Capítulo 08.
🌸Capítulo 08.
-Bienvenidos a mi hogar. - saludo un hombre entrando al lugar, estaba vestido de blanco y descalzo. - Soy Dan.- hizo una reverencia, levantó su rostro y observó a los tres menores. - Que curioso lo tenemos aquí.- dijo con una sonrisa. -Al hilo rojo con tres extremos. - afirmó.
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Taehyung inclinó su rostro hacia un costado y entreabrió sus ojos.
- ¿Qué significa eso? - preguntó el azabache.
- Les explicaré todo en aquella habitación - respondió señalando con su mano. - Ustedes disfruten del té - explicó mirando a la señora Jeon y a Jin.
El hombre los guió a la habitación, con su mano corrió la cortina y los invitó a pasar.
En el lugar había una pequeña mesa ratonera, con tres almohadones de un lado y uno solo del otro. En el centro se encontraba una bola de cristal, la habitación estaba iluminada con velas.
Taehyung se acomodó en medio de los dos Alfas y el sabio al frente de ellos.
La anciana entró a la habitación con una bandeja. La colocó en medio de la mesa. - Gracias - dijo el sabio haciendo una suave reverencia con la cabeza. Les sirvió té a los más jóvenes y luego se sirvió.
- Gracias, soy Taehyung - habló tímido.
- Yo soy Yoongi, y él es mi hermano menor Jungkook - se presentó. - Gracias por el té.
- Estamos aquí...
Intentó explicar Jungkook pero el hombre lo interrumpió - Porque no comprenden lo que sucede - Taehyung bajó su mirada avergonzado. - Taehyung, lo que sientes no está mal - le explicó buscando los ojos del menor. - Lo mejor será comenzar con el príncipe. Miren la bola de cristal, por favor - dijo moviendo sus manos sobre esta. La bola se llenó de un humo morado...
⏳El primer encuentro.
El soldado Min Yoongi se encontraba recorriendo una pequeña aldea, está se encontraba cerca de su hogar.
-¡Maldito Omega, ven aquí!. - escuchó gritar por detrás. Giró su cuerpo para observar de dónde provenía el alboroto.
Un hermoso Omega de larga cabellera castaña corría hacia él. Min se colocó al frente y no lo dejó seguir. -¿Qué sucede? ¿Por qué huyes?.- preguntó, observando detalladamente el rostro golpeado del menor.
-Por favor, déjeme seguir mi camino.-suplicó entre llanto y agitado.
-¡Ese es mi exclavo!. - reclamó el hombre.
-No.- le respondió Min al Omega, pasando su mano por la cintura de este y aferrándolo a su cuerpo. -Voy a liberarte, no temas.- dijo con determinación, sintiendo la necesidad de proteger al menor. El Omega ocultó su rostro en el pecho ajeno, buscando consuelo y seguridad en el abrazo del Alfa.
-¡Suelte a mi esclavo!.-volvió a gritar la voz amenazante desde atrás.
-Voy a comprarlo. ¿Cuánto quiere por él?-. preguntó, llevando su mano libre a su espada, preparado para negociar a cualquier costo.
-Ese maldito ya fue vendido, así que deme al Omega ahora mismo.-demandó la voz insistente.
-Pagaré el doble, solo dígame el precio.- ofreció Min, decidido a obtener la libertad del Omega.
-No, no, su futuro esposo...
- comenzó a explicar el vendedor, pero Min lo interrumpió levantando su voz.
-Me importa una mierda. ¿Cuánto por él? O me lo llevo sin pagar.-declaró con firmeza, mostrando su determinación de rescatar al Omega sin importar las consecuencias.
-Desgraciado, se cree mucho porque es un soldado.-gruñó el hombre mientras sacaba su espada.
Min giró rápidamente al menor, colocándolo detrás de él y desenvainando su espada. Con un movimiento rápido, apoyó la hoja de esta en el cuello del hombre. -¿Cuánto por el Omega?.- preguntó firme, manteniendo su mirada fija en el vendedor.
-Hijo... Cuatro monedas de oro.- respondió el hombre con la mandíbula tensa, sintiendo la presión del filo contra su piel.
Min bajó su espada y tomó cuatro monedas de oro de un pequeño saco que llevaba consigo. -Le daré cinco monedas de oro, y no vuelva a acercarse a él.-ordenó con determinación.
El hombre agarró las monedas y se retiró muy molesto. Yoongi se giró para ver al menor, aún sosteniéndolo de la mano. Apoyó su dedo índice en el mentón ajeno para que lo mirara. - Eres libre, cachorro, dijo con suavidad.
-Pero... usted me compró.- murmuró el Omega mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas llenas de polvo y moretones.
-Nadie es dueño de nadie. Solo pagué para que te liberaran.- explicó Min, soltando la mano del Omega.
El Omega llevó sus manos a su pecho. -¿Soy libre?.- murmuró entre llantos.
-Sí, lo eres.- asintió Min. -¿Tienes a dónde ir?.- preguntó preocupado. El menor negó con la cabeza. -Puedes quedarte conmigo hasta que encuentres dónde vivir.- ofreció con amabilidad.
-Gracias, gracias.- murmuró el Omega mientras lo abrazaba por la cintura, sus lágrimas empapando el pecho del Alfa. -Gracias señor.- repitió entre sollozos.
-No tienes nada que agradecer, cachorro.- respondió Min con dulzura, acariciando la larga cabellera del Omega. -¿Cómo te llamas?.
-Soy Taehyung.- respondió el Omega, revelando su nombre con voz temblorosa pero llena de gratitud.
El Omega creía que ese día Min Yoongi había sido su salvador, pero la verdad era mucho más profunda: Kim Taehyung fue quien rescató la llama de la vida en Min.
