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XIX

Los hechiceros veían con asombro el espectáculo que la bruja había montado a su alrededor. No recordaban que ella pudiera cantar así de bien, pues estaban seguros que la música no era su fuerte.

Fueron tediosos los años en que intentaron educar sus cuerdas vocales, para solo obtener las más desafinadas notas, y las voz menos entonada que se pudieron imaginar. Y esa noche les había demostrado que quizás ellos eran los malos maestros, o existían trucos que hacían magia.

—Ella ...— Hisirdoux se freno.

No sabía como poner en palabras aquello que sintió al oírla. Quizás no era la voz más perfecta de todas, pero estaba seguro que si sintió la magia de la misma.

—Solo wuau.— añadió.

Galaga le dio un leve un empujó, y el pelinegro dio un paso al frente, quedando cerca de la bruja que venía caminando en su dirección, tranquila luego del show que dio. 

Se perdió en lo tranquilo de su andar, y lo brillante de su vestido. O quizás era ella quien brillaba, y él se sentía tranquilo de solo verla.

—Es tu hora.— murmuró, y se alejó.

Hisirdoux lo vio, y luego llevo la vista al frente en dirección a Arabella. Esta venía sonriente, y secando un par de lágrimas. Al notarlo se apuro hasta quedar cerca.

—¿Te encuentras bien?— pregunto preocupado.

Arabella sonrió, y asintió. Sin esperar tanto, se abrazó a él como si fuera algo que necesitara para continuar con la noche.

—Solo sentí un poco de nostalgia.— murmuró.

—Creo que verte brillar así me hizo pensar en los viejos tiempos.— dijo el pelinegro.

Paso una de sus manos por su espalda descubierta, al sentir como se aferraba aún más su pecho. Cerró los ojos, y dio un leve suspiro.

—Me encanta verte brillar de esta manera.— añadió.—Le das un sabor especial a estas misiones suicidas.

No lo habían notado, pero se mecían en contra del compás de la rápida canción de fondo. Cómo si estuviesen en el más perfecto día de campo, o la mañana siguiente todo estaría tal y como en ese momento.

—Me gusta hacer estas misiones suicidas a tu lado.— murmuró.

Arabella se apartó para verlo a los ojos. Estos brillaban con encanto. Sabía que había algo más que hacía que brillara de esa manera, solo que dejó de buscar una respuesta. No importaba saber el motivó por el cuál su mirada ámbar brillaba con dulzura o porque encontraba calidez en su sonrisa. Esa que extrañaba ver, y a veces se moría por morder.

Le gustaba verlo así

Si, pese al poco aire fresco que corría ahí, lo sentía un lugar frío, y aplastante. Estando a su lado, en ese preciso momento, rodeada de personas que ignoraban la realidad, solo eran ellos.

—Douxie.— murmuró.—Yo ...

No debían decir mucho, pues en silencio se debían bastante desde el momento en que ella volvió a la vida. Desde que decidido que era mejor negar sus sentimientos porque no sabía como todo iba a continuar, sentía que las palabras sobraban.

Soltó el abrazo, y con suavidad subió sus manos por el abdomen, pasando el pecho, hasta llegar a su cuello. Se aferró a él con delicadeza, y no tuvo que hacer mucho esfuerzo para llegar a su rostro.

—Hisirdoux.— murmuró en sus labios.

Cerró los ojos por un instante, y con un pequeño envión hizo aquello que deseaba desde el momento en que lo vio hacía un par de días. Lo beso con calma, ignorando aquella voz que le decía que le iba a doler si todo salía mal.

No le importo que hacía mucho no bebía de sus labios, y estaba sedienta de estos. Lo beso con la misma paz que lo podía hacer en una mañana de primavera, o un noche de invierno.

Se sostuvo con fuerza, al sentir las manos del hechicero abrazar con fuerza su cintura y jalaba hacía él. Sin embargo, le siguió el dulce compás de sus labios. No apuro, ni se dejó embargar por la necesidad de querer mas. No necesitaban más. Se quitaban el aliento, y se llenaban de vida. Ese lugar dejo dejo de ser tan frío y ruidoso, y se convirtió en un sitio lleno paz y silencio.

And this old world is a new world;

And a bold world, for me.

Aquella canción aún resonaba en su cabeza, y con el aquel beso su corazón palpitaba emocionado con sentido.

Si, quería vivir en aquel viejo mundo a su lado. Por siempre, y sin temor al futuro. Quería llevar a cabo la promesa que hizo años atrás. Hacer todo bien por una buena vez.

Lo deseaba a él más que nunca, y todo lo que podría tener a su lado.

