó a trabajar en su aceptación, tratando de ver sus ojos de lobo, pero no podía hacerlo si aún no era capaz siquiera de mirarse al espejo por más tiempo de lo requerido, apenas y solo algunas marcas habían desaparecido y culpaba a su casta por llevar aquellas marcas, por haber sufrido tanto en su vida, pensaba que si hubiese sido un beta o cualquier otra cosa menos un omega, su vida hubiese sido muy diferente.

Era fin de semana y el omega se encontraba en el patio trasero junto a Bogum, ambos estaban sentados uno frente al otro. Taehyung fingió su tranquilidad, cuando en realidad sus deseos de ver y estar con Jungkook eran insistentes, ya no era capaz de aparentar que podría estar lejos de Jungkook por tanto tiempo, sin saber nada de él.

La tarde transcurrió tranquila como casi todos los fines de semana, a veces jugaban algún juego de mesa o cualquier cosa que los ocupara, pero nada de eso funcionaba con Taehyung, le era casi imposible sacarse a Jungkook de la cabeza. Cada día que pasaba, más fuerte se volvía la opresión en su pecho, como si alguien apretara con sus manos su corazón y lo estrujara.

Se quedó solo en el patio, recostado en la grama y con la mirada en el cielo despejado, se arrepintió tanto de haber dejado a Jungkook, deseó devolver al momento en el que el alfa salió del hospital enojado con él por no haberle contado a Bogum sobre su relación. Cerró sus ojos sintiendo una cálida lágrima deslizarse por sus mejillas, si pudiese ir a ese momento, correría detrás de él, lo abrazaría fuerte y no lo soltaría nunca. Odiaba el hecho de que en aquel entonces su miedo a su padre haya sido más grande que su amor a Jungkook. No pensó con claridad y tomó una decisión que no solo le correspondía a él, de lo que se arrepintió.

No podía quedarse de brazos cruzados solo arrepintiéndose y deseando remediar algo que ya estaba hecho, debía luchar por él, por los dos, ahí tenía de ejemplo a dos alfas que fueron contra quien sea que desaprobara su relación y lo enfrentaron juntos. Se levantó con la respiración agitada del suelo y se arrebató las lágrimas del rostro, no podía seguir siendo así de débil. Jungkook le había dado todo y lo mínimo que podía hacer era ir detrás de él y salvar lo que sea que quedaba de su relación.

Caminó dando largas zancadas hasta el interior de la casa, no podía pensar en nadie más que en ese hombre tatuado, en sus grandes ojos y ese cabello sedosos negro. Fue por su teléfono y dinero, cuando puso un pie fuera de la casa sintió unas manos enroscar su muñeca, mismas que Taehyung alejó con rabia.

—Taehyung, ¿A dónde vas así? Puedo percibir lo alterado que estas por tus feromonas —opinó Bogum con los ojos ligeramente abiertos por la sorpresa. Hace un segundo el omega estaba muy bien.

—No quiero seguir aquí, esto fue un error, necesito verlo, necesito pedirle perdón por dejarlo —respondió con desesperación en sus ojos.

Taehyung se dio la vuelta dispuesto a seguir su camino, pero Bogum se interpuso en el, sujetándolo por los hombros.

—Tae, espera, no puedes irte, menos en este estado, te buscarás un problema —le pidió el alfa tratando de calmarlo.

—¡No me importa! —le gritó iracundo, empujando a Bogum levemente.

—¡Taehyung! —vociferó el alfa con su voz de mando, haciendo que el omega se encogiera en su lugar, la mirada que recibió de éste fue lo que hizo que se arrepintiera de haber hecho aquello—. No te vayas así, podemos estar siendo vigilados justo ahora, sabes que aún no han bajado la guardia, contigo especialmente.

Taehyung miró a su alrededor y movió su pie derecho en desesperación, odiaba cuando el alfa tenía razón, se mordió los labios tratando de aguantar el llanto que se avecinaba y el estrujón en su pecho que ya conocía muy bien.