Los días transcurrían, y en el corazón de Min Yoongi, el amor por Taehyung crecía como un río caudaloso, inundando cada rincón de su ser con una pasión incontenible y eterna.
Taehyung lo contemplaba como su redentor, pero su corazón danzaba sin control cada vez que el Alfa posaba su mirada sobre él. Lentamente, su alma se sumergía en el abismo del amor, entregándose sin reservas al encanto insondable de Min Yoongi.
Bajo el manto estrellado, los ojos del Alfa irradiaban una devoción profunda mientras contemplaban al Omega. Taehyung se hallaba en el jardín, inmerso en sus pensamientos mientras observaba las estrellas.
-Tae...- susurró, acercándose con pasos lentos hasta quedar frente a él. Con una mirada que hablaba más que mil palabras, el Alfa confesó: -Te amo. Me enamoré de ti, mi cachorro.
Las lágrimas adornaron los ojos de Taehyung. -Yoongi... - susurró con ternura, dejando que sus emociones fluyeran libremente. -También me he enamorado de ti.- confesó en un susurro apenas audible. Y en ese momento, el silencio se vio interrumpido por el dulce encuentro de sus labios, un beso cargado de pasión y promesas eternas.
Bajo el resplandor de la luna, unieron sus cuerpos y almas en un abrazo tan íntimo que parecía fusionarlos en uno solo, como si fueran dos mitades destinadas a encontrarse y fundirse en un solo ser. Era el símbolo de una promesa eterna, sellada al vacío en un juramento silencioso de "unidos por siempre".
Varios meses después, la noticia de que Taehyung estaba en cinta llenó de alegría el hogar de la pareja, parecía que la felicidad estaba completa. Sin embargo, el destino tiene sus propios planes y, cinco meses después de recibir la noticia de que tendrían un bebé, Min fue convocado a combatir.
-No llores, mi amor, prometo volver.- susurró Min, abrazando con ternura a su amado antes de partir hacia el destino incierto del campo de batalla.
Pero esa promesa quedó suspendida en el aire, como un eco que se desvanecía en la distancia. La tragedia acechaba en cada esquina, y aquella promesa jamás llegaría a cumplirse.
En el caos del campo de batalla, Min Yoongi encontró un compañero inesperado. Un valiente soldado Alfa, cuyos ojos negros brillaban con la determinación de la noche más oscura.
En los breves momentos de calma entre el frio de la guerra, Min compartía con su compañero los recuerdos más preciosos. Hablaba con devoción de su amado Omega, Taehyung, y de su esperado cachorro por venir. Cada palabra era un destello de luz en la oscuridad del conflicto, recordándole que, incluso en medio de la batalla, el amor y la esperanza persistían.
En la soledad de la noche, Min Yoongi se aferraba a cada recuerdo de su amado Taehyung con desesperación. Tres meses se habían deslizado como eternidades desde su partida, y cada día el vacío de su ausencia se hacía más insoportable. La incertidumbre de no volver a verlo, de no abrazarlo de nuevo, de no conocer a su bebé, le pesaba como una piedra sobre el corazón.
En un intento por transmitir sus sentimientos más profundos, Min decidió escribir una carta a su amado. Quizás su alma presentía el destino cruel que estaba por desencadenarse.
Dos semanas después, la temida noticia llegó como un golpe devastador. Jungkook sostenía el cuerpo de su amigo con la angustia en sus ojos.
-Resiste, Yoon, vas a estar bien.- susurró Jungkook, tratando de infundir un destello de esperanza en medio de la tragedia.
Min luchaba por respirar, su voz apenas era un susurro entrecortado. -Jung... Jungkook, por favor...-rogó, su mirada buscando consuelo en la figura de su amigo. - Cuida a mi amado Taehyung.
-Lo prometo, Yoongi... Solo resiste.- respondió Jungkook entre lágrimas, prometiendo cuidar del amado Taehyung en nombre de su amigo caído.
Con las últimas gotas de energía que le quedaban, apretó su mano ensangrentada contra su pecho y extrajo con cuidado una carta arrugada. Con esfuerzo, la entregó a su amigo, con los ojos llenos de amor y despedida.
-Dile... dile que siempre lo amaré.-susurró con su último aliento, una débil sonrisa curvando sus labios.
Jungkook recibió la carta, sintiendo el peso de las palabras. Un nudo en su garganta lo ahogaba mientras Min cerraba sus ojos con serenidad.
Con el corazón destrozado, Jungkook apoyó su cabeza en el pecho de su amigo, dejando que las lágrimas brotaran libremente, llenas de tristeza y dolor por la perdida de su amigo.
La brisa acariciaba su rostro mientras Taehyung sostenía a su bebé en brazos, perdido en sus pensamientos en el jardín del hogar que una vez compartió con su amado Yoon. Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando divisó a lo lejos la figura de un soldado cabalgando hacia él.
-Yoon... mi amor.- susurró con voz temblorosa, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se puso de pie con esperanza, dejando al pequeño en la manta sobre el césped. Pero sus sueños se desmoronaron al ver el rostro del hombre que se aproximaba. Entonces, todo cobró sentido y Taehyung se dejó caer sobre sus rodillas, cubriendo su rostro con las manos mientras el dolor lo invadía y las lágrimas fluían sin control.
Jungkook descendió del caballo con cuidado, acercándose a Taehyung con respeto. Se agachó a su lado, sintiendo el peso del dolor que embargaba al omega.
-Lo siento.- susurró con voz entrecortada, apoyando su mano en el hombro de Taehyung en un gesto de consuelo sincero.
