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🐺Capítulo 16🐺

Kim Taehyung

Lloré un poco más hasta que finalmente me puse de pie, estaba dispuesto a suicidarme porque no podía vivir sin Jimin. Así que amarré la cuerda a mi cuello, después la amarré a una roca grande y mientras apretaba los puños y miraba al cielo me despedí mentalmente de mi lobo, de mi destinado, de mi omega.

¡No lo hagas! —Era mi lobo, lo escuchaba rogar ¿por qué era tan entrometido?

Sacudí la cabeza tratando de sacarlo de mi cabeza para morir en paz, pero en ese instante escuché la voz de lo que creí era mi ángel de la muerte.

—¡Kim Taehyung, detente en este instante!

Mi corazón se aceleró, mis feromonas se alteraron a tal grado que comencé a irradiar un olor que nunca antes había emitido. Ignoré esa voz y salté dejándome caer en el precipicio...

Bastaron un par de segundos para sentir la fuerza de la cuerda rodear mi cuello cortándome la respiración y después comencé a elevarme. Más bien, alguien comenzó a jalar de la cuerda para rescatarme ¡¿Por qué me rescatan?! ¡¿No ven que quiero morir?!

—¡Eres un estúpido, el más estúpido alfa que he conocido! —decía Jimin mientras me subía en medio de lágrimas.

¡¿Esperen, Park Jimin?! Al verlo ayudé con las fuerzas que me quedaban para regresar y ponerme sano y salvo. ¿Es una alucinación? ¿Ya morí? ¿Ya estoy en el cielo lunar? Me preguntaba tratando de llegar a mi omega, a mi amor, a mi todo. Luchando, arañando las piedras, la tierra y el césped logré llegar hasta el regazo de mi amado.

—¿Jimin... Eres tú? —cuestioné sin aliento.

Su aroma a césped recién cortado irradiaba por el lugar. Podía sentirlo así como se siente el respirar y mi corazón estaba contento a pesar de que mi cuerpo estaba agotado.

—Tienes los labios morados, ¡¿por qué hiciste eso, tonto?! —preguntó quitándome la cuerda del cuello.

—Jimin... —Balbuceé— ¿Estás vivo o estoy en el cielo?

—Estoy vivo Taehyung, la marca me salvó.

—Jimin, te amo... —No podía decir nada más porque quería que lo supiera.

—Yo también te amo, Tae.

Sonreí dejándome caer en sus brazos.

Sonreí perdiendo la conciencia.

Sonreí sintiéndome triunfal.

Sonreí antes de que todo a mi al rededor se pusiera oscuro.

Park Jimin

Ese día me di cuenta acerca del paradero de Taehyung porque Hyunjin me dijo que se fue en un automóvil que tenía rastreador ya que era parte de los vehículos reales y me ayudó a buscarlo. Al encontrarlo me apresuré para rescatarlo y por fortuna lo hice, sin embargo en su cuello quedó la cicatriz, resultado de la herida de la cuerda con la que intentó quitarse la vida y en nuestras memorias el recuerdo constante de que si uno muere, el otro también lo haría.

Resulta que la madre luna se apiadó de nuestras almas enamoradas cuando Taehyung me marcó por segunda vez porque según algunos hombres que estudian los secretos de la licantropia dijeron que la primera vez Tae me marcó con furia y la segunda fue con amor. Si Taehyung no me hubiera marcado aun después de muerto ninguno de los dos estaría aquí y nuestra historia de amor hubiera terminado en tragedia.

La receta secreta para el amor, es el amor.

En cuanto a Taehyung, no volví a verlo porque se casó con Inguk, además lo que quedaba del vínculo que teníamos se terminó de romper cuando marcó a Inguk, aunque ella era un alfa lo hicieron de todos modos. Mis padres decidieron decirle a todo el reino que morí para dejarme vivir feliz con Taehyung alejado de mi falso ser, yo ya no tenía que fingir ser un alfa y el reino creía que los rumores acerca de que el príncipe menor era un omega eran mentiras para desprestigiar a la familia real y por respeto a mi "memoria" no volvieron a mencionar el tema. Es que ya saben lo que dicen: Los mentirosos, siempre serán mentirosos y mi familia amaba las mentiras.