—Se cómo te sientes —susurró el alfa.

—¡No, no lo sabes! —gritó Taehyung—. ¡No tienes ni una maldita idea! —chilló golpeando el pecho de Bogum con rabia, dejando salir todas las lágrimas que se acumulaban en la orilla de sus ojos.

Los golpes de Taehyung se debilitaron y sus sollozos se hicieron más ruidosos, Bogum tomó las manos del omega y su corazón se aceleró al tenerlo así de cerca de él; con una mano limpió las lágrimas que empapaban sus mejillas, cuando notó que su llanto no paró, lo abrazó, algo que el omega no rechazó.

—Necesito verlo, no lo soporto un segundo más, duele demasiado —lloriqueó con su cabeza en el pecho de Bogum.

—Lo se, lo sé —susurro el alfa acariciando el cabello del castaño—. Vuelve adentro para que te tranquilices, después lo hablamos.

Taehyung volvió a su recámara recibiendo una taza de té por parte de la doméstica, logró dormirse por un momento y Bogum solo se fue de su lado cuando éste estuvo profundamente dormido. El sol empezaba a ocultarse cuando Taehyung ya había despertado de un sueño que se volvió una pesadilla, en la que se vio a si mismo junto a Jungkook con trajes de época, donde el alfa estaba ensangrentado y muriendo en sus brazos.

Se retorcía en su cama del dolor, sentía como si alguien estuviese pinchando una y otra vez con agujas todo su cuerpo, no entendía la intensidad de aquel sentimiento, se preguntó si así es como se sentía perder la conexión con tu destinado. Era tan desgarrador que le cortaba la respiración.

—¡Ah! —gimoteó llevándose una mano al pecho. Aunque sabía que quizás de nada serviría tomó la camiseta de Jungkook en busca de reconforte, pero en cambio eso lo hizo peor.

Bogum escuchó desde la planta baja los gritos y el llanto de Taehyung, lo había escuchado llorar antes pero nunca como aquel momento. Las feromonas en la casa eran una mezcla del vinagre con el aroma a coco de Taehyung, incluso la servidumbre se preocupó por él. Al escuchar el llanto de sufrimiento de Taehyung, el alfa no dudó en ir corriendo hasta su habitación, encontrándolo en posición fetal y aferrándose a la polera de su destinado.

—Taeh... —se quedó a media frase al ver el rostro del omega, tenía los ojos hinchados y respiraba con irregularidad, pero lo que hizo que su alma se desplomara llena de tristeza, fue al ver esa mirada llena de dolor en sus ojos.

El alfa se acercó lentamente a él y se sentó en la cama ayudándolo a incorporarse.

—Si no puedo verlo prefiero morirme ahora mis-mismo, n-no lo soporto —sollozó Taehyung hipando.

—No digas eso, empiezo a preocuparme por ti —confesó Bogum limpiando la frente sudada del omega.

Bogum sabia que Jungkook estaba tan mal como Taehyung, había mantenido un ojo en el alfa ya que le había prometido al castaño que lo haría y que se encargaría de que no le pasara nada, que no permitiría que se perdieran su vínculo y es por eso que sabia que el pelinegro graduaba esa misma noche.

—Se gradúa hoy, puedo llevarte, haré todo lo posible para evitarnos problemas, ¿crees estar en condiciones de salir? —cuestionó Bogum mirando al omega a los ojos. Lo que no esperaba que éste lo abrazara; tomó eso como un si y salió de la habitación a alistarse para salir.

El camino a Seúl a Taehyung le pareció eterno, seguía sintiendo esa molesta presión en su pecho, pero reunió todas las fuerzas que le quedaban para ir por su destinado. Su corazón se aceleró cuando noto que estaban llegando a la facultad, Bogum a su lado no dejaba de decirle que tuviese cuidado de no ser muy evidente.

A medida que se acercaban al salón de actos, Taehyung acomodó su pantalón blanco, planchó con las manos su camiseta rosa pastel en combinación con la chaqueta que llevaba encima, se aseguró de que su collar de perlas y sus aretes seguían intactos, quería verse lo mejor posible para Jungkook, no podía ocultar su sonrisa al saber que por fin podría, aunque sea verlo.