Aunque Jungkook carecía de familia o un hogar al cual regresar, decidió quedarse junto al Omega y al pequeño hijo de su amigo, cumpliendo la promesa que le hizo en sus últimos momentos. En las noches oscuras y frías, cuando Taehyung lloraba por la pérdida de su amado, Jungkook estaba allí para consolarlo, convirtiéndose en su apoyo, su hombro en el que llorar y su luz en medio de la oscuridad.
Pero el destino tenía sus propios planes, y en este juego impredecible, Jungkook se encontró enamorándose de Taehyung, un giro inesperado que cambiaría sus vidas para siempre.
-Se que esto no debería haber pasado... Yo no debería haberme enamorado de ti.- confesó entre sollozos, sintiendo el peso de la culpa y la confusión en su corazón.
Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Taehyung mientras Jungkook acunaba con ternura su rostro, el corazón del Omega latía con fuerza al escuchar las palabras del Alfa.
En medio de aquellos sentimientos encontrados, Taehyung recordó las palabras grabadas en la carta de su amado Yoongi, palabras que resonaban en su mente como un eco constante.
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Mi amado Taehyung.
Cada noche, cuando las estrellas salen en el cielo, mi corazón susurra tu nombre. Sé que estás ahí, esperándome con nuestro precioso cachorro, y cada fibra de mi ser anhela volver a tus brazos.
Sin embargo, el deber me llama y me arrastra lejos de ti, lejos de nuestro hogar. En estos días de incertidumbre, el miedo acecha en las sombras, pero quiero que sepas que mi amor por ti y por nuestro pequeño nunca mengua, nunca desaparece.
Tengo miedo, Taehyung, miedo de no poder regresar a tu lado, de no poder cuidarte como mereces. Pero si el destino cruel decide separarnos, te ruego, mi dulce amor, que no cargues con el peso de mi ausencia. Sé feliz, vive cada día con la misma pasión y alegría que siempre has mostrado.
Prométeme que cuidarás de nuestro hijo, que le darás todo el amor y la ternura que merece. Prométeme que siempre llevarás nuestro amor en tu corazón, como una llama que nunca se apaga.
Te amaré por siempre, en esta vida y más allá.
Con todo mi amor,
Min Yoongi
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Las palabras de Yoongi escritas en aquella carta resonaron en el aire, cargadas de emoción y determinación, mientras que Taehyung enfrentaba su propio corazón con valentía.
-Yo también me enamoré de ti, Jungkook.- confesó, sintiendo cómo el peso de la culpa comenzaba a disiparse. -No comprendo por qué la diosa luna me arrebató a Yoongi y te colocó en mi camino... Solo sé que me enamoré de ti profundamente. Al principio me resistí a este sentimiento, aferrándome al recuerdo de mi amado Yoongi, pero ya no quiero negarme más.
Con esas palabras, Taehyung abrió su corazón a la posibilidad de un nuevo amor, dejando atrás el pasado doloroso para abrazar el presente y el futuro con Jungkook a su lado.
Jungkook y Taehyung vivieron juntos una historia de amor que desafió el tiempo y las adversidades. Con cada día que pasaba, Jungkook cuidaba y amaba a Taehyung más de lo que alguna vez imaginó posible.
Cuidó del pequeño hijo de Yoongi con todo el amor y la ternura que un padre podría ofrecer, criándolo como si fuera su propio hijo. Juntos, formaron un hogar lleno de risas, amor y complicidad.
A pesar de las dificultades y los obstáculos que la vida les presentaba, su amor prevaleció, fortaleciéndose con el tiempo y creciendo aún más profundo con cada desafío superado.
Y así, vivieron una vida larga y plena, rodeados del amor que se tenían el uno al otro y de la familia que habían formado juntos.
Aunque el amor entre Taehyung y Jungkook era profundo y significativo, el recuerdo de Min Yoongi nunca desapareció por completo de la mente y el corazón de Taehyung. Siempre llevó consigo el legado de su amado salvador, cuya presencia había dejado una huella indeleble en su alma.
Su amor por Yoongi seguía vivo en su corazón, como una llama eterna que nunca se extinguiría.
Y así, en el rincón más profundo de su ser, Taehyung guardó para siempre el amor y la gratitud hacia aquel hombre que lo liberó y lo amó incondicionalmente, Min Yoongi.
⏳Presente.
Los tres se miraron entre sí, con los corazones llenos de emoción y asombro por lo que acababan de presenciar. Las lágrimas seguían fluyendo, pero ahora acompañadas de una sensación de profunda conexión y entendimiento.
-Esa es solo la primera vida que ustedes tres compartieron juntos. -les explicó el sabio con una voz serena y llena de sabiduría.
En medio del silencio que envolvía la habitación, el sabio volvió a mover sus manos sobre la bola de cristal y de nuevo se llenó de un humo púrpura y la segunda vida comenzo a pasar.
⏳La segunda vida.
El corazón de Taehyung latía con fuerza mientras se encontraba atrapado en la oscuridad, con sus sentidos limitados y su libertad arrebatada. Sus manos y pies atados, su boca amordazada, y sus ojos cegados por la tela que los cubría, lo dejaban vulnerable ante el peligro que acechaba en la penumbra del vehículo en movimiento.
Cada sacudida del vehículo lo hacía sentir como si su cuerpo fuera una marioneta en manos de un titiritero cruel, siendo arrastrado por un camino incierto y lleno de peligros. El viento azotaba su rostro, mientras el sonido ensordecedor del motor y los golpes del metal resonaban en sus oídos.
De repente, un frenazo brusco lo arrojó contra la puerta trasera, dejándolo aturdido y semi-inconsciente. El mundo giraba a su alrededor, mientras las sirenas de la policía rompían el silencio con su clamor urgente.
