Destinados 11
Jimin se limpiaba sus lágrimas, sonriendole a aquella hermosa lápida donde yacía el nombre de su amigo de hermosa sonrisa.
“Yo estoy un poco triste hobi, te extraño tanto” sonríe hacia el cielo. “Espero que de donde sea que me estés viendo y escuchando sepas lo mucho que te amo”
Jimin sonríe al sentir como el viento sopla en su rostro, y sus lágrimas no tardan en volver, empañando su terso y delicado rostro.
Él sabe, su corazón y Omega sienten que es hoseok el responsable de este pequeño acto.
“Si, está bien. Ya entendí, no voy a llorar más”
Ríe nasalmente, y se incorpora limpiando sus prendas y arreglando su cabello que se ha desordenado por las ráfagas de aire en su rostro.
“Hoy es un día espacial ¿sabes por qué? —pregunto aún posando su mirada en el cielo—. Mi Taemin se está uniendo hoy a su alpha —rie un poco—. Le diré que mandas saludos”
Voltea a ver una última vez la lápida y lleva dos de sus dedos hacia sus labios depositando un beso, luego los lleva hacía el nombre de hoseok, depositándolos ahí mientras sonríe.
“Cumpliré con la promesa hobi —jimin sonríe caminando lejos del cementerio—. Encontraré a mi alfa y seré feliz por ti y por mí”
El día está brillante y soleado, un día perfecto para encontrar el amor, encontrar su destino su final feliz.
Yoongi quien observaba desde lejos cada movimiento del bello Omega, se acercó hacia la lápida en donde había visto como él Omega lloraba melancólicamente.
Le dolió tanto, verlo llorar y no poder hacer nada por quitarle ese dolor agonizante.
Por primera vez en sus cien años nunca se había sentido tan inutil y un bueno para nada.
“Aqui yace un amigo, esposo y hermano amoroso. Descansa en paz Kang Hoseok”
Él leyó aquello en voz alta, preguntándose quien era aquel personaje que ponía tan triste al Omega.
Se podía percibir en el aire el tenue aroma de las peonías mezcladas con...¿miel, rosas? No sabe identificar los otros dos aromas, pero sabe que no son los del Omega porque no había podido olerlos temprano cuando se dejó guiar por su lobo.
Una tenue ráfaga de aire con aroma a rosas y lotos abofetearon su rostro. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, elevando su vista al cielo donde se posaba la madre luna.
“¿Es el indicado?”
Le pregunto a ella, brillante en el cielo.
La nueva ráfaga de aire se estampó fuertemente ante su rostro. Yoongi río entendiendo la respuesta.
“Ya, ya, madre, ya entendí. Él es el indicado”
Pasada las horas, luego de la ceremonia de unión y marca de Taemin y Minho, todos en la manada se encontraban en la plaza del pueblo.
Una fogata en el centro, con parejas y no parejas bailando alrededor, con niños corriendo y jugando, con otros simplemente platicando y degustando de la comida, un ambiente familiar.
Jimin aprecio a lo lejos como Minho tenía en sus brazos a su hermano, apreció el brillo en los ojos del alpha al ver a su Omega, y por primera vez él tubo envidia —de la buena— de su relación.
Él también añoraba una pareja y tener los mismo momentos que tenían todas las demás parejas, pero al parecer sería otro año de ciclo lunar sin encontrar a su alpha.
Ya se había acostumbrado a ese hecho.
Los arbustos a su lado se movieron, él levantó la mirada y vaya ojos los que vio.
Nunca había sentido aquella que sintió esa noche, aquellos hermosos ojos platinados que brillaban más aún que la luna. Eran mágicos.
Yoongi estaba absorto al igual que él Omega. En toda su larga vida nunca había visto unos ojos tan puros como el cristal del agua, aquellos hermosos ojos color ámbar.
Sus cuerpos colisionaron en aquel instante. Sus almas chocaron en aquellas milésimas de segundos.
“Tú”
Dijo el omega, llevándose una de sus manos hacia su pecho, colocándola en donde su ubica su corazón.
Yoongi sonrio y se acercó un poco más a Jimin, eliminando la poca distancia que les separaba.
Tomo su mano delicadamente, sintiendo aquel choque de emociones recorrerle su cuerpo entero. La ubicó sobre su pecho justo sobre su corazón, para que él Omega supiera que no sólo era su corazón quien iba tan fuerte sino también el de él.
Palpitaban al unisono.
“Yo”
Una semana después.
Ese día, ese era su día, se conocían tan poco pero sus corazones y sus almas lobunas sabían que no había necesidad de tanto. Cuando ambos sabían que eran destinados.
La gente estaba empezando a decorar el lugar para la nueva ceremonia de unión y marca de ellos dos.
Todo había pasado tan rápido, estaban a pocos días para que el mes del ciclo/celo lunar diera su fin, y ellos estaban por unirse para siempre.
Yoongi estaba impaciente, llevaba toda la mañana sin poder ver al tierno omega, pues las matriarcas del pueblo los habían separado, porque era tradición que ambos no se vieran hasta la hora de la ceremonia que sería cuando la luna se centrará en aquel círculo de unión, donde ambos iban a estar parados.
