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🐺Capítulo 12🐺

Jeon Jungkook

Lloré un poco más hasta que finalmente me puse de pie, estaba dispuesto a suicidarme porque no podía vivir sin Jimin. Así que amarré la cuerda a mi cuello, después la amarré a una roca grande y mientras apretaba los puños y miraba al cielo me despedí mentalmente del amor de mi vida.

¡No lo hagas! —Era mi lobo, lo escuchaba rogar ¿por qué era tan entrometido?

Sacudí la cabeza tratando de sacarlo de mi cabeza para morir en paz, pero en ese instante escuché la voz de lo que creí era mi ángel de la muerte.

—¡Jeon Jungkook, detente en este instante!

Mi corazón se aceleró, mis feromonas se alteraron a tal grado que comencé a irradiar un olor que nunca antes había emitido. Ignoré esa voz y salté dejándome caer en el precipicio...

Bastaron un par de segundos para sentir la fuerza de la cuerda rodear mi cuello cortándome la respiración y después comencé a elevarme. Más bien, alguien comenzó a jalar de la cuerda para rescatarme ¡¿Por qué me rescatan?! ¡¿No ven que quiero morir?!

—¡Eres un estúpido, el más estúpido alfa que he conocido! —decía Jimin mientras me subía en medio de lágrimas.

¡¿Esperen, Park Jimin?! Al verlo ayudé con las fuerzas que me quedaban para regresar y ponerme sano y salvo. ¿Es una alucinación? ¿Ya morí? ¿Ya estoy en el cielo lunar? Me preguntaba tratando de llegar a mi omega, a mi amor, a mi todo. Luchando, arañando las piedras, la tierra y el césped logré llegar hasta el regazo de mi amado.

—¿Jimin... Eres tú? —cuestioné sin aliento.

Su aroma a césped recién cortado irradiaba por el lugar. Podía sentirlo así como se siente el respirar y mi corazón estaba contento a pesar de que mi cuerpo estaba agotado.

—Tienes los labios morados, ¡¿por qué hiciste eso, tonto?! —preguntó quitándome la cuerda del cuello.

—Jimin... —Balbuceé— ¿Estás vivo o estoy en el cielo?

—Estoy vivo Jungkook, la marca me salvó.

—Jimin, te amo... —No podía decir nada más porque quería que lo supiera.

—Yo también te amo, Jungkook.

Sonreí dejándome caer en sus brazos.

Sonreí perdiendo la conciencia.

Sonreí sintiéndome triunfal.

Sonreí antes de que todo a mi al rededor se pusiera oscuro.

Park Jimin

Ese día me di cuenta acerca del paradero de Jungkook porque la familia Jeon tenía rastreador en el automóvil ya que era costoso. Al encontrarlo me apresuré para rescatarlo y por fortuna lo hice, sin embargo en su cuello quedó la cicatriz, resultado de la herida de la cuerda con la que intentó quitarse la vida y en nuestras memorias el recuerdo constante de que si uno muere, el otro también lo haría.

Resulta que la madre luna se apiadó de nuestras almas enamoradas cuando Jungkook me marcó el día que bebí la plata líquida haciendo que mi corazón latiera de nuevo. Si Jungkook no me hubiera marcado aun después de muerto ninguno de los dos estaría aquí y nuestra historia de amor hubiera terminado en tragedia.

En cuanto a Taehyung, no volví a verlo porque me fui del castillo, además el vínculo que teníamos se rompió cuando Jungkook me marcó. Mis padres decidieron decirle a todo el reino que morí para dejarme vivir feliz con Jungkook alejado de mi falso ser, yo ya no tenía que fingir ser un alfa y el reino creía que los rumores acerca de que el príncipe menor era un omega eran mentiras para desprestigiar a la familia real y por respeto a mi "memoria" no volvieron a mencionar el tema. Es que ya saben lo que dicen: Los mentirosos, siempre serán mentirosos y mi familia amaba las mentiras.

—¿Qué estás haciendo acá afuera? —me preguntó Jungkook acercándose a mí. Es que me encontraba en el jardín de nuestra casa.

—Recordando nuestra historia de amor.

—¿Recordando? —Se sentó encima del césped junto a mí.

—Sí... ¿Recuerdas que había otro alfa que peleó contigo por nuestro amor?

—Imposible olvidarlo, por su culpa casi te pierdo. —Acarició mi rostro lleno de arrugas.

—Pero aquí estamos, juntos hasta que le muerte nos separe. —Tomé su mano con fuerza.

—Mi Jimin, haz sido el mejor destino desastroso que he tenido. —Se recargó en mi hombro—. Además aunque tienes setenta años sigues siendo ardiente.

—No digas mentiras. —Sonreí mirándolo a los ojos.

Esos ojos rojos ardientes que a pesar de los años seguían causando el mismo anhelo, el mismo deseo, el mismo amor.

—Hoy nos visitan nuestros hijos, será mejor que entremos a preparar la cena navideña.

—Solo quiero quedarme un ratito más aquí, junto a ti —le dije apretándolo del brazo para que se quedara a mi lado.

Mi viejito asintió quedándose conmigo.

—¿Recuerdas el día que llegamos a nuestra casa siendo esposos? Ese día fue... La mejor noche de mi vida.

—Mi mejor noche fue cuando te entregaste a mí por primera vez en el castillo —dijo con voz ronca.

—Oh sí, pero no me vas a negar que en esta casa hicimos cosas inmorales e innombrables. —Me ruboricé.

—¿Por qué estás recordando todo esto, Jimin? ¿Tienes ganas de que este viejo lobo te anude?