La puerta se abrió de golpe, y Taehyung fue recibido por la luz deslumbrante del exterior y la figura de un oficial de policía que lo miraba con seriedad.
-Queda arrestado por intento de secuestro.- resonó la voz del oficial, cortante y firme, mientras Taehyung luchaba por comprender la realidad que lo rodeaba.
Taehyung sintió una mano firme y cálida envolver su cintura, ofreciéndole un ancla de seguridad en medio de la confusión y el caos que lo rodeaba. Con un suspiro de alivio, permitió que lo ayudaran a descender del vehículo, sintiendo el suelo firme bajo sus pies una vez más.
El oficial de policía lo miró con preocupación, sus ojos oscuros brillando con empatía y determinación. Con manos hábiles, liberó la mordaza que aprisionaba los labios de Taehyung, permitiendo que la libertad y el alivio llenaran sus pulmones.
Luego, con movimientos delicados, el oficial bajó la tela que cubría los ojos del omega, revelando su mirada cautivadora y llena de emociones. En ese momento, sus ojos se encontraron, y el mundo pareció detenerse mientras sus almas se conectaban en un instante de reconocimiento mutuo.
El pulso de Taehyung se aceleró, sintiendo una chispa de electricidad recorrer su cuerpo cuando sus ojos se encontraron con los del oficial. Había algo en esa mirada que lo hacía sentir seguro y protegido, como si hubiera encontrado un refugio en medio de la tormenta.
En ese breve pero intenso momento, ambos sabían que sus destinos se habían entrelazado de una manera inesperada, y que este encuentro podría cambiar el curso de sus vidas para siempre.
-Soy...- Jungkook sintió un nudo en la garganta, sus palabras luchando por encontrar su camino a través del torbellino de emociones que lo embargaba. Con los ojos perdidos en los del omega, cada latido de su corazón parecía resonar con fuerza en el silencio que los envolvía. - El oficial Jeon Jungkook. - susurró finalmente, dejando que el peso de su identidad se deslizara suavemente entre ellos, como un vínculo recién descubierto que los unía en medio del caos y la incertidumbre.
Los labios de Taehyung se entreabrieron en asombro mientras escuchaba el nombre del oficial. La conexión entre ellos se volvió aún más profunda al pronunciar esas palabras, como si el universo estuviera tejiendo hilos invisibles que los unían de manera irrevocable.
-Jeon Jungkook. -repitió Taehyung en un susurro, dejando que el nombre resonara en el aire como una melodía que llenaba su corazón de esperanza y certeza.
En ese instante, el peso de la situación se desvaneció, dejando solo espacio para la intensidad de la conexión entre ellos. Jungkook y Taehyung se encontraron en un momento único en el tiempo, donde el destino los había unido en un vínculo que parecía trascender las barreras del tiempo y el espacio.
La sonrisa de Taehyung iluminó su rostro mientras respondía con su nombre, una expresión de calma y gratitud pintada en sus labios. Los ojos de Jungkook brillaron con admiración mientras contemplaba al omega frente a él, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante la belleza y la fuerza que irradiaba.
-Kim Taehyung. - repitió Jungkook, dejando que el nombre del Omega resonara en su boca como una melodía suave y reconfortante. Con delicadeza, deslizó sus manos hacia las del Omega, que aún estaban atadas, un gesto de consuelo y apoyo en medio del caos que los rodeaba.
Los dedos de Jungkook encontraron los de Taehyung, entrelazándose en un lazo simbólico de unión y protección. En ese momento, el tiempo pareció detenerse, dejando solo espacio para la conexión íntima y profunda que se había forjado entre ellos.
-Kim Taehyung. -susurró Jungkook una vez más, saboreando el nombre del omega en sus labios como un dulce susurro.
-Gracias por avisar a la policía de que alguien te seguía.- dijo Jungkook, con cada palabra pronunciada con una calma serena mientras sus ojos permanecían fijos en los del omega. -Si no hubieras llamado, jamás te hubiéramos encontrado.- explicó.
Varios minutos antes, Taehyung había sentido el peligro acechando cuando notó que un vehículo lo seguía. El miedo se apoderó de él al recordar las noticias sobre los secuestros de omegas que rondaban en esos días. Sin perder tiempo, entró a una cabina telefónica y llamó a la policía, proporcionando su ubicación y describiendo las características del automóvil que lo seguía.
El oficial en el otro extremo de la línea le aseguró que la ayuda estaba en camino y le pidió que aguardara en el lugar. Sin embargo, en ese preciso instante, alguien irrumpió en la cabina y lo arrastró a la fuerza, sumergiéndolo en la oscuridad y el desconcierto.
Ahora, frente a Jungkook, Taehyung comprendía la importancia de su valiente acción al pedir ayuda, y se sentía agradecido por haber sido encontrado a salvo gracias a sus esfuerzos.
-Gracias a usted, oficial Jeon.- respondió Taehyung, su timidez apenas ocultando la gratitud que sentía en su corazón. Una hermosa sonrisa iluminaba su rostro, reflejando el alivio y la felicidad de estar a salvo.
-Dime Jungkook, por favor.- susurró el oficial, dejando de lado el formalismo y revelando un gesto de cercanía y confianza. Al mirar a Taehyung, Jungkook comprendió de inmediato por qué los secuestradores habían elegido a ese omega en particular. Su belleza era única, como la de un ángel, y su presencia irradiaba una luz especial que lo hacía destacar entre la multitud.
En ese momento, Jungkook se sintió atraído hacia Taehyung de una manera que no podía explicar con palabras. Había algo en él que lo fascinaba y lo cautivaba, algo que iba más allá de lo físico y se adentraba en lo más profundo de su ser.