—¿Qué estás haciendo acá afuera? —me preguntó Taehyung acercándose a mí. Es que me encontraba en el jardín de nuestra casa.

—Recordando nuestra historia de amor.

—¿Recordando? —Se sentó encima del césped junto a mí.

—Sí... ¿Recuerdas que había otro alfa que peleó contigo por nuestro amor?

—Imposible olvidarlo, por su culpa casi te pierdo. —Acarició mi rostro lleno de arrugas.

—Pero aquí estamos, juntos hasta que le muerte nos separe. —Tomé su mano con fuerza.

—Mi Jimin, has sido el mejor destino desastroso que he tenido. —Se recargó en mi hombro—. Además aunque tienes setenta años sigues siendo ardiente.

—No digas mentiras. —Sonreí mirándolo a los ojos.

Esos ojos rojos ardientes que a pesar de los años seguían causando el mismo anhelo, el mismo deseo, el mismo amor.

—Hoy nos visitan nuestros hijos, será mejor que entremos a preparar la cena navideña.

—Solo quiero quedarme un ratito más aquí, junto a ti —le dije apretándolo del brazo para que se quedara a mi lado.

Mi viejito asintió quedándose conmigo.

—¿Recuerdas el día que llegamos a nuestra casa siendo esposos? Ese día fue... La mejor noche de mi vida.

—Por supuesto, porque te entregaste a m por primera vez —dijo con voz ronca.

—Y después, en esta casa hicimos cosas inmorales e innombrables. —Me ruboricé.

—¿Por qué estás recordando todo esto, Jimin? ¿Tienes ganas de que este viejo lobo te anude?

Negué con la cabeza sin poder ocultarlo más y después le mostré la hoja que me entregó el médico más temprano en la mañana.

—Léelo.

Mi corazón no resistiría más, era muy débil. Desde hacía años atrás estaba colgando entre la vida y la muerte porque al ingerir tanta plata algunas de mis arterias se taparon con la grasa que se elevó en mi sistema, la operación era muy peligrosa, así que la evité a toda costa medicándome puntualmente y llevando una vida balanceada. Luego de años de tratamiento finalmente mi corazón no resistiría más. Tenía días, o quizás horas.

El punto es que moriría.

Y no me aterraba la muerte, me aterraba dejar a Taehyung solo porque cuando lo hice en el pasado estuvo a punto de suicidarse.

—Viví una buena vida —dije con el nudo en la garganta. Al mismo tiempo un par de lágrimas cayeron de los ojos de Taehyung mojando los resultados de mis pruebas.

—¿Por eso le pediste a todos nuestros hijos que vinieran en esta navidad? —preguntó sin voltear a verme.

—Sí, tal vez no volveré a verlos y... —Hice una pausa para evitar ponerme a llorar—... Me gustaría decirles que los amo una última vez.

—¿Qué hay de mí? ¿Qué voy a hacer sin ti? —preguntó en un hilo de voz.

—Tendrás que mantenerte con vida hasta que llegue tu hora. No hagas nada precipitado, ¿de acuerdo?

Ambos estábamos llorando sin parar porque nuestro amor no había sido fugaz, tampoco un accidente. Nuestro amor fue predestinado, real y sería eterno.

—Es que no quiero vivir si tú no estás.

—Prométemelo Taehyung, no seas un viejo testarudo.

—Quiero ser un viejo testarudo. —Se puso de pie dispuesto a regresar al interior de la casa.

—¡Te amo! —grité.

En ese momento se giró corriendo hacia mí. Elevándome en el aire como cuando éramos chiquillos, besó mis labios y después entramos juntos a la casa. No fue necesario que dijera que me amaba porque cada fibra de mi ser lo sabía. Cuando nuestros hijos llegaron celebramos la navidad una última vez.