Negué con la cabeza sin poder ocultarlo más y después le mostré la hoja que me entregó el médico más temprano en la mañana.

—Léelo.

Mi corazón no resistiría más, era muy débil. Desde hacía años atrás estaba colgando entre la vida y la muerte porque al ingerir tanta plata algunas de mis arterias se taparon con la grasa que se elevó en mi sistema, la operación era muy peligrosa, así que la evité a toda costa medicándome puntualmente y llevando una vida balanceada. Luego de años de tratamiento finalmente mi corazón no resistiría más. Tenía días, o quizás horas.

El punto es que moriría.

Y no me aterraba la muerte, me aterraba dejar a Jungkook solo porque cuando lo hice en el pasado estuvo a punto de suicidarse.

—Viví una buena vida —dije con el nudo en la garganta. Al mismo tiempo un par de lágrimas cayeron de los ojos de Jungkook mojando los resultados de mis pruebas.

—¿Por eso le pediste a todos nuestros hijos que vinieran en esta navidad? —preguntó sin voltear a verme.

—Sí, tal vez no volveré a verlos y... —Hice una pausa para evitar ponerme a llorar—... Me gustaría decirles que los amo una última vez.

—¿Qué hay de mí? ¿Qué voy a hacer sin ti? —preguntó en un hilo de voz.

—Tendrás que mantenerte con vida hasta que llegue tu hora. No hagas nada precipitado, ¿de acuerdo?

Ambos estábamos llorando sin parar porque nuestro amor no había sido fugaz, tampoco un accidente. Nuestro amor fue predestinado, real y sería eterno.

—Es que no quiero vivir si tú no estás.

—Prométemelo Jungkook, no seas un viejo testarudo.

—Quiero ser un viejo testarudo. —Se puso de pie dispuesto a regresar al interior de la casa.

—¡Te amo! —grité.

En ese momento se giró corriendo hacia mí. Elevándome en el aire como cuando éramos chiquillos, besó mis labios y después entramos juntos a la casa. No fue necesario que dijera que me amaba porque cada fibra de mi ser lo sabía. Cuando nuestros hijos llegaron celebramos la navidad una última vez.

La semana siguiente caí enfermo en cama y di mi último suspiro sosteniendo la mano de quien fue mi todo en vida.

Kim Taehyung

Me enteré de la muerte de Jimin porque escuché al rey Hoseok llorar. En ese momento me uní a él en un viaje hacia el cementerio ya que de la familia Park era el único con vida porque todos murieron gracias a la vejez. Me pidió que por favor no causara incomodidad a Jungkook porque seguramente estaba muy dañado. Yo acepté, si todos esos años había oprimido con el deseo de estar junto a Jimin fue porque él así lo quiso, pero ahora ya no estaba con vida y quería verlo con mis propios ojos para darle oficialmente un último adiós.

Nunca contraje matrimonio porque ningún lobo logró provocar en mí lo que Jimin causó algún día. Así que me dediqué cien porciento a proteger el castillo y a la familia Park.

Cuando llegamos al funeral escuché el llanto desesperado de Jungkook, también miré a un par de alfas de pelo blanco llamarlo papá y pedirle que se calmara.

—¡Jungkook! —saludó Hoseok, yo me quedé lejos de ellos para evitar alguna pelea.

—Su corazón era débil, ¿lo sabías, no?

—Me envió una carta, iba a venir a tomar el té con él precisamente hoy.

—¿Qué es ese desagradable aroma? —cuestionó Jungkook limpiándose las lágrimas.

De inmediato giró el rostro encontrándose con el mío, a pesar de lucir viejo seguía imponiendo la misma vibra desagradable. Oficialmente Jungkook era mi puto dolor de bolas aun en la vejez.

—¿Por qué lo trajiste?

—Oh... Jungkook, verás. —Hoseok suspiró—. Tae ha servido a nuestra familia sin esperar nada a cambio durante años, permite que se despida de Jimin.

—No quiero.

—Solo quiero verlo —dije acercándome a Jungkook—. Tómame como un viejo amigo de la familia.

—Pero eres una maldita piedra en mi zapato, sáquenlo de aquí.

—Ya oíste a mi papá, salte. —Era un hombre alto y apuesto, la mezcla perfecta entre Jungkook y Jimin.

—Tú pudiste ser mi hijo. —Lo miré embelesado sin sentir una chispa de miedo—. Permite que me despida, por los viejos tiempos —dije dirigiéndome a Jungkook de nuevo.

Instantes después me despedí de Jimin en medio de lágrimas, luego me dirigí a la salida del cementerio caminando sin rumbo fijo para no volver nunca más a la familia Park porque mi vida cerca de ellos ya no tenía sentido, porque me había dedicado a cuidarlos y protegerlos con esmero por convicción pero también con el deseo profundo de volver a saludar al que fue en su momento mi destinado, sin embargo al despedirme de él para siempre fui libre y vagué por todo país lunar viviendo al máximo y disfrutando de los placeres de la vida hasta que mi lobo trascendió dejando la faz de la tierra.

Jeon Jungkook

Lo ultimo que mencioné antes de morir fue el nombre de mi omega, el nombre de Jimin. Estaba deseoso por verlo, por encontrarme de nuevo con él en el paraíso licántropo. Anhelaba que todas esas historias que me contaban de niño diciéndome que los lobos marcados se reencontraban después de morir fueran ciertas. Así que morí contento yéndome detrás suyo dos semanas después de su partida.

Nuestros hijos se quedaron como muestra de que nuestro amor fue destinado, desastroso pero eterno.

✨✨✨✨✨✨✨🐺F I N🐺✨✨✨✨✨✨✨

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