Con un suspiro apenas audible, Jungkook se permitió sumergirse en la intensidad del momento, dejando que la conexión entre ellos se fortaleciera con cada latido de su corazón. Sabía que este encuentro había cambiado algo en él para siempre.
-Permite que te lleve a tu casa.- le dijo Jungkook, con la esperanza de poder pasar más tiempo junto a aquel hermoso omega que había capturado su atención. Taehyung asintió con suavidad, aceptando la oferta con una mezcla de gratitud y curiosidad.
El gesto de Taehyung llenó a Jungkook de alegría y emoción. Por un momento, imaginó la posibilidad de compartir un viaje juntos, donde podrían conversar y conocerse mejor en el camino hacia el hogar del omega.
Con una sonrisa cálida, Jungkook se ofreció a abrir la puerta del vehículo para que Taehyung pudiera ingresar.
Jungkook sintió un cosquilleo de emoción al ver que Taehyung se subía al vehículo sin dejar de verlo a los ojos. Cada momento a su lado era una oportunidad para descubrir más sobre el omega que lo había cautivado de una manera tan profunda.
Con el pretexto del secuestro, Jungkook encontraba razones para visitar a Taehyung todos los días, asegurándose de estar cerca de él y protegerlo. Cada encuentro fortalecía su vínculo y lo llevaba a enamorarse aún más del hermoso omega.
Una tarde, luego de que Jungkook fuera a buscarlo a la salida de su trabajo, Taehyung lo invitó a pasar a su casa. Después de varios minutos de conversación trivial, en un momento de silencio tenso, Jungkook decidió dar un paso adelante.
Sin previo aviso, robó un beso a Taehyung, dejando que el momento los envolviera en una esfera de emoción y deseo. El corazón de Jungkook latía con fuerza mientras se apartaba ligeramente, sus ojos buscando los de Taehyung con una mezcla de nerviosismo y esperanza.
-Yo... Lo siento... Te amo. - logró decir Jungkook, sus palabras saliendo con dificultad pero cargadas de sinceridad y vulnerabilidad. Estaba temblando por dentro, esperando la respuesta de Taehyung con el corazón en la mano, sin saber qué rumbo tomaría su relación a partir de ese momento.
Los latidos del corazón de Jungkook parecían resonar en sus oídos mientras esperaba ansiosamente la respuesta de Taehyung. Cuando el omega bajó la mirada y sus mejillas se tiñeron de un suave rubor, el corazón de Jungkook dio un vuelco, anticipando las palabras que estaban por venir.
El silencio se prolongó por un instante, cargado de tensión y expectativa, hasta que Taehyung finalmente susurró las palabras que tanto anhelaba escuchar. -También te amo. - dijo el omega con voz suave y cargada de emoción, dejando al descubierto sus sentimientos más profundos y sinceros.
Jungkook sintió como si el mundo entero se detuviera en ese momento, mientras absorbía cada palabra de Taehyung. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, todo a su alrededor pareció desvanecerse, dejando solo espacio para la conexión intensa y apasionada que compartían.
Un escalofrío recorrió la espalda de Jungkook mientras se acercaba lentamente a Taehyung, su corazón lleno de amor y ternura. Con delicadeza, envolvió al omega en sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la suavidad de su piel bajo sus manos.
El momento se cargaba de una electricidad palpable mientras Jungkook y Taehyung se encontraban tan cerca que podían sentir el aliento del otro en sus labios. Las miradas se entrelazaban con una intensidad ardiente, como si pudieran leer los pensamientos y deseos del otro sin necesidad de palabras.
Con un susurro apenas audible, Jungkook se inclinó lentamente hacia adelante, cerrando la distancia entre ellos con una delicadeza que contrastaba con la pasión que ardía en su interior. Sus labios se encontraron en un beso suave y tierno al principio, pero pronto la dulzura dio paso a una vorágine de emociones y anhelos reprimidos.
El beso se volvió un torbellino de pasión desenfrenada, cada roce de labios enviando una corriente eléctrica a través de sus cuerpos, avivando el fuego que ardía en su interior. Las manos de Jungkook se aferraron con ternura a la cintura de Taehyung, mientras las del omega se enredaban en el cabello del alfa, buscando un ancla en medio del éxtasis que los envolvía.
Los suspiros se mezclaban con los gemidos en un ballet de sensaciones indescriptibles, mientras se entregaban por completo al momento presente, sin pensar en nada más que en el amor que compartían. Cada beso era un testimonio de su conexión profunda y su deseo mutuo, una promesa de entrega incondicional y devoción eterna.
En ese instante mágico, el mundo desapareció a su alrededor, dejando solo espacio para la intensidad del amor que los unía. Era un beso lleno de pasión y sentimientos, un tributo a la belleza del amor verdadero y la conexión eterna entre dos almas destinadas a estar juntas para siempre.
"Sin embargo, el concepto de para siempre es efímero, y una vez más, el destino teje sus caprichosos designios."
Taehyung y Jungkook se habían unido en sagrado matrimonio, su existencia tejida con hilos de amor y dicha. Dos años más tarde, el Omega quedó en dulce espera, anunciando así la culminación de su anhelada familia.
Mientras tanto, Jungkook se hallaba en su despacho policial en compañía de su nuevo colega designado, Min Yoongi. Entre sorbos de café, compartía con él las alegrías de su corazón, revelándole la llegada inminente de su retoño.
-¿Y tú? ¿Tienes a alguien especial en tu vida, o aún esperas por ese encuentro trascendental?.-indagó Jungkook, mientras el aroma del café impregnaba la atmósfera con una cadencia de complicidad.