No podía creer cuan rápidas iban las cosas con esto de su relación de "flash" se habían conocido hace una semana, y una semana después se estaban uniéndo en cuerpo y alma.
Aunque a Yoongi no le agrada la parte donde cortaban el centro de la mano de ambos para combinar sus sangres en una copa y luego con esa sangre la matriarca marcaba sus frentes.
Eso siempre le pareció demasiado raro y extremo al alfa original pura sangre, pero no podían oponerse, era parte de la ley del concejo y ley lobuna.
Las horas seguían pasando, y con ellas la ansiedad de ambos por versé ya.
Yoongi se encontraba en la sala de aquella cabaña, junto con sus leales sub-alpha's. Llevaba un traje ceremonial tradicional en caoba con dorado, y debía de usar un sombrero igual.
Se sentía un poco incómodo vistiendo aquellas extrañas ropas, pero eran parte de la tradición y debían de usarlas todos aquellos que se iban a unir en sagrado "matrimonio" con sus respectivas parejas.
Sus sub-alpha's observaban cada movimiento de su lider, a la espera de alguna orden o para lo que sea que yoongi los necesitase.
Su myong estaba un poco enojado con aquella decisión que había tomado su alfa líder, el insistía en que primero debían de conocerse más, saber más uno del otro, no así, tan apresuradas las cosas.
Debía admitir que su trabajo era alejar a todos los posibles omegas que se acercaran a Yoongi, los del Consejo le habían encomendado aquella tan importante misión. Y no puede creer que no pudo, no con ese omega en específico.
Y ahora ¿Qué hacía?
Todos los planes que el Consejo tenía para Yoongi se irán al mismísimo caño con esa unión.
Debía de hacer algo. Pero... ¿Qué?
Aparte, él nunca había visto así a su Alfa, les sorprendió a todos ellos cuando un día de la nada, su líder llegó diciendo que había encontrado a su destinado y que se iban a unir en la ceremonia de apareamiento.
Para él fue consternante, obviamente todos –inclusive él— le felicitaron y le desearon lo mejor.
Debía de admitir que cuando conoció al tal Jimin, no le cayó tan mal como él creía que le iba a caer, ese Ømega era atento, amable, humilde, lindo y aparte tenía un aroma atrayente. Y por sobre todo el podía ver –a pesar de que ellos no se conocían poco— como sus ojos brillaban cada que se encontraban, se podían ver muy enamorados. Y ese pensamiento lo descolocó.
¿acaso él sería tan vil como para evitar la felicidad de su líder, sólo para complacer a los viejos del Consejo?
Si se hubiera preguntado eso hace unos meses atrás, sin titubear el hubiera dicho que "si". Ahora él dudaba.
Si era el destino de su lider estar al lado de aquel Omega, compartiéndole su don y poder, que así fuera.
Los del Consejo se podían ir por donde vinieron, muy al caño.
Cuando menos lo esperaron unas betas tocaron a la puerta avisando que, ya era de la ceremonia y que por favor salieran.
Los sub-alpha's salieron y por último Yoongi, sintiéndose ansioso por ya ver a su dulce Omega.
El pueblo estaba reunidos en la pequeña plaza, la matriarca del pueblo en medio de aquel círculo donde pronto estarían él y Jimin. La luna ya casi estaba en la posición adecuada.
Pero Jimin no llegaba.
Los minutos pasaron y todos estaban a la espera de la llegada del omega, pero nada.
Yoongi comenzaba a ponerse tenso, liberando fuertemente sus feromonas de preocupación y enojo.
Preocupación por si algo malo le había pasado a su Omega, cosa que él rogaba no fuera cierto.
Y enojado porque una parte de él pensaba que jimin había huido de la ceremonia para no unirse a él.
Una joven alfa llegó corriendo hacia la plaza, viéndose completamente agitada, era una de los testigos de su Omega. El alfa se puso alerta al oler el miedo en ella.
“S-se lo l-llevaron” alcanzó a decir.
Y el mundo de yoongi se vino abajo. De habían llevado a su Omega. Oh~ pero él no se iba a dejar vencer, a pasos rápidos llegó hacia la joven alfa que jadeaba y se abrazaba a si misma.
Viéndola de cerca se podía ver que sus ropas estaban rasgadas y con gotas de sangre en ellas. Y esa no era sangre de ella.
Mierda, él iba a matar a aquel desgraciado que se haya atrevido a ponerle una mano sobre su Omega.
“¿Quienes?” dijo tensando su mandibula.
Ella temblorosa contestó un apenas “La jauría”.
Y su lobo aulló de furia y enojo, expeliendo fuertemente su aroma lleno de furia. Alertando a todos los presentes.
Habían despertado a la bestia, ahora ellos –los responsables de secuestrar a su omega— se tendrían que atener a las consecuencias de sus actos.
Hi~ no os olvidéis de votar y comentar~💕❣️
Wuuaaa~ escribir este pasado me ha costado mucho~ y hasta he llorado también😥😥
Así viste Yoongi uvu
Espero disfrutes de este capítulo~
Nos seguiremos leyendo en mis demás historias~
MinMin🦇🍒
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