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Capítulo 15🐺

Dile que si, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no —Gabriel García Márquez.

El camino a la casa de Jimin fue silencioso otra vez, ambos tenían mucho para decir pero por la vergüenza de lo que había pasado recién en el consultorio, no se atrevían a hablar. Aunque seguía preocupado por Taehyung y su regreso a casa, Jungkook en el fondo estaba feliz de que la marca del omega desaparecerá, lo que le posibilitará reclamar a su destinado.

Taehyung no era la excepción, estaba contento porque dentro de pocos meses ya no tendrá que ocultar la mordida, pero su interior era un mar de emociones que empezaba a abrumarlo. El miedo de volver o no volver casa, la tristeza que sentía al dejar a Jungkook, la ansiedad de tener que responder a las preguntas de su mejor amigo. Si no dejaba de pensar en todo aquello, su cabeza explotaría.

—¿Estás bien? —cuestionó Jungkook al escuchar al omega suspirar.

—¿Eh?... si, estoy bien —contestó Taehyung volviendo su mirada al frente mientras le seguía indicando el camino correcto hacia la casa de Jimin.

—¿Estarás bien? —preguntó Jungkook mirando de reojo al omega a su lado.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque no has dejado de suspirar desde que nos subimos al auto —determinó Jungkook—. Además, he visto tu cuerpo, no tienes que esconderme el hecho de que la estás pasando mal.

—Ya le envié un mensaje a papá, él sabe que me quedaré con mi amigo —mintió Taehyung, dando por finalizado el tema.

—Tu teléfono —le pide Jungkook tendiendo su mano, Taehyung lo mira extrañado y le pasa su móvil dudoso, en el que el pelinegro teclea su número de teléfono. El omega recibe el móvil y registra su número como Jungkook.

Al llegar a la casa de su amigo, Jungkook se estaciona en la orilla de la calle y ambos saben que ha llegado el momento de despedirse. Jungkook no quería dejar a su destinado, pero debía llegar a la reunión con su padre y Taehyung quería dejar de molestarlo, el alfa había gastado dinero en supresores, consultas y medicamentos recetados por la doctora.

—Gracias por todo, perdón por hacerte perder el control y por todos los inconvenientes que te causé...

—¿Qué inconvenientes?, ¿por qué siento que te estas despidiendo de mi como si no fuéramos a vernos nunca más? —preguntó Jungkook acomodándose en su asiento.

—Porque ya no nos volveremos a ver —masculló Taehyung.

—Eso no es verdad —replicó Jungkook—. No sé qué es lo que estás pensando, si no tuviera que irme ahora, lo hablaríamos.

—Cuídate, Jungkook —le dice Taehyung quitándose el cinturón de seguridad.

—Taehyung —el pelinegro sujeta de la muñeca del omega antes de que éste saliera de auto—. No dudes en llamarme si pasa algo malo —le pide Jungkook aún sin dejar ir la muñeca del castaño, a lo que Taehyung solo asiente y vuelve despedirse de antes de salir del auto.

Cuando éste se dirige a la casa de su amigo, escucha una vez más como Jungkook grita su nombre, él omega se detiene en seco apretando sus ojos con fuerza esperando que su amigo no haya escuchado, lo último que quiere es tener que lidiar con un drama de Jimin.

A Jungkook le costaba dejarlo ir, el sentimiento de incomodidad en su pecho no le permitía dejar al omega, incluso cuando debía llegar a tiempo con su padre, éste prefirió asegurarse de todo estaría bien con su destinado. Su lobo interior volvió a estar inquieto como antes y le incomodaba en sobremanera no saber la razón.

—¿Qué sucede? —cuestionó Taehyung al darse la vuelta, encontrándose con el cuerpo fornido de Jungkook.

—Tengo que hacerlo o juro que voy a enloquecer —susurró Jungkook tomando desprevenido a Taehyung al sentir la mano del alfa en su cintura.

—Jungk... —se quedó a media frase cuando sintió los labios de Jungkook sobre los de él, su mano derecha acariciaba el rostro del omega mientras que la otra lo mantenía cerca sujetándolo por la cintura. Taehyung solo pudo cerrar sus ojos casi de inmediato y aceptar el beso tan cariñoso y sutil por parte del alfa.