-Aún aguardo, en la dulce espera del destino que aún no se ha manifestado.- confesó en tono de broma Min, dejando entrever una sombra de melancolía en su voz.
-Estoy seguro de que pronto llegará esa persona especial que iluminará tu vida, amigo mío.-dijo compartiendo la emoción del momento.
-Lo que tú tienes es un regalo divino.- expresó con admiración, sintiendo la calidez del amor entre ellos.
-Tae es mi razón de ser, el latido de mi corazón y la melodía de mi alma. Sin él, me perdería en un mar de desolación y vacío.- confesó Jungkook con una mezcla de ternura y devoción.-Sin su amor, mi vida carecería de sentido, como un poema sin versos o un cielo sin estrellas. Es la esencia misma de mi ser, el eco constante en el silencio de mi alma. Con él, descubrí el verdadero significado del amor, y mi corazón encontró finalmente su hogar.
Min Yoongi se encontraba desconcertado por la manera en que su corazón latía con fuerza al oír el nombre de Taehyung, un Omega del cual nunca había puesto rostro, pero cuyo nombre resonaba en lo más profundo de su ser, como una melodía celestial que le recordaba la promesa de un amor eterno.
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A dos meses de la llegada de su cachorro, un llamado urgente los llevó a una situación de peligro. Jungkook y Yoongi respondieron al reporte de un robo con una posible toma de rehenes. De repente, se vieron atrapados en medio de una lluvia de balas cruzadas.
-Jungkook, no vayas.- le aconsejó Min con voz preocupada, deteniendo a su amigo y aferrándose a su brazo con determinación.
-Pero Yoon, debo hacerlo. Hay un rehén en juego. Quédate aquí por si intenta escapar por el frente.- respondió Jungkook con urgencia, su mirada reflejando la determinación de proteger a los inocentes.
Y una vez más, el destino tejió su intrincado designio en sus vidas. Apenas unos minutos después, Jungkook resultó gravemente herido. Min Yoongi corrió hacia él, su corazón latiendo con desesperación mientras se apresuraba para llegar a su lado.
Lo tomó en sus brazos con cuidado, su corazón lleno de angustia y desesperación. -Carajo, Jungkook, te dije que no lo hicieras.-murmuró con voz temblorosa.
-Pero al menos logramos atrapar al delincuente y salvar al rehén.- agregó entre cortado, tratando de encontrar algo de consuelo en medio de la tragedia.
-No hables, amigo. La ambulancia ya está en camino.- dijo mientras presionaba la herida con firmeza. -Vas a salir de esta, Jungkook. Tu esposo y tu hijo te esperan.-susurró, las lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras luchaba por mantener la esperanza viva.
Jungkook sintió cómo el frío se apoderaba de su cuerpo, mientras la imagen de su amado Taehyung pasaba fugazmente en su mente.
Jungkook miró a Yoongi con ojos llenos de amor y determinación, sintiendo el peso de la despedida en cada fibra de su ser. Con manos temblorosas, sacó una foto de su bolsillo.
-Yoongi.- susurró con voz entrecortada. -Esta es una foto de Tae. - sonrió con tristeza . - Cuídalo por mí, por favor.- susurró con voz entrecortada, luchando contra las sombras que amenazaban con llevarlo lejos de su amada familia.
-No digas eso, Jungkook. Estarás bien, estarás junto a él pronto.- respondió Min con un nudo en la garganta, tomando con delicadeza la foto del Omega y tratando de ahogar sus propias lágrimas.
-Min.-llamó Jungkook con urgencia, sus ojos buscando desesperadamente los de su amigo. -Prométeme que cuidarás a Tae. - repitió con las pocas fuerzas que albergan en su cuerpo.
-No puedo soportar pensar en eso, pero te lo prometo.- dijo Min con voz quebrada, sus lágrimas desbordándose en una mezcla de dolor y determinación. -Yo cuidaré de él, te lo juro.
-Gracias, Yoon.- respondió Jungkook con un susurro cargado de dolor pero también de gratitud, su alma encontrando cierta paz en medio de la tormenta. Con un último suspiro, cerró los ojos, confiando en que su amigo cumpliría la promesa hecha en el umbral entre la vida y la muerte.
-¡Jungkook!.- exclamó Yoongi, su voz resonando con un dolor desgarrador que cortaba el aire. El nombre de su amigo salió de sus labios como un grito de angustia, llevando consigo el peso de una amistad perdida y la desesperación de una partida inesperada. Sus palabras se desvanecieron en el aire, pero el eco de su llamado resonó en el corazón de quienes lo escucharon, dejando una huella imborrable de tristeza y añoranza.
Min Yoongi se encontraba lleno de temor y angustia ante la difícil tarea de darle la noticia a Taehyung. Después de varias horas de preparación mental, se armó de valor y se dirigió a la casa del Omega.
Con el corazón latiendo con fuerza, golpeó la puerta, temiendo el momento inevitable que tendría que enfrentar.
-¿Kook, amor, eres tú? ¿Olvidaste la llave otra vez?.- se escuchó la voz de Taehyung del otro lado de la puerta, ajeno al tormento que Min llevaba en su interior.
Taehyung abrió la puerta, pero su sonrisa se desvaneció al ver la expresión sombría en el rostro de Min.
-Soy Min Yoongi, el compañero de Jungkook.- dijo con voz entrecortada, dejando entrever el peso del dolor que llevaba consigo.
-¿Dónde está Kook?.- preguntó Taehyung, su corazón presentía lo que Min estaba a punto de revelar.
-Él... - Min tragó saliva, sintiendo el nudo en su garganta mientras sus manos se volvían húmedas y su corazón se llenaba de pesar.