Cuando ingresaron al salón donde se llevaba a cabo la ceremonia, ocuparon los asientos de la última fila y lo primero que hizo Taehyung fue buscar a Jungkook con la mirada y no lo vio hasta que éste recogió su diploma, lucia tan bien con su toga y birrete, aunque notó que la sonrisa que llevaba era forzada, el alfa nunca fue con eso de ocultar lo que siente.

Al terminar la ceremonia a Taehyung esperó su momento para acercarse al alfa, vio como éste hablaba con sus padres, quienes lo miraban orgulloso, pero Jungkook no se sentía tan bien como quisiera. Sujetó en sus manos el ramo de flores que le entregó su madre, misma que estaba más sensible que cada día. Mientras Hyun pasaba sus manos por largo cabello, sintió el aroma de su destinado, lo buscó con desesperación con la mirada, pero no logró encontrarlo.

El omega sintió que alguien lo llamó con voz chillona y se dio la vuelta asustado encontrándose con su mejor amigo y un alfa junto a él.

—¿Viniste a verlo? —preguntó el rubio con su mirada en Bogum, al omega no le gustaba para nada que Taehyung estuviese en aquel lugar con él.

—Necesito que me hagas un favor —le pidió el castaño después de presentarse con Yoongi, quién tenía a Jimin tomando de la mano—. Dile que vaya al patio trasero de la facultad de artes, no le digas que estaré allí.

—No vayas muy lejos y te cuidado —le pidió Bogum.

—Tu cállate y déjame esto a mi —ordenó Jimin sin darle a tiempo al alfa de contestar—. Éste es mi momento.

Jimin salió corriendo escaleras abajo hasta donde se encontraba Jungkook con su familia, mientras que Taehyung le pidió al alfa a su lado que esperara por él y que no se tardaría.

El omega esperó sentando impaciente en uno de los bancos en medio del gran patio frente a él, estaba un poco oscuro, solo era alumbrado por una farola. Miraba el piso nervioso, a la espera de la llegada de su destinado y al levantar su vista, lo vio caminar con la mirada en el piso, traía un traje azul marino con camisa blanca que se ajustaba muy bien a su esbelto cuerpo. Sus miradas se encontraron y Jungkook detuvo sus pasos, el omega lo vio con el ceño fruncido y esperó a que éste continuara su camino hasta el, pero éste no parecía reaccionar.

Taehyung caminó hasta él tan nervioso como la primera vez, a medida que más se acercaba más rápido latía su corazón, se detuvo frente al alfa y no dijo nada. Lo miró a los ojos notando que aquel brillo en su mirada ya no estaba, pensó que por su culpa se habían vuelto opacos y eso le dolió.

No se habían visto desde hace cuatro meses, ninguno sabía que decir o que hacer, Taehyung se tragó la bilis que empezaba a crecer en su garganta y se acercó al alfa abrazándolo por debajo de sus brazos, éste se quedó paralizado, pero no tardó en abrazarlo devuelta.

—Kookie —susurró aliviado mientras inhalaba el rico aroma a chocolate amargo que tanto extrañaba sentir cerca suyo. Sintió como los brazos de Jungkook lo apretaron aún más contra su cuerpo, pudo escuchar los fuertes latidos del corazón de su alfa que parecía ir en sincronía con el suyo.

Taehyung se separó poco a poco y miro el lunar debajo de su labio inferior, sin apartar sus manos del alfa levantó su mentón para llegar a los labios de Jungkook, pero éste ladeó la cabeza evitando el contacto de labios, lo que sorprendió al omega pero que a la vez comprendió.

—¿Crees que llegarás de la nada, después de cuatro meses sin saber nada de ti o de lo que has hecho con ese alfa, y que yo te recibiré con los brazos abiertos? —cuestionó Jungkook. Taehyung se separó del alfa y bajó la mirada avergonzado.