Un cosquilleo recorrió todo el cuerpo del omega al sentir el pulgar de Jungkook acariciar su mejilla en un toque suave. Taehyung dejó caer sus manos en las caderas de Jungkook mientras disfrutaba la suavidad de los labios del pelinegro.

—Prométeme —musitó Jungkook sobre los labios del omega sin querer separarse de él. El alfa tomó las dos manos de Taehyung, separándose tan solo un poco.

—Prométeme que te cuidarás —masculló Jungkook—. Por favor, llámame si pasa algo —suplicó dando un paso hacia atrás a duras penas dejando ir las manos del omega.

—¡¿Qué demonios?! —ambos chicos escuchan la voz chillona de Jimin quien ahora estaba parado en la entrada de su casa con los ojos abiertos y los labios por igual. Ninguno sabía cuánto tiempo llevaba allí.

—¿Ah? Te recuerdo, Jimin ¿cierto? —preguntó Jungkook señalando con su dedo índice al aún sorprendido omega.

—Jungkook, recuerda que debes irte con tu padre —indicó Taehyung empujando levemente al alfa de regreso a su auto.

—Recuerda lo que te dije —le pidió en un susurro a lo que él castaño solo asintió apurado porque el chico terminara de irse y evitar que su amigo hiciera algo vergonzoso.

Taehyung lo vio marcharse en el auto y sintió un gran vacío en su interior, después de ese beso tan inesperado, dudó sobre los sentimientos de Jungkook hacia él, ya eso no fue amabilidad o compasión, había algo más detrás y el sentimiento que le invadió cuando se vio sin Jungkook era raro para él, sentía que ya lo extrañaba y a penas se había ido.

—Tienes mucho que contar —señaló su amigo perplejo mientras se adentraba a la casa.

La madre de Jimin lo recibió con la calidez y cercanía de siempre. Taehyung se sienta en la orilla de la cama de su mejor amigo, esperando que la bomba de preguntas explotara. Se aseguró de mantener su marca oculta, no podía contarle a Jimin de aquello.

—Ya es hora de que me cuentes que sucede, estás un poco raro, desde aquel día en la cafetería estás algo... apagado —admitió Jimin tumbándose en el piso con su mirada en el techo blanco.

—No pasa nada, solo estoy un poco cansado, mi celo recién termina, los exámenes —contestó Taehyung con una sonrisa a medias para no preocupar a su amigo.

—Yo tengo el remedio para ello, pintemos juntos, tengo nuevos lienzos —propuso Jimin mientras se pasea a por el interior de la recámara.

—Hagámoslo en el patio —sugirió Jimin mientras llevaba con él los lienzos y Taehyung lo siguió por el pasillo con los demás utensilios. No pensaba en algo mejor que pintar ahora que estaba pasando por tantas emociones que no podía describir en palabras.

—Yo no soy tan bueno como tú, lo mío son las esculturas y el baile, pero lo intentaré por ti —comentó Jimin sonriente—. Ya que no me cuentas nada, al menos dibújalo y libérate de lo que sea que te esté inquietando.

—¿Por qué crees que algo me inquieta? —preguntó Taehyung fijando la mirada en su amigo.

—Tu mirada es diferente Tae, ¿crees que no me doy cuenta todas las veces que finges estar feliz? —cuestionó el rubio con su mirada en el omega frente a él. Taehyung lo miró ligeramente sorprendido por sus palabras.

—Conmigo no tienes que aparentar estar bien, pero supongo que no me tienes la suficiente confianza como para contarme tus cosas. —Jimin mezcla los colores en su paleta, mientras que Taehyung lo observa perplejo, sin saber que decir o hacer.

Su amigo le acababa de decir que sabe cuando disfraza sus verdaderos sentimientos con una sonrisa y se preguntó qué tanto sabría sobre ello. Todo este tiempo pensó que Jimin no sabía nada de lo que le pasaba, pero estaba equivocado y eso le asustaba.

—Jiminie —susurró Taehyung—. No es que no te tenga confianza, eres mi mejor amigo...

—Tranquilo, no tienes que decirme, yo haré como que no vi que estabas con Jungkook o el hecho de que llevas su ropa —le interrumpió Jimin.

—¿Cómo sabes que es su ropa? —preguntó alarmado.