Pero Taehyung lo interrumpió con un gesto desesperado. -No lo digas.- imploró, las lágrimas rodando por sus mejillas mientras abrazaba su abultado vientre con fuerza. -Solo dime qué no sufrió.
Min negó con la cabeza en silencio, incapaz de articular palabras en medio del dolor compartido.
Min intentó consolar a Taehyung, cuyos sollozos resonaban en la habitación mientras sostenía con fuerza su vientre abultado.
-Por favor, cálmate. Piensa en tu cachorro.- le suplicó Min, guiándolo con delicadeza hacia uno de los sofás de la sala.
Taehyung se dejó caer en el sofá, su llanto desgarrador llenando la habitación de angustia y dolor. Sin poder contenerse más, Min se acercó y lo abrazó con ternura, tratando de brindarle algo de consuelo en medio de la tragedia.
Desde aquel fatídico día, Yoongi se dedicó a ayudar y cuidar a Taehyung, cumpliendo su promesa con determinación. Sin embargo, no podía evitar notar que desde que había visto al Omega, su corazón latía con una intensidad que no comprendía.
El día que nació el cachorro de Jungkook, Min estuvo presente en su lugar. Con el aroma reconfortante que emanaba de él, lograba calmar tanto a Taehyung como al pequeño cachorro, estableciendo un vínculo especial que iba más allá de la comprensión.
Los días transcurrían y la cercanía entre Min y Taehyung se fortalecía, mientras el cachorro se encariñaba cada vez más con Yoongi, disfrutando de los momentos en que dormía en sus brazos.
Una noche, después de llevar al cachorro a su cuna, Min regresó a la sala y se sentó junto a Taehyung, decidido a expresar sus sentimientos. Con el corazón latiendo con fuerza y cierto temor en sus palabras, dijo: -Tae, quiero que vengan a vivir conmigo.
Taehyung lo miró con los ojos empañados de lágrimas, consciente del gran apoyo y consuelo que Min había llegado a ser en su vida. Cada día, el dolor por la partida de Jungkook se tornaba más soportable gracias a la presencia reconfortante de Yoongi.
-No quiero ser una carga para ti.- respondió con dolor, dejando al descubierto sus temores más profundos. -Algún día tendrás tu propia familia y yo solo seré un estorbo.
Las palabras de Taehyung fueron como un golpe en el pecho para Min, quien acarició con ternura el rostro del Omega entre sus manos. -Tú eres mi familia, Tae.- confesó finalmente Yoongi, revelando así los verdaderos sentimientos que había guardado en lo más profundo de su corazón.
Las palabras de Yoongi se deslizaron suavemente en la atmósfera cargada de emociones, llenando el espacio con su confesión íntima y sincera.
-Te amo.-susurró con temor, pero también con una valentía que solo el amor verdadero puede inspirar. -A ti y a nuestro cachorro. Eres el centro de mi universo, la razón por la que late mi corazón.
Taehyung sintió cómo cada palabra de Yoongi resonaba en lo más profundo de su ser, inundándolo con una marea de sentimientos que amenazaban con abrumarlo.
-También te amo.- confesó Taehyung, su voz temblorosa con la intensidad de sus sentimientos, mientras las lágrimas brillaban en sus ojos, reflejando el peso de sus emociones. Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, un temor persistente lo invadió, recordándole a Jungkook y haciendo que su amor por Yoongi se mezclara con la culpa y el miedo.
Min apenas podía contener la oleada de emociones que lo envolvía. Con voz entrecortada por el llanto, respondió.-Tú eres mi mundo, Tae. Mi todo. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.- mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, testigos silenciosos de un amor tan profundo que trascendía las palabras.
Mientras Taehyung se sumergía en el abrazo cálido y reconfortante de Yoongi, sintió que cada palabra que este le susurraba era como un bálsamo para su alma herida.
-Taehyung.-comenzó Yoongi con voz suave pero llena de convicción. -te amo con todo mi ser. No importa el pasado ni las sombras que nos persigan, lo único que importa es el amor que compartimos aquí y ahora.- Sus palabras resonaron en el corazón de Taehyung como una melodía tranquilizadora, disipando poco a poco el miedo y la culpa que lo habían consumido durante tanto tiempo.
Taehyung se aferró aún más a Yoongi, dejando que su amor lo envolviera por completo, llenándolo de una paz y una certeza que nunca antes había sentido. En ese momento, supo que había encontrado en Yoongi no solo un amor sincero, sino también un refugio seguro donde podía dejar atrás sus temores y abrir su corazón al presente y al futuro que les esperaba juntos.
Los ojos de Min buscaban los de Taehyung, reflejando un deseo intenso que había estado latente durante tanto tiempo. En un instante de silenciosa comunión, el mundo parecía detenerse a su alrededor.
Entonces, como si estuvieran siendo guiados por las estrellas mismas, sus labios se encontraron en un beso tan anhelado como inevitable. Fue un momento de éxtasis y revelación, un instante en el que el pasado y el presente se fundieron en uno solo.
En ese beso ardiente y eterno, encontraron la respuesta a todas las preguntas que habían habitado sus corazones durante eones. Era como si en ese encuentro fugaz, se recordaran el uno al otro, recordaran sus vidas pasadas y se reconocieran como almas gemelas destinadas a encontrarse una y otra vez a lo largo de la eternidad.
La vida de Yoongi y Taehyung transcurrió larga y colmada de amor y felicidad. Sin embargo, a pesar de la dicha que compartían, Taehyung nunca pudo borrar de su corazón el recuerdo de Jungkook. Aquel Alfa dejó una huella imborrable en el alma de Taehyung, recordándole una vez más que algunas conexiones trascienden el tiempo y el espacio, perdurando a lo largo de múltiples vidas.
