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🐺Capítulo 6🐺

Park Jimin

Cuando desperté Jungkook no estaba en la cama, tampoco en la habitación. Me vestí rápidamente colocándome mi disfraz, al parecer el acto de la noche anterior logró calmar a mi lobo inquieto permitiendo que las lentillas rojas permanecieran en su lugar y que mi olor a omega disminuyera. De esa manera logré perfumarme con éxito. Al verme en el espejo pensé en Taehyung, si se enteraba de lo sucedido tal vez le rompería el corazón. Sacudí mi cabeza tratando de desviar los pensamientos y la culpabilidad que sentía. Tenía que ir a hablar con ambos y decirles que me iba a ser muy difícil elegir a alguno.

Mientras bajaba las escaleras me topé con Hoseok, él me hizo una señal para que acercara mi oído a sus labios.

—Los padres de Jeon Jungkook están aquí. —Amplié los ojos sorprendido—. Está en el comedor hablando con ellos, con nuestros padres, con su prometida y con el tesorero real.

—¿Qué? —Pregunté sintiendo que mi estómago se revolvía.

—Al parecer la familia de tudestinado hizo un pacto de sangre con el padre de Lee Inguk. Él tiene que cumplir el pacto y casarse con ella —dijo Yoongi acercándose al pie de la escalera—. Deberías dejar que Taehyung te marque y olvidarte de ese alfa.

—No puedo. —Apreté los puños.

Corrí al comedor para escuchar la conversación. Papá Nam estaba sentado en su lugar de siempre junto con papá Jin, ambos comían en silencio escuchando al tesorero gritonearle a los nobles Jeon. La madre de Jungkook era delgada, rubia y elegante, sus rasgos finos y labios delgados pintados de rosa coral, sus ojos amarillos, era una beta. Su padre era imponente, un alfa musculoso que se parecía bastante a Jungkook, quizás su versión adulta. Al tesorero Lee Yeol lo conocía bien desde mi infancia, él era larguirucho, delgado, su piel blanca muy bien cuidada y sus ojos rojos de alfa parecían lanzar llamas. Lee Inguk parecía asustada, ella tenía la mirada hacia el suelo mientras que Jungkook alzaba la barbilla tratando de parecer firme.

—¡Una falta de respeto a todo lo sagrado, ustedes juraron con sangre que nuestros hijos se casarían!

—Eso fue antes de encontrar a mi destinado —replicó Jungkook.

—Cállate, cielo —dijo la señora Jeon con voz aterciopelada.

—¿Vas a dejar que una beta te mande a callar? —preguntó Inguk en un susurro.

—Es mi madre, no te entrometas —contestó Jungkook.

—Mi madre es una omega, ella no tiene voz ni voto en casa. —Encorvó los hombros.

—Sus asuntos familiares no nos conciernen —dijo el padre de Jungkook poniéndose de pie—. Es cierto que hicimos un juramento ante la luna, pero me temo que el poder del destinado es fuerte y no voy a permitir que mi hijo sufra a causa nuestra.

—¡Entonces pagarás las consecuencias por romper el pacto! —gritó el señor Lee.

—Deja de gritar —Advirtió mi padre.

—¡Oh Jimin! —Jungkook se percató de mi presencia poniéndose de pie para caminar hacia mí, me tomó de la mano para llevarme al comedor— ¿Dormiste bien? —preguntó y asentí.

—Buenos días —saludé.

—Les presento a mi destinado, el príncipe Jimin.

—¡Oh ya veo porque los reyes no dicen nada! —dijo el señor Lee sentándose en su silla.

—¿De verdad eres su destinado? —me preguntó la alfa Lee Inguk.

—Sí —contesté.

—La única manera de romper el pacto sin que haya algún tipo de consecuencia seria que el joven Jeon marque a Jimin —dijo el señor Lee—. Que bochorno voy a pasar con mis amistades, ya estaban listas las invitaciones para la boda.

—¡No dejaré que marquen a mi destinado! —Era la voz de Taehyung. Él estaba entrando al comedor. Escucharlo provocó que mi corazón se acelerara.