—Porque no es tu estilo, ni tu talla y creo que es la primera vez en meses que te veo con el cabello al aire —replicó Jimin aún combinando colores—. Además, me he dado cuenta como siempre pretendes estar bien, pero eres mi mejor amigo, te conozco y sé que algo te sucede Tae —comentó Jimin dejando la paleta en el banco de madera, que más tarde ocupará para pintar, y acercándose a su amigo.

—No soy ciego, he visto tus pinturas y se qué hay algo detrás de cada una de ellas, después de todo, yo también soy artista y sé que esa inspiración no viene de la nada —confesó con su mirada en Taehyung quien lo observaba aterrado de que le preguntara cualquier cosa de la que no pudiera negarse a contestar.

—Si estas pasando por algo, sabes que aquí estoy para ayudarte en lo que necesites. Ayer me escribiste y parecías desesperado, luego apareces en mi puerta con Jungkook —señaló con la cejas levantadas.

—No tienes que contarme ahora, si yo no puedo ayudarte, el arte lo hará, tu solo pinta y desahógate —medio le sonríe y lo único que Taehyung hace es abrazarlo en agradecimiento, lo que sorprende a Jimin, ya que por lo general él era el más cariñoso entre los dos.

—Gracias —masculló Taehyung aún rodeando con sus brazos a su amigo.

En silencio, los omegas se concentran en sus pinturas. Taehyung pensaban en todo lo que le había dicho su amigo, nunca creyó que Jimin siquiera sospechara de que algo mal andaba con él. Por más que el castaño quisiera contarle a su amigo el miedo que sentía en aquel momento, no se atrevía. No tenía el valor suficiente como para quitarse la máscara que había llevado por años, estaba acostumbrado a tenerla y sentía temor de perder a su mejor amigo en cuanto éste conociera al verdadero Taehyung, uno que solo había visto Jungkook. Él omega estaba seguro que en cuanto supiera lo usado que estaba, no querrá tenerlo como amigo, por eso prefirió callar una vez más y enfrentar su realidad en silencio como lo ha hecho por años.

Los trazos de Jimin ameritaban ser meditados, pintaba un hermoso paisaje montañoso y una puesta de sol colorido, algo muy parecido a como se sentía en el momento, por otro lado Taehyung movía el pincel de un lado a otro con destreza, justo como dijo su amigo, era su única forma de aliviar un poco el vacío que volvió a invadir su interior, de expresar por medio del arte todo lo que no podía decir en palabras.

—Me escapé de casa ayer —soltó de sopetón Taehyung sin dejar de pintar los colores negros en su pintura abstracta.

—¿Qué?, ¿por eso dijiste que te quedarías conmigo? —preguntó Jimin llevando su mirada a Taehyung.

—Me quedé en casa de Jungkook —susurró Taehyung haciendo que Jimin casi arruinara su pintura por la impresión.

—Si vas a contarme, habla claro joder, ¿Cómo que te quedaste en su casa y durante tu segundo día de celo? —replicó Jimin—. ¿Estuviste fingiendo no conocerlo todo este tiempo?

—Lo conocí ayer —aclaró Taehyung—. Si no quieres arruinar tu pintura, deberías dejar de dibujar.

Jimin hace lo que le pide el castaño y abandona sus pínceles, expectante a lo que sea que su amigo tenía que decir, debía ser algo muy impactante como para pedirle que le prestara completa atención. Taehyung aún con su atención en su pintura, le cuenta la forma tan extraña en la que conoció a Jungkook, le explicó cómo el chico apareció de la nada y lo salvó de cuatro alfas que pretendían abusar de él en medio de la calle. Relató con voz relajada como el pelinegro lo llevó hasta su apartamento, donde pasó la noche.

Obvió el hecho de que eran destinados o como estuvieron a punto de tener sexo por su celo y si su amigo no preguntaba no se lo diría. Taehyung volteó la mirada hacía su amigo al no escuchar respuesta de su parte. Encontrándose con los ojos abiertos de Jimin y las cejas levantadas en una expresión llena de sorpresa.

—Taehyung, estas loco, ¿Cómo confiaste tanto en un alfa puro y quedarte en su casa mientras estabas en celo? —casi chilló Jimin. Taehyung guardó silencio por un momento, pensando en cómo decirle aquella noticia a su amigo y evitar que se desmayara. Sabía que en cuento se lo dijera, se volvería loco.

—Sabes que no confío en los alfas —empezó diciendo Taehyung—. Confío en Jungkook porque en realidad él y yo...