—Te amo.— susurró, sin apartarse tanto.—Ahora que estás despierto, yo ...

Hisirdoux la interrumpió con otro beso, robándole el poco alimento que le quedaba.

—Sabia que esas palabras no eran un sueño.— musitó, jadeante.

—Lo que siento por ti, está lejos de ser un sueño.— murmuró.

Arabella sostuvo su rostro con cuidado, y le dio un pequeño beso, haciendo que sus ojos brillaran. Sonriendo, guardaron silencio por un instante.

Y alguien toco el hombro de la bruja. Al voltear se encontró con una mujer que le señaló a la reina.

Galaga se alejó, dándole la espalda. Aún así podía sentir la magia de Arabella acercándose. Apuro su paso, y entró al baño.

Le hacia mucho calor, y su corazón palpitaba nervioso. No podía creer que Arabella cantara de aquella manera esa antigua canción. Una que compartieron por mucho tiempo.

—Bruja loca.— murmuró.

Debía dejar de lado aquel deseo por volver a estar con ella, porque estaba seguro de sus consecuencias. Y aunque la había besado horas atrás, la extraña amistad que mantenía con Hisirdoux valía mucho más que aquel deseo.

Mojo su rostro un par de veces, y se vio al espejo para cerciorarse que no hubiera rastro de magia en sus ojos.

Dio una sonrisa, y salió de ahí.

Pudo presenciar aquel beso, y de alguna manera no le dolió tanto como pensaba. Sonrió, y aunque si sentía pena por sus propios sentimientos, estaba alegre porque al fin Hisirdoux diera aquel paso.

—Creo que te han quitado a tu chica.— dijo la cantinera.

Este la vio y le guiño el ojo coqueto.

—Hace mucho que dejo de serlo, soy un hombre libre.— sonrió.

—En ese caso, si aún sigue libre al final de la noche, espera a que termine aquí.— dijo, y le pasó una bebida.

—Es un trato ma'am.— dijo tomando lo que le ofrecía.

Cuando se encaminó a la pareja, vio como alguien se acercaba a Arabella, y está asentía a sus palabras. En cuestión de segundos, la rubia comenzó a caminar en su dirección.

Con solo verla la noto un manojo de nervios. Le dio cierta lástima, pues muy rápido había perdido su momento con el otro mago, y su capacidad para mantener la calma.

Galaga la detuvo, y está lo vio nerviosa.

—Iré refrescar mí rostro.— dijo.

—Si y tú.— señaló su boca.

—Oh, claro.— dijo en cuanto entendió.

Arabella apuro el paso, y se metió al baño. Debía asegurarse que su marca aún siguiera oculta, o que no se le viera ni un cabello rubio. Acomodo su vestido, y paso las manos por la cintura. Aun sentía la caricia de Hisirdoux, lo que le hizo reír como una adolescente.

—Concentrate.— se regaño.—Ya eres grande.

Retocó sus labios, y le sonrió al espejo.

—Hermosa como siempre.— dijo, y le dio un toque a la peluca.

En cuanto dio la vuelta para salir de ahí, la luz del lugar se cortó. La música desapareció, al igual que cualquier otro sonido. Sin embargo, la magia se intensificó. No era de hadas u otras brujas, era una suave magia que se hacía cada vez más intensa.

Su corazón comenzó a palpitar nervioso. Y su respiración se entre corto. Tomo su pecho al sentir que el aire comenzaba a faltar. No podía ver y eso la alteraba aún más. Hasta podía jurar que le dio un leve temblor en las rodillas.

—Da la cara, maldita sea.— exclamó.

De la oscuridad misma, se hizo una luz turquesa, y de esta salió una figura.

—¿Olivia?— pregunto.

—¿La busca a ella?— dijo aquella silueta.—Lo siento, no se encuentra disponible.

La luz volvió, al igual que el sonido, y el aire. Arabella vio a todos lados buscando a la muchacha pero no la encontró.

No espero a calmarse y salió de allí. Corriendo se acercó a los amigos.

—Ella está aquí.— exclamó.

Tomos sus manos, y los obligó a correr a su lado. Pero algo los hizo detener. Alguien, de larga cabellera castaña, hablándole al oído a la reina.

—Maldición.— dijeron los tres al mismo tiempo.

La extraña dejo el oído de Sigrid, y vio en dirección al grupo.

Aquella vacía mirada gris, y lastimado rostro, no pasaba desapercibido. Había tanta belleza y tristeza, que causaba sentimientos contradictorios. Aún así estaba claro que notaban en la joven bruja su juventud marchita.