—¿Qué acaba de decir? —preguntó la alfa.

—Jimin también es mi destinado. —Sentí las manos de Tae encima de mis hombros—. No se preocupen por el pacto que impide a Jungkook estar con él, el príncipe me tiene a mí.

—¿Mentiste para no casarte conmigo? ¿Tan despreciable soy? —cuestionó Lee Inguk poniéndose de pie.

—No mentí.

—Jimin tiene dos destinados —dijo papá Jin mirando a Lee Inguk con enojo, sé que le cayó mal.

—¿Es eso posible? —cuestionó el señor Lee.

—Pues nos está pasando a nosotros —dijo Taehyung.

—De todos modos Jimin ya me eligió a mí, voy a marcarlo —dijo Jungkook y fruncí el ceño.

—Eso no es verdad —murmuré mirando a Taehyung y él sonrió.

—¡En ese caso pondremos fin a esto! —Papá Namjoon se puso de pie alzando una copa de vino, estaba medio ebrio tan temprano en la mañana—. Que los planes del pacto ente los Jeon y los Lee siga en pie, después de todo Jimin ya tiene otro destinado.

—¡Yo no quiero! —gritó Jungkook.

—Si no lo haces nosotros terminaremos pagando las consecuencias, Jungkook —dijo la señora Lee— Saber que Jimin tiene dos destinados nos ayuda bastante a arreglar las cosas.

—Marcaré a Jimin, de esa manera el pacto será inservible porque la luna no permitiría que mi omega sea abandonado.

—¿Omega? —preguntó Lee Inguk mirándome de arriba a abajo.

—¡¿Así es como lo proteges?! —cuestionó Taehyung en un grito.

Mis padres cerraron los ojos, Jungkook los amplió mirándome sorprendido porque su impulsividad había revelado mi secreto.

—Llévate a Jimin de aquí —ordenó papá Jin a Taehyung y él asintió.

—Lo siento... —musitó Jungkook.

Pero ya era tarde para pedir perdón, la acababa de cagar y nada podía solucionarlo. Taehyung me arrastró lejos del comedor clavándome las garras en mi brazo porque inconscientemente estaba tratando de regresar a los brazos de Jungkook para ayudarlo ¿por qué tenía ese deseo desesperado por ir corriendo detrás suyo?

—¡Mírame a mí, Jimin! —gritó Taehyung a mitad del pasillo— ¡También soy tu destinado!

Dejé de luchar cuando llegamos a la sala de juegos del castillo. Era como un Arcade con música, juegos y bebidas. Creo que Tae me llevó ahí para que no escuchara las discusiones.

—Te acostaste con él anoche —dijo endureciendo la quijada y asentí avergonzado— ¿Vas a dejar que te marque? ¡Es que no te entiendo Jimin, se supone que también soy tu destinado!

—Lo eres —contesté.

—Pero te acostaste con Jungkook, no... ¡No me esperaste!

Tragué saliva y me mordí el labio inferior mirándolo con cara de inocente.

—No pude evitarlo... —Agaché la cabeza.

—¿Sabes qué más no puedo evitar? Yo quería hacerlo especial pero mierda, tengo que jugar sucio para robarme tu corazón porque al parecer ser amable y cordial no está funcionando.

—Nos acabamos de conocer ayer... —mascullé.

—¡Exacto! Y ya te acostaste con ese imbécil, creí que en la biblioteca habíamos avanzado en nuestra relación...

—Taehyung... Eres importante para mí, además todavía no me ha marcado.

—¿Y me vas a dejar marcarte? Todos nuestros problemas se solucionarían si me lo permites.

—No quiero, todavía no sé a quién elegir...

—Voy a hacer que me escojas a mí. —Al decir eso colocó sus manos por un lado de mi cabeza arrinconándome en contra de la pared—. Voy a hacer que quieras sentirme dentro tuyo cada día, cada noche, cada puto segundo de tu vida.

—Tae... —Me interrumpió al colocar sus labios encima de los míos.