La semana siguiente caí enfermo en cama y di mi último suspiro sosteniendo la mano de quien fue mi todo en vida.

Jeon Jungkook

Me enteré de la muerte de Jimin porque Inguk me lo dijo, ella era una esposa maravillosa pero pasó toda su vida vigilando a Jimin y Taehyung porque tenía miedo de que yo volviera a buscarlo. En ese momento me uní a ella en un viaje hacia el cementerio. Ahí me encontré al rey Hoseok, ya que de la familia Park era el único con vida porque todos murieron gracias a la vejez. Me pidió que por favor no causara incomodidad a Taehyung porque seguramente estaba muy dañado. Yo acepté, si todos esos años había oprimido con el deseo de acercarme a Jimin fue porque él así lo quiso, pero ahora ya no estaba con vida y quería verlo con mis propios ojos para darle oficialmente un último adiós.

A pesar de haberme casado con Inguk no pude crear un lazo tan fuerte como lo sentí alguna vez con Jimin, después la marqué pero mi marca desaparece de su cuerpo a cada rato, resignado comprendí que ningún lobo lograría provocar en mí lo que Jimin causó algún día. Así que llegué con ella al acuerdo de que estaríamos juntos, pero que si algún día Jimin me necesitaba iría en su búsqueda sin dudarlo.

Cuando llegamos al funeral escuché el llanto desesperado de Taehyung, también miré a un par de alfas de pelo negro llamarlo papá y pedirle que se calmara.

—¡Taehyung! —saludó Hoseok, yo me quedé lejos de ellos para evitar alguna pelea.

—Su corazón era débil, ¿lo sabías, no? —A pesar de la vejez sigue teniendo esa voz aterciopelada y petulante.

—Me envió una carta, iba a venir a tomar el té con él precisamente hoy.

—¿Qué es ese desagradable aroma? —cuestionó Taehyung limpiándose las lágrimas.

De inmediato giró el rostro encontrándose con el mío, a pesar de lucir viejo seguía imponiendo la misma vibra desagradable. Oficialmente Taehyung era mi piedra en el zapato.

—¿Por qué lo trajiste?

—Oh... Taehyung, verás. —Hoseok suspiró—. Jungkook e Inguk han servido a nuestra familia durante años, permite que se despida de Jimin.

—No quiero.

—Solo quiero verlo —dije acercándome a Taehyung—. Tómame como un viejo amigo de la familia.

—Pero no eres nadie para nuestra familia, sáquenlo de aquí.

—Ya oíste a mi papá, salte. —Era un hombre alto y apuesto, la mezcla perfecta entre Taehyung y Jimin.

—Tú pudiste ser mi hijo. —Lo miré embelesado sin sentir una chispa de miedo—. Permite que me despida, por los viejos tiempos —dije dirigiéndome a Taehyung de nuevo.

Instantes después me despedí de Jimin en medio de lágrimas, luego me dirigí a la salida del cementerio caminando sin rumbo fijo, Inguk iba a mi lado, ella sabía que al despedirme de él para siempre fui libre y después de tantos años pude disfrutar de los placeres de la vida junto a ella hasta que mi lobo trascendió dejando la faz de la tierra.

Kim Taehyung

Lo ultimo que mencioné antes de morir fue el nombre de mi omega, el nombre de Jimin. Estaba deseoso por verlo, por encontrarme de nuevo con él en el paraíso licántropo. Anhelaba que todas esas historias que me contaban de niño diciéndome que los lobos marcados se reencontraban después de morir fueran ciertas. Así que morí contento yéndome detrás suyo dos semanas después de su partida.

Nuestros hijos se quedaron como muestra de que nuestro amor fue destinado, desastroso pero eterno.

✨✨✨✨✨✨✨🐺F I N🐺✨✨✨✨✨✨✨

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