Cuando Hisirdoux la reconoció, sus rodillas temblaron. Le estaban robando la vida a su hija, la niña que acunó por años entres sus brazos, y aprendió a leer más rápido que él. Quiso correr hasta ella y tomarla en sus brazos para decirle que todo estaría bien, y que pronto volvería a ser la bruja más bella de todas, pero Arabella lo detuvo.

Vieron como la reina, enfurecía su ceño, mientras la joven bruja se regodeaba en la extraña energía que está emanaba.

La música se detuvo, y la gente comenzó a salir del lugar con suma tranquilidad. El grupo quedó quieto viendo a su alrededor. Cuando quisieron acercarse a la reina, unos guardias los detuvieron.

Sigrid, quien no podía dejar de verlos, se puso de pie, y tomo su gran abrigo rojo. Era más pequeña de lo que Arabella recordaba, y estaba segura que eran aún más baja sin esos zapatos.

—Seré la reina de todas las criaturas del bosque.— dijo estando cerca de los tres.—Pero tu lo eres del engañó.

—No tan así, es solo una peluca.— dijo un tanto nerviosa Arabella.

—Claro, porque un Rubí siempre fue de ese color ¿Cierto?

Arabella tomo la piedra que pendía del collar, y lo cubrió con su magia, para que fuera de su color natural.

—Sabes que amo montar espectáculos.— sonrió.—¿Lo quieres? Sabes lo que necesitamos.

La reina tomo la piedra, y de un tirón la arrancó de la cadena.

—Veo que se hizo famosa la llave del corazón.— murmuró.—Llegan tarde, muy tarde.

Tanto Galaga como Hisirdoux se zafaron de los guardias, y dieron un paso al frente. Aquello no eran buenas noticias, y se podía observar con claridad en los rostros de todos, hasta de la misma reina.

—¿Cómo es posible?— preguntó Galaga.

Sin embargo, lejos de quedarse a buscar respuestas, Hisirdoux corrió hasta donde estaba estática la figura de su hija. Estando cerca, se abalanzó para abrazarla, pero está se deshizo en su brazos. Su corazón dio un vuelco, y sintió como una daga se hundía en este, quitando su aliento, lastimando aún más la herida que no se podía sanar.

—Pero.— murmuró viendo sus manos.—¿Qué ocurre?

Sigrid se acercó por detrás y le tocó el hombro. Este volteó dejando ver su mirada inundada en lágrimas.

—Ella estuvo merodeando toda la noche.— dijo.—Es solo una distracción, la verdadera hace horas que tiene la llave.

—¿Tu solo se la diste?— pregunto irritado.—Aun sabiendo lo que eso significa.

Se puso de pie, quedando de frente a ella. Era clara la diferencia de altura, Sigrid apenas rozaba sus hombros. Su mirada comenzó a emanar luz azul, al igual que sus manos.

—También perteneces a este mundo.— carraspeo.—Lo que te haya dicho, es un engañó.

Sigrid rodó los ojos, y con un dedo lo alejó. Lejos de verse intimidada por su magia, se vio sorprendida porque lo haya hecho aún sabiendo de lo que ella era capaz.

—No llegará tan lejos con ese cuerpo, cariño. Morirá antes tocar la tumba de su corazón.— respondió.—Lo siento si es alguien que amas.

Lo vio de arriba abajo, y torció apenas la boca.

—A decir verdad me sorprende que siga de pie, esta muy maltratada.— añadió.

Le dio la espalda, y comenzó a caminar lejos de ellos. Sin embargo se detuvo, volteó y los vio. Los noto derrotados, aún así seguían de pie, y podía notar que aún tenían esperanzas, aunque éstas se estuvieran diluyendo con cada nueva noticia.

Chasqueo los dedos, e hizo aparecer un pequeño mapa.

—Recibanlo como un pequeño respiró.— dijo.—Espero que lleguen a tiempo.

Arabella tomo el mapa, lo vio sin entender mucho. Luego Galaga se lo quito de sus manos, y lo acomodo.

—Lo tenías al revés, genia.— dijo.

Hisirdoux se unió a ellos, y los tres vieron con atención donde señalaba el mapa. Compartieron miradas de preocupación.

—Maldición.— dijeron al mismo tiempo.

★★★

Ay, este capítulo es la joya 🥺

Buenos días mis soles tempestuosos ¿Cómo les va? Espero que bien.

No hay mucho que decir salvo que solo faltan (hasta donde se) tres capítulos y chau.

Esta historia es mí bendición y maldición.

En fin, cada día más cerca de saber que va a pasar con nuestra pequeña bruja y gran bruja. Sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨

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