El beso fue dulce, suave pero posesivo. Taehyung tenía ambas manos apoyadas en la pared y yo tenía las mías apoyadas en su pecho. Lo único que movíamos eran nuestros labios que seguían el ritmo de nuestros corazones pronto comenzamos a soltar mil feromonas por todo el cuarto de juegos e incluso el miembro de la servidumbre que atendía en el lugar se retiró cerrando la puerta para no interrumpirnos porque sabía a ciencia cierta que pronto comenzaríamos a aumentar el nivel de besos y arrumacos.

—Voy a quitarte el apestoso aroma de Jungkook...

—Hazlo —Jadeé.

—¿Una ya no puede jugar tranquilamente, verdad? —preguntó una parlanchina voz que conocía a la perfección saliendo de uno de los asientos en el que se simulaban carreras de autos.

Era mi prima, Park Haejin.

—¡Haejin, nos estabas espiando! —grité apartando a Taehyung.

—Pero yo estaba aquí desde antes, ¡cielos chicos, controlen sus feromonas! —Sacudió el aire con sus manos.

—¡Ya te dije que quiero hablar con él! —Escuché una voz proveniente del otro lado de la puerta.

Pronto cruzó Lee Inguk; la prometida de Jungkook. Al verme se dirigió hacia mí alzando la mano derecha en el aire para soltarme una bofetada. Mi mejilla izquierda quedó colorada porque el golpe había sido muy fuerte.

—¡Oye, es tu príncipe. Ten más respeto! —se quejó Haejin. Taehyung se quedó petrificado al igual que yo y Jungkook humeaba al vernos parado en la puerta.

—Un alfa no le debe nada a los omegas —al decir eso se acercó a mí oliéndome de cerca—. Hueles asqueroso, además tu piel aprende a jugar con dos alfas ¿ah? —dijo mirando a Taehyung y Jungkook de reojo.

—No debiste hacer eso —dije aclarando la garganta.

—¿Desde cuando acá un omega le dice a un alfa qué hacer?

—Es tu príncipe, pide disculpas —dijo Taehyung con voz profunda.

—Si impides que Jeon se case conmigo voy a revelar al reino entero tu secretito, así que no te entrometas.

—Vámonos, Inguk... —dijo Jungkook acercándose a ella tomándola del antebrazo con suavidad—. Tenemos que preparar nuestra boda, con permiso su alteza.

Jungkook fue tan indiferente. De un momento a otro cambió por completo la forma en la que se dirigía a mí. Tan solo unas hora atrás, durante la noche, mientras me hacía el amor, mientras le entregaba mi virtud que protegí durante tantos años gritaba que estaría conmigo por el resto de mi vida, me decía en incontables murmuros que era suyo y que él era mío. Y en el comedor me presumió como su destinado ante todos ¿Cómo puede desaparecer el amor y el deseo así de fácil? ¿De un instante a otro?

—Creo que me dejará el camino libre —dijo Taehyung sosteniéndome la mano a medida que se alejaban de nosotros.

—¡Oh cielos, Jimin! —gritó mi prima— ¡¿Estás llorando?!

Inconscientemente comencé a llorar, las pupilas de Taehyung se dilataron al verme en ese estado, se acercó a mí abrazándome con fuerza mientras susurraba a mi oído;

—Te duele porque es tu destinado, es lo mismo que yo sentiría al perderte.

Era cierto.

Me dolía porque era mi destinado, pero también me dolía porque le entregué mi todo la noche anterior.

—Taehyung. —Apreté la quijada separándome del abrazo y mirándolo a los ojos.

—Dime, Jimin.

—Follame sin piedad, sin cansancio, con esmero, quiero olvidar a Jungkook... Quiero que me marques, quiero ser tuyo y que seas mío.

Al parecer mis palabras lo desconcertaron, pero quería hacerlo. Taehyung también es mi destinado, no tengo que sufrir a causa de un lobo que ya tiene su vida entera planeada.

Debo seguir mi camino, debo reconocer a Kim Taehyung como mi alfa.

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