—¡No me digas que lo hiciste con él! —le interrumpió Jimin emocionado. Taehyung rodó sus ojos y dejó de pintar su cuadro para llevar su atención al rubio a su lado.

—Somos destinados —confesó Taehyung con tranquilidad, le agradaba poder contarle aquello a su amigo, quien parecía que estaba a punto de desmayarse.

—¡¿Qué demonios haces aquí conmigo?! ¡Deberías estar con él! —gritó Jimin poniéndose de pie, completamente eufórico.

—¿Acaso tú crees que el gran Jungkook va querer tener a un omega como yo? —cuestionó Taehyung quitando la mirada del omega emocionado.

—¡Claro que si! Vi como te miraba —chilló Jimin.

—Claro que no Jimin, el no se fijaría en mí ni aunque fuese el ultimo omega en la tierra —puntualizó dándole las últimas pincelada a su dibujo—. Además, si no ha estado con ninguna omega después de su lazo rato, seguro es porque nadie está a su nivel,

—¿Por qué dices eso? —interrogó Jimin—. Eres muy talentoso, una persona brillante y muy encantadora, hermoso, con un cuerpo que muchos omegas quisieran tener.

En cuanto Taehyung escuchó como lo describía, pensó que lo único que podría ser verdad de todo aquello era su talento, no se consideraba hermoso, tampoco encantador, el solo estaba describiendo la persona que Taehyung finge ser. Tampoco quería tener el cuerpo que "todo omega desea tener", porque estando en celo o no, provocaba miradas indeseadas por parte de alfas desagradables.

—Si vieras cómo vive entenderías porque te lo digo, está muy fuera de mi liga —confesó Taehyung.

—Pero son destinados —se quejó Jimin casi haciendo pucheros.

—Pero él no me quiere, supéralo ya —demandó Taheyung y Jimin decidió no insistir en el tema, después de todo finalmente su mejor amigo le contaba algo de su vida después de tanto tiempo sin hacerlo.

Jimin se acercó por detrás para apreciar el dibujo abstracto de Taehyung, un cuadro con un fondo amarillo pálido y colores oscuros sobre este en mezclados entre sí, logrando una imagen algo inquietante y oscura.

—Esto me da un poco de miedo —admitió Jimin sin saber que exactamente de eso se trataba. De todo el miedo que Taehyung sentía, él mismo que sintió cuando escuchó a alguien gritar su o nombre con autoridad. El omega conocía perfectamente esa voz y en ese instante, el miedo se apoderó de su cuerpo y todo lo que sujetaba en su mano cayó al suelo.

—¡Taehyung! —oyó esa voz tan demandante y furiosa detrás de él, demasiado cerca, se dio la vuelta temeroso y lo primero que sintió fue la mano de su padre impactar en su mejilla mucho más fuerte que cualquiera de las otras veces.

Taehyung se lleva la mano a la mejilla golpeada y mira con los ojos abiertos a su padre, sorprendido de que le hubiese pegado en frente de otras personas, que él haya hecho aquello significaba que estaba más que enojado.

—¡Le dije que si no llegabas a casa habría consecuencias! —le gritó furioso.

Jimin lo había tomado por el brazo para estabilizarlo después de semejante manotazo, incluso la madre de su amigo intentaba intervenir en cómo Ji hoon ahora lo arrastraba fuera de la casa. Lo había obligado a ponerse de pie al tirar de su cabello para luego tirar de su brazo con fuerza. Miró cómo su amigo le gritaba a su padre que lo soltara, pero Taehyung no dejaba de suplicarle que no lo hiciera, que él estaba bien, cuando todos en esa casa sabían que no lo estaba. El castaño solo no quería involucrar más a Jimin con sus problemas.

—¡Sube al coche! —vociferó su padre arrojándolo al interior del auto.

En el momento que estuvo dentro del vehículo, dejó salir las lágrimas que estuvo sosteniendo mientras la mirada de Jimin y su madre estaban en él. Taehyung estaba aterrorizado de lo que su padre podría hacerle, no quería volver a casa.

Allí mientras lloraba y temblaba de terror, deseó tanto no haberse ido de la casa de Jungkook, se arrepintió de haberlo alejado. Ahora solo podía llorar, volver a sentirse desprotegido y también humillado.

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