—Mírame a los ojos —le pidió Taehyung—. Se que no confías en mi ahora, pero no ha pasado absolutamente nada, sentí como te perdía, creí que iba a morir si no te veía —admitió. Por más que Jungkook quiso permanecer alejado, no pudo y resignado tomó las delicadas manos del omega.

—Tu me hiciste prometerte que estaría contigo siempre y fuiste el primero en irse —susurró luego de un largo suspiro.

—Y me arrepiento por ello, por eso estoy aquí —masculló Taehyung peinado su cebello y dejando su mano en la mejilla del alfa, quien cerró sus ojos al sentir su cálido toque.

—¿Y te quedarás?

—Quiero hacerlo, quiero quedarme contigo y no irme nunca más de tu lado —admitió el omega.

—Pero tienes miedo de lo que pueda hacerme tu padre, no sé a qué viniste si volverás a irte —se quejó con desdén—. Adelante, vuelve con tu alfa y déjame como lo hiciste antes.

—Vine a disculparme por haberme ido de esa manera, a mi único alfa lo tengo frente a mi, yo soy tuyo y tu eres mío, ¿recuerdas? —musitó Taehyung dando un paso hacia adelante para estar más cerca de él, necesitaba sentir su calor corporal.

—Esa carta no ayudó en nada con mi dolor, así que adelante, te escucho —comentó con desdén. Al alfa le resultaba difícil tratarlo de aquella manera, cuando lo único que quería era abrazarlo y besarlo. Pero no podía solo ceder después de lo que había hecho.

Taehyung se excusó con su alfa por todo los problemas y el dolor que había causando en él, con lágrimas que constantemente limpiaba, le pidió perdón sin apartar su mirada del azabache en ningún momento, fue en ese entonces que Jungkook se dio cuenta que el omega hablaba con total honestidad, algo que quiso tener el día en el que se fue.

—Te amo con cada partícula de mi ser un y un poco más, cada latido de mi corazón lleva tu nombre marcado, eres lo único por lo que sigo vivo y no quiero perderte, me rehúso a rendirme contigo, por favor no rechaces mis disculpas —le pidió el omega. Quién rápidamente miró hacía atrás al sentir la mirada de alguien más en él, sabía que lo vigilaban y eso era un problema para ambos.

—Alfa no quiero irme sin saber que aún me amas y que me perdonas, se que te fallé de la peor manera, pero realmente me arrepiento de haber tomado esta decisión, yo solo quiero amarte y que tú me ames...

Sus palabras fueron calladas por los labios de Jungkook, quien lo tomó por el cuello y unió sus labios en un beso cálido y amoroso, entre lágrimas y respiración agitada, el omega recibió la suavidad de los labios alfa, de manera involuntaria ambos expulsaron feromonas, marcándose el uno al otro. La mano de Jungkook acarició las mejillas húmedas de Taehyung mientras éste lo abrazaba por el cuello.

—Ya está hecho, no hay nada que puedas hacer ahora, más que esperar —masculló Jungkook sobre los labios del omega—. Confiaré en ti, solo porque puedo sentir tu dolor, pero por favor al menos hazme saber que estás bien, como sea, con una nota, lo que sea, pero no te alejes por completo, no lo soporto.

—Mi alfa, volveré por ti, espérame un poco más, este sufrimiento acabará pronto —susurró Taehyung aún con la frente pegada a la de su destinado, ambos con los ojos cerrados y su nariz rozando.

—Encontrémonos, siempre —masculló Jungkook en un hilo de voz—. Te amo tanto que esa palabra no describe todo lo que siento por ti.

Bajo la tenue luz de la farola, escuchando los latidos de sus corazones en sincronía, sus suspiros que gritaban lo mucho que se necesitaban uno al otro, rodeados de una fragancia de coco y chocolate amargo. Diciéndose lo mucho que se amaban y disfrutando del poco tiempo que tenían; alguien los observaba con detenimiento, esperando el momento indiciado para actuar.

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