⏳Presente.
Taehyung lloraba desconsoladamente, su corazón abrumado por el peso de los recuerdos. Mientras Yoongi y Jungkook lo rodeaban con ternura, ofreciéndole su apoyo incondicional.
-Lo lamento mucho, Tae. Entiendo lo doloroso que debe ser para ti recordar tus vidas pasadas.- dijo Dan con voz suave, sus palabras impregnadas de comprensión y afecto hacia el Omega.
-¿Entonces, en nuestras vidas pasadas, ambos estuvimos enamorados de Tae, pero en diferentes momentos?.- preguntó Min mientras acariciaba suavemente el rostro del rubio, sus ojos llenos de curiosidad y ternura.
-Sí, Yoongi.- respondió Dan con serenidad. -Esta es su tercera vida, y aunque en esta ocasión lo conocieron al mismo tiempo, sus almas siguen profundamente enamoradas. Por ese motivo, Taehyung no puede decidirse por uno de ustedes.
-¿Qué debemos hacer?.- preguntó Jungkook, sosteniendo con ternura la mano del Omega, sus ojos reflejando la preocupación y el anhelo por encontrar una solución.
-Eso no lo sé, Jungkook.- respondió Dan con sinceridad. -El futuro es incierto, todo dependerá de ustedes y las decisiones que tomen.
Taehyung se limpió las lágrimas con la palma de la mano y miró a Dan con determinación. -Necesito hablar contigo a solas.- solicitó, su voz cargada de emociones y su mirada buscando respuestas en los ojos del anciano.
-De acuerdo, acompáñame al jardín.- dijo Dan, extendiendo una mano hacia Taehyung. Caminaron en silencio hasta que estuvieron rodeados por la tranquilidad del jardín.
-¿Qué es lo que te preocupa, Tae?.-preguntó Dan con suavidad, mirando al Omega con compasión en sus ojos arrugados por el tiempo.
Taehyung se sentía vulnerable frente al sabio anciano. - Si me decido por uno de ellos, ¿qué pasará con el que no elija?.- preguntó con voz temblorosa, sus ojos llenos de incertidumbre y angustia.
-Sabes la respuesta, ambos son tus DestinaDos. - respondió Dan con calma, pero el dolor se reflejaba en sus arrugas.
Taehyung asintió con pesar. -Sufrirá.-murmuró, sintiendo el peso abrumador de su elección.
-Si, Tae, los tres sufrirán. Aún así, puedes elegir a uno solo, pero tu vida nunca estará completa y el círculo jamás se cerrará.-explicó Dan con comprensión, colocando una mano reconfortante en el hombro del Omega.
-¿Por qué?, ¿Por que no puedo ser un Omega normal?. - preguntó Taehyung, secando sus lágrimas con la manga de su camisa. Dan lo miró con tristeza.
-Tae, eres normal. La diosa Luna quiere que finalmente encuentres la felicidad.- respondió el sabio con suavidad, tratando de aliviar el peso de la carga emocional del Omega.
-¿Cómo podría ser feliz si sé que uno de ellos va a sufrir?.- preguntó Taehyung con desesperación, su voz temblorosa y su corazón lleno de dolor.
-Nadie debe sufrir, solo ustedes tres pueden hacerlo posible.- trató de explicar Dan, intentando aliviar el peso invisible que Taehyung llevaba en sus hombros.
-¿Y si ellos no lo aceptan? ¿Cómo lo hago?.- preguntó Taehyung, sintiendo una presión en su pecho que amenazaba con sofocarlo.
-Comprendo que no será para nada fácil.- respondió Dan en un tono suave, su mirada llena de comprensión. -Pero mira.- continuó, señalando una hoja que volaba con el viento. -¿Ves esa pequeña hoja?.-preguntó, y Taehyung asintió confundido. -Solo se deja llevar por el viento.- explicó, bajando su mirada al rubio. -Déjate llevar por tu corazón, Tae.
-¿Ellos me aceptarán así, roto?.-preguntó Taehyung, intentando comprender su situación.
Dan soltó una pequeña risa. -No estás roto.-dijo con calma. Luego, dio unos pasos y se agachó para observar una flor. -Ven.- llamó al Omega, quien se acercó a él con curiosidad. -Esta pequeña flor es muy rara de ver. Suele nacer en medio de grandes árboles. ¿Sabes por qué?.-preguntó Dan, mirando a Taehyung con ternura.
-No.- respondió Taehyung, sacudiendo la cabeza.
-Porque esta pequeña y rara flor necesita la protección de esos fuertes y grandes árboles. Si está expuesta al sol durante mucho tiempo, se marchita. Pero los árboles no solo la protegen del sol, sino también de los fuertes vientos y las intensas lluvias.- explicó el anciano, poniéndose de pie. -Tú eres como esta pequeña flor, Tae. Si la diosa Luna te dio dos destinados, es porque los necesitas. Ella comprende lo que es mejor para ti.
-¿Eso significa que ambos me aceptarán como su Omega?. - preguntó Taehyung con esperanza en sus ojos.
Dan le regaló una dulce sonrisa. -Eso debes descubrirlo tú.-respondió misteriosamente.
🌸Aaaaaah juro que este capítulo fue lo más difícil que hice en mi vida🤣.
No se acostumbren mañana vuelvo a ser la escritora chafa que conocen 🤣. Esto es muy complicado para mí pequeña cabeza.
🌸Espero que les haya gustado el capítulo.
🌸Los quiero muchoooooo.
🌸 Nikki 🌸
💜